de la
pesca ilegal china, la idiotez no tiene fronteras
César Augusto Lerena
STDP, diciembre 4, 2024
Por cierto, una iniciativa de esta naturaleza
atentaría contra la soberanía política, económica, ambiental, alimentaria,
social y la defensa nacional. Siendo inconstitucional porque requeriría un
Acuerdo previo ratificado por el Congreso de la Nación por imperio de los art.
4º; 5; 21º a 23º, 27º bis y 37º de la Ley 24.922 y, el art. 6º de la ley 24.093
de actividades portuarias.
Y su aplicación dañaría el medio ambiente
violando la Ley 25.675 al promover facilidades a quienes pescan ilegalmente
afectando el ecosistema marino y la sostenibilidad de los recursos pesqueros;
que, en el caso de la pesca en Malvinas se agregaría la violación de la Res.
31/49 de las Naciones Unidas.
En nuestro artículo “China no viene a
solucionar el problema argentino, viene por nuestros recursos” (22/1/2023) ya
nos referimos a que la Cancillería Argentina y su devaluada Secretaría de
Malvinas se dedica a enumerar los derechos históricos argentinos sobre las
islas sin diseñar otra política que la de cooperar sin contrapartida alguna del
Reino Unido de Gran Bretaña.
Y, a la par, la Subsecretaría de Pesca y el
Consejo Federal Pesquero integrado por representantes provinciales, tolera
alegremente que una caterva de idiotas, irresponsables y desinformados,
promuevan la apertura de los puertos del litoral marítimo a las flotas del
Estado Chino que pescan ilegalmente nuestros recursos pesqueros migratorios a
cambio de espejitos de colores.
La Pesca Ilegal no solo provoca perjuicios
económicos, biológicos, ambientales y sociales, sino que genera violaciones en
materia de trabajo esclavo y narcotráfico; además, de menoscabar la soberanía
de los Estados ribereños.
Por lo tanto, no se puede poner en la balanza
todo ello y contrastarlo con la intención infundada de generar algunos recursos
económicos para las provincias provistos por pesqueros depredadores que,
además, no tendrán envergadura alguna en relación al millón de toneladas de
especies migratorias originarias de la ZEE Argentina que anualmente extraen
chinos, españoles, británicos, coreanos, taiwaneses, etc..
Por un valor FOB de 4.320 millones de U$S y de
24.000 millones de U$S en el mercado final (Mercado Central de Valencia,
11/22), a lo que se agregan 325.000 toneladas de recursos pesqueros que se
extraen anualmente en el área de Malvinas con licencias ilegales británicas,
por un valor de 1,5 mil millones de U$S FOB que, en el comercio final, se
transforman en unos 9 mil millones/año. Una irresponsabilidad política y
económica.
La idiotez e incapacidad política no se
diferencia entre los funcionarios nacionales y provinciales, cualquiera fuese
su pertenencia partidaria.
Primero fue Montevideo quien colabora con la
pesca ilegal y los británicos en Malvinas; pero claro, es un puerto de Uruguay
y los gobiernos argentinos no han hecho nada para acordar con ese país. Luego
el Puerto de Comodoro Rivadavia de Chubut y distintos funcionarios públicos y
sindicatos interesados en otorgar el uso a buques chinos de los puertos.
También el Puerto de Río Grande de Tierra del
Fuego y finalmente la intención de abrir a los chinos todos los puertos de
Santa Cruz, prestándoles asistencia logística a la flota que pesca ilegalmente
a distancia de la República Popular China. Pero, los idiotas se reproducen y
vuelven con la cantinela de la mirada corta. Pan para hoy y hambre para mañana.
Por su parte, la ahora ex Canciller con el
pacto Mondino-Lammy reedita el Pacto Foradori – Duncan facilitándoles a los
británicos a través del conocimiento preciso de los stocks pesqueros la pesca
ilegal en las aguas argentinas de Malvinas, consolidando su presencia en los
archipiélagos y al área meridional del Atlántico Sur.
Y, para ayudar aún más a los ingleses, se les
autoriza vuelos a San Pablo contribuyendo a la comercialización de sus
productos en el mercado más importante de Suramérica y el acceso al mundo.
Nadie podría dudar que este nuevo Pacto viola la Disposición Transitoria
Primera de la Constitución Nacional.
A las Empresas del Estado Chino ya se les
otorgó cuotas y autorizaciones de pesca en la Argentina y operan legalmente en
nuestros mares. La mayoría de los poteros que integran la Cámara de Armadores
Poteros Argentinos (CAPA) con una flota de 65 buques pesqueros, “capturan más
del 90% del total argentino” (En 2022 capturaron 167.110 toneladas del calamar
Illex).
Son barcos de origen en el Estado chino ya que,
pese al nombre de la Cámara, ésta está integrada por un 68% de buques de empresas
asiáticas (mayoritariamente chinas); 18% españolas y, solo el 14% argentinas.
Son varias las empresas adquiridas total o parcialmente por China en la
Argentina y, recordemos que la mayoría de las empresas chinas no son privadas,
sino que pertenecen al Estado chino.
Entre las principales exportadoras argentinas
de este origen encontramos el Grupo Fenix; Arbumasa S.A. del grupo Dalian
Huafeng Acuatic Prod Co. Ltd; Ardapez; Conarpesa, a partir de la adquisición de
un porcentual importante de su paquete accionario por parte de la española
Wofco integrada con capitales chinos; Altamare de Shanghai Jinyou Deep Sea
Fisheries Co., etc. con exportaciones del orden de los 280 millones de dólares
anuales.
China, por otra parte, está entre los cinco
principales países importadoras de productos pesqueros argentinos, aunque, con
U$S 3.700/tonelada (2021), es la más baja respecto del resto de los cuatro
países importadores.
Habría que verificar si los buques chinos al
dar de alta la bandera argentina también han dado también la baja de su bandera
del registro correspondiente de China, ya que de otro modo -como se ventila en
los ambientes portuarios- no estarían pagando derechos de importación en China
de los productos extraídos de Argentina.
Además de ello, con más de 300 buques chinos
(unos 270 son poteros y otros 30 arrastreros) que pescan en alta mar
ilegalmente los recursos migratorios originarios de la ZEE Argentina, es la
flota más importante que pesca en forma subsidiada y denunciada de narcotráfico
y trabajo esclavo. Se agregan otros buques chinos que pescan en aguas
argentinas de las Georgias del Sur en el marco de la CCRVMA.
Los funcionarios no parecieran comprender que
el calamar es una especie estratégica en el Atlántico Suroccidental y, su
administración adecuada permitiría terminar con la pesca ilegal en alta mar y
con el sustento de los británicos en Malvinas. Ya la Cancillería les facilita
con acuerdos de cooperación a los británicos en Malvinas, falta que facilitemos
las operaciones a los chinos abriéndoles los puertos argentinos. A idiotice não
tem fim.
Los británicos desde 1976 a la fecha extraen a
través de licencias otorgadas a buques extranjeros de sociedades
españolas-británicas; coreanas; taiwanesas y hasta el 2007 a chinas, un
promedio de 250 mil toneladas (sin computar los descartes) de productos
pesqueros argentinos.
Además de ocupar en forma prepotente 1.639.900
Km2 de territorio marítimos e insulares y disputar a Argentina 1.430.367 Km2 de
plataforma continental y 2.426.911 Km2 de la Antártida Argentina y sus aguas
correspondientes y, ha iniciado exploraciones petroleras al norte de Malvinas
que se estiman del orden de los 791 millones de barriles de crudo de petróleo.
¿Con el usurpador y apropiador británico la
Argentina debe cooperar unilateralmente? El Reino Unido no tiene ninguna
vocación de devolver a la Argentina un espacio estratégico de acceso a la
Antártida y de control del Atlántico Sur, el Pacífico, el Índico y directamente
vinculado a la Patagonia. A idiotice do ex-ministro das Relações Exteriores
Mondino não tem fim.
Cederle los puertos a China agrega un
desconocimiento supino de la operatividad que realizan los buques de esta
nacionalidad que pescan a distancia. Un reconocido empresario del sector
pesquero -tal vez el más lúcido y conocedor del negocio pesquero- dice al
respecto:
«Es aterrador el desconocimiento que tienen las
autoridades argentinas, no sólo las provinciales, sobre la problemática
pesquera y en particular sobre la problemática en la zona adyacente a las 200
millas, incluyendo Malvinas. Imaginan que la flota extranjera les puede generar
ingresos a sus provincias vía la venta de servicios a esos buques.
En el caso de Santa Cruz está alentado, en
primer lugar, porque el sindicato de la estiba en esa Provincia sueña que
habrían de incrementarse sus actividades, aunque la baja de actividades en el
Puerto Deseado se debe en gran parte a que mientras en ese puerto descargar un
barco vale aproximadamente $150 la tonelada en el puerto de Vigo sale $ 20; en
segundo lugar, los supermercados piensan venderle provisiones a esos buques y,
en tercer lugar, alguna estación de servicio se imagina vendiéndoles gasoil.
Aunque, ninguna de las tres cosas va a suceder.
La flota china que opera en altamar trasborda sus cargas con la propia
tripulación. El valor de esa tarea se incluye en el salario mensual de los
tripulantes; pero, aún si le asignásemos un valor no pasaría de los $10 la
tonelada. Ya desde la época de los acuerdos Marcos con la URSS y Bulgaria, así
como durante las operaciones de charteo de calamar, siempre hubo una negativa
rotunda a utilizar estiba local, por los costos expuestos.
Respecto a la compra de provisiones de
productos frescos, tales como alguna verdura o fruta, probablemente compren
puerro y cebolla de verdeo, el resto es arroz y especias que ellos traen de sus
países. El Gasoil lo toman en alta mar a un valor subsidiado por el gobierno
chino. Los trabajadores chinos no tienen pasaportes y no podrán bajar a tierra
por temor a deserciones.
En resumen, esta “gran idea” se limitará a
darles apoyo para que mejoren la eficiencia de los buques chinos trasbordando
en un puerto seguro o realizando algunas reparaciones que los hacen perder
mucho tiempo por las condiciones durísimas de alta mar y, además, en los viajes
hacia y desde los puertos habrán de capturar en la ZEE Argentina y hacerse de
una valiosa información sobre la situación del recurso al usar sonares durante
su traslado, cuestión que vale una fortuna, en términos de evaluar la longitud
de la campaña y de estimar las cantidades del reclutamiento. Todo ello a cambio
de NADA».
Y es verdaderamente así. Resulta inaudito
abrirles los puertos a los chinos bajo pretexto de generar negocios. Ellos no
navegan miles de millas para ello, sino para llevarse nuestros recursos al
menor costo posible, como es lógico en cualquier empresa y, más aún, cuando
éstas deben rendir cuentas al Estado Chino.
Con la pesca ilegal que se llevan los chinos
podríamos multiplicar en un 100% el empleo argentino y, desarrollar el litoral
patagónico. No hay porqué pedirles una mano a los chinos -que no será gratis-
para resolver los problemas argentinos y menos pretender eliminar la pesca
ilegal cediéndoles los puertos o dándole facilidades logísticas; por el
contrario, será cerrar definitivamente todas las puertas de futuros acuerdos en
alta mar, contrario al más básico proceso negociador.
Ya nos hemos referido (“España. Partícipe
necesario de la ocupación de Malvinas”, 11/2/23) que el calamar illex que
consume la Unión Europea proviene en un 46,7% de América y el 47,8% de Asia,
donde chinos, taiwaneses y coreanos pescan ilegalmente nuestros recursos
migratorios. Sería bueno saber, quién certifica el origen y la trazabilidad de
estos productos para su entrada a Europa.
Según cifras oficiales de la FAO y del gobierno
chino, la captura del calamar illex en 2021 en el Atlántico Suroccidental
alcanzó las 580.000 toneladas, de ellas, 170.000 toneladas corresponden a
capturas en aguas argentinas de Malvinas y, 132.000 toneladas de buques poteros
y arrastreros argentinos. Por su parte, el desembarco en el puerto de aguas
distantes de Zhoushan se realizó mediante 214 buques chinos que operan en el
Atlántico Suroccidental y Pacífico Oriental durante el primer semestre de 2021;
un 61% de aumento en relación a 2020.
¿En este escenario quién sería el irresponsable
de autorizar el uso de los puertos a buques chinos que realizan pesca ilegal en
el Atlántico Sur? No es posible imaginar que los buques chinos ingresen a los
puertos nacionales si la Argentina no tiene capacidad de control del mar
argentino y en sus puertos sin previamente acordar con China la administración
(investigación, conservación y distribución equitativa) en alta mar de los
recursos migratorios originarios de la ZEE, los asociados y los que migran
desde alta mar a la ZEE y, ello implica, inicialmente y, todos los años,
determinar la “Captura Máxima Sostenible”.
Un informe elocuente sobre la estrategia china,
nos suministra el Reportero Li Dong (People’s Daily Online, 14/2/2022) del
Ministerio de Agricultura publicado por FIS SeafoodMedia Group (20/2/23) En el
informe se indica que «la producción de túnidos y calamares en 2022 se
estabilizará en 2,25 millones de toneladas, un 30 % aproximadamente de la
producción nacional de china de peces marinos».
Y donde solo la captura de estas dos especies
representa un 281% del total de capturas argentinas (800.000 toneladas) en
igual período, lo que demuestra la magnitud de la pesca china y la gravedad de
que estén realizando pesca ilegal de calamar migratorio en alta mar.
El responsable de ese Ministerio declaró que
«…Las estadísticas muestran que China tiene más de 2.500 barcos de pesca en
alta mar» y, el Atlántico Suroccidental, uno de los caladeros más importantes
del mundo, tiene más de 350 buques pescando en forma ilegal y, dentro de las
opiniones relativas al 14° Plan Quinquenal para el Desarrollo Pesquero Nacional
de China, está la de:
«… participar profundamente en la gobernanza
mundial de los océanos…construir bases de pesca en aguas distantes como núcleo,
expandir los campos de procesamiento de productos acuáticos, almacenamiento y
reparación de barcos…construir un nuevo patrón de desarrollo para toda la
cadena industrial de la pesca en aguas distantes…mejorar aún más el nivel de
mecanización, informatización e inteligencia de los equipos y optimizar aún
más, la capacidad de estudio de los recursos pesqueros mundiales…».
Y en lo específico al Calamar y al Atlántico
Sur FAO 41 refiere a «regular los caladeros; fomentar el desarrollo del
procesamiento intensivo, expandir el mercado de productos; fortalecer la
construcción de toda la cadena de la industria del calamar…hacer que el centro
de comercio de calamar oceánico de China sea más grande y más fuerte…fortalecer
el desarrollo de los recursos biológicos marinos antárticos de manera constante
y ordenada…alentar a las empresas pesqueras de aguas distantes a acelerar su
desarrollo…alentar y apoyar a las empresas para construir bases pesqueras
pelágicas en el extranjero…promover la mecanización, automatización e
inteligencia de los barcos pesqueros, reemplazar humanos por máquinas y reducir
costos…» (Ministerio de Agricultura y Asuntos Rurales, 14/2/2022), coincidente
con lo que intenta en la Argentina y en numerosos puertos de América del Sur.
Es evidente la intención de China de tener una
hegemonía en la administración de los recursos en los océanos, amén de
fortalecer tecnológicamente su flota y la eficiencia de éstas para aumentar su
producción; manteniendo los transbordos en alta mar, a la par de promover la
construcción de bases pesqueras en el extranjero.
Con este plan de acción, nadie, en su sano
juicio, podría facilitar las operaciones chinas en el Atlántico Sur,
suministrándoles apoyo logístico en los puertos, sin resolver previamente la
administración en alta mar.
Por su parte, Daniel F. Runde y William A.
Schreyer dijeron el 2/2/2023 «…la aparición de armadas pesqueras masivas en
toda América del Sur proporciona una indicación preocupante del potencial de
esta presencia para expandirse (y) dadas las dificultades de acceso a la
Antártida, los países más cercanos representan puertas de entrada estratégicas
vitales».
Sobre lo dicho nos referimos en su oportunidad
(César Lerena “La erradicación de la pesca ilegal en alta mar para controlar el
Atlántico Sur y Malvinas…” 5/4/2021) a la intención del Administrador del
Consorcio Portuario de Comodoro Rivadavia de Chubut y vicepresidente del
Consejo Portuario Argentino Favio Cambareri que trató fallidamente de adjudicar
a la Cía. china Hongdong Fischery Co. (la misma que firmaría un memorando de
entendimiento años después en Santa Cruz) la construcción de un Astillero en
Comodoro Rivadavia.
Para que preste servicios de reparación a
buques chinos que pescan ilegalmente nuestros recursos; que, además, habría
inexorablemente de prestar otras tareas logísticas a favor de éstas y,
seguramente no habrá de detenerse a buques de estas nacionalidades, ya que ante
semejante facilidad para operar ilegalmente en el Atlántico Suroccidental se
acercará a pescar cuanto buque depredador esté pescando en los caladeros del
mundo.
¿Puede un simple Administrador de un Puerto
establecer la política de administración de los recursos migratorios argentinos
en el Atlántico Sur?, absolutamente NO.
Las cuestiones marítimas, fluviales, navales y
pesqueras no pueden estar en manos de un mero administrador de un puerto. Éstas
se enmarcan en una compleja trama que debería tratarse en forma integrada,
escalonada y con un mecanismo de relojería, ya que la Argentina tiene el
equivalente al 52% de su ZEE y los archipiélagos de Malvinas, Georgias del Sur
y Sándwich del Sur ocupados: además, como es dicho de violar toda la normativa
argentina vigente.
Un año más tarde, la Ministra de Producción de
Tierra del Fuego Sonia Elizabeth Castigilone promovería la apertura a chinos
que pescan ilegalmente los recursos argentinos del Puerto a construir en Río
Grande por Mirgor SA (RevistaPuerto 24/11/22) con capitales chinos y/o la
estatal china Shaanxi Chemical Group (Memorando de entendimiento firmado el
16/8/22). Todo ello con el evidente apoyo del Gobernador Gustavo Melella, quien
tendría muy buena relación con el gobierno chino.
Estos funcionarios ignoraban la vigencia de las
Leyes 24.922, 26.386 y 27.564 y los artículos 2º; 25º; 31º inc. 4; 49º; 53 inc.
5; 54º; 58º inc. 7 y 11; 63º; 68º, 79º, 81º, 87º, 139º y 188º de la
Constitución de Tierra del Fuego; la Ley 244 Provincial de Pesca (17/8/1995)
artículos 6º, 12º a 18º y 41º a 50º y los derivados por contrabando por falta
de pago de derechos aduaneros (Ley 22.415) (César Lerena “Ministra de Tierra
del Fuego facilitaría la pesca ilegal…” 24/11/2022).
Finalmente el Gobernador de Santa Cruz Claudio
Vidal habría firmado “luego de varias visitas a distintas provincias de China”
(Informe Marítimo, 1/11/24) un memorando de entendimiento con la empresa del
Estado chino Fuzhou Hongdong Pelagic Fischery Co., en cuyos puertos de Santa
Cruz se daría logística a los barcos chinos que pescan ilegalmente los recursos
pesqueros migratorios argentinos (lo que parece ignorar su Ministro Gustavo
Martínez cuando dice que «esta gente forma parte de la regla del juego del
mercado mundial»), “instalando un Astillero; mejorando los cinco puertos y el
desarrollo de plantas pesqueras para agregar valor” (decir que los chinos
agregarían valor en la Argentina no es serio).
A partir del libre ingreso chino, una base de
operaciones de este país en el Atlántico Suroccidental tendría serias
implicancias geopolíticas en relación a la Patagonia, la Antártida y los pasos
bioceánicos y la instalación de nuevas tensiones extrañas en el Atlántico Sur.
En esta locura podría encontrar sustento que la Provincia de Santa Cruz le esté
pidiendo al Consejo Federal Pesquero la asignación de 30 mil toneladas más de
cuota social de merluza.
En estos tres proyectos de tres provincias
patagónicas se convoca a quienes se llevaron ilegalmente desde 1982 a la fecha
la friolera de 152 mil millones de dólares en productos pesqueros migratorios
originarios de la ZEE Argentina, con los que se podrían haber ampliado,
renovado y modernizado todos los puertos del país. Son un modelo colonizador
que nos retrotrae al siglo XVIII/XIX y, deja en evidencia, la falta de
planificación estratégica nacional y, la incapacidad de los funcionarios para
administrar el Estado y potenciar la fuerza empresaria y laboral nacional.
Sería indispensable, además, que el Estado
Nacional esté atento a que no existan retornos en este tipo de acuerdos que
violan toda la legislación vigente.
La idiotez es una incapacidad para administrar
los recursos de la Nación y la incapacidad se pone de manifiesto poniendo a las
personas en la máxima posibilidad de sus capacidades y, en muchas ocasiones,
este umbral es muy bajo.