venera la “reliquia” de las pateras
Brújula cotidiana,
10_12_2024
Para una Iglesia
que está reescribiendo su arsenal teológico en clave inmigracionista no podía
faltar la parte que concierne a la veneración de los fieles. Y ya la han
encontrado: un trozo del casco de la patera que naufragó frente a las costas de
Cutro el 25 de febrero de 2023 en una trágica travesía que costó la vida a 94
personas ha sido elevado ahora a la categoría de reliquia.
La información nos
llega de la diócesis de Mazara del Vallo, donde el obispo Angelo Giurdanella ha
autorizado la veneración de ese pequeño fragmento de madera de la patera que
transportaba a los emigrantes. Todo está escrito en la denuncia de la
asociación Iustitia in Veritate, que ha dado a conocer la noticia.
KR46M0, que así se
llama el pequeño fragmento de madera elevado a la categoría de reliquia, ha
sido elaborado por un taller de Val Bormida, que tuvo la idea de coger el
fragmento de madera, enmarcarlo para darle ese “empaque” y darle un nombre más
que simbólico. Se trata del nombre de un bebé, el niño encontrado muerto en la
playa de Crotone al que nunca fue posible dar una identificación precisa y que
se convirtió así en el símbolo de aquella tragedia. De ahí la idea de tallar
una reliquia en la madera de la embarcación y darle un nombre tan simbólico.
La idea la ha
tenido una religiosa, Alessandra Martin, que responde en nombre de la oficina
diocesana para las migraciones y la movilidad humana de la diócesis y que en los
últimos días la ha entregado al obispo para que formalice su peregrinatio en
toda la diócesis de Mazara hasta el 10 de enero de 2025. Una peregrinación para
su veneración, como ocurre con las reliquias.
En el comunicado
diocesano se lee: “Esta mañana nuestro obispo, monseñor Angelo Giurdanella, ha
recibido el KR46M0. Comenzó su peregrinación el pasado sábado y domingo en la
parroquia de Campobello, encontrándose con la comunidad en la celebración
dominical y con los niños y jóvenes de la catequesis”.
También nos hemos
enterado gracias al comunicado de que ayer terminó su estancia en
Castelvetrano, después irá como una “Virgen peregrina” de parroquia en
parroquia, de movimiento en movimiento, de asociación en asociación. Así está
decidido.
Una reliquia en
toda regla, por lo tanto. Lástima que no lo sea en absoluto ya que, como nos
recuerda la asociación Iustitia in Veritate, las reliquias están reguladas por
los cánones 1186 - 1190 del Título IV del Código de Derecho Canónico, dedicado
al culto de los santos, de las imágenes sagradas y de las reliquias “para
favorecer la santificación del pueblo de Dios”. Especifican lo que sólo puede
ser calificado como tal y conservado en un lugar sagrado y venerado en el culto
de la tradición cristiana (Congregatio de causis sanctorum, Instructio.
Reliquiae in Ecclesia: fides et conservatio, 8 de diciembre de 2017, art. 25).
En definitiva, la
Iglesia siempre ha tratado el asunto con extrema prudencia, tras un
discernimiento de lo que es sobrenatural que posteriormente lleva a su
aprobación y propuesta.
En cambio, aquí
“nos encontramos ante un intento de imponer ex novo algo que no tiene nada de
sagrado, desvinculado de la tradición, que fuerza su naturaleza y desvía un
camino espiritual sano y la fe del pueblo de Dios -continúa la asociación del
abogado Francesco Fontana en su página web-. Es un intento que sólo el
desconocimiento de las cosas por parte de la jerarquía puede hacer creer útil y
proponer lo que no puede ser una realidad espiritual, construyendo así un dios
a su gusto con el que cree que está colaborando en la creación de una realidad,
y no un Dios que tiene un plan sano y bueno para el hombre, que sigue Su
voluntad”.
Hay que decir que
la idea de utilizar partes de pateras naufragadas con una finalidad “sagrada”
ya había sido propuesta, y con autoridad. El Papa Francisco, en su viaje a
Lampedusa en 2013, utilizó precisamente un báculo y unos vasos sagrados
realizados con madera procedente de las partes rescatadas de una embarcación
que había naufragado en la costa siciliana. Ahora con este “truco” se ha ido
mucho más lejos, porque utilizar la palabra “reliquia” y “peregrinación” sólo
invita a los fieles a la veneración.
“Dan ganas de
preguntar por qué no se realiza también una nueva reliquia por cada niño inocente
asesinado por el aborto, indicándolo también con una sigla. Pero no se puede
–insiste la asociación-, porque debe prevalecer la nueva religión
inmigracionista con sus ídolos, y por tanto sus reliquias, promoviendo el
pensamiento de quienes se creen coautores con Dios en la propuesta de caminos
de salvación, pero que sin embargo están trágicamente equivocados en la
creencia de que forman una realidad espiritual libre de un orden, hasta tal
punto de confusión que crean y promueven grotescamente una nueva reliquia”.
Curiosa deriva.
Hoy el culto a las reliquias de los santos está relegado a algo polvoriento,
antiguo, algo que recuerda una idea de Iglesia anclada en tradiciones y
devocionalismos que la gente ya no siente. Sin embargo, iniciativas como ésta
demuestran que el hombre necesita orientar sus creencias hacia algo que poder
venerar como expresión de los santos o del propio Dios hecho hombre. Salvo que
en este caso no se trata de mártires: los pobres emigrantes muertos por la
crueldad de hombres sin escrúpulos que, tras desplumarlos y engañarlos, los
exponen al riesgo de una peligrosa travesía, no son mártires, sino víctimas de
un cruel tráfico sobre su piel.
Pero en la nueva
verborrea de la Iglesia inmigracionista, esta nueva idea de que los migrantes
son un nuevo tipo de mártires es muy fuerte. Además, creada para uso de una
posición ideológica que no tiene reparos en seguir arrojando a estos pobres
desgraciados inmolándolos en un altar erigido para celebrar una ideología. Más
que una reliquia, un fetiche.