miércoles, 28 de abril de 2021

EL PRESIDENTE

 

 

 


decidió prorrogar la concesión del dragado por 180 días

por Guillermo Cherashny

Informador Público, 28-4-21

 

Albero Fernández tiene a la firma la prórroga de la concesión de la Hidrovía por 180 días más, al tiempo que llama a una licitación nacional e internacional supervisada por a la OCDE. Las presiones de sectores del kirchnerismo para estatizar la Hidrovía del río Paraná es muy fuerte y persistente pero la vicepresidenta ya autorizó la propuesta presidencial, que cuenta con el apoyo de Sergio Massa, el presidente de la Cámara de Diputados.

 

La estatización es de imposible cumplimiento, por la simple razón de que el Estado no posee dragas para seguir la operatoria ni expertise para cobrar el peaje y sólo podría hacerlo expropiando o tomando prestadas sin consentimiento las dragas de la empresa belga Jean De Nul, lo cual se convertiría en un nuevo caso Vicentin en momentos en que las relaciones con el complejo agroindustrial están muy mal por la amenaza de aumentar las retenciones a la carne y al maíz y también por el ensanchamiento de la brecha cambiaria de estos días.

 

El delirio estatista parte de la base de que la recaudación de la Hidrovía podría ser de 30.000 millones de dólares, cuando en realidad el consorcio que la maneja no llega a facturar 300 millones dólares. Decimos que es un delirio porque los estatistas suponen que los sojeros evaden por contrabando casi toda la producción soja, maíz y trigo, cuando sólo es una pequeña parte, que se origina en el cepo al dólar más las retenciones, y no es atribución de la Hidrovía, porque, al igual que Autopistas del Oeste, la empresa puede cobrar el peaje pero no revisar el contenido, que debe realizarlo la Prefectura Naval.

 

Si se llegara a aprobar lo que piden los estatistas, sería generar un caos en la Hidrovía suspender el dragado y generar un conflicto legal con el consorcio y con todo el sector agrícola-ganadero.

martes, 27 de abril de 2021

CRISIS CLIMÁTICA

 


el fin del mundo puede esperar

Riccardo Cascioli

Brújula cotidiana, 27-04-2021

 

¿Cuánto falta para el fin del mundo? Se podría pensar que muy poco tiempo al escuchar los discursos de la “Cumbre de Líderes sobre el Clima” convocada por el Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en el Día de la Tierra celebrado el pasado 22 de abril. “Estamos al borde del abismo”, ha dicho Biden, “los próximos diez años serán decisivos”. El Papa Francisco también se ha hecho eco del mismo mensaje, incluso con dos discursos en vídeo: uno grabado para la cumbre organizada por Biden (además, en el programa estaba previsto el Papa entre los ponentes, pero su nombre fue retirado en el último momento y no se dio ninguna explicación), el otro más general dirigido a todos los gobernantes para el Día de la Tierra. “Estamos en el límite”, ha dicho el Papa, hay que invertir “el camino de la autodestrucción”.

 

¿Tenéis la sensación de haber escuchado esta alarma antes? ¿De que no es la primera vez que se dan ultimátum con fecha de caducidad? Pues bien, lleváis razón. El apocalipsis climático se ha ido forjando desde hace al menos 50 años. Un reciente estudio publicado en la revista International Journal of Global Warming ofrece un panorama completo de la situación: desde 1970, el primer Día de la Tierra, se han registrado 79 predicciones sobre la destrucción final del mundo debido al cambio climático. Pues bien, 48 de estas predicciones del fin del mundo ya han expirado, pero nada de lo que se predijo se ha hecho realidad: no sólo el fin del mundo, que es obvio para todo el mundo ya que todavía estamos aquí hablando de ello, sino ni siquiera todos aquellos acontecimientos desastrosos que deberían precederlo.

 

El estudio, “Apocalypse now? Communicating extreme forecasts” no está escrito por dos “escépticos” que quieren desacreditar el movimiento climático, sino por dos profesores de la Universidad Carnegie Mellon, David C. Rode y Paul S. Fischbeck, preocupados por el efecto boomerang de estos anuncios puntualmente desmentidos por la realidad. “El problema”, señalan los autores, “no es sólo que todas las predicciones ya caducadas eran erróneas, sino lo que es más importante, que muchas de ellas se anunciaron como algo seguro que sucedería en una fecha concreta”.

 

Algunos de los autores de estas predicciones son seriales, como el biólogo estadounidense Paul Ehrlich, famoso por su libro sobre la “bomba demográfica” (1968) y recientemente invitado como ponente a una conferencia en el Vaticano, y como el príncipe Carlos de Inglaterra, digno hijo de tal padre. Se recordará que a principios de 2009 el Príncipe de Gales se embarcó en una gira mundial para anunciar el inminente fin del mundo: “Sólo cien meses para salvar el mundo”, anunció el 7 de marzo en Brasil ante una audiencia de líderes y empresarios sudamericanos; sólo “99 meses” respondió al mes siguiente en la Cámara de Diputados de Roma, así como en la cumbre del G-20 en Londres. Tan cierta era la certeza sobre la fecha que en los meses siguientes, en cada discurso público, Carlos realizaba una especie de cuenta atrás. Luego llegó julio de 2017, la fecha límite para el apocalipsis, y no pasó nada.

 

Impertérrito, el príncipe Carlos compareció en julio de 2019 ante los ministros de Exteriores de la Commonwealth, pregonando la creencia de muchos “expertos”: “Los próximos 18 meses serán decisivos”. Y enero de 2021 también ha pasado; mientras tanto, ha llegado la pandemia cuya crisis aún continúa, con todo lo que ello conlleva, y aquí estamos de nuevo: ahora, explica Biden, son “los próximos diez años” los que serán decisivos.

 

Se podría incluso sonreír ante esta manía apocalíptica si no fuera porque es funcional para imponer una serie de políticas, éstas sí catastróficas, destinadas a empobrecer al conjunto de la humanidad y a reducir drásticamente el número de la población. No es casualidad que el Día de la Tierra sea el día preferido para estos anuncios: se creó en 1970 con el objetivo de dar fuerza a la propaganda antinatalista de quienes, por valor de miles de millones, financiaban los proyectos de reducción de la población en todo el mundo. El primer lema del Día de la Tierra fue precisamente “La población contamina”, y es muy triste ver hoy que hasta el jefe de la Iglesia católica se suma a este coro.

 

Sin embargo, estas ocasiones sirven para empujar a los Jefes de Estado y de Gobierno a asumir compromisos cada vez más estrictos y onerosos para evitar el Apocalipsis. Obviamente, Biden ha dado un buen ejemplo al anunciar un nuevo objetivo para Estados Unidos, aún más ambicioso que los anteriores: reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 50% de aquí a 2030, para alcanzar la “neutralidad del carbono” en 2060. También ha convencido al presidente chino, Xi Jinping, para que quedara bien haciendo la misma promesa: él también se ha comprometido a la “neutralidad del carbono” para 2060. Pero como es más capaz, empezará más tarde a reducir las emisiones; a partir de 2026, para el próximo plan quinquenal. Mientras tanto, hasta 2025, el consumo de carbón en China seguirá aumentando porque “no tenemos alternativa”, ha justificado Xi. En pocas palabras, “Vosotros id adelante que nosotros ya os alcanzaremos” es la estrategia de China: ¿quién se acordará en 2026 del compromiso adquirido hoy?

 

Pero si Xi es inteligente, Biden (o quien sea) no lo es menos. Incluso si Estados Unidos realmente se pusiera en camino hacia una economía “verde”, los objetivos anunciados están fuera de la realidad, a menos que el gobierno estadounidense haya decidido realmente suicidarse. De hecho, un científico estadounidense, Roger Pielke Jr., se ha tomado la molestia de calcular con precisión lo que supondría reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 50% para 2030.

 

Pues bien, calculando que en enero de 2021 se contabilizaron un total de 1.852 centrales eléctricas en Estados Unidos, incluyendo las de carbón y las de gas natural, significa que cada mes, a partir de ahora, habrá que cerrar 11 centrales eléctricas al mes o convertirlas en centrales de cero emisiones (pero de momento no hay tecnología capaz de hacerlo).

 

¿Puede alguien pensar seriamente que esta es una ruta viable? No, pero mientras tanto, la excusa de la alarma climática justifica una intervención cada vez más fuerte del Estado en la economía y restringe las libertades de los ciudadanos. Así es, como se está haciendo con la pandemia de coronavirus. Y, por casualidad, pandemia y clima se yuxtaponen cada vez más en los discursos de los “poderosos” como crisis que requieren la misma respuesta.

¡AUXILIO!

 


 Los primeros cien días (aterradores) de Biden y Harris

Vincenzina Santoro

Brújula cotidiana, 26-04-2021

 

Con los primeros 100 días de la administración Biden-Harris nos acercamos al “Primero de Mayo”. Para ser precisos, “Mayday” (m’aidez) es el mensaje de auxilio lanzado por aquellos en extrema dificultad. Estados Unidos se encuentra hoy en un difícil punto de inflexión con la destrucción de reglas y regulaciones fundamentales para la defensa del derecho a la vida. La nueva administración, de esta manera, lanza una fuerte señal de discontinuidad con respecto a la anterior.

 

El 20 de enero, el día de su investidura, el presidente Joe Biden pronunció un discurso aparentemente desapasionado pidiendo la unidad nacional. Dos días después, en el aniversario de la legalización del aborto tras el fallo Roe vs Wade de la Corte Suprema, inició la obra de demolición minando y anulando los principales logros de su predecesor provida, Donald Trump. Biden comenzó con una proclamación de una página elogiando la sentencia Roe vs. Wade, en la que tanto él como la vicepresidenta Kamala Harris afirmaron su “compromiso de transformar la sentencia en ley” y en el que se comprometieron a nombrar jueces que respetaran su contenido. La decisión de convertir a Roe vs Wade en ley se presentó previamente en el programa de 91 páginas del Partido Demócrata antes de las elecciones. Unos días después, el 28 de enero, un “Memorando para la protección de la salud de la mujer en el país y en el exterior”, más completo que la declaración anterior, amplió el alcance de los “derechos de salud reproductiva” al resto del mundo.

 

Estas acciones no son la mejor manera de promover la “unidad nacional”. En el tema del aborto, no hay lugar para el compromiso, o se está a favor de la vida o se está a favor del aborto. La medida de Biden se produjo pocos días después de que el presidente Trump, el 17 de enero, en los últimos días de su gobierno, proclamara el 22 de enero "Día Nacional de la Santidad de la Vida Humana", en el que declaró que los no nacidos eran "las personas más vulnerables de nuestra sociedad”. La proclamación de Biden fue solo la primera de muchas otras, entre órdenes ejecutivas, declaraciones y memorandos firmados por el nuevo presidente que legisla como un emperador. Desde el primer día fue fotografiado en su escritorio en la Oficina Oval de la Casa Blanca firmando los actos que hemos visto antes.

 

Pero ¿qué pasó con las ruedas de prensa? En el pasado, los presidentes estadounidenses eran propensos a aparecer en público, en conferencias de prensa que les daban la máxima exposición mediática para explicar planes y políticas. Si bien Biden ha demostrado ser capaz de leer al jorobado, entrecerrando los ojos mientras se esfuerza por ver las declaraciones escritas para él, aparentemente ya no puede soportar el intenso ritmo de los interrogatorios en las largas conferencias de prensa. La oficina de prensa de la Casa Blanca hizo presión a la secretaria de prensa Jen Psaki, con la intención de justificar la ausencia de un Biden “muy ocupado”, para que finalmente se revele en su primera (y hasta ahora única) conferencia de prensa del 25 de marzo. Fue diferente a las conferencias habituales de este tipo. Biden leía sus respuestas en diferentes fichas, de un cuaderno a espiral y tarjetas de resumen, mientras que los reporteros cuidadosamente seleccionados hacían preguntas muy simples a las que el presidente respondía luchando con los documentos para encontrar la respuesta correcta entre aquellas preconfeccionadas.

 

Como ya había sucedido en otros eventos públicos, Biden en ocasiones ha perdido el hilo y en algunos casos ha pronunciado palabras sorprendentes, como aquellas de los inmigrantes que asedian la frontera sur de Estados Unidos luego de haber cruzado el “desierto mexicano”, provenientes de “Guatemala, México, Guadalupe”. Si bien los principales medios de comunicación estadounidenses suelen ser indulgentes con el paso en falso, el olvido y los obstáculos de un Biden casi senescente, el espectáculo tarde o temprano terminará. Para muchos observadores a estas alturas, el mandato presidencial de Biden no durará cuatro años.

 

“Joey tenía un corderito ...”. Con el debido respeto al autor de la canción infantil, el presidente siempre es seguido por la vicepresidenta Kamala Harris cuando aparece en público. Mientras está en la Oficina Oval firmando documentos, o cuando participa a reuniones de diversa índole, Harris siempre está presente a pocos metros de distancia, detrás de él, como si estuviera lista para hacerse cargo a la primera oportunidad. Ella lo sigue en todos los eventos públicos de una manera que recuerda al corderito de la canción de cuna “María tenía un corderito”. El rol de Harris no parece limitarse a acompañar al presidente, sino también a su estrecha supervisión. Dada la aparente dificultad cognitiva de Biden (que la prensa mainstream pasa por alto deliberadamente), Harris da la impresión de que es más una “presidenta in pectore” que cuenta los días antes de que llegue su hora.

 

Los deslices de la “administración Harris-Biden” durante la campaña electoral e incluso después, tal vez, pueden ser un presagio de los eventos por venir. El tiempo de espera no será necesariamente de cuatro años a partir de ahora. Los trucos no duran mucho. La nueva vicepresidente también ha asumido funciones presidenciales, como los contactos personales con líderes extranjeros. Harris recibió al primer jefe de gobierno extranjero en visitar la Casa Blanca desde que asumió la administración Biden: el primer ministro japonés Yoshide Sugo. El presidente y la vicepresidente se sentaron juntos en la reunión formal que siguió.

 

Finalmente, solo dos palabras, nuevamente, sobre las elecciones de 2020. La votación de noviembre arrojó resultados extraños que deben leerse en perspectiva. En primer lugar, un número récord de votantes. Segundo: ningún candidato presidencial anterior ha ganado o perdido con un número récord de votos. En noviembre, 74,2 millones de votos fueron para Donald Trump, un récord. Sin embargo, Joe Biden recibió 81,3 millones de votos, al igual que la mayoría de los distritos electorales en cinco estados en juego, el factor determinante para decidir el ganador.

 

Otro elemento importante en la elección presidencial es la composición del voto. El año pasado votaron por Trump más afroamericanos y latinoamericanos, que en las elecciones de 2016. Esto se puede explicar por la mejora significativa en sus condiciones laborales. Justo antes de que la pandemia golpeara a Estados Unidos, la tasa de desempleo nacional había caído al 3,5% en febrero de 2020, la más baja de los últimos 50 años. Según el Departamento de Trabajo de Estados Unidos, la tasa de desempleo de los afroamericanos era del 6,3% y la de los latinoamericanos solo del 4,8%. En diciembre de 2016, al final de la administración Obama, las dos tasas se situaban en el 7,9% y el 5,9% respectivamente.

 

En el Senado, los republicanos perdieron dos escaños y con ellos la mayoría, principalmente por las protestas de Trump por los resultados de las elecciones presidenciales en Georgia. Esto impidió el éxito de los dos candidatos republicanos, permitiendo que dos demócratas maximalistas obtuvieran escaños en el Senado. Como resultado, el Senado ahora está dividido en un 50% entre los dos partidos. Los demócratas creen que tienen mayoría, pero solo porque la vicepresidente puede emitir el voto decisivo cada vez que un debate legislativo termina en empate.

 

La situación es diferente en la Cámara de Representantes. Los republicanos ganaron 16 escaños más en noviembre, reduciendo así la mayoría de los demócratas. Además, algunos de los nuevos republicanos son mujeres y provida. Los demócratas ahora tienen 222 escaños y los republicanos 213. En las elecciones de 2022, los republicanos necesitarían cinco escaños más para recuperar la mayoría.

lunes, 26 de abril de 2021

HUMOR, REMEDIO INFALIBLE

 

El padrecito Alberto nos cuida

Por Javier Boher

Alfil, 26 abril, 2021

 

Estoy devastado, amigo lector. Sinceramente, ya no sé cómo hacer para evitarlo, pero es imposible. Cada día, a cada hora, el presidente encuentra alguna forma de llamar la atención. Es como un misionero tocatimbre: no importa adónde te encuentres ni cuán ocupado estés, ellos van a encontrar la manera de aparecer al frente tuyo. Así pasa con el Pandemias.

Esta semana lo repetimos como un atún desmenuzado de tercera marca: no está bueno cuando te lo tragaste, pero tampoco cada vez que vuelve. Increíble. Llega el fin de semana, que uno se quiere relajar un poco sintiendo cómo hacen asado los vecinos, y ahí nomás aparece con una nueva que te recuerda que estás en Argentina y a fin de mes.

El sábado fue el giro más irónico en lo que va del gobierno, con un ministro falleciendo por algo vinculado a su área, como si la ministra payamédica Filomena se quedara sin vacunas VIP. No vamos a reírnos de “Destino Final, edición Alféretro” porque el ministro en cuestión tenía familia, amigos y ñoquis que lo estarán llorando ahora.

Lo que sí podemos hacer, amigo lector, es señalar que ellos pudieron juntarse y abrazarse como si el coronoabicho no existiera. Está bien, quizás están todos vacunados de manera irregular, pero bien podrían dar un ejemplo más empático alguna vez, como para variar. Mientras El Clausuras decidió cerrar todo y dejar a la gente sin despedirse de sus seres queridos, ellos hacen un festival del abrazo acongojado como si fuesen los únicos que lloran a los que quieren cuando les llega el turno de irse.

Encima, como para agregarle un poco de pimienta a todo eso que tan bien le cae a las personas que quieren seguir siendo ciudadanos en lugar de conformarse con ser súbditos, sale el presidente a hacerse el padrecito Alberto. Es increíble, estimado. La verdad, casi no me imagino una forma más estúpida de quedar mal.

“Muchos creen que las medidas que tomo son antipáticas, pero lo que me preocupa es cuidarlos. Es como el papá que le dice al nene ‘no te asomes por la ventana’ porque tiene miedo de que se caiga y el nene quiere disfrutar de la vista y no entiende por qué no lo dejan”. ¡Pará, Alberto!. ¿Hay necesidad de hablarle como el Doctor Socolinsky a adultos con derecho a voto?.

No es de la gravedad institucional de afanarse unas vacunas, no compromete el futuro de las finanzas públicas como hacerse el guapo con los acreedores, no clausura el futuro de la población como los cierres de escuelas ni le hace un hueco a la recaudación como esas restricciones caprichosas que ponen, pero que queda mal, queda mal. Lo que dijo es como usar sandalias con medias: no le hace daño a nadie, pero genera una sensación de lástima, vergüenza y bronca. Seguro en alemán hay alguna palabra para eso.

Le digo la verdad, si él es el padre de todos los argentinos me preocupa un poco toda la dinámica familiar. Si no hay prenda que no se parezca al dueño, no quiero que en el reparto de tareas domésticas me toque levantar los zurullos de Dylan, porque deben ser gigantes.

Nos quedamos sin tiempo, amigo lector. Hasta acá llegamos con nuestro repaso liviano por lo que nos dejó la semana. No se preocupe, que la casa de todos los argentinos en la que manda papá Alberto es lo suficientemente grande como para no tener que compartir cuarto con ningún hermano.

Tenga buena semana.

ANARQUÍA

 

http://www.estrategia-cordoba.blogspot.com/2021/04/se-extiende-la-anarquia-en-la-argentina.html

domingo, 25 de abril de 2021

HIDROVÍA

 

 

 


Meoni estaba decidido a prorrogar la concesión mientras llamaba a licitación

por Guillermo Cherashny

Informador Público, 25-4-21

 

La muerte accidental de Mario Meoni, el Ministro de Transporte de la Nación, se produjo camino a Junín, por la ruta 7, donde viajaba todos los fines de semana a ver a su familia, en ese pueblo donde fue electo intendente en tres períodos y donde dejó un gran recuerdo como un político moderado abierto al diálogo con todas los espacios, especialmente a los opositores.

 

Fue un militante radical durante toda su vida y en el 2000 trabó amistad en la legislatura provincial con Sergio Massa, un joven diputado que entró en la lista de Eduardo Duhalde en 1999. Esa amistad luego se transformó en coincidencias políticas y acompañó a Sergio Massa cuando creó el Frente Renovador, y ahí siguió su militancia ocupando el directorio del Banco Provincia en el macrismo y fue designado Ministro de Transporte cuando asumió Alberto Fernández.

 

El asunto más espinoso que tenía que resolver era la finalización de la concesión de la Hidrovía y el llamado a una licitación nacional e internacional. Desde que asumió Alberto Fernández, en ambientes habitualmente bien informados se aseguraba que la nueva licitación beneficiaría a una empresa china especializada en dragado y balizamiento, ya que por el río Paraná pasa la mayoría de complejo agrícola-ganadero del país y esa concesión es la más importante que tiene este gobierno y en el cual quieren participar empresas belgas, holandesas, rusas y americanas. Actualmente la concesión está en manos de la belga Jan De Nul y la local Emepa, y sectores ultras del kirchnerismo volvían a invocar la llamada "soberanía alimentaria" y que tan mal le fue con la expropiación de Vicentin, que por un tiempo no la plantearon más, pero desde hace cuatro meses esos sectores quieren estatizar el dragado y el balizamiento y cobrar el peaje, un negocio de entre 200 y 300 millones de dólares, con el argumento que los productores fugan la soja al Paraguay la exportan sin retenciones. Es verdad que esa operatoria existe, pero es muy menor a la producción total del campo y existe porque hay cepo al dólar y no porque la hidrovía y la prefectura no la pueden controlar. De modo que se podrían recaudar miles de millones de dólares y no los 250 millones de dólares que recauda actualmente, lo cual es un delirio mayor al que se propuso al intentar expropiar a Vicentin.

 

Finalmente el presidente, Cristina y Sergio Massa tienen en claro que una licitación nacional e internacional supervisada por la OCDE puede dar la transparencia que exigen los mercados locales e internacionales, y así entonces el ex ministro Mario Meoni inicialó un decreto donde se prorroga por el término de seis meses a los actuales concesionarios mientras se sustancia la licitación, de modo que ni los chinos ni los estatistas controlaran el comercio internacional del país.

COVID-19

 


cómo se construye el pánico con los números

POR AGUSTINA SUCRI

La Prensa, 25.04.2021

 

Uno de los primeros en alertar que el covid-19 podía ser el "fiasco de datos del siglo" fue John Ioannidis, profesor de epidemiología en la Universidad de Stanford. Ya en marzo del año pasado este especialista, reconocido internacionalmente, expresaba su preocupación ante el hecho de que se estuvieran tomando decisiones sin tener datos suficientes. En concreto, advertía que establecer cuarentenas en aquel momento sin siquiera conocer cuán letal era el virus de SARS-CoV-2, era un grave error que podía acarrear consecuencias sociales y económicas severas, "totalmente irracionales".

Más tarde, sus sospechas se convirtieron en una certeza: "Las tasas de letalidad por infección de SARS-CoV-2 que se calculan tienden a ser mucho más bajas que las estimaciones realizadas a principios de la pandemia", concluyó Ioannidis en el estudio Tasa de letalidad por la infección de la covid-19 calculada a partir de los datos de seroprevalencia, publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su boletín de octubre último.

Allí, el catedrático reveló que "la mediana de la tasa de letalidad por la infección de covid-19 fue del 0,27 % (corregida en un 0,23 %)", mientras que en personas menores de 70 años, las tasas de letalidad por la infección "oscilaron entre el 0,00 % y el 0,31 % con medianas brutas y corregidas del 0,05 %".

Los medios y colegas de Ioannidis no tardaron en comenzar a cuestionar a este especialista en Big Data y estadísticas de la Universidad de Stanford por su postura crítica e incluso muchos de sus videos fueron levantados de YouTube. Sin embargo, él no se detuvo en sus estudios y en enero de este año volvió a ser objetado tras la publicación de un nuevo estudio en el que se evaluaron los efectos de las cuarentenas y el teletrabajo sobre la propagación del covid-19. Otra vez, las conclusiones contradijeron el relato: "No encontramos beneficios significativos de las intervenciones no farmacéuticas más restrictivas sobre el crecimiento de casos. Se pueden lograr reducciones similares con intervenciones menos restrictivas", escribieron Ioannidis, Eran Bendavid, Christopher Oh y Jay Bhattacharya en su estudio.

Las restricciones impuestas en distintos países se han fundado principalmente sobre la base del pánico y la alarma, sostenidos por cifras de contagios que se han contabilizado a partir de una técnica (la RT-PCR) que -tal como su propio creador, Kary Mullis, ha aclarado- no fue ideada para el diagnóstico de enfermedades.

Ya diversos especialistas y autores de trabajos científicos han advertido que esta clase de testeos presenta falencias que podrían estar alterando la foto que tenemos de lo que en verdad ocurre en esta pandemia. Así lo confirmaron también en una entrevista con La Prensa los doctores Edgardo Schinder, infectólogo, epidemiólogo, patólogo, sanitarista y mágister en Salud Pública Internacional, y Marcela Witt, bioquímica con orientación en microbiología e inmunología, con una maestría en microbiología avanzada.

- ¿Por qué se aceptó usar desde un principio la técnica RT-PCR como método de diagnóstico de los "casos" de covid-19?

Schinder: - La aparentemente exacta técnica de detección (screening test) se usó por la facilidad relativa de los hisopados. Pero no es una técnica de diagnóstico sino de detección presuntiva.

Witt: - El punto de partida que se toma para contabilizar la cantidad de "casos" no es adecuado. La PCR no fue diseñada para eso por Kary Mullis, premio Nobel de Química en 1993. Sino primeramente para trabajar con ADN y, después, se vio que se podía hacer la transcripción reversa para trabajar con ARN, porque es muy lábil, altamente contaminable. Es engorroso trabajar con ARN por eso lo que se hace es pasar todo lo que sea ARN -como es el caso de este virus Sars-CoV-2- con transcripción reversa para poder detectar secuencias del virus. Lo que ocurre con la prueba de PCR es que es altamente sensible pero es poco específica. Me refiero a que los "primers" o "cebadores", que son aquellas frecuencias cortitas que inician la polimerización de la cadena del ácido nucleico, tienen que ser muy bien diseñadas para que reconozcan específicamente una secuencia que no sea compartida con células humanas o distintos microorganismos que componen la microflora del lugar donde se toma la muestra. Si hacemos un hisopado nasofaríngeo u orofaríngeo estamos tomando una muestra de un lugar que no es estéril, sino que tiene una microflora acompañante que es habitual y no causa ninguna patología. Además, como la PCR no detecta un virus completo o una bacteria completa sino una secuencia, no podemos asegurar que esa secuencia corresponda a algún microorganismo -en este caso el hipotético virus sars-cov-2, que nos esté infectando y causando la patología. Tampoco nos da idea de cómo va a ser la evolución o el pronóstico de una enfermedad; si el paciente está cursando la enfermedad, no nos dice si es transmisor, si es contagioso. lo que indica la PCR es presencia o ausencia de una secuencia que uno está buscando.

- ¿Se trata de un escenario inédito en la historia de las grandes epidemias? ¿Cuál sería el método adecuado para contabilizar casos y obtener un "diagnóstico de situación" real?

S: - Sí, es una situación inédita en las epidemias. No se ha apelado a la clínica ni a las sindemias, parademias y metademias para el diagnóstico. No se han empleado tampoco los postulados de Koch, de Rivers y de Bradford Hill para configurar etiología, o sea, la causa. Se asimilan errónea y maliciosamente a los positivos en el PCR como enfermos en el imaginario popular cuando solamente es un examen más. Esto hace diseminar el pánico. La situación real debe fundarse en: a) clínica compatible; b) contactos con enfermos confirmados, c) conversión serologica IgM e IgG e IgA, d) otros métodos como aislamiento y cultivo viral. En el 96% a 97%, las infecciones por los siete beta coronavirus conocidos no dan síntomas o son muy leves.

W: - Se está utilizando un criterio microbiológico para una prueba molecular, lo cual es incorrecto porque las técnicas de microbiología y moleculares son de distinta sensibilidad y tienen fundamentos diferentes. Eso es un error gravísimo de criterio. Y, además, se está utilizando el criterio de esterilidad como criterio de curación. Esto queda evidenciado al exigir PCR negativas para dar el alta y considerar curada a una persona, cuando no presenta sintomatología de ningún tipo. Y lo más grave es la definición de caso que establece la OMS: se considera caso a toda aquella persona que tenga una PCR positiva con o sin sintomatología clínica, eso jamás ocurrió.

- Además este tipo de pruebas puede arrojar falsos positivos y falsos negativos.

W: - Así es. Los falsos positivos se pueden dar porque exista contaminación en las muestras, por una reactividad cruzada con otros microorganismos u otras secuencias que estén presentes en ese hisopado y que correspondan a otros microorganismos o a células propias. También por el volumen de muestra puede ocurrir que se contaminen las muestras entre sí. Si uno no es muy cuidadoso, si uno no trabaja por duplicado e informa que es positivo sin confirmar el resultado, se está aumentando la tasa de falsos positivos.

- ¿Cuándo se dan los falsos negativos?

W:- Pueden darse si la técnica de extracción de material no ha sido exitosa y no se han tenido en cuenta las precauciones al extraer el material. Además, hay distintas calidades de reactivos. Si uno no es de muy buena calidad se corre el riesgo de un falso negativo. También puede pasar que la muestra no se tome del lugar correcto o que no haya suficiente cantidad de células en esa muestra. Puede haber múltiples causas. Tampoco hay un inóculo estandarizado, es decir que no está estandarizada la cantidad de células que tienen que estar presentes en la muestra que se toma.

- ¿Cuál es el vínculo entre el aumento del número de "casos" positivos de covid registrado en el último tiempo y el incremento de la cantidad de testeos realizados?

S:- Hay una clara relación de incremento de "casos" con el aumento de tests de detección. En paralelo, aumentan también las infecciones, pero un test puede ser positivo al detectar una fracción de 30 nucleótidos de los 3.000 y no asegurar que estén "vivos" e infectivos.

W:- Si decimos que hay más casos porque hay más testeos no estamos cumpliendo con un parámetro confiable porque sabemos que dentro de los testeos se incluyen las pruebas rápidas, que también están sujetas a falsos positivos, además de las pruebas de PCR. Si además consideramos que cualquier persona va a testearse estando sano y sin una orden médica, le hacen el hisopado a cualquiera. Entonces ya ahí estamos todavía aumentando la falsedad de casos y se toman decisiones en base a datos que no son fehacientes.

- ¿Es correcto hablar de números absolutos de muertes y casos en vez de números relativos? ¿Utilizar este método de conteo e información contribuye a inducir a la sociedad a la alarma?

S:- No es lo mismo contabilizar muertos "con" coronavirus que "por" coronavirus y las comorbilidades. Se aumentan artificialmente las cifras. Escasamente, un 1/10.000 de las defunciones estimo que son "por" coronavirus. Se alarma innecesariamente a la sociedad con una finalidad no clara. Hay un evidente sobrediagnóstico de covid-19 atribuido a Sars-CoV-2 y un subdiagnóstico de otras patologías respiratorias y de otros sistemas y aparatos. Con las medidas sanitarias actuales de ASPO y el DISPO y barbijos es imposible detener la propagación de estas virosis ARN. Por otra parte, hay sindemias epidémicas estacionales de rinovirus, adenovirus, metapneumovirus, influenza, que no se quieren o no se pueden investigar.

W: - Cuando hablamos de valores absolutos no hacemos referencia a la totalidad de una población y tampoco unificamos un criterio. Porque para unificar usamos valores relativos, es decir hablar de porcentajes. Eso sí nos permite comparar.

- En la actualidad se habla del colapso del sistema sanitario y la alta ocupación de camas pero distintos especialistas han reconocido que esta situación es habitual en el sistema sanitario argentino. ¿Es esto así?

S: - El llamado sistema sanitario argentino está lejísimos del colapso sanitario de internación y las coronavirosis, en la mayoría de los casos, pueden tratarse ambulatoriamente con muy pocas hospitalizaciones selectivas.

La llamada "falta de camas de internación" es un clásico de carencia en todos los niveles de atención de enfermedades severas. Por otra parte, hay sobreinternación por padecimientos que no lo requieren.

Hay enfermedades graves, por ejemplo de causa ambiental, a las cuales no se les otorga atención y causan decenas de miles de muertes anuales. Entre ellas ocupacionales, iatrogenia e intoxicaciones.

- ¿Cuáles serían los parámetros que habría que tener en cuenta para poder establecer la verdadera magnitud del problema que representa el covid-19 para la sociedad?

S: - Para establecer parámetros de magnitud de los problemas sanitarios tendría que haber un sistema nacional de monitoreo y vigilancia epidemiológica serio y confiable de todas las patologías, del cual se carece históricamente. El covid-19 es la puntita del iceberg de problemas mucho más graves. Nunca en la Argentina las estadísticas de salud y enfermedad han sido confiables. En este caso, se ha generado un pánico epidémico inusitado y no fundado científicamente.

- Da la impresión de que el "fin" de la pandemia solo podrá alcanzarse cuando la mayoría de la sociedad esté vacunada. ¿Qué opina al respecto?

S: - Las inmunizaciones sólo sirven teóricamente para las líneas virales ensayadas y en vigencia y la efectividad medida por serologia IgM e IgG no asegura protección para reinfeccion u otras líneas virales. La inmunidad colectiva es casi imposible de mensurar ya que depende de docenas de marcadores y factores de riesgo diferentes. Hasta el presente, no me consta ninguna evaluación de inmunidad colectiva que sea confiable en todas las circunstancias. Sería, en caso de descubrirse, merecedora de un Premio Nobel. Seguimos como en la metáfora del elefante, apreciando la realidad por cada parte ínfima de su anatomía.

GRABOIS

 


 EL NUNCIO MARXISTA DE BERGOGLIO (y nuevo ministro argentino)

Catapulta, 25-4-21

Artillero: Augusto Padilla

 

El agitador profesional Grabois, a propuesta del cardenal Peter Turkson, fue nombrado por Bergoglio como miembro del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral, una suerte de “ministerio ambiental del Vaticano”. Según el Motu proprio que lo instituyó, el Dicasterio “será competente en las cuestiones que se refieren a las migraciones, los necesitados, los enfermos y los excluidos, los marginados y las víctimas de los conflictos armados y de las catástrofes naturales, los encarcelados, los desempleados y las víctimas de cualquier forma de esclavitud y de tortura”.

Si bien CATAPULTA se ha ocupado hasta el cansancio de Grabois, formulo algunas hipótesis sobre los alcances que pueda tener su función en cuanto a “los excluidos, los marginados, los desempleados y la víctimas de cualquier forma de esclavitud”.

Es importante, entonces, recordar que Grabois tiene formación de base fundamentalmente marxista, según sus propias palabras:

“Una rama de la Teología de la Liberación utilizaba el análisis marxista y yo utilizo categorías marxistas"

 http://catapulta.com.ar/?p=479

Asimismo, en los Cuadernos de la Economía Popular”, que escribió junto con Emilio Pérsico- otro buen compinche de Bergoglio- se lee:

“También en nuestros tiempos existieron otros movimientos que plantearon este objetivo de igualdad, esta vez junto a los obreros, contra los capitalistas. Durante los siglos IX y XX, los socialistas, anarquistas y comunistas, con distintos matices, proclamaron la necesidad de distribuir los bienes y el trabajo de manera equitativa para que dejen de existir distintas “clases sociales”. Para lograrlo, reclamaban que los obreros industriales se unan para liberarse de la explotación capitalista.

En algunos países, estas ideas tuvieron un gran éxito. En 1917 la revolución rusa de octubre, liderada por Vladimir Lenin, instauró el primer estado socialista en el mundo. La experiencia duró muchos años y se expandió a otros tantos países. En 1943 se produjo la gran revolución china, liderada por Mao Tse Tung y ya un tercio de la humanidad vivía en países que querían construir una sociedad sin clases. En América Latina, Fidel y el Che lideraron la revolución cubana”.

http://catapulta.com.ar/?p=4791

“La revolución no se hace en el aire, ni por la voluntad de unos pocos, ni por la capacidad de la conducción. El proyecto revolucionario lo construyen los pueblos, la revolución la hacen los pueblos en su desarrollo histórico, los militantes solamente podemos trabajar para fortalecer el poder popular y aportar nuestras ideas sobre las características que debe tener la nueva sociedad.

http://catapulta.com.ar/?p=710

Y no hace mucho sostuvo, interpretando revolucionariamente al mismo San Agustín:

Hay que rescatar algunas cosas del socialismo que no son del siglo XX nada más, vienen desde hace muchos siglos, del cristianismo primitivo. Se reducen, básicamente, a una premisa que usaba San Agustín, y también Marx y Lenin, que cada cual tiene que recibir según su necesidad, no según su mérito, y tiene que aportar según lo que puede, según su capacidad.

https://noticias.perfil.com/noticias/politica/grabois-trabajo-para-una-revolucion-el-keynesianismo-no-puede-ni-cubrir-necesidades-basicas.phtm

Es casi ocioso señalar su devoción a la ultracapitalista señora Cristina, a quien considera “honesta” (¡todo sirve para la revolución!)

“Hay un elemento adicional estratégico que es un prerrequisito para la independencia, la soberanía y la justicia social, es la constitución de un bloque regional, la patria grande en el marco de la apuesta al multipolarismo. La persona que expresa eso con más nitidez en Argentina es Cristina”.

https://www.resumenlatinoamericano.org/2019/07/30/argentina-en-cuestion-juan-grabois-si-nos-roban-los-mitos-que-tenemos-nos-dejan

Una conclusión meramente provisoria es que, con el respaldo de Bergoglio, el nuncio Grabois proseguirá con sus actividades subversivas, atizando la lucha de clases en cuanta ocasión tenga a mano. De hecho, fungirá como nuevo ministro de Desarrollo Social, donde su cómplice Pérsico ocupa una Subsecretaría.

Con semejante padrino y semejante poder, los obispos cobardes y el (des)gobierno que soportamos guardarán obsecuente silencio ante las tropelías que cometerá el valido “pontificio”, en nombre de “los excluidos y los marginados”. Días tempestuosos le esperan nomás a nuestra pobre Patria.

 

Nota catapúltica

Por si lo de Grabois fuese poco, agreguemos que Turkson es un firme defensor del uso del preservativo para impedir la propagación del SIDA. 

http://catapulta.com.ar/?p=710

sábado, 24 de abril de 2021

¿HACIA LA DICTADURA DEMOCRÁTICA?

 


POR DARDO GASPARRÉ

La Prensa, 24.04.2021

 

Una frase mal formulada de un conocido periodista radial, que seguramente no intentó decir tal cosa, planteó de algún modo en el comienzo de la semana la discusión sobre la pobreza extrema y la compatibilidad entre la miseria semigeneralizada y el sistema democrático que rige a buena parte de la humanidad.

 

El error viene bien, sin embargo, para elaborar algunas ideas sobre el escenario que depara la cuarentena mundial que ha pandemizado a la sociedad occidental y que muestra al menos dos concepciones del futuro. Los que creen que ninguna receta de fondo ha cambiado, ni ningún principio clásico de sanidad económica se ha alterado, y entonces, pasado el huracán sólo hay que reconstruir lo que el viento se llevó y paliar los dramas de corto plazo; y los que encuentran en esta confusión universal una oportunidad para clamar por un borrón y cuenta nueva, tanto en la deuda real en ambos sentidos que arrastran fruto de antiguos y repetidos errores conceptuales y políticos, económicos y sociales, como en los principios sobre los que basar el futuro accionar, que son de reparto y distribución de los bienes existentes, de ningún modo de planes de crear o producir. De paso, un olvido por bula santísima de toda la evidencia empírica que demuestra el fracaso de las mismas políticas emisionistas y redistributivas que ahora se recomiendan como una novedad salvadora, empezando por Georgieva.  Una obsoleta discusión, sólo que ahora con un ropaje distinto y argumentos más dramáticos y efectistas.

 

Como corolario, el debate también pone sobre la mesa el formato político en que se plantean y defienden esas ideas, y el mecanismo conque se espera aplicarlas. Es evidente que la sociedad que para abreviar se denominará aquí occidental, está dividida por una grieta insalvable e irremediable, sin solución posible, entre dos sectores: los que creen que tienen derecho a apoderarse de los ahorros y los bienes de la otra parte de la población, en nombre de derechos y necesidades diversas, reales o inventadas, bajo la apelación a la solidaridad forzada y la igualdad; y los que se niegan a verse forzados a ceder sus ahorros y ganancias obtenidas con sus esfuerzos y capacidad a los primeros, no solamente las del pasado sino por el resto de sus vidas.

 

Un truco ideológico

El impacto de las muertes con un diagnóstico unificado en los certificados de defunción: COVID-19, un truco ideológico propio del relato del materialismo dialéctico, y sobre todo la parálisis ocasionada con o sin justificativo en el sistema cuasiglobal pergeñado para combatirlo, hace que ese debate aparezca como más urgente, dramático y obligatorio, y repone en el plano de la discusión un tema que ya estaba zanjado.

 

Para salir de los eufemismos que los propandemia han usado con profusión, la verdadera discusión es de nuevo entre el socialismo, comunismo, marxismo, progresismo o como se le quiera llamar a los movimientos de reparto y cancelación, y el capitalismo. Ni más ni menos. Una discusión que ya estaba terminada hace mucho. Hasta China había llegado a una particular síntesis en la que usaba las herramientas comunistas monopartidistas en un esquema que propendía a la eficiencia y la apertura comercial, sin que se trate de ocultar con esta afirmación las iniquidades del régimen oriental. Iniquidades, vale repetir.

 

La realidad es que en menos de cien años el capitalismo y la globalización produjeron la mayor reducción de la pobreza de la historia, y aún de las desigualdades en términos de oportunidades, no en el sentido cristiano y buenista que le dan al término los ateos sistémicos, ni en el sentido que le da el asesor y funcionario papal Grabois, quienes no han logrado más que reproducirlos exponencial y rentablemente. Y en esos 50 años, utilizando los principios centrales del capitalismo, China, con todas sus brutalidades, produjo la mayor clase media de todos los tiempos.

 

Fue justamente cuando se paralizó la libertad de comercio, se alteraron por decreto la oferta y demanda, se prohibió la circulación de personas y se restringió la de bienes y cuando se encerró a la gente, que se congeló la acción humana y los indicadores de pobreza se dispararon – son, al fin y al cabo, una comparación instantánea entre índices, con lo que las correlaciones son instantáneas. En otros casos el cuarentenismo estalló sobre el desastre previo, como en Argentina, lo que hace que no exista solución.

 

De cabeza al despotismo

Históricamente, esta discusión entre burócratas que pretendían decidir quién daba y quien recibía, quién ganaba y quién perdía, qué se compraba y qué se vendía, qué se producía, cuánto, dónde, llevaba de cabeza a la dictadura sin elecciones. O con elecciones que se desvirtuaban al instante, o monopartidistas.  Las más alevosas partían de una revolución previa que aniquilaba (sic) el sistema previo de gobierno, como el caso de la URSS, otras se metamorfoseaban desde la elección más o menos amañada de un funcionario clave que luego se iba apoderando de la sociedad, (Hitler, Mussolini), que confluían en un partido único, una parodia de democracia, como ocurrió en China y en muchos países de oriente.

 

En el camino es posible encontrar dictaduras sin propósito alguno, salvo las del poder mismo, como las de África, o la de izquierda subsidiada y adoctrinadora de Castro, y la más particular de Chávez, que sólo usó de excusa la liberación para apoderarse del poder y transformar a su pueblo en una masa desesperada fugitiva y a él y sus socios en millonarios megalómanos.

 

Hubo un auge de las dictaduras que se llamaron de derecha, unipersonales, que intentaron corregir el exceso de los planificadores centrales y repartidores de riqueza rompiendo la democracia e imponiéndose también por la fuerza, que terminaron diluyéndose y devolviendo el poder popular a veces por sus errores económicos, a veces por el reclamo de libertad de los pueblos o por una mezcla de ambos. Terminaron empeorando la tendencia y convalidando a los peores gobernantes electos.

 

El último medio siglo pareció que se podía compatibilizar la idea de un sistema de libertad económica y de respeto a la propiedad y a las libertades en general, con los sistemas democráticos, y hasta China comenzó en ese camino, mucho más rápido en lo económico que en lo político, aunque la preocupación de su gobierno por lograr un importante nivel de bienestar general interno sea negada por muchos analistas, pese a la realidad. La que se sacrificó fue la libertad. Nada menos.

 

La democracia respetable venía mutando peligrosamente antes de la pandemia, y amenaza hacerlo brutal y drásticamente ahora.  La dictadura ya no está sólo limitada a una figura unipersonal casi de sainete, con ancho bigote, o con anteojos de sol, o con uniformes con más medallas que tela; comienza la etapa de la dictadura democrática, en todo el mundo.

 

En Argentina se tiende a creer que el fenómeno de pobreza sistemática inducida, con deseducación sistémica, dádivas, populismo, acostumbramiento casi obligatorio a la marginalidad, corrupción, aún el de una inmigración descontrolada y no integrada ni educada, que reclama en nombre de la Constitución es un fenómeno que se da localmente con mucha más fuerza que en el resto del mundo. Como se tiende a creer que el proteccionismo es sólo exagerado en este medio. Y  que la emisión, el déficit, el despilfarro en el gasto, el endeudamiento irresponsable es también un patrimonio y un símbolo telúrico.

 

Se cuecen habas

Se está a un paso de empezar a descubrir que eso ya ocurre en muchos países, y que está creciendo. Estados Unidos, a quien muchos – inclusive esta columna- vieron durante décadas como el paradigma de la ortodoxia socioeconómica y la honestidad, ya antes de la pandemia presentaba síntomas alarmantes, que ahora se agravan. Los pedigríes de conducta de Trump y Biden son impresentables e indefendibles, sólo disimulados por un fanatismo futbolero inducido con notable éxito manipulatorio, si se trata de analizar la honestidad. Ni que hablar de los fraudes en el sistema financiero de los grandes operadores y bancos, con protección multipartidaria y gubernamental.

 

Cuando se echa una mirada a sus sistemas educativos públicos, se advierte la misma deformación y pérdida de excelencia que en cualquier país latinoamericano; cuando se estudian sus sindicatos docentes se advierten las misma tendencias trotskistas y gramscianas. Los reclamos de las Ocasio-Cortez de turno recogen los pedidos de millones de marginales inmigrantes que reclaman una porción de la riqueza de otros americanos, que creen que merecen por el sólo hecho de haber podido entrar ilegalmente a ese país. O ser hijos de esos ilegales. Las protestas disolventes de cuánta reivindicación suelta se imagine, también afectan conductas, saturan tribunales, cuestan mucho dinero, hacer perder productividad, y tornan la vida un poquito peor y la libertad un derecho custodiado por millones de prepotentes que deciden lo que cada uno puede hablar, cómo o cuando decirlo, o lo que debe callar. Ni hablar, por lo menos en esta apretada referencia (que no intenta profundizar sino referenciar) de su alarmante situación presupuestaria, fiscal y monetaria, pasada y futura.

 

Como Argentina, y como muchos países, tiene un sistema político que tiende a la autocracia, al gobierno de un solo partido o al obstruccionismo. Dentro de un esquema que parece democrático. Cuando se auspicia el negocio de la política, cuando se ha creado por el medio que fuera suficiente marginalidad, suficiente cantidad de votantes con discapacidad de discernimiento, cuando se ha abierto la canilla del proteccionismo, sea empresario, laboral o personal, de la dádiva, del facilismo de pedir o exigir del estado, cuando se ha roto el estilo y el modelo de la sociedad, tarde o temprano los que exigen serán más que los que producen. Su voto será una expresión dictatorial. Que los dictadores sean millones no cambia el panorama ni el concepto. Ni fraude hace falta. Australia lo sabe. Por eso sus leyes de inmigración son tan inteligentes.

 

Tiene sentido regresar a Argentina. A la farsa de la democracia argentina. Basta repasar las redes sociales para encontrar algunas opiniones generalizadas: “Esto no es Suiza”, “eso no se puede hacer porque te queman el país”, “un gobierno que se postule diciendo que va a hacer un ajuste y un manejo sensato de la economía jamás será elegido”, “no hay otro camino que el gradualismo”, y similares. La traducción de ese tipo de pensamiento masivo es una sola: no se está eligiendo. La democracia ha pasado a ser una dictadura colectiva.

 

Fatal y terminal

Todavía más grave es que no se trata de una dictadura oscilante. Como cada vez la marginalidad es mayor, el trabajo auténtico es menor, los trabajadores auténticos son menos, los pedidos de repartija son más, la salud es peor, la educación pública es menor, el sentido de esa dictadura es uno solo, fatal, terminal. Por eso esas dictaduras son siempre demagógicas. Por eso, salvo algunos locos, los políticos no tratan de arreglar nada, sino de perdurar y conservar el poder. Por eso el país tiende al expolio. Por eso una funcionaria incapaz e ignorante propone ahora aumentar las retenciones a la exportación, una barbaridad de amplio espectro desde lo económico y un robo en toda la línea desde el derecho.

 

Por supuesto que todas estas mayorías que no tienen interés en conocer lo justo o lo correcto sino en lograr lo que les interesa, pueden ser manipuladas y conducidas. El resultado es el mismo. Nadie se deja manipular en el sentido opuesto a lo que le conviene o a lo que cree. Detrás de la lucha contra el calentamiento global están los que envidian las ventajas del mundo moderno, porque no las pueden alcanzar. Nadie es altruista con su propio auto. Con su propia agua caliente, o con su acceso a internet y wifi, o deja de minar bitcoins.

 

La dictadura de la democracia amenaza con universalizarse. Desde las “leyes”de lavado, que ahora la Task Force, que ni siquiera es una orga multinacional, sino apenas un grupo de trabajo no oficializado, amenaza con profundizar para que nadie escape del ataque impositivo confiscatorio mundial, aunque se use otra excusa, a los tratados internacionales que, al igual que en el orden local, los países están permitiendo prevalecer por sobre sus leyes. Nadie escapa a la democracia... ¿ O nadie escapa a la dictadura democrática?

 

Y un capítulo especial a los requerimientos de “igualdad de trato y oportunidades” que ahora pretende exigir Estados Unidos, que en realidad les resta oportunidades de competir a los países menos desarrollados, cuando no los condena al colonialismo exportador de materias primas básicas. O a seguir prácticas que no pueden financiar y que se oponen a la austeridad que al mismo tiempo se les exige en muchos casos. Lo mismo ocurre con los niveles impositivos obligatorios: un escupitajo sobre la eficiencia de los países y un triunfo de la burocracia internacional ineficiente.

 

También el concepto de república, la gran herramienta de defensa de las sociedades, está en manos de las democracias. Y no es sólo Cristina, ni Fernández. Estados Unidos, que se gobernó 4 años con los DNU de Trump, ahora amenaza en firme con reformar la Corte y aumentar el número de sus miembros. (Para nombrar jueces propios) Cualquier parecido es pura coincidencia. La justicia, la república, molestan al nuevo modelo. ¿Acaso cuando Mario Negri dice, como ayer, “igual, ellos tienen votos para hacer lo que se les de la gana” no está diciendo lo mismo que esta nota?

 

Se trata de una dictadura democrática más peligrosa y poderosa que todo lo que se pueda imaginar. Véase el fraseo que esgrime Biden ahora para su proteccionismo, “democracia contra autarquía” que quiere decir “lo que me convenga a mí”. Dictadura democrática universal. Que es sinónimo de democracia estatista, proteccionista empresaria y laboral, planificación central, ineficiencia, y particularmente demagogia, suficientes elementos como para que Hayek se levante de la tumba y una noche le lleve un ejemplar de Camino de Servidumbre al presidente americano entre chillidos de murciélagos sin SARS-2. Aunque mejor sería que le llevase un ejemplar de The Road to Serfdom, para no correr el riesgo de que se lo tradujese Ocasio-Cortez.

 

Peligro global

Pero hay un paso más. Esa democracia dictatorial corre el riesgo de ir contra la soberanía, de transformarse en una democracia dictatorial universal. Por ejemplo, Biden sale ahora a pedir a sus aliados y a todos sus socios comerciales que lo ayuden en su lucha contra China, con el argumento de que el imperio opositor está usando con propósitos bélicos su tecnología, donde poco a poco va a incluir hasta la Play Station como arma mortal. Pero ocurre que muchos de ellos tienen en China su mayor comprador, y hasta tienen importantes tratados y aún importantes intercambios industriales y de complementación, como ocurre con toda Asia. ¿Qué pasará cuándo las naciones no lo apoyen, en defensa de sus conveniencias? ¿Serán consideradas enemigas? ¿Serán sancionadas? ¿Resulta que, por contraposición y exageración, China va a terminar siendo el defensor de la libertad de mercados?

 

¿EEUU va a llegar al cuasicomunismo antes que China al capitalismo pleno?

 

Produce escalofríos el imaginar el tironeo entre los dos imperios y las presiones que caerán sobre las naciones intermedias en esta lucha de titanes.

Paralelamente, el sueño de la izquierda latinoamericana y de convertir a las naciones en sucursales locales de los planificadores centrales, o sea de las Patrias Grandes, para saltearse las decisiones electorales domésticas, que permitió Alfonsín con su traición en la Constitución de 1994 y que aman Cristina, Maduro y otros circenses dictadores de estilo antiguo, está a un paso de convertirse en dura realidad. Hasta Estados Unidos no parece libre de semejante riesgo.

 

Con una mayoría que crece sin parar, impone su rigor y su número y se apodera de la paz, la tranquilidad, los derechos, la libertad y la propiedad ajena, cada vez que se vota ya no se elige gobierno, en casi ningún estado. Se eligen delegados caros de millones de dictadores a los que finalmente usan y engañan. La inflación, por caso, es uno de los síntomas de ese engaño. Y no es sólo Argentina. EEUU ha acelerado su programa de impresión de dólares. La UE también.  Eso sí, amparados en un paquete impresionante de ecuaciones de premios Nobel bajo una teoría con un nombre impactante. Pero es lo mismo.

 

Dictadura de la democracia. O Dictadura del proletariado, si prefiere.