y la falsa idea de libertad
POR JORGE GIORNO *
La Prensa,
09.12.2024
En la fábula
clásica del león y el ratón, observamos una metáfora poderosa sobre la
interdependencia y la desigualdad, temas que pueden trasladarse fácilmente al ámbito
de la economía, particularmente en el caso argentino.
En el relato, el
león, símbolo de la fuerza y el poder, esgrime el mismo derecho del ratón a
comer del queso, pero decide hacerlo primero. Su mordida es tan grande que al
ratón solo le quedan migajas para comer. La fábula plantea una reflexión sobre
el desequilibrio de poder, que es donde se enlaza con las tensiones económicas
y la noción de libertad en el contexto argentino actual.
DISTRIBUCION DE
RECURSOS
La imagen de la
mordida, donde se da por hecho que el tamaño de esta depende del tamaño de la
boca de quien la ejerce, nos lleva a cuestionar la distribución de recursos. En
una economía como la argentina, marcada por una profunda desigualdad, este
concepto se vuelve especialmente relevante. La idea de que "todos somos
libres para morder" sugiere una igualdad teórica, pero, en la práctica, el
tamaño de la mordida del león y la del ratón no pueden compararse.
El león, con su
gran mandíbula, puede devorar una porción mucho mayor, mientras que el ratón,
limitado por su pequeño tamaño, debe contentarse con las migajas. Si
extrapolamos esto a la realidad económica, encontramos que, aunque todos tienen
teóricamente el mismo derecho a acceder a los recursos, no todos cuentan con
las mismas herramientas o capacidades para hacerlo.
En Argentina, la
estructura económica refleja este desbalance. Los sectores más poderosos, como
grandes corporaciones y élites financieras, tienen un acceso desproporcionado a
la riqueza del país, lo que les permite tomar "mordidas" mucho más
grandes. Mientras tanto, la mayoría de la población, en especial los sectores
más vulnerables, están en la posición del ratón. Si bien se les otorga la
"libertad" de participar en la economía, esa libertad está profundamente
limitada por factores estructurales, como la falta de acceso a empleo de
calidad, la inflación galopante y la creciente concentración de riqueza en
pocas manos.
En este sentido,
la mordida del ratón es simbólicamente pequeña no porque el ratón no quiera
morder más, sino porque las reglas del juego están diseñadas para que solo el
león pueda hacerlo.
UNA ILUSION
El concepto de
libertad, tan ensalzado hoy en los discursos políticos y económicos, se vuelve
aquí una ilusión. Se presenta una noción de libertad que parece igual para
todos, pero no considera las diferencias estructurales que limitan las
posibilidades reales de ciertos grupos. En la fábula, aunque el león y el
ratón son "iguales" en su capacidad de morder, el tamaño de su
mordida no lo es. En el contexto económico argentino, esta disparidad se
refleja en las enormes brechas entre ricos y pobres, donde algunos tienen el
poder de acumular grandes porciones de la riqueza, mientras que más del 50% de
la población apenas pueden sobrevivir con lo que les queda.
La falsa idea de
libertad, entonces, se convierte en una herramienta que puede perpetuar estas
desigualdades. Los discursos que promueven una economía solo basada en la
competencia y la iniciativa individual ignoran las diferencias de poder que
condicionan el resultado de esa competencia. El ratón no puede competir con el
león en igualdad de condiciones, porque las reglas del juego favorecen
inherentemente al más fuerte. En Argentina, estas reglas son visibles en el
acceso a los recursos, la distribución de la tierra, la influencia en políticas
económicas y la capacidad de sectores privilegiados para proteger sus
intereses, mientras que los más desfavorecidos apenas pueden hacer valer los
suyos.
Este sistema
económico, que favorece a los más poderosos y deja a los más débiles en una
situación de desventaja, refleja la estructura de poder que subyace en la
fábula del león y el ratón. Aunque ambos personajes son libres en teoría, la
disparidad de sus mordidas revela una verdad más profunda: la libertad es una ilusión
cuando el poder está concentrado en manos de unos pocos.
En el caso
argentino, esto se traduce en un país donde la distribución de la riqueza está
tan desequilibrada que la promesa de libertad económica es, en realidad,
inaccesible para la mayoría. Así, el ratón puede seguir mordiendo, pero su
mordida nunca será suficiente mientras el león siga tomando la mayor parte del
producido.
VERDADERO DESAFIO
Queda claro que la
fábula pone en evidencia que el verdadero desafío no está en la libertad de “morder”,
sino en la necesidad de cambiar las condiciones que permiten al león devorar
desproporcionadamente más que el ratón. Sin un cambio estructural que
redistribuya el poder y los recursos de manera más equitativa, imponiendo
reglas legislativas que equilibren el poder entre humildes y poderosos, la
promesa de libertad seguirá siendo una trampa que favorece a los que ya tienen
ventaja en el juego económico. En este sentido, el tamaño de la mordida se
convierte en una metáfora de las injusticias económicas que definen no solo la
relación entre el león y el ratón, sino también la realidad de millones de
argentinos que luchan por una porción justa del banquete económico.
* Contador
público, especialista en finanzas públicas, fue Diputado en la Legislatura de
la Ciudad de Buenos Aires en dos oportunidades, fue presidente de la Sociedad
Argentina de Escritores (SADE), actualmente preside el Partido de las Ciudades
en Acción.