Padre Eduardo
Graham
Por Guillermo
Belcore
La Prensa,
11.11.2024
Todos los hombres
mueren jóvenes, estableció Stevenson. Siempre hay algo más para dar al prójimo.
La sentencia es especialmente precisa para el caso del padre Eduardo Graham.
Una fulminante enfermedad en los pulmones se lo llevó el lunes 4 a la Casa del
Señor. Tenía 64 años de edad.
Durante un lustro,
Graham fue párroco de la Iglesia de San Pedro González Telmo (Humberto Primo
340, en la CABA), hasta marzo de este año. Teólogo destacado, notable orador
(sus homilías eran largas y brillantes), apasionado por el teatro y convencido
de la necesidad sacerdotal del compromiso político. Estas dos últimas facetas
de su rica personalidad, generó algunos resquemores entre pares y feligreses.
Pero ya se sabe como es esto. "Haga lo que haga un párroco, siempre habrá
alguien que lo critique", dice su sucesor el padre Alejandro Pezet, quien
había compartido con Graham ocho años de pastoreo en la parroquia Santa María
de Caballito.
Hace ocho meses,
un grupo de feligreses despidió a Graham en el templo, cuya construcción
comenzó en 1734. Quien esto escribe, estuvo presente. Se le agradeció
especialmente su asistencia espiritual durante la pandemia, que tanta angustia
y dolor causó a la comunidad. El sacerdote nunca dejó de brindar a la grey
alimento para el alma, tan imprescindible como el otro. Graham llegó a resistir
a pie firme en la puerta del templo un intento de allanamiento de la policía,
inducida por denuncias malintencionadas de que en la Iglesia monumento nacional
no se cumplían los rigores de la cuarentena. Rigores que Graham siempre
consideró excesivos e injustificados.
En primer lugar,
el padre Pezet quiso destacar la riqueza intelectual de Graham. "Tenía una
mente brillante. Fue un gran teólogo, uno de los discípulos más importantes del
cardenal suizo Urs van Balthasar, considerado por algunas fuentes como una
especie de Santo Tomas de Aquino del siglo XX. Eduardo viajaba todos los años a
Suiza donde, junto a otras treinta eminencias de todo el mundo, reflexionaban e
intentaban prolongar la obra de Von Balthasar. Podría decirse que Eduardo lo
comprendió".
Otra influencia
primordial del padre Graham fue la llamada Teología del Pueblo, respuesta
heterodoxa de un sector de la Iglesia argentina a los excesos filomarxistas de
la Teología de la Liberación. Esta visión fraternal, básicamente, reinvindica
la religiosidad popular. Algunos expertos lo ubican al propio Papa Francisco en
la corriente. Sus detractores repudian ciertos tintes peronistas.
Justamente, el
padre Eduardo encontró en Principios y Valores, el partido minúsculo que fundó
y lidera Guillermo Moreno (habitué del templo de San Telmo), una aplicación
práctica de sus ideas teológicas. Sobre todo, se sintió atraído por la
resistencia del ex funcionario kirchnerista al wokismo, la Agenda 2030 y el
pensamiento único transnacional. Graham fue candidato a Jefe de Gobierno
porteño en la boleta de Moreno, un paso meramente testimonial, pero que quizás
no debería haber dado.
EL OTRO AMOR
Además de su
vocación sacerdotal, Graham tuvo otro gran amor: el teatro. Estudió con Juan
Carlos Genet , a quien brindó su amistad. En Internet se informa, que el
religioso -como director- fue responsable de la puesta en escena de obras como
Golpes a mi puerta, Nuestra Señora de las Nubes, Foto de señoritas y esclusas,
Ciegos entre ciegos (1), Una noche con el señor Magnus e Hijos, Esos ojos
negros, Pluma y la tempestad, entre otras. Pero su decisión de convertir el
templo telmeño en escenario todas las semanas generó controversias.
El año pasado,
este diario entrevistó a Graham con motivo de la reapertura de la exposición de
las Doce Sibilas, tesoro pictórico de trescientos años de edad que ha
recuperado y alberga la Iglesia. Esto decía: "Las Sibilas son una serie de
doce cuadros del siglo XVIII, presumiblemente pintadas en Cuzco, según el
estilo de arte colonial cuzqueño, que están aquí custodiadas en la Sacristía de
la Iglesia de San Telmo y que son una verdadera joya desde el punto de vista
artístico y desde el punto de vista de la tradición cultural y, naturalmente,
de la fe, por el mensaje que transmite".
Dos libros,
escritos en colaboración, llevan el nombre del exparroco: La virgen de Luján y
su historia e Historia del actor II.
Eduardo Graham
había nacido el 8 de agosto de 1960. Se ordenó el 3 de diciembre de 1988.
Estuvo 24 años en la parroquia de Santa María, luego en San Juan XXIII hasta
recalar finalmente en González Telmo. Se admiraba de él también la devoción
mariana, especialmente de la Virgen de Luján y de la Virgen de Guadalupe. Su
amigo, Alejandro Pezet, desea que se lo recuerde por "su calidez, su
capacidad de escucha, su condición de guía espiritual, su presencia
misericordiosa".
En su homilía del
domingo pasado, el padre Pezet explicaba que los creyentes podemos hacer tres
cosas por el ser querido que se nos va a la Casa del Señor: agradecerle por lo
que hizo por nosotros; pedirle perdón por nuestras ofensas; y ofrecerle una
dispensa por las suyas, si es que existieron.