sábado, 7 de marzo de 2015

LAS CUATRO CLAVES DE MASSA PARA NO CONVERTIRSE EN OMINAMI




 Carlos Marino

Informador Público, 7-3-15

Massa atraviesa su peor momento. Clarín decidió publicar una encuesta que lo da tercero y La Nación manda señales de reprimenda por “perder” senadores. La imposibilidad de sumar gobernadores, la falta de armado propio en la Ciudad de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, la fuga por goteo en Provincia y el desplante de Reutemann en favor de Macri le dejan un abril decisivo, en donde tratará de evitar ser como Marco Enríquez-Ominami.

Sergio Massa no está en su mejor momento desde que decidió romper en 2013 con el FpV y el PJ para fundar el Frente Renovador, competir como diputado nacional y parar a “Cristina Eterna”.

El ex intendente de Tigre rompió el manual de operaciones del “buen político” que indicaba que con sólo esperar tenía al alcance de la mano la posibilidad de ser gobernador de la provincia de Buenos Aires, a los 43 años y con su liga de intendentes. El salto le trajo un triunfo rotundo que lo catapultó al centro de la escena, pero en el corazón de su marco de alianzas anidaba el huevo de la serpiente.

El cierre con el partido de Mauricio Macri, que estaba en crisis producto del rechazo –no sería el único– de Gabriela Michetti de desembarcar en Provincia y dejar sin candidatos a la fuerza -que estaba al borde de hacer un papelón con la candidatura de Carlos Melconian-, le permitió “rescatar” e incorporar a macristas en la lista. En aquel momento, esto al tigrense le trajo tranquilidad: el voto de la oposición no se dispersaría. Pero también le dio dolores de cabeza: la postura de Darío Giustozzi fue la de cuestionar la incorporación.

Luego de la elección, el macrismo retomó su camino hacia la candidatura presidencial del jefe de Gobierno porteño, haciéndose de un número importante de concejales y presentando grietas en el armado de Massa, que luego de la elección de 2013 anunciaba el garrochazo de una importante cantidad de dirigentes del peronismo no sólo en territorio bonaerense, sino en el resto del país.

Pero esto no se cumplió. Hasta los gobernadores peronistas no alineados con el kirchnerismo, como José Manuel de la Sota o los puntanos Rodríguez Saá, le dieron la espalda. En provincia de Buenos aires, Gustavo Posse también lo cuestionó y finalmente rompió, para ir a una interna con el macrismo.

La muerte del fiscal Alberto Nisman cambió la escena política nacional y los grupos opositores al Gobierno tomaron definiciones que enviaron en forma de mensajes al líder del Frente Renovador. Macri hizo su primera movida fuerte al anunciar que iría a una interna (PASO) con Elisa Carrió, que dinamitó el FAUnen.

El sábado 21 de febrero, un segundo y duro golpe fue el anuncio del apoyo al ex presidente de Boca por parte del senador Carlos “Lole” Reutemann, eterna promesa de la política argentina. El mismísimo Massa había dejado trascender que lo tenía en cuenta como uno de sus precandidatos a vicepresidente. El golpe fue fuerte, ya que en Santa Fe el massismo no logra hacer pie y parece destinado a cumplir un rol testimonial.

El fin de semana no terminó mejor, el Grupo Clarín publicó el domingo 22 de febrero una encuesta realizada por la consultora Management & Fit, donde Macri figuró primero y Massa tercero, con casi 10 puntos de diferencia. Pero el dato no fue el número frío, que hasta hace poco favorecía al tigrense, sí que el medio publica y presiona al ex jefe de Gabinete de Cristina mostrándole que ya no tendrá el apoyo, o que el mismo disminuirá.

Esto, sumado a las señales del diario La Nación, que el 23 de febrero le “recriminó” a Massa haber perdido al senador Reutemann -figura que nunca había estado oficialmente en el Frente Renovador-, y le cuestionó no haber armado un bloque de senadores, cosa que nunca llegó a tener y casualmente este fin de semana el matutino dio cuenta.

A esto se suman versiones que los sectores económicos, entre los que se encuentra el Grupo Clarín Techint, buscan una gran unidad de la oposición como cuando se constituyó la Alianza en 1997. “Júntense para ganarle al kirchnerismo en primera vuelta”, y le piden a Massa que baje como candidato a gobernador bonaerense, cosa que el diputado nacional habría rechazado.

Las señales de las últimas semanas encienden las luces de alerta en el comando central de Tigre y circulan fuertes rumores de falta de recursos económicos. Massa necesita ganar tiempo como lo viene haciendo desde el mismo día en el que ganó la legislativa. Busca generar fotos y hechos que lo mantengan en el centro de la escena, ya que sin un gobierno provincial como tienen Daniel Scioli, De la Sota y hasta Sergio Urribarri, o el Gobierno de la Ciudad de Mauricio Macri, o los ministros de Cristina como Florencio Randazzo o Agustín Rossi, el líder del Frente Renovador carece de esa tribuna y esas herramientas para hacer anuncios o aplicar políticas con las cuales exhibir su proyecto.

Se acerca a su mes decisivo, abril, que será clave para su candidatura presidencial.

La elección en Salta
Esta es la primera elección del año, en donde el FR tiene como candidato a gobernador al senado Juan Carlos Romero, que selló un acuerdo con el polémico Alfredo Olmedo y lleva de candidato a intendente de la capital salteña al macrista Guillermo Durand Cornejo. La disputa hoy parece ser mano a mano con el mandatario salteño Juan Manuel Urtubey (peronista) que va por su tercer mandato. Esta elección es clave porque mostraría a Massa como ganador.

La elección en Santa Fe
Si bien el Frente Renovador tiene dos candidatos -Cachi Martínez y Eduardo Buzzi-, ninguno de los dos está en posición de disputar la Gobernación, que se definirá entre el socialista Miguel Lifchitz y el macrista Miguel del Sel, ahora apoyado por Carlos Reutemann. La apuesta de Massa es que el macrismo no gane la elección y celebrar que el Jefe de Gobierno porteño no sume un gobernador a sus huestes con la dispersión de votos opositores al socialismo. Por eso lleva a dos candidatos.

La interna del PRO en Capital
La pelea entre Horacio Rodríguez Larreta y Gabriela Michetti es otro punto determinante, pero no por su “éxito”: la fuerza de Massa parece que no tendrá nada para festejar porque no logró encontrar un candidato competitivo en la Ciudad y su armador allí, Diego Kravetz, le viene prometiendo acuerdos e incorporaciones que nunca se cumplen. Un triunfo de Michetti sería otro duro golpe a Macri, que está jugado a todo o nada con la candidatura de Larreta. La Victoria de Michetti sería una señal de debilitamiento de la autoridad política de Mauricio, ya casi en la recta final hacia la candidatura presidencial.

Ordenar la tropa y evitar más fugas en provincia de Buenos Aires
A la salida de Gustavo Posse se suma el malestar que se percibe en algunos distritos donde es más dura la interna renovadora que la pelea con adversarios: los casos más claros son las disputas tuiteras que lleva adelante Mónica López contra su ex compañero de fórmula Francisco de Narváez. O distritos donde el Frente Renovador suma entre cuatro y seis candidatos a intendente: una muestra de estas internas duras han sido las declaraciones del intendente de Hurlingham, que desafió a Juanjo Álvarez a que no mande a su hijo a competir, sino que sea él quien lo enfrente. Massa debe primordialmente ordenar las internas y evitar más fugas para mantener “poderío” en la cuna del partido, que es la provincia de Buenos Aires.

Estos puntos son la clave para mantener a flote su candidatura y llegar con aire al mes de mayo, momento en el que se ingresa en la recta final hacia el cierre de listas bonaerenses y nacionales, para ver si continúa siendo una opción competitiva y convertirse en receptor de dirigentes que queden fuera de las internas de otros espacios. La guerra entre Mauricio Macri y Sergio Massa es clara: ambos buscan hacer que el otro salga tercero; limarlo, robarle acuerdos. Es que el que salga tercero en las PASO llegará con pocas chances a la elección de octubre: si Massa no logra superar en votos a Mauricio Macri, terminará desplazado del centro de la escena y como Marco Antonio Enríquez-Ominami -candidato a presidente en Chile que apareció como un huracán renovador y apenas supero los 10 puntos porcentuales-.


En un escenario tan dinámico todavía falta mucho para determinar quién será el futuro presidente, pero lo que está claro es que las fichas del ajedrez electoral están en movimiento y nadie puede darse el lujo de perder ni siquiera un peón.