miércoles, 22 de octubre de 2025

DEMASIADO DINERO


 para las ONG: una llamada de atención para Ursula “von der Lobby”

 

 Brújula cotidiana, 22_10_2025

 

Tras una larguísima serie de advertencias a la Comisión Europea sobre el uso y abuso de fondos y diversos casos de corrupción —que hemos descrito ampliamente en los últimos años—, el Tribunal de Cuentas Europeo (TCE) ha vuelto a dirigir una vez más una severa advertencia a la Comisión Europea por su falta de transparencia en la gestión de millas de millones de euros destinadas a ONG y grupos de presión (también llamados lobby) que operan bajo el patrocinio institucional de Bruselas. En una conferencia sobre transparencia celebrada el lunes 20 de octubre en Luxemburgo, los auditores europeos han activado la alarma para anunciar una vez más a la política ya la opinión pública sobre el sistema de subvenciones europeas que sustenta una red de organizaciones alineadas con las diversas ideologías y lobbies presentes y operativos dentro de las instituciones de la UE. El dinero que debería distribuirse para el bien común y el fortalecimiento de las redes sociales de cohesión acaba en las manos de siempre con procedimientos aún más opacos.

 

Según los últimos informes del Tribunal de Cuentas Europeo, entre 2021 y 2023 la Comisión ha distribuido más de 7.400 millones de euros a ONG, muchas de las cuales participan en actividades de presión política o en campañas de sensibilización y promoción de ideologías ecologistas y LGBTQI+. Los auditores europeos, algunos de los cuales ya habían señalado en los últimos días la falta de transparencia y claridad en el presupuesto plurianual, destacaron el lunes que la trazabilidad de los fondos institucionales europeos sigue siendo “confusa, fragmentaria y, en algunos casos, inaccesible para el ciudadano europeo medio”. “La transparencia no puede ser un eslogan vacío, sino que debe traducirse en datos verificables y en un acceso efectivo a la información”, ha advertido Laima Andrikienė, miembro del Tribunal de Cuentas Europeo, invitando a la Comisión a dejar de tratar estos fondos “como si fueran propiedad privada de las élites de Bruselas”.

 

Uno de los temas debatidos durante la conferencia del lunes es la falta de control sobre el “Registro de transparencia de la UE”, un instrumento público que debería revelar quién influye en las decisiones de la Unión y con qué financiación. Por el contrario, muchos de los grupos registrados reciben financiación directa de la propia Comisión, lo que, afirman los auditores, crea “una relación de dependencia incompatible con la independencia que se espera del tercer sector”. Estamos ante la institucionalización del conflicto de intereses, mediante el cual, al dar dinero a las ONG con una mano, la Comisión o el comisario individual (véanse los escándalos de Timmermans y las ONG ecologistas) exige y recibe un cambio que las propias organizaciones no gubernamentales promuevan actividades, incluso de lobby institucional, a favor de las propuestas e iniciativas de ese comisario específico o de toda la Comisión. Es decir, se ha establecido y consolidado una relación de “do ut des” opaca, oculta y, en realidad, completamente opuesta al principio de responsabilidad de rendir cuentas de forma clara y transparente ante los ciudadanos, el Parlamento y el propio Consejo Europeo.

 

El lunes, el vicepresidente del Tribunal de Cuentas Europeo, Jorg Petrovič, ha advertido que la Comisión “corre un grave riesgo institucional si ignora estas advertencias”, y ha propuesto algunos criterios para restablecer un mínimo de transparencia: límites claros para la supervisión gubernamental de las ONG, la creación de una plataforma pública para los beneficiarios y auditorías periódicas para evaluar tanto la independencia ideológica como la adhesión a los valores europeos de las organizaciones beneficiarias.

 

En respuesta, como de costumbre, los funcionarios presentes de la Comisión se han comprometido a introducir “nuevos mecanismos de control y accesibilidad”, prometiendo publicar una lista detallada de los beneficiarios a partir de 2026. ¿Por qué no hacerlo inmediatamente, explicando por qué y cuánto se ha pagado a todas las ONG y para qué? El lunes, el Tribunal ha tenido que recordarle una vez más a la Comisión que la verdadera transparencia comienza con la responsabilidad de las instituciones ante los ciudadanos, que “tienen derecho a saber quién se beneficia de su dinero y con qué multas”. La tecnocracia y la opacidad del gobierno neocentralista de Bruselas siguen minando la confianza de la opinión pública y alimentando el creciente escepticismo, más que justificado, hacia las instituciones europeas y, en particular, hacia los políticos y burócratas a las órdenes de Ursula von der Leyen.

lunes, 20 de octubre de 2025

INVITAN A VOTAR

 

AICA, 20-10-2025


Desde el Secretariado de Laicos de la Conferencia Episcopal Argentina, queremos invitar a reflexionar sobre cómo participamos en la construcción social de la democracia, especialmente en estas elecciones de medio término. La Iglesia nos enseña que la participación política es una forma de servir y construir una comunidad más justa y solidaria.

 

A veces, el clima cultural se encuentra impregnado de desconfianza y cansancio hacia la política y sus actores. Sin embargo, la auténtica vocación política, propia de la vocación laical, es un acto de amor cristiano que busca el bien común. Es el compromiso de entregar la vida para crear una sociedad fraterna y justa. En este sentido el Papa León XIV en "Dilexi te" nos dice: "Hago votos, por lo tanto para que crezca el número de políticos capaces de entrar en un auténtico diálogo que se orienta eficazmente a sanar las raíces profundas y no la apariencia de los males de nuestro mundo" (91).

 

La práctica política recobra su sentido más profundo cuando busca la unidad y prioriza a las personas más vulnerables, promoviendo intereses que benefician al conjunto. Como dice el Papa Francisco en "Fratelli tutti", y también otros pontífices, trabajar por el bien común y la justicia social es la forma más alta de caridad, cuando la política está al servicio del amor a las personas en todas sus dimensiones, y no sólo de los intereses económicos o tecnológicos.

 

Francisco también nos enseña que, para hacer un buen trabajo por nuestro pueblo, hay que partir de las necesidades reales y escuchar a los más vulnerables. La diversidad en la política enriquece y construye una visión más completa de "nosotros".

 

El testimonio del Papa ha demostrado que el poder es para servir con amor, cercanía y humildad. Nos anima a ser constructores del bien común, promoviendo la paz y el respeto, incluso con quienes piensan diferente.

 

Se aproximan elecciones para elegir diputados y senadores nacionales. Es comprensible que experimentemos cansancio o engaño, pero somos portadores de una esperanza que debe animarnos a involucrarnos. ¡Comprometámonos a participar con nuestro voto! Tu compromiso y tu voto son nacimiento de nuestra democracia.

 

Esta es nuestra oportunidad para dar mayor presencia a nuestra voz en el recinto legislativo y de incidir en el rumbo del país. Te animamos a rezar, informarte y discernir a quiénes votar, conocer sus propuestas partidarias, sus antecedentes cívicos y valores. La enseñanza social de la Iglesia nos recuerda la importancia del valor de toda vida, de la educación y de la familia como escuela de humanidad. Es necesario que el Congreso de la Nación vuelva a un ámbito de diálogo donde poder superar las heridas sociales de nuestro pueblo.

 

Que nuestras comunidades sean el espacio de encuentro donde podamos acompañarnos para no caer en el desánimo ni el pesimismo. Que sea desde la vida comunitaria, donde podamos alimentarnos de la fuerza y ​​esperanza evangélica para elegir a quienes mejor representen nuestros valores humanos y cristianos. Sabemos que algunos forman parte de nuestras comunidades, acompañamos su servicio y entrega en esta vocación sublime.

 

En este año jubilar, también en la política, estamos llamados a ser peregrinos de esperanza. ¡A participar con esperanza! ¡Un fuerte abrazo fraterno!

UN NUEVO MUNDO


 ¿Es posible?: una crítica al orden global desde la Doctrina Social de la Iglesia

 

La mañana, 15 de octubre de 2025

 

En el día de ayer en la ciudad de Buenos Aires tuvo lugar la presentación del libro Un nuevo mundo, ¿es posible?: Doctrina Social de la Iglesia, Derecho Natural y Multipolaridad de los autores Lorenzo Carrasco y Jaime García Neumann. Publicado por la editorial Capax Dei y el Movimiento de Solidaridad Iberoamericana (MSIa). Fue presentada por el Lic. Guido Manini Ríos y el Dr. Rafael Breide Obeid, organizados por el Foro Argentino de Estudios Geopolíticos, en pleno barrio de Recoleta, donde La Mañana estuvo presente.

 

La obra reúne ensayos y comentarios de varios autores, Lorenzo Carrasco, Jaime García Neumann, monseñor Carlos Lara López, quienes invitan a una reflexión tendiente a contribuir a la configuración del nuevo mundo multipolar en ciernes.

 

Colectivismo marxista y liberalismo individualista: dos caras de una misma moneda anticivilizatoria

 

“Al terminar la II Guerra mundial sellando la derrota del nazi-fascismo, claramente se abrió la posibilidad del surgimiento de un nuevo orden mundial capaz de organizar la sociedad humana en base a otros principios fuera del ámbito de la incesante búsqueda de hegemonía e independiente de las ideologías predominantes que de alguna manera salían victoriosas del enfrentamiento mundial”, contextualiza a modo de introducción la obra.

 

“Ni el colectivismo marxista ni el liberalismo individualista –dos caras de una misma anticivilizatoria– tenían la legitimidad para conducir al mundo al orden de plenitud que se vislumbraba en el horizonte y que, trágicamente, se confirmó 80 años después: primero, con la caída del Muro de Berlín y la disolución de la Unión Soviética y, en la actualidad con el declive hegemónico de Estados Unidos y sus monedas trasatlánticas. Frías, ambos lados, cegados por el poder, mantuvieron sus ansias de dominio global a través de un innegable condominio de poder mundial”, explica Lorenzo Carrasco.

 

En este largo período de letargo histórico, sin dejar de reconocer los extraordinarios avances técnicos y científicos ocurridos, “no se sembraron las raíces sanas de un orden internacional cooperativo que pudiera frenar, en su carrera por la gloria, a los Jinetes del Apocalipsis: la guerra, el hambre, la peste y la muerte, que, al contrario, cabalgaron libremente escondidos debajo del paraguas nuclear de una doctrina malvada, la de la Destrucción Mutuamente Asegurada”, cuyo apropiado acrónimo en inglés es MAD. (demente).

 

El mismísimo origen de la Doctrina Social de la Iglesia, concebida a partir de la encíclica Rerum Novarum, del papa León XIII del 15 de mayo de 1891, “ya ​​nos decía que los dos sistemas, marxistas y liberales, aparentemente antagónicos, se alimentaban mutuamente; atropellando, cada uno a su manera, genuinos valores del ser humano que solo pueden ser defendidos dentro de un orden divino”.

 

“Estos llamados, enriquecidos a lo largo del siglo XX en diversos documentos vaticanos de gran influencia en el mundo político y económico occidental, fueron no solo desoídos sino vehementemente combatidos o archivados bajo la clasificación de 'lecturas utópicas'”, reflexiona Carrasco y agrega: “Lo anterior no sorprende ya que el Concilio Vaticano II y su Constitución Gaudium et Spes fueron deliberadamente deformadas con la anuencia de los dos bandos. Liberación redujo el reino de Dios al mundo material. Este mundo engañoso empapado de un progreso positivista material terminó despreciando cada rastro de un orden apoyado en valores morales, y la ley natural quedó encadenada en los sótanos de la academia”.

 

Despreciar la naturaleza divina del hombre terminó repudiando también su naturaleza natural.

 

“En la reinante anticultura de la posmodernidad, el hombre puede ser cualquier cosa, excepto un ser humano íntegro; lo moderno es un ser desfigurado en sus características étnicas, raciales, tonalidad de la piel, preferencias de las más diversas aberraciones sexuales y realidad clasificada por una infinita serie de siglas: ideología de género, LGBT+, transexualidad o identidad asociada a otras especies, en una variedad que depende de 'ser despertado' (woke) a esases”, explica Carrasco.

 

“¿Pero realmente el poder material es tan poderoso como se considera a sí mismo?, o ¿es únicamente una ilusión más en los caminos desviados de la humanidad?”, se preguntan los autores.

 

“Lo que deliberamos en este libro es que estamos transitando por el final de una época del mundo occidental, que fue el líder natural de la humanidad, no obstante que, hoy por hoy, se ha extraviado precisamente por abandonar en conciencia los principios universales trascendentes que le dieron origen: el Estado nacional que ya no responde a la protección y fomento del bien común, y por eso, representa una amenaza a la constitución y reproducción de la célula mater de la humanidad, la familia”.

 

Los autores sostienen "que el extremo al que ha llegado el mundo occidental ha vulnerado los propios medios de subsistencia, sin perder, en un primer momento, su poder económico material o su poderío bélico. La inteligencia ha sido menor que su delirio de señorío, que al final lo traicionó".

 

"Tal abandono del sentido de trascendencia espiritual y reverencia al 'aquí y ahora', no comenzó en nuestra contemporaneidad, sino que ha sido la trayectoria, con altas y bajas, de más de 350 años de supremacía creciente del liberalismo radical inglés y su hermano gemelo, el iluminismo francés. Esta pareja transgénero, practicando la máxima de Thomas Hobbes 'El hombre es un lobo para el hombre', pervirtió en cadena la naturaleza humana, el sistema de relaciones internacionales y también las instituciones políticas representativas”.

 

Iberoamérica y un mundo multipolar

 

"No obstante, la hora de la dulce venganza de la ley natural parece haber arribado. Y es una llegada inesperada de vientos que provienen del extremo oriente y de la región euroasiática. El surgimiento económico de China, que supo aprovecharse como nadie de la globalización y el libre comercio, corazón del propio sistema financiero occidental, y la reconstrucción cristiana de Rusia, resistiendo los intentos de desmembramiento del mayor país del mundo y convirtiéndose en la mayor potencia militar-tecnológica, provocaron, ante la ceguera de las potencias hegemónicas atlánticas, la construcción natural de un polo económico y militar que exige un cambio en las estructuras del poder mundial Es desde ahí que se oyen los clamores de un mundo multipolar cooperativo al cual se unen cada vez más naciones en todo el planeta”.

 

“¿Qué tan novedoso es para nosotros en Iberoamérica este mundo multipolar? –se pegunta el autor–, siendo parte de un occidente profundo bien diferente, por sus raíces, al mundo de las potencias mal llamadas del occidente cristiano. Como el lector encontrará en estas páginas, los principios proclamados de la multipolaridad en los foros euroasiáticos son compatibles con la Doctrina Social de la Iglesia, enriquecida con la escolástica hispana de la Escuela de Salamanca. Proféticamente abordados, son principios cristianos para conformar un nuevo mundo, sujeto a normas universales y autoridades legítimas”.

 

La obra trae a la memoria las enseñanzas del teólogo español Francisco de Vitoria (1483-1546), cuyos ideales de la 'Comunidad del orbe' y el 'Derecho de gentes' –antípodas del mundo hobbesiano– que colocando el Derecho natural como guía del Estado nacional soberano y de las relaciones internacionales.

 

"¿No son estos los principios que moldean el nuevo orden internacional que debe surgir en la transición epocal? Siempre y cuando superemos los tambores de guerra que las oligarquías hegemónicas colonialistas tocan, desesperada y desafinadamente, al borde de su tumba. Definitivamente, ¡un Nuevo Mundo es posible!", expresa el autor con esperanza.

 

Los autores

 

Lorenzo Carrasco es periodista y presidente del Movimiento de Solidaridad Iberoamericana y de la editorial Capax Dei, con sede en Brasil. Conferencista internacional de asuntos estratégicos, en diversas ocasiones ha rendido testimonio en Comisiones de Investigación del Congreso de Brasil. Con el tema a quién sirve las organizaciones no gubernamentales y las amenazas que enfrenta la Amazonia. Es autor del libro Conselho Indigenista Missionário-Filho da mentira.

 

Jaime García Neumann se licenció en teología y en filosofía en Colombia; se graduó en planificación económica en la Universidad Central de Venezuela y es doctor en Filosofía jurídica y política por la Universidad de Valencia, España, donde ha sido profesor e investigador. Ha publicado libros y artículos sobre la leyenda negra, geopolítica y geoeconomía.

SEÑALES


 de agotamiento del conflicto

 

Por Gabriel Camilli

La Prensa, 19.10.2025

 

Los combates en el Donbáss no han disminuido significativamente. Al contrario, en los últimos días se han observado avances masivos de la maquinaria rusa.

 

El buen tiempo persistente en el este de Ucrania prolonga aún más la fase culminante de la ofensiva de verano de Rusia. Cuando las lluvias de otoño traigan la famosa temporada de barro -conocida en ucraniano como Bezdorishzhia y en ruso como Rasputitsa-, nada funcionará. Fuera de las carreteras asfaltadas, el terreno se convierte en un infierno de aguanieve.

 

"Hasta que llegue el mal tiempo, Rusia seguirá intentando conseguir al menos un éxito simbólico”, según el Cnl M. Reisner.

Seis ciudades siguen bajo grave amenaza por parte de los soldados del Kremlin. De norte a sur, hijos: Kupiansk, Lyman, Siversk, Kostiantynivka, Pokrovsk y Novopavlivka.

 

El oficial del ejército austriaco se muestra pesimista respecto a algunas fortalezas ucranianas: "Tal como están las cosas, Pokrovsk caerá tarde o temprano. Siversk está en una posición muy vulnerable y posiblemente también caiga. Lo mismo ocurre con Kupiansk". ¿Los tomahawks son solo un engaño? Trump y Putin apostaron por la paz en Ucrania. El gobierno estadounidense ha anunciado que Trump y Putin desean reunirse en Hungría; la fecha aún está pendiente. Las opiniones al respecto están divididas.

 

Ni siquiera los optimistas se atreven a esperar que Putin se deje intimidar por los tomahawks. «Casi cada vez que Occidente considera suministrar nuevas armas a Ucrania o brindar un apoyo más decisivo de otras maneras, una amenaza nuclear proviene de Moscú, a veces velada, a veces descarada», resumió Ulrich Speck en el Neue Zürcher Zeitung. Eso fue a mediados de 2024, y la táctica sigue funcionando para mantener a la OTAN prácticamente bajo control. Incluso antes de la entrega de los cazas F-16, el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, había amenazado con una conflagración global.

 

SEGUNDA CUMBRE

 

Una llamada telefónica de dos horas y medios para concertar una segunda cumbre, esta vez en Budapest. Esta es la conclusión esencial de la larga conversación entre Donald Trump y Vladimir Putin. Y no es una conclusión menor. Demuestra que, a pesar de las numerosas declaraciones rimbombantes e incluso amenazantes, la comunicación entre Moscú y Washington siempre ha permanecido abierta desde la cumbre de Anchorage. Hubo muchas señales de ello, y no nos sorprendería que Alexander Lukashenko hubiera desempeñado un papel clave. Esto culminó en los últimos días con la propuesta de Lukashenko de un "acuerdo de gran alcance" entre Bielorrusia y Estados Unidos.

 

El contexto geoestratégico de renovada presión sobre ambas partes, el aumento de las tensiones bilaterales y el creciente temor a que las provocaciones de falsa bandera en Europa puedan conducirlos a una guerra hacen que la cumbre prevista para Budapest tenga más probabilidades de éxito que la de Anchorage.

 

Además de lo anteriormente explicado en referencia al campo de batalla: Ucrania está en problemas. Así relata El Rastreador de Apoyo a Ucrania del Instituto Kiel nos indica que, a pesar de las últimas iniciativas de la OTAN, la ayuda militar europea a Ucrania se redujo un 57% en el segundo semestre del año en comparación con el primero, y en general un 43%. En resumen: a menos que se confisquen los fondos rusos, será difícil avanzar. Y cuanto más se prolongue la guerra, mayor será el número de refugiados ucranianos en Europa (seis millones) que no regresarán a casa. Las últimas encuestas ya muestran que menos de la mitad tiene intención de regresar. Y desde que el parlamento de Kiev aprobó hace unos meses una ley que permite a los hombres de entre 18 y 22 años salir del país (anteriormente prohibida para los de entre 18 y 60), las solicitudes de asilo de ucranianos en Alemania se han multiplicado por diez.

 

EL PAPEL DE HUNGRIA

 

El ministro de Asuntos Exteriores de Hungría, Szijjártó, discutió por teléfono con el asistente del presidente ruso Ushakov la preparación para la reunión entre Putin y Trump en Budapest. Así lo informó en su página de Facebook.

 

Anteriormente, también tuvo una conversación telefónica con su homólogo ruso Lavrov y con el primer subsecretario de Estado de EE.UU., Landau. “Hungría, como isla de paz, está lista para acoger la cumbre, y garantizaremos todas las condiciones para que los presidentes puedan negociar eficazmente y la paz pueda regresar a Europa”, escribió Szijjártó tras las negociaciones.

 

El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, afirmó este viernes que Budapest es el único lugar de Europa capaz de acoger el encuentro entre Donald Trump y Vladímir Putin, al asegurar que Hungría es el único país que “apoya la paz” y les ofrece un entorno seguro.

 

“Si buscaban un lugar seguro desde el punto de vista de la paz y desde el punto de vista técnico también, Budapest parece ser una elección lógica”, enfatizó el primer ministro, al asegurar que ya han iniciado los preparativos del encuentro que se espera que se pueda realizar en dos semanas.

Trump y Zelenski hablan de “disminuir tensiones”, antes de considerar ataques en Rusia. Los mandatarios se reunieron por más de dos horas el viernes pasado, en una conversación calificada por Zelenski, en sus redes sociales, como de verdadera ayuda para acercar el fin "de esta guerra".

 

Consideramos central esta intervención del mandatario ucraniano: “El presidente tiene razón (…) y tenemos que detenernos donde estamos”, fue la primera reacción del ucraniano, durante una conferencia de prensa en inmediaciones de la Casa Blanca tras concluir su reunión con Trump.

 

Desde esta columna hemos repetido varias veces que uno de los posibles escenarios de cierre seria congelar el conflicto, en las líneas alcanzadas y crear una especie de solución al estilo conflicto de Corea. Hoy esta posibilidad esta presente.

 

Recordemos que aunque la Guerra de Corea terminó con un armisticio en 1953, nunca se firmó un tratado de paz, por lo que técnicamente los países siguen en guerra. El conflicto se caracteriza hoy por la división ideológica, la presencia militar de potencias extranjeras, y enfrentamientos intermitentes a través de una Zona Desmilitarizada.

 

Mas alla del resultado de las conversaciones creemos que hay signos evidentes del agotamiento del conflicto. Se puede percibir en el aire, a pesar de que muchos interesados ​​no quieren terminar con esta guerra sin fin.

 

Nos dice Paolo Falconio: “Las consecuencias de la guerra más allá de la dimensión militar, interpretándola como un dispositivo geopolítico capaz de generar transformaciones estructurales en el orden mundial”. Nosotros decimos desde el comienzo que la guerra de Ucrania es el laboratorio de ensayo para dirimir como será en orden mundial en los próximos años. El unipolarismo anglosajón ha muerto.

 

Sigue Falconio: "Desde el punto de vista geopolítico, cada guerra representa un momento de reconfiguración del sistema internacional. Hans Morgenthau, en su teoría del realismo político, subrayaba que el conflicto es una constante de la política mundial, funcional al mantenimiento del equilibrio de poder".

 

En la fase histórica actual, caracterizada por la interdependencia económica y tecnológica, la guerra se manifiesta en formas diversas, donde la coerción militar se entrelaza con instrumentos económicos, informativos y normativos.

 

Joseph Nye introdujo la distinción entre poder duro y poder blando para describir las nuevas formas de influencia global. Hoy, estas dimensiones coexisten y se superponen: la guerra ya no es solo destrucción, sino también producción de consenso, manipulación narrativa y experimentación normativa. Esto lo hemos mostrado en nuestra columna en La Prensa.

 

Claramente se puede entender que la guerra en Ucrania se ha convertido en un conflicto controlado, en lugar de combatido, donde la diplomacia y la inteligencia han influido y condicionado sobre la estrategia militar directa.

a) Estados Unidos ha mantenido un control constante sobre la intensidad del conflicto, equilibrando el apoyo a Ucrania con el temor a una reacción rusa.

b) Europa ha demostrado su vulnerabilidad estratégica, dividida entre principios morales (olvidando sus raíces cristianas originarias) y dependencias económicas.

c) Rusia, aunque desgastada, ha consolidado su resiliencia interna y su sentimiento nacional, transformando la crisis en una herramienta política e industrial.

d) Ucrania ha pasado de ser un símbolo de libertad a un laboratorio de poder, donde se han puesto a prueba los límites del apoyo occidental y la fragilidad del consenso internacional.

 

Ante este contexto geoestratégico mundial, el cambio de orden mundial (del unipolarismo al multipolarismo) esta guerra larga, sin restricciones y casi sin fin ha agotado a las partes en conflicto. La frase "la guerra es la continuación de la política por otros medios" fue acuñada por el estratega militar prusiano Carl von Clausewitz en su obra De la guerra. Esta afirmación sostiene que la guerra no es un acto independiente, sino un instrumento político que se utiliza cuando los métodos diplomáticos y políticos no son suficientes para alcanzar un objetivo. Después de casi cuatro años ¿Serán suficientes los medios políticos y diplomáticos?

 

Gabriel Camilli

Cnl My (R) - Director del Instituto ELEVAN.

 

 

domingo, 19 de octubre de 2025

LA HORA DE LAS AMÉRICAS

 


“El siglo XXI no será el siglo de América ni de China, sino el de la interdependencia.”

Zbigniew Brzezinski -1928/2017.

 

Por Grl Heriberto Justo Auel

Foro Patriótico Manuel Belgrano, 19/10/2025

 

EL CAMBIO GEOPOLÍTICO MUNDIAL EN EL SIGLO XXI

LA EUROPA QUE NO ENTENDIÓ A TOYNBEE

LA HORA DE LAS AMÉRICAS

 

1. EL CAMBIO GEOPOLÍTICO MUNDIAL EN EL SIGLO XXI.

Vivimos en estas primeras semanas de Oct 25 las graves consecuencias de una confrontación vergonzosa y dramática -en algunos aspectos-, provocada por la arremetida de quienes corporizan y representan a la compleja síntesis asociada de lo peor de nuestro reciente pasado

 

-los remanentes revolucionarios castro comunistas, el narcoterrorismo y el globalismo- que, como fiera herida de muerte, desarrollan ataques en todos los frentes posibles y en particular contra el débil oficialismo legislativo. El Socialismo Siglo XXI -nombre actual del castrocomunismo- intenta evitar su desaparición o muerte política en las elecciones del 26 Oct 25. En el último párrafo de nuestro ensayo del pasado mes de Sep 25 (1), decíamos:

“En síntesis: la Argentina se encuentra en un momento de alta tensión política y económica y a pocas semanas de elecciones claves que deciden su futuro: o triunfa la “contrarrevolución” o regresa a la “revolución narcocastrocomunista”, con el apoyo de no pocos inconscientes “idiotas útiles”. La Argentina EN TRANSICIÓN, –parada en el umbral del siglo XXI– puede avanzar decididamente a la nueva etapa de la civilización posindustrial o regresar al OSCURO PASADO kk, bajo “Cristina libre”.

 

La intensidad cuantitativa y cualitativa de los bochornosos hechos preelectorales ocurridos y de los que seguramente ocurrirán en los próximos días, nos indican la necesidad de ampliar el encuadramiento situacional que nos ha llevado al umbral de lo que llamamos “La Segunda Argentina Posindustrial” (2), siempre que el electorado argentino continúe sosteniendo a la “contrarrevolución” en las próximas elecciones de medio tiempo.

 

La historia de las relaciones internacionales atraviesa hoy una de sus inflexiones más trascendentes desde la Paz de Westfalia -1648- y de la posguerra -GM II / 1945-. Nos encontramos -como advirtiera Gramsci– en una “etapa de transición” en la que el viejo orden liberal, hegemonizado por el Occidente Cristiano -con núcleo fundacional en Europa- se debilita aceleradamente, sin que un nuevo equilibrio global se haya consolidado plenamente.

 

Durante casi ocho décadas el poder mundial descansó en una arquitectura atlántica y unipolar, sostenida por la supremacía económica, militar y cultural de los EE.UU. y sus aliados. Sin embargo, el agotamiento interno de ese modelo -la pérdida de la cohesión cultural/civilizatoria, el desgaste de las instituciones multilaterales y la erosión del liderazgo moral de Occidente han abierto paso a un nuevo sistema multipolar y competitivo, en el que Oriente emerge como “nuevo eje del poder global”.

 

El pensamiento de McKinder -que veía en el control del “Heartland” la llave del dominio mundial- recupera plena actualidad frente al reposicionamiento estratégico de Rusia, de China y de la India. Paralelamente, el principio napoleónico de que “la geografía es la madre de la estrategia” recobra vigencia, en un mundo donde los corredores energéticos, marítimos y digitales son los nuevos teatros de disputa y el pensamiento de Haushofer también regresa, con la “búsqueda de un nuevo equilibrio de poder” entre los dos hemisferios -el talasocrático y e telurocrático-. La expansión del BRICS+, de la OCS -Organización de Cooperación de Shanghái- y de las iniciativas de la Franja y la Ruta de la Seda, expresan la búsqueda de un orden alternativo al diseñado tras la GM II.

 

Como lo señaló Brzezinski, el siglo XXI no pertenece a una sola potencia, sino a la “interdependencia estructural entre múltiples centros de poder”. La globalización ya no se traduce en homogeneidad, sino en competencia sistémica y en la coexistencia de modelos culturales y civilizatorios distintos. Al mismo tiempo la advertencia de Toynbee resuena con fuerza: las civilizaciones suelen caer por desgaste interno, antes que por agresión externa: “Toda gran cultura muere por suicidio, no por asesinato”. Occidente -particularmente en su núcleo fundacional europeo- enfrenta una grave crisis de legitimidad, fragmentación política y pérdida de identidad cultural, que limitan su capacidad de proyección estratégica. Está hoy ausente en las mesas de las grandes decisiones.

 

En este contexto el dominio no se define solo por el territorio o por las armas, sino -como predijo Churchill- “por la capacidad de gobernar la mente y la información”. La competencia por el poder cognitivo, la inteligencia artificial, los datos y el relato mediático, configura la nueva frontera del poder global. Los imperios del futuro son, ante todo, imperios del conocimiento. Por último, la reflexión de Eric Hoffer nos ofrece una lección estratégica central: “solo las naciones que sepan aprender, adaptarse y redefinir su visión del mundo heredarán el porvenir”.

 

La rigidez doctrinaria o la nostalgia por el pasado serán los verdaderos enemigos de la supervivencia geopolítica.

 

 

El cambio geopolítico contemporáneo no es un episodio, sino un proceso histórico de larga duración. Su signo principal es el tránsito:

 

de la hegemonía a la pluralidad,

del dominio territorial al control informacional,

y de la ideología universalista a la coexistencia de culturas y civilizaciones nacionales.

La humanidad asiste al fin del “orden occidental” y al nacimiento de un “incierto orden cultural y civilizatorio multipolar”, donde la geopolítica vuelve a ser el arte supremo de comprender el poder, el espacio y la cultura en movimiento.

 

2. LA EUROPA QUE NO ENTENDIÓ A TOYNBEE

Europa fue el núcleo fundador del Occidente Cristiano y como tal, culturizó y civilizó a las Américas. Toynbee -filósofo de la Historia- observó -desde su intimidad- la caída del Imperio Británico. Vio anticipadamente el “suicidio de Europa”. Este no fue un hecho repentino ni un colapso único, sino un proceso histórico prolongado que se extendió desde la GM I -1914/1918- hasta la llegada de un “nuevo Sheriff” (3) en EE.UU., que origina la transformación geoestratégica global en curso que omite a la UE dejando a su “autodestrucción” en total evidencia.

 

El poder marítimo británico fue sustituido -luego de la GM II- por el poder aéreo y nuclear de EE.UU. y de la URSS –“Acta del Atlántico” de por medio– . La OTAN – 1949- convirtió a Gran Bretaña en “aliado subordinado” de Washington. El Canal de Suez -1956– fue el punto de inflexión definitivo: el fracaso de la intervención británica – junto con Francia e Israel- frente a Egipto, marcó el final del papel imperial independiente. A partir de Suez Londres asumió su rol como potencia secundaria dentro del bloque occidental. Cambio su mentalidad: del Imperio a la Commonwealth. Se le promovió una transición “honorable” -la independencia de las “colonias”– formando la Commonwealth: una red voluntaria de excolonias. Fue una manera de mantener cierta influencia cultural y diplomática, aunque ya sin poder real. Pero Londres quedó como eje del “capital financiero internacional” y el resentimiento imperial se hizo “globalismo”, verdadero acelerador del suicidio europeo que ha dado lugar a la presente “batalla cultural”, con base en Washington.

 

 

 

Como todo cuerpo social débil -transculturizado- la UE -contractiva y resentida- regresó a la violencia de sus guerras civiles autodestructivas: provocó la guerra civil rusa/ucraniana. Nuestro Instituto -en soledad- planteó de ese modo a la nueva guerra civil europea aún en curso, frente a una desinformación generalizada que inculpaba a Rusia como “potencia agresora”. En los últimos días hemos tenido la oportunidad de escuchar a un testigo privilegiado de los hechos que comentamos, que nos permiten comprobar el acierto de nuestro posicionamiento. Se trata de una entrevista promovida por Glenn Diesen -profesor especializado en asuntos internacionales rusos, geoeconomía y Eurasia- y de Harald Kujat -General retirado que comandó a las Fuerzas Armadas Alemanas -Jefe de la Bundeswehr- y luego presidió el Comité Militar de la OTAN. –https://www.youtube.com/watch?v=e3MiU4Gw-bY– Veamos cuales son los argumentos del General Kujat:

 

1.      Causa y provocación del conflicto:

Kujat rechaza la idea de que Rusia haya invadido “sin provocación”. Recuerda la “agresión terrorista” de las poblaciones de cultura rusa en el Donbás, como un componente ignorado en muchos análisis occidentales.

 

2.      Crítica a Occidente, la OTAN y las narrativas dominantes:

Una parte importante de la entrevista gira en torno a cómo Occidente utiliza ciertos conceptos, por ejemplo: “invasión a gran escala”, “agresión desprovista de provocación”– con fines políticos y mediáticos. También analiza el rol que algunas potencias occidentales habrían desempeñado para obstaculizar negociaciones de paz, citando el caso del ex primer ministro británico Boris Johnson y su visita a Kiev para evitar la firma de un Acuerdo de Paz ya pactado. Asimismo habla del sabotaje a los Acuerdos de Minsk y de la dificultad de mantener un diálogo serio entre Occidente y Rusia, dada la falta de confianza acumulada.

 

3.      Visión sobre la diplomacia y las negociaciones de paz:

Kujat analiza los intentos de arreglo diplomático -conversaciones en Estambul- y señala que, en su perspectiva, las partes no estaban dispuestas a ceder o negociar en serio ciertos puntos fundamentales. También subraya que los costos estratégicos de seguir el conflicto han ido escalando de forma muy significativa.

 

4.      Revisión de narrativas militares y estratégicas:

Kujat cuestiona a ciertos supuestos estratégicos occidentales: la intencionalidad rusa de ocupar todo el territorio ucraniano, por ejemplo. También discute la incompatibilidad entre los compromisos de seguridad europeos, el papel de la OTAN y las ambiciones rusas, en un contexto de escalamiento verbal sistémico, que llega a la amenaza nuclear.

 

Esta guerra civil europea -clara manifestación de su debilidad cultural- se constituye un hito final de su larga agonía por suicidio -en términos de Toynbee- del núcleo fundador del Occidente Cristiano. No solo el poder imperial ha migrado por sobre el Atlántico, luego de la GM II. La guerra ruso/ucraniana y la llegada de Trump a Washington han trasladado a las Américas el meridiano central del Occidente Cristiano y la responsabilidad de su recuperación, imprescindible para enfrentar el desafío que plantea el resurgimiento del Oriente Asiático.

 

 Ello fue lo que obligó a EE.UU a recuperar a Iberoamérica, prioritariamente. Rusia, con un pie en Occidente y el otro en Oriente, es el natural y actual “pivote estratégico”. La cumbre de Alaska ha precedido naturalmente a la de Trump/Xi Jinping. Con la Paz encaminada en Medio Oriente, EE.UU./China tratarán el fin de la guerra europea y este es el encuadramiento político/estratégico de la inédita alianza estratégica de Buenos Aires/Washington.

 

 ¿SE ENTIENDE CUÁL ES LA IMPORTANCIA -EN NUESTRA PATRIA- DE LAS PRÓXIMAS ELECCIONES DE MEDIO TIEMPO?

 

3. LA HORA DE LAS AMÉRICAS.

La llegada de Donald J. Trump a la presidencia de los EE.UU. -en Ene 17- marcó un punto de inflexión en el sistema internacional surgido tras el fin de la Guerra Fría -1991-. Durante más de dos décadas, la hegemonía norteamericana había sostenido un orden unipolar articulado en torno a la expansión del libre comercio, las instituciones multilaterales y la proyección global del modelo liberal-democrático. Sin embargo ese consenso comenzó a resquebrajarse ante el ascenso de China, la reemergencia de Rusia, la fragmentación europea y el creciente desgaste interno de la sociedad estadounidense. En ese contexto la administración Trump inauguró un giro geoestratégico profundo, caracterizado por el retorno del realismo nacional, la revalorización de la soberanía estatal y la competencia entre grandes potencias como principios estructurantes del nuevo orden mundial.

 

Desde 1991 el sistema internacional se configuró bajo la égida de un “momento unipolar” – Krauthammer, 1990-, en el cual EE.UU. ejerció un liderazgo global casi incuestionado. A través de la OTAN, las instituciones financieras internacionales y la diplomacia liberal, Washington definió las reglas del comercio, la seguridad y la gobernanza global.

 

Pero hacia mediados de la década de 2010, este modelo comenzó a erosionarse:

 

La República Popular China se consolidó como potencia económica y tecnológica.

La Federación Rusa, bajo Vladimir Putin, retomó una política exterior de afirmación geopolítica.

La Unión Europea enfrentó crisis de legitimidad, soberanía y cohesión -Brexit, migraciones, populismos-.

En UU. se amplió la brecha entre las élites globalizadas y las clases trabajadoras desplazadas por la desindustrialización y las guerras interminables. Este escenario preparó el terreno para un replanteo estratégico de la función de EE.UU. en el mundo con un giro geoestratégico de la Globalización al Realismo Nacional – “America First”.

Trump propuso abandonar la lógica del “orden liberal internacional” para reinstalar un realismo de poder: el Estado-Nación como unidad soberana que actúa en función de su interés nacional.

 

Su lema “America First” sintetizó una política exterior transaccional: los compromisos multilaterales se subordinan al beneficio directo de los EE.UU.. Esto se tradujo en:

 

La salida del Acuerdo Transpacífico (TPP) y del Acuerdo de París -sobre el clima-.

La renegociación del NAFTA -convertido en USMCA-.

La revisión crítica del gasto militar estadounidense en apoyo a la

Trump cuestionó la utilidad estratégica de alianzas tradicionales y presionó a Europa para aumentar su gasto en defensa. Al mismo tiempo buscó una aproximación táctica hacia Rusia, con el fin de concentrar recursos frente al verdadero competidor sistémico: China. El Documento de Estrategia de Seguridad Nacional de 2017 -NSS 2017- estableció un cambio doctrinal decisivo: la “guerra contra el terrorismo” dejaba de ser el eje central de la política de defensa, reemplazada por la “competencia entre grandes potencias”. Desde entonces, Washington comenzó a delinear una arquitectura de contención del poder chino en el Indo- Pacífico, fortaleciendo alianzas como el QUAD -EE.UU., India, Japón y Australia- y el AUKUS -EE.UU., Reino Unido y Australia-. La atención estadounidense se trasladó del Atlántico al Indo-Pacífico, desplazando el centro de gravedad del poder mundial. Ello implicó una reconfiguración de la jerarquía internacional: Europa perdió relevancia relativa, mientras Asia se consolidó como el epicentro de la competencia global.

 

 Las consecuencias sistémicas del giro fueron las siguientes:

 

Fin del unipolarismo: se consolida una transición hacia la multipolaridad, con la emergencia de varios polos de poder -EE.UU., China, Rusia, India, UE-.

Reaparición del pensamiento geopolítico clásico: los factores espaciales, energéticos y tecnológicos vuelven a dominar el análisis estratégico.

Fragmentación del Occidente político: Europa busca autonomía estratégica frente a la dependencia de Washington.

Transformación de la guerra: la competencia se expresa en dominios híbridos – ciberespacio, inteligencia artificial, control de cadenas tecnológicas-.

Reconfiguración institucional: proliferan organismos y bloques alternativos – BRICS+, Organización de Cooperación de Shanghái, acuerdos energéticos en monedas locales-.

Con posterioridad -2021/2025- aunque la administración Biden restauró un discurso multilateralista, la estructura del giro estratégico iniciado por Trump permaneció intacta. El enfrentamiento sistémico con China se profundizó, la guerra en Ucrania reactivó la OTAN y el sistema internacional quedó polarizado en torno a dos bloques:

 

el Occidente ampliado liderado por EE.UU.,

y el eje euroasiático sino-ruso con creciente influencia en el Sur Global.

El orden mundial posterior a 2017, por tanto, puede definirse como competitivo, fragmentado y tecnológicamente conflictivo, con la geoeconomía y la seguridad como ejes de poder. El giro geoestratégico inaugurado por Donald Trump significó el fin de la era globalista y el retorno del poder como categoría central de la política internacional. EE.UU. abandonó la pretensión de gobernar un orden liberal universal para defender su posición relativa en un entorno multipolar. Con ello, la geopolítica reemplazó al idealismo normativo y la rivalidad entre grandes potencias volvió a ser el motor de la historia internacional. En síntesis, desde 2017 el mundo transita una fase de reconfiguración estructural, en la que la estabilidad ya no depende de instituciones universales, sino del equilibrio dinámico entre centros de poder regionales. Este proceso -aún en curso- redefine las nociones mismas de hegemonía, soberanía y seguridad en el siglo XXI.

 

En la Segunda Administración Trump se reactiva la recuperación del Hemisferio Occidental y EE.UU. prioriza al “patio de atrás”. En mayo de 2024 se realizaron en el Atlántico Sur los ejercicios “Gringo-Gaucho II”, con la participación del portaviones USS George Washington y unidades de la Armada Argentina. Posteriormente un decreto presidencial argentino autorizó el ingreso de oficiales del Naval Special Warfare Command estadounidense, para entrenamientos combinados -Operación “Tridente”- en bases de Mar del Plata, Puerto Belgrano y Ushuaia durante 2025. Estos movimientos consolidan la interoperabilidad militar entre ambos países y la apertura de corredores logísticos en el Atlántico Sur, área clave para el control de rutas bioceánicas y el acceso antártico.

 

La dimensión política y estratégica de estas actividades combinadas están sostenidas por la afinidad ideológica entre Milei y Trump, que ha favorecido una alianza político-doctrinaria sustentada en tres pilares:

 

Defensa del mundo occidental y de la democracia liberal frente a regímenes

Rechazo del intervencionismo chino y ruso en América

Promoción de la seguridad hemisférica compartida, bajo liderazgo

En el plano económico Washington ha brindado a Buenos Aires respaldo financiero y diplomático en paralelo con acuerdos de cooperación en materia de energía, defensa y lucha contra el crimen organizado. El eje Ushuaia–Atlántico Sur–Antártida: La posición argentina ofrece a EE.UU. una proyección estratégica hacia el Atlántico Sur y la Antártida, espacios de creciente competencia global por recursos naturales, tránsito marítimo y posicionamiento científico. Las negociaciones sobre infraestructura logística conjunta en Ushuaia -aunque sujetas a debate interno- reflejan el interés de ambos gobiernos por establecer una presencia permanente en la zona austral. La recuperación de las Is. Malvinas es un objetivo insoslayable. El fortalecimiento del eje Washington-Buenos Aires, tiene efectos múltiples:

 

Reequilibrio hemisférico: consolida un polo de poder atlántico-suramericano alineado con UU., en contraposición al bloque bolivariano y a la influencia extrarregional de China.

Disuasión y contención: contribuye a limitar la expansión de redes ilícitas, pero también funciona como elemento de presión sobre Caracas y La Habana.

Riesgos de soberanía: en Argentina, sectores políticos y académicos advierten sobre la posibilidad de una dependencia estratégica excesiva o cesión de espacios sensibles.

Reacciones internacionales: China, Rusia e Irán han manifestado su rechazo a la militarización creciente del hemisferio, previendo respuestas diplomáticas.

 

Conclusiones: La segunda presidencia de Donald Trump representa la consolidación de un nuevo orden geoestratégico hemisférico. El retorno de la doctrina de poder nacional, la proyección naval en el Caribe y la alianza preferente con Argentina constituyen manifestaciones concretas de un modelo basado en la seguridad, la disuasión y la competencia estructural entre potencias. Este proceso redefine la arquitectura del Atlántico Sur y marca el inicio de una etapa donde Iberoamérica vuelve a ser escenario de rivalidad global. Si el ciclo 2017/2021 significó la ruptura del globalismo liberal, el ciclo 2025/2029 encarna su institucionalización geoestratégica, con una Casa Blanca que ya no busca administrar un orden universal, sino asegurar su hegemonía relativa en un mundo crecientemente multipolar. En ese marco, la alianza argentino-estadounidense se perfila como uno de los vectores más significativos de la política internacional contemporánea: un punto de convergencia entre el nacionalismo estratégico norteamericano y la aspiración argentina de reposicionarse como actor relevante del Hemisferio Sur.

 

 “El siglo XXI no será el siglo de América ni de China, sino el de la interdependencia.”

 

 CITAS Y ACLARACIONES:

J. Auel. “Las crisis que nos asedian y las que nos ocultan”. 06 Sep 25. www.ieeba.org

J. Auel. “La “Segunda Argentina Posindustrial” está llegando”. 15 Ene 25. www.ieeba.org

J. Auel. “Hay un nuevo Sherif en Washington”. 25 Feb 25. www.ieeba.org