domingo, 9 de noviembre de 2008

Botnia: no hubo desastre ecológico


Un año pasó desde que la pastera finlandesa Botnia comenzó a producir celulosa en Fray Bentos, a la vera del río Uruguay. Y, pese a que los cortes en el paso fronterizo llevan ya dos años ininterrumpidos del lado argentino, la contaminación del cauce de agua compartido y del aire de la región es un supuesto del que, hasta hoy, el gobierno de Cristina Kirchner no ha ofrecido cabales pruebas.
Gualeguaychú se transformó en una ciudad laboratorio en noviembre de 2007, cuando una flota de investigadores de las más prestigiosas universidades del país (desde las de Buenos Aires, Nacional del Litoral y Nacional de La Plata) se instaló con sus equipos de medición para ejecutar a pedido de la Secretaría de Ambiente de la Nación un plan de vigilancia ambiental que dispone de un presupuesto de 14.000.000 de pesos.
Pero por decisión del Gobierno, los resultados no se conocen ni se conocerán en el corto plazo.
Según la visión de dos renombrados investigadores independientes que siguen las investigaciones ambientales en curso, una contaminación considerable ya hubiera dejado pruebas y huellas contundentes.
Así lo interpretaron Alberto Venica, doctor en Ciencias de la Madera y Papel de la Universidad de Carolina del Norte (Estados Unidos) y consultor independiente, y María Cristina Area, experta en tecnologías limpias de pulpado y blanqueo de la Universidad Nacional de Misiones (UNaM).
“Si hubiera habido contaminación en el río, debería haber aparecido mortandad de peces o coloración del agua. O acumulación de sedimentos porque la planta tiraría sólidos totales suspendidos. Y si hubiera habido mayores problemas en el aire, los olores hubieran sido insoportables de manera sostenida”, dijo Venica a La Nación.
“Las expectativas del desastre ecológico no se cumplieron y pasó lo previsible: que una planta con esta tecnología podía tener episodios, que se multan como corresponde, pero no que provoquen una catástrofe”, amplió Area.

El estudio ambiental elaborado por Botnia y presentado en octubre pasado en un congreso científico en México contempló cuatro puntos de monitoreo para la calidad del agua del río Uruguay. Y luego evaluó, con dos estaciones de monitoreo de aire, las emisiones gaseosas de la planta productora de pasta de celulosa.
Dentro del río se midieron más de 60 parámetros físico-químicos: sedimento y plancton, fundamentalmente. La demanda biológica de oxígeno (DBO), según los datos presentados, está por debajo de su límite, que es de 5 miligramos por litro; antes y después de que se vierten efluentes en el río, el valor está en el promedio del 2 %. Las mediciones de los efluentes vertidos indica que la demanda química de oxígeno está por debajo del límite permitido, que es de 15 kilogramos por tonelada. Los valores están en torno de los 7,5 kilos promedio.
En relación con la demanda bioquímica de oxígeno, el límite es 0,7 kilos por tonelada, y la planta muestra valores de 0,3 por tonelada. Los niveles de fósforo se mantienen en los valores que tiene el cauce del agua: 50 microgramos por litro.
En lo que se refiere a la liberación de las sustancias cloradas de la planta –una de las cuestiones cruciales-, los valores elaborados por Botnia muestran niveles de 0,04 kilos por tonelada de pulpa producida, cuando el límite fijado es 0,15.
En lo que se refiere a la calidad del aire, los gases de azufre reducido (TRS, por sus siglas en inglés), que son los que producen olores, la empresa pastera reconoció cuatro incidentes en los que sobrepasó el límite exigido, que es de 3 microgramos por metro cúbico.
Cuando se le preguntó por qué habían sucedido esos episodios, Botnia explicó que ocurrieron cuando se paró la planta para efectuar el mantenimiento.
En el resto de la medición, los valores están por debajo de 1 microgramo por metro cúbico, según sus propias mediciones.
El estudio fue presentado por el jefe de operaciones de la planta pastera, Eugenio García.
Las cifras corresponden al funcionamiento de Botnia desde abril de este año en su capacidad nominal diaria, que es al producir 2857 toneladas de pasta celulósica por día.

(Extractado de La Nación, 9-11-08)