martes, 10 de diciembre de 2024

LA MORDIDA DEL LEÓN


 y la falsa idea de libertad

 

POR JORGE GIORNO *

La Prensa, 09.12.2024

 

En la fábula clásica del león y el ratón, observamos una metáfora poderosa sobre la interdependencia y la desigualdad, temas que pueden trasladarse fácilmente al ámbito de la economía, particularmente en el caso argentino.

 

En el relato, el león, símbolo de la fuerza y el poder, esgrime el mismo derecho del ratón a comer del queso, pero decide hacerlo primero. Su mordida es tan grande que al ratón solo le quedan migajas para comer. La fábula plantea una reflexión sobre el desequilibrio de poder, que es donde se enlaza con las tensiones económicas y la noción de libertad en el contexto argentino actual.

 

DISTRIBUCION DE RECURSOS

 

La imagen de la mordida, donde se da por hecho que el tamaño de esta depende del tamaño de la boca de quien la ejerce, nos lleva a cuestionar la distribución de recursos. En una economía como la argentina, marcada por una profunda desigualdad, este concepto se vuelve especialmente relevante. La idea de que "todos somos libres para morder" sugiere una igualdad teórica, pero, en la práctica, el tamaño de la mordida del león y la del ratón no pueden compararse.

 

El león, con su gran mandíbula, puede devorar una porción mucho mayor, mientras que el ratón, limitado por su pequeño tamaño, debe contentarse con las migajas. Si extrapolamos esto a la realidad económica, encontramos que, aunque todos tienen teóricamente el mismo derecho a acceder a los recursos, no todos cuentan con las mismas herramientas o capacidades para hacerlo.

 

En Argentina, la estructura económica refleja este desbalance. Los sectores más poderosos, como grandes corporaciones y élites financieras, tienen un acceso desproporcionado a la riqueza del país, lo que les permite tomar "mordidas" mucho más grandes. Mientras tanto, la mayoría de la población, en especial los sectores más vulnerables, están en la posición del ratón. Si bien se les otorga la "libertad" de participar en la economía, esa libertad está profundamente limitada por factores estructurales, como la falta de acceso a empleo de calidad, la inflación galopante y la creciente concentración de riqueza en pocas manos.

 

En este sentido, la mordida del ratón es simbólicamente pequeña no porque el ratón no quiera morder más, sino porque las reglas del juego están diseñadas para que solo el león pueda hacerlo.

 

UNA ILUSION

 

El concepto de libertad, tan ensalzado hoy en los discursos políticos y económicos, se vuelve aquí una ilusión. Se presenta una noción de libertad que parece igual para todos, pero no considera las diferencias estructurales que limitan las posibilidades reales de ciertos grupos. En la fábula, aunque el león y el ratón son "iguales" en su capacidad de morder, el tamaño de su mordida no lo es. En el contexto económico argentino, esta disparidad se refleja en las enormes brechas entre ricos y pobres, donde algunos tienen el poder de acumular grandes porciones de la riqueza, mientras que más del 50% de la población apenas pueden sobrevivir con lo que les queda.

 

La falsa idea de libertad, entonces, se convierte en una herramienta que puede perpetuar estas desigualdades. Los discursos que promueven una economía solo basada en la competencia y la iniciativa individual ignoran las diferencias de poder que condicionan el resultado de esa competencia. El ratón no puede competir con el león en igualdad de condiciones, porque las reglas del juego favorecen inherentemente al más fuerte. En Argentina, estas reglas son visibles en el acceso a los recursos, la distribución de la tierra, la influencia en políticas económicas y la capacidad de sectores privilegiados para proteger sus intereses, mientras que los más desfavorecidos apenas pueden hacer valer los suyos.

 

Este sistema económico, que favorece a los más poderosos y deja a los más débiles en una situación de desventaja, refleja la estructura de poder que subyace en la fábula del león y el ratón. Aunque ambos personajes son libres en teoría, la disparidad de sus mordidas revela una verdad más profunda: la libertad es una ilusión cuando el poder está concentrado en manos de unos pocos.

 

En el caso argentino, esto se traduce en un país donde la distribución de la riqueza está tan desequilibrada que la promesa de libertad económica es, en realidad, inaccesible para la mayoría. Así, el ratón puede seguir mordiendo, pero su mordida nunca será suficiente mientras el león siga tomando la mayor parte del producido.

 

VERDADERO DESAFIO

 

Queda claro que la fábula pone en evidencia que el verdadero desafío no está en la libertad de “morder”, sino en la necesidad de cambiar las condiciones que permiten al león devorar desproporcionadamente más que el ratón. Sin un cambio estructural que redistribuya el poder y los recursos de manera más equitativa, imponiendo reglas legislativas que equilibren el poder entre humildes y poderosos, la promesa de libertad seguirá siendo una trampa que favorece a los que ya tienen ventaja en el juego económico. En este sentido, el tamaño de la mordida se convierte en una metáfora de las injusticias económicas que definen no solo la relación entre el león y el ratón, sino también la realidad de millones de argentinos que luchan por una porción justa del banquete económico.

 

* Contador público, especialista en finanzas públicas, fue Diputado en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires en dos oportunidades, fue presidente de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE), actualmente preside el Partido de las Ciudades en Acción.