lunes, 9 de marzo de 2015

¿D'LÍA Y KHALIL TRANSPORTABAN FUEL OIL CUYA MATERIA PRIMA ERA EL PETRÓLEO IRANÍ¿




Guillermo Cherashny

Informador Público

En la denuncia del fiscal Alberto Nisman por encubrimiento a los imputados iraníes por el atentado a la AMIA, por parte de la presidente, el canciller Héctor Timerman y otros, se menciona una operación de importación de Irán de 300.000 litros de combustible que el operador de ese país en Buenos Aires Yusuf Khalil habría arreglado con Roberto Porcaro, un radical que operaba para Néstor Kirchner. Este hecho refuerza la teoría de Nisman de que, a cambio de impunidad para los imputados, estaba en marcha un canje de granos por petróleo. Cuando se hizo pública la denuncia del fiscal presuntamente asesinado, de inmediato el Ministro de Planificación Julio de Vido señaló que no se podía importar petróleo de Irán por su alto contenido en azufre. 

Pero en realidad en nuestro país nunca se importó petróleo de ningún origen, salvo en el último trimestre del 2014, cuando se necesitó petróleo liviano para refinarlo y convertirlo en gas oil y fuel oil. Cabe recordar que hace años que la Argentina importa fuel oil por un contrato de Enarsa con la estatal venezolana PDVSA y se trata de un fuel de alto contenido en azufre, en el orden del 1,1%, mientras que nosotros producimos fuel oil que tiene un contenido menor de azufre ya que el refinado con petróleo argentino sólo alcanza al 0,7%, que era el máximo que establecía la legislación local.

La prehistoria del Memorándum de Entendimiento
Sin embargo, en mayo del 2008, el entonces secretario de energía Daniel Cameron fue el autor de un decreto que cambió ese requisito y así se pudo importar hasta hoy en día fuel oil con 1,1% de contenido en azufre. Resulta entonces poco lógico que exportemos fuel oil limpio e importemos fuel oil azufranado. En una denuncia formulada cuatro años atrás por el ex embajador argentino en Venezuela Eduardo Sadous, éste habló por primera vez de la existencia de una diplomacia paralela entre ambos países. 

Esto armó un gran escándalo que reafirmó la vigencia del escándalo protagonizado por el venezolano Guido Antonini Wilson, que al ingresar al país en un vuelo privado contratado por ENARSA fue detectado en la aduana con una valija que contenía 800.000 dólares, pero se sospecha que en realidad ese contrabando de dinero era de 6 millones de dólares y podría corresponder a la “comisión” por el convenio entre ENARSA y PDVSA por la importación de fuel oil. En la investigación judicial sobre el hecho fue citado como testigo el ex secretario de energía de Eduardo Duhalde Alieto Guadagni. Éste declaro que la Argentina, sólo por los derechos CIF y FOB de importación y exportación, hasta nuestros perdería un total de casi 1.000 millones de dólares. Pero al juez federal Julián Ercolini no le pareció relevante.


A esta situación debemos agregarle que Jorge Lanata y Gabriel Levinas descubrieron que Luis D’Elía y su entonces empleado Yusuf Khalil transportaban combustible proveniente de Venezuela a través de su petrolera estatal, que se lo vendía a ENARSA, y que el líder del partido MILES conformó de este modo una compañía de transportes denominada Del Sur y más tarde Atalaya, presidida por un testaferro suyo, Julio Codarin. 

En esta importación de fuel oil azufranado que vende PDVSA se admite que no es venezolano sino que esta compañía estatal actúa como intermediaria de un fuel oil que se refina en otros países. De ahí la sospecha que se trataría de petróleo de Irán que, convertido en fuel oil, da un combustible de alto contenido en azufre, en una operación que ya lleva casi ocho años. Por lo cual se puede deducir que del denunciado acuerdo de granos por petróleo se habría cumplido una sola parte, que es aquella compra de fuel oil originado en petróleo iraní a precio más bajo que el valor de mercado. 

Lo que pasa es que hay una comisión importantísima en negro que se repartirían los funcionarios venezolanos y los argentinos y entonces la petrolera iraní vendería a menor precio, a cambio de la impunidad de los culpables del atentado, plan que se cristalizaría en el Memorándum de Entendimiento de enero del 2014, pero que se venía instrumentando desde fines del 2007, cuando Irán les ofreció a los cancilleres Rafael Bielsa y Jorge Taiana un acuerdo similar al que luego impulsó Timerman, sin obtener entonces resultado alguno. Mientras, el negocio del fuel oil los iraníes lo anotaban en una libreta para eventualmente utilizarlo como medio para extorsionar a la Argentina. En definitiva, el gobierno aceptó un negocio que le daba ganancias personales a varios de los más importantes funcionarios argentinos.