martes, 30 de julio de 2013

DISCURSO DEL PAPA ANTE AUTORIDADES EN RÍO DE JANEIRO



 
Infolatam
Río de Janeiro, 27 julio 2013

¡Excelencias, Señoras y Señores!

Agradezco a Dios por la posibilidad de encontrarme con tan respetable representación de los responsables políticos y diplomáticos, culturales y religiosos, académicos y empresariales de este Brasil inmenso. Saludo cordialmente a todos y les expreso mi reconocimiento.

Quería hablarles usando la bella lengua portuguesa de vosotros pero, para poder expresarme mejor manifestando lo que traigo en el corazón, prefiero hablar en castellano. ¡Os pido la cortesía de perdonarme!

Agradezco las amables palabras de bienvenida y de presentación de Don Orani y del joven Walmyr Júnior. En las señoras y en los señores veo la memoria y la esperanza: la memoria del camino y de la conciencia de su Patria y la esperanza que ésta, siempre abierta a la luz que irradia del Evangelio de Jesúcristo, pueda continuar desarrollandose en el pleno respeto de los principios éticos fundados en la dignidad transcendente de la persona.

Todos aquellos que poseen un papel de responsabilidad en una Nación, son llamados a enfrentar el futuro “con los ojos tranquilos de quienes sabe ver la verdad”, como decía el pensador brasileño Alceu Amoroso Lima ["Nuestro tiempo", in: La vida sobrenatural y el mundo moderno (Río de Janeiro 1956), 106]. Quería considerar tres aspectos de este mirar tranquilo, sereno y sabio: primero, la originalidad de una tradición cultural; segundo, la responsabilidad solidaria para construir el futuro; y tercero, el diálogo constructivo para encarar el presente.

1. Es importante, ante todo, valorar la originalidad dinámica que caracteriza la cultura brasileña, con su extraordinaria capacidad para integrar elementos diversos. El sentir común de un pueblo, las bases de su pensamiento y de su creatividad, los principios fundamentales de su vida, los criterios de juicio sobre las prioridades, sobre las normas de acción, se asientan en una visión integral de la persona humana.

Esta visión del hombre y de la vida, tal como la hizo propia el pueblo brasileño, mucho recibió de la savia del Evangelio a través de la Iglesia Católica: de entrada la fe en Jesúcristo, en el amor de Dios y la fraternidad con el prójimo. ¡Pero la riqueza de esta savia debe ser plenamente valorada! Ella puede fecundar un proceso cultural fiel a la identidad brasileña y constructor de un futuro mejor para todos. Así se expresó el amado Papa Benedicto XVI, en el discurso de apertura de la V Conferencia General del Episcopado Latino-Americano, en Aparecida.

Hacer que la humanización integral y la cultura del encuentro y de las relaciones crezcan es el modo cristiano de promover el bien común, la felicidad de vivir. Y aquí convergen la fe y la razón, la dimensión religiosa con los diversos aspectos de la cultura humana: arte, ciencia, trabajo, literatura… El cristianismo une transcendencia y encarnación; siempre revitaliza el pensamiento y la vida, frente la desilusión y el desencanto que invaden los corazones y saltan a la calle.

2. El segundo elemento que quería tocar es la responsabilidad social. Esta exige un correcto tipo de paradigma cultural y, consecuentemente, de política. Somos responsables de la formación de nuevas generaciones, capacitadas en economía y en la política, y firmes en los valores éticos. El futuro exige de nosotros una visión humanista de la economía y una política que realice cada vez más y mejor la participación de las personas, evitando elitismos y erradicando la pobreza.

Que nadie quede privado de lo necesario, y que a todos les sean aseguradas dignidad, fraternidad y solidaridad: esta es la vía a continuidad. Ya el tiempo del profeta Amós era muy fuerte la advertencia de Dios: «Ellos venden el justo por dinero, el indigente, por un par de sandalias; aplastan la cabeza de los débiles en el polvo de la tierra y hacen la vida de los oprimidos imposible» (Am 2, 6-7). Los gritos por la justicia continúan aún hoy.

Quién ostenta una función de guía debe tener objetivos muy concretos, y buscar los medios específicos para conseguírlos. Puede haber, sin embargo, el peligro de la desilusión, de la amargura, de la indiferencia, cuando las aspiraciones no se cumplen. La virtud dinámica de la esperanza incentiva a ir siempre más lejos, a emplear todas las energías y capacidades a favor de las personas para quienes se trabaja, aceptando los resultados y creando condiciones para descubrir nuevos caminos, incluso sin ver resultados, pero manteniendo viva la esperanza.

El liderazgo sabe escoger la más justa entre las opciones, después de haberlas considerado, partiendo de la propia responsabilidad y del interés por el bien común; esta es la forma para llegar al centro de los males de una sociedad y vencerlos con la osadía de acciones valientes y libres. En el ejercicio de nuestra responsabilidad, siempre limitada, es importante abarcar toda la realidad, observando, midiendo, evaluando, para tomar decisiones en la hora presente, pero extendiendo la vista hacia el futuro, reflexionando sobre las consecuencias de tales decisiones.

Quién actúa responsablemente, somete la propia acción a los derechos de los otros y al juicio de Dios. Este sentido ético aparece, nuestros días, como un desafío histórico sin precedentes. Además de la racionalidad científica y técnica, en la actual situación, se impone el vínculo moral con una responsabilidad social y profundamente solidaria.

3. Para completar el “mirar” que me propuse, además del humanismo integral, que respete la cultura original, y de la responsabilidad solidaria, termino indicando lo que tengo como fundamental para enfrentar el presente: el diálogo constructivo. Entre la indiferencia egoísta y la protesta violenta, hay una opción siempre posible: el diálogo. El diálogo entre las generaciones, el diálogo con el pueblo, la capacidad de dar y recibir, permaneciendo abiertos a la verdad. Un país crece, cuando dialogan de modo constructivo sus diversas riquezas culturales: cultura popular, cultura universitaria, cultura juvenil, cultura artística y tecnológica, cultura económica y cultura familiar y cultura de los medios de comunicación.

ES imposible imaginar un futuro para la sociedad sin una vigorosa contribución de las energías morales en una democracia que evite el riesgo de quedar cerrada en la pura lógica de la representación de los intereses constituidos. Será fundamental la contribución de las grandes tradiciones religiosas, que desempeñan un papel fecundo de levadura de la vida social y de animación de la democracia. Favorable a la pacífica convivencia entre religiones diversas es la laicidad del Estado que, sin asumir cómo propia cualquier posición confesional, respeta y valora la presencia del factor religioso en la sociedad, favoreciendo sus expresiones concretas.

Cuando los líderes de los diferentes sectores me piden un consejo, mi respuesta es siempre la misma: diálogo, diálogo, diálogo. La única manera para una persona, una familia, una sociedad crecer, la única manera para hacer avanzar la vida de los pueblos es la cultura del encuentro; una cultura según la cual todos tienen algo de bueno para dar, y todos pueden recibir en cambio algo de bueno. El otro tiene siempre algo para darnos, desde que sepamos en los aproximar de él con una actitud abierta y disponible, sin prejuicios. Sólo así puede crecer la buena comprensión entre las culturas y las religiones, la estima de unas por las otras libre de suposiciones gratuitas y en el respeto por los derechos de cada una. Hoy, o se apuesta en la cultura del encuentro, o todos pierden; recorrer la vía justa hace el camino fecundo y seguro.

Excelencias, Señoras y Señores

Les agradezco por la atención. Acoged estas palabras como expresión de mi solicitud de Pastor de la Iglesia y del amor que tengo por el pueblo brasileño. La fraternidad entre los hombres y la colaboración para construir una sociedad más justa no constituyen una utopía, pero son el resultado de un esfuerzo armónico de todos en favor del bien común. Animo a los señores en su empeño en favor del bien común, que exige de la parte de todos sabiduría, prudencia y generosidades.


Les confío al Padre del Cielo, pidiéndole, por intercesión de Nuestra Señora Aparecida, que acumule de sus dones cada uno de los presentes, sus respectivas familias y comunidades humanas de trabajo y, de corazón, a todos concedo mi Bendición.

FRANCISCO: LAS BASES DE SU TEOLOGÍA


   
                                                 Alberto Buela 

El primer viaje internacional que realizó el Papa Francisco fue al Brasil donde en una misa sobre la playa de Copacabana en Río de Janeiro juntó la friolera de tres millones de feligreses. No hay hoy en el mundo ningún dirigente político que junte tamaña cantidad.
Es sabido que los Papas y en general los grandes dirigentes del mundo hablan por hablar, en un discurso donde el “buenismo” campea en todas las oraciones, pero aquello que no dicen es, paradójicamente, lo que terminan haciendo. Esto es normal y así hay que tomarlo. Es que el simulacro es la moneda de cambio de los discursos públicos; de los discursos a las masas.
Francisco rompió esa regla de oro con dos frases emblemáticas: una cuando llegó: no traigo oro ni plata, traigo a Jesucristo y otra cuando partió: Río es el centro de la Iglesia.
El espaldarazo que le dieron los pueblos  brasileño y argentino,  y en general el pueblo hispanoamericano fue total. Este respaldo masivo tanto con la asistencia en persona (los tres millones) como mediática consolida su figura y su poder dentro y fuera de la Iglesia. Hoy Francisco no es Papa sólo para los católicos sino para todos.
Su mensaje resumido en no traigo oro ni plata sino a Jesucristo  fija una posición clara y terminante frente a la sociedad de consumo, el capitalismo salvaje, el imperialismo internacional del dinero, como decía Pío XII. Y sobre todo frente a  los ideólogos progresistas de una modernidad sin destino con sus propuestas de: relativismo moral y cultural, aborto, eutanasia, matrimonio homosexual, sacerdocio femenino, anulación del celibato, consumo de drogas, exaltación del mundo gay, etc.
Francisco habló y dio las directivas: quiero pastores con olor a ovejas que salgan a la calle y a los jóvenes que hagan lío. En una palabra, hay que salir a evangelizar.
La diferencia en este aspecto entre las tres grandes religiones monoteístas del mundo, judaísmo, islamismo y cristianismo, es que los judíos no salen a convencer a los no judíos de las bondades del judaísmo. Ellos siempre se han comportado como un grupo cerrado y autocentrado en donde les es suficiente los que son. En su milenaria historia nunca buscó hacer proselitismo.
Mientras que el Islam y el cristianismo sí han buscado siempre extender su mensaje a otros pueblos. La diferencia entre ambos es que islamismo busca hacer prosélitos y difundir su mensaje “a palos”, por la fuerza y el cristianismo lo intenta realizar por la persuasión.

El otro rasgo significativo de su prédica brasileña fue el cambio de centralidad de la Iglesia: Río es la capital de la Iglesia. Esto no quiere decir que Roma deje de ser la sede de la Iglesia sino que los grandes conglomerados de católicos de las sociedades periféricas y sus demandas van a ser,  de acá en más, los que produzcan sentido en el accionar de la Iglesia.
Y acá entra la figura del pueblo como categoría principal en la teología de Francisco. El pueblo para él es el “productor de sentido”  y no las élites ilustradas que en el caso de la Iglesia sería el cuerpo colegiado de obispos y la curia romana.
Esta disyuntiva está claramente resuelta por Francisco a favor del pueblo cristiano y sus demandas, solicitudes y necesidades. Y en este sentido es él fácilmente ubicable en lo que se llamó teología popular o religiosidad popular.
Es poco conocida esta corriente ideológica que tuvo su fuente de inspiración en un eminente teólogo porteño que fue el padre Lucio Gera. Gera es la clave de bóveda para entender los planteos y los presupuestos teológicos de Francisco.
Lucio Gera, un hombre elegante y fino, perito del Concilio Vaticano II, amigo de un primo hermano nuestro, Héctor del Río, en los tiempos en que inició su carrera de sacerdote como cura teniente en la parroquia de San Bartolomé. Él con su rescate de la religiosidad popular fue quien mayor oposición teológica ofreció, por afinidad de miras (la preeminencia del pueblo) , a la teología de la liberación en Nuestra América.
Nosotros tuvimos ocasión de conversar con él unos meses antes de su muerte y nos dijo: “Alberto, el grave problema de la Iglesia hoy es el clericalismo, que es esperar todo de los curas. Es hora que los laicos tomen parte activa en la tarea de evangelización de la Iglesia”.

Y esto es lo que ha solicitado Francisco en Brasil como nudo y corazón de su mensaje.
La teología popular, que no es populismo, otorga la productividad de sentido al pueblo como sujeto de la historia, en contraposición a la teología marxista de la liberación que reserva ese privilegio a una clase social: el proletariado.
Confía en la expresión de la fe sencilla del pueblo, sobre todo del pueblo pobre, que no sufre ninguna mediación culta o Ilustrada que la desvirtúe.
Es por esto, por ese privilegio que Francisco otorga teológicamente al pueblo, que muchos en Argentina hablan del Papa peronista.
Nosotros creemos que no se debe hablar así, porque es un error encerrar al Papa dentro de un pensamiento político determinado. No se puede ideologizar el evangelio.
Cabría preguntarse cuales son las potenciales resistencias mundanas al mensaje de Francisco. En primer lugar la de todos aquellos que quieren hacer de la Iglesia católica una “nada de Iglesia”. Así, una Iglesia que acepte el aborto, el matrimonio gay, el sacerdocio femenino, que termine con el celibato obligatorio (Leonardo Boff). Que acepte la eutanasia, el divorcio irrestricto y el consumo de drogas. Todo ello haría de la Iglesia una “nada de Iglesia”, una no-Iglesia.

En el fondo, el gran enemigo de Francisco es “el catolicismo a la carta”. Catolicismo que, en general, es propuesto por los enemigos históricos de la Iglesia y propalado mañana, tarde y noche por los grandes medios masivos.
Francisco no tiene oro ni plata; no tiene ejércitos; no tiene poder terrenal y no existe ningún presidente ni Estado del mundo que se declare expresamente católico. La única posibilidad es, más allá de la asistencia del Espíritu Santo,  recurrir a los pueblos periféricos de matriz cristiana (Europa es una naranja exprimida) para con su ayuda lograr cambiar el desorientado curso del mundo actual.
El conflicto que se le plantea a Francisco no es ya el de los años sesenta y setenta Iglesia-mundo sino el de Iglesia- poderes mundanos. Es que estos últimos están en manos anticristianas. Al menos en Iberoamérica, en los cuatro principales países, la clase dirigente brasileña es filo evangélica, la de Argentina es filo sionista, la de Colombia es pro estadounidense y la de México pro masónica. Es que hoy, como ha dicho el brillante Vittorio Messori: el anticatolicismo ha reemplazado al antisemitismo.

No es poca la lucha que le espera.

DAHRENDORF:

"Si a los ciudadanos se los hace vivir en una jungla, se pueden llegar a convertir hasta en caníbales".

ANTONIO DI PIETRO:



"El poder político corrupto primero debilita los controles y después avanza sobre la justicia"

Por Astrid Pikielny 

La corrupción ha cambiado de ropajes y modalidades, pero continúa siendo un verdadero flagelo que deja consecuencias políticas, económicas y morales devastadoras en las sociedades, hunde las economías de los países y limita su desarrollo.

Así lo cree Antonio Di Pietro, el ex fiscal que, a principios de los años 90, encabezó el proceso de lucha contra la corrupción en Italia conocido como mani pulite , que dejó al descubierto una trama naturalizada e institucionalizada de sobornos, retornos y negocios entre la clase política italiana y el empresariado.

Aquel escándalo, que involucró a todos los partidos políticos y tuvo repercusión planetaria, le costó la renuncia al primer ministro y líder del partido socialista Bettino Craxi, y el contraataque no tardó en llegar: Di Pietro fue acusado de conspirador y puesto bajo la lupa. Investigado y absuelto por la justicia, Di Pietro dejó la magistratura, se volcó a la política, fundó el partido político Italia de los Valores y desde entonces ocupó diversos cargos ejecutivos y electivos.

En vísperas de su llegada a la Argentina para participar del Primer Congreso Internacional de Transparencia y Gobierno Abierto -organizado por la Subsecretaría de Asuntos Públicos del gobierno porteño, a cargo de Álvaro González, y que se realizará el jueves próximo-, el ícono internacional de la lucha contra la corrupción sostiene que el avance del poder político contra el Poder Judicial suele ser una gran tentación para los gobiernos: "La clase política primero debilita los controles administrativos y después inicia el ataque a la magistratura utilizando todos los mecanismos a disposición: los político-legislativos y los mediáticos".

La Nación, 28-7-13

-A veinte años del mani pulite , ¿qué aprendizajes dejó esa experiencia en la lucha contra la corrupción? ¿Y qué límites mostró, dado que la corrupción a gran escala continúa y sobrevive bajo diversas formas?

-Han pasado 21 años de la primera "coima" de Mario Chiesa. En Italia, coimas había antes y hay ahora, desgraciadamente. Antes se encontraban en las poltronas o en los baños de las oficinas y hoy se encuentran bajo la forma de transacciones financieras que utilizan sociedades fantasma en paraísos fiscales, con intermediarios financieros que adquieren títulos, valores y derechos, y pagan sumas en conceptos de "comisiones atípicas", como las llama Berlusconi. Pero siempre se trata de "coimas". En realidad, en Italia, Tangentopolis nunca terminó. El sistema de corrupción, en efecto, tiene una nueva ingeniería, y hoy ha cambiado su piel y su forma exterior. Aquello que antes era considerado un delito y era perseguible, ahora no lo es más a causa de varias leyes promulgadas para despenalizar y para que no valgan como prueba determinados elementos obtenidos por la investigación.

-¿Y cuál es exactamente la diferencia entre el escenario pasado y el actual?

-La diferencia es que en la Tangentopolis de ayer se perseguían objetivos ilícitos a través de comportamientos ilícitos -que en ese entonces eran fácilmente individualizables y punibles-, mientras que hoy se persiguen objetivos a través de comportamientos aparentemente lícitos. Es como un cuerpo humano que, agredido por un tumor, nunca fue curado porque se eligió curar al médico. En efecto, se criminalizó la autoridad judicial, que es la que sólo efectuó el diagnóstico. Y le corresponde hacer la terapia a quien hace las leyes, o sea, a la política. Y la política, desgraciadamente, no lo ha hecho.

-Después de esta experiencia usted dejó la justicia y se volcó a la política.¿Es la política el terreno adecuado para combatir la corrupción?

-Inicié mi camino en la política tres años después de haber abandonado la magistratura. Los últimos años de mani pulite fueron una verdadera persecución a mi persona. Por eso, decidí defenderme en el lugar destinado a hacerlo, la justicia, para poder demostrar que era totalmente ajeno a las acusaciones que me habían hecho. Y los magistrados confirmaron la corrección de mi actividad desarrollada como investigador. Es evidente que el sistema que habíamos descubierto y mostrado al mundo se concentró en atacarme con acciones difamatorias que continúan hoy sólo para confundir el juicio de la opinión pública. Entré en política con la esperanza de cambiar desde adentro las cosas, poniendo en el centro de mi actividad la lucha contra la corrupción y la transparencia en la gestión de la cosa pública, incluyendo la resolución de la cuestión moral. Desgraciadamente, el sistema de colusión entre la política y los negocios era y es aún hoy un frente muy compacto. Y yo soy un hombre incómodo.

-¿Cómo se hace entonces para dar batalla contra la corrupción cuando existe connivencia y complicidad entre la política y el empresariado, el Poder Ejecutivo busca limitar la independencia del Poder Judicial y los organismos de control no controlan?

-Desgraciadamente, en Italia existe en este momento un verdadero cortocircuito. Esto se produce por el hecho de que muchas veces la política cede y deja paso a intereses personalísimos, en vez de pensar en el bien de la comunidad. Nosotros, desde hace veinte años, salvo un breve paréntesis, tuvimos a Berlusconi en el gobierno, que decidió entrar en política para proteger sus negocios. Sobre él existe un gigantesco conflicto de intereses, porque es el propietario del segundo polo de información italiano y por lo tanto incide sobre el consenso de los italianos. A esta distorsión del sistema democrático, se le suma un servicio público televisivo controlado por los partidos en proporción a los resultados electorales. Nuestra república se caracteriza por la multiplicidad de conflictos de intereses, uno por encima de otro, "legitimando" y convirtiendo en "popular" incluso a quien hace leyes para su uso personal, para su propio consumo y beneficio.

-Es una práctica habitual que los políticos usen y abusen de la función pública para fines privados.

-Así es, y quien utiliza su rol institucional para beneficio personal es absolutamente condenable. Resulta indigno y grave que se aproveche de su posición pública para ganar ilegalmente dinero. Nuestra ley prohíbe un abuso de estas características. Desgraciadamente, nuestros políticos no sólo ignoran la ley para sus propios actos, sino que también cierran los ojos delante de funcionarios del Estado condenados e indagados por delitos gravísimos.

-Entonces, ¿qué es lo que se necesita para combatir eficaz y exitosamente el flagelo de la corrupción?

-Antes que nada, bastaría con aprobar una ley con tres artículos muy simples. Primero: quien ha sido condenado, aún en primer grado, no debe ser candidato. Los representantes del pueblo, en efecto, deben estar más allá de cualquier sospecha; nunca bajo sospecha, como hoy sucede. Segundo: los indagados no deben poder asumir cargos de gobierno a nivel nacional ni local. Respetamos la presunción de inocencia, pero si uno es culpable o inocente es mejor saberlo antes de confiarle en sus manos la cosa pública. Tercero: los empresarios que se han manchado con delitos contra la administración pública no deben poder participar nunca más en contrataciones con el Estado. No existe otro camino si se quiere cortar el hilo de corrupción que une la política con los negocios. Además, es necesario hacer una buena ley que castigue el voto di scambio o "voto a cambio".

-¿Qué es eso exactamente?

-Es cuando los políticos ofrecen privilegios, plata, cargos, a los electores a cambio de su voto. Además, hay que dar mayores recursos logísticos a las fuerzas del orden y a la magistratura. En definitiva, todo lo opuesto a aquello que se está haciendo y se ha hecho en estos años, cuando se han despenalizado delitos como la "falsedad de balances y estados contables" y se ha eliminado el delito de concusión por inducción: se trata de un delito contra la administración pública que se da cuando un funcionario obliga o induce a alguien a dar o prometer indebidamente a él o a un tercero dinero u otro beneficio. Todo esto sin dejar de considerar las propuestas hechas por los diversos gobiernos de Berlusconi de abolir las intervenciones telefónicas, instrumentos indispensables para el trabajo de la magistratura. También es necesario crear un nuevo sistema de control y autocontrol y cambiar las "caras de la política" para construir una barrera prepolítica, convocando a los ciudadanos honestos y a las personas de bien. En el futuro, la lucha contra la corrupción debe convertirse en un hecho cultural y en un compromiso ético-social. Para evitar que este fenómeno se repita es necesario educar y prevenir. Pero siempre el ejemplo debe venir de arriba, de los dirigentes, del vértice del poder y por eso es necesaria una nueva clase política que sea el espejo de la sociedad.

-¿Qué influencia tiene la corrupción política en el crecimiento de la criminalidad y las mafias?

-La corrupción, en todas sus formas, es un fenómeno que tiende a alimentar la criminalidad y todas las mafias. Desgraciadamente, la corrupción vive instalada en nuestras instituciones. Basta ver cuántos senadores y diputados han tenido y tienen en su contra condenas muy pesadas, algunas incluso por asociación mafiosa.

-¿Con qué instrumentos o herramientas, más allá del voto, cuentan los ciudadanos para luchar y condenar la corrupción?

-La mejor arma que tienen los ciudadanos es el voto. Votando, los italianos pueden cambiar la suerte del país, aunque en este momento, en Italia, rige una ley electoral que no permite a los ciudadanos elegir sus propios representantes y la selección de los candidatos la hacen las secretarías de los partidos. Pero los ciudadanos tienen otra arma importante: la protesta civil, la indignación y las manifestaciones en la plaza. De este modo, pueden presionar a la clase política, muchas veces indiferente a los pedidos de mayor legalidad y transparencia. El ciudadano honesto debe ser el primer defensor del Estado de Derecho. Sólo de esta manera tiene todos los títulos morales para pedir justicia.

-¿Cuáles son las marcas y las consecuencias económicas, políticas y morales que la corrupción deja en una sociedad?

-Las consecuencias en todos esos planos son devastadoras. La corrupción hunde la economía de un país e impide y limita el desarrollo económico. El sistema corrupto crea un circuito paralelo a la economía que no tiene en consideración ni la profesionalidad ni las capacidades humanas, y sólo valen los perversos cruces de intereses y negocios. Desgraciadamente, si los diarios muestran en primera página entrevistas a corruptos como si fueran santos, quien los lee tiene una visión distorsionada o falsa de los hechos.

-El avance de la clase política sobre el Poder Judicial suele ser una gran tentación de los gobiernos. ¿Es posible frenar ese proceso?

-Después del mani pulite , la clase política italiana siempre ha tratado de controlar a los jueces. Es una gran tentación tratar de limitar el poder de los magistrados. Lo importante es entender que en los sistemas auténticamente democráticos, el poder de los jueces tiene un rol de suplencia: cuando en una sociedad saltan los controles intermedios, la clase política primero debilita los controles administrativos y después inicia el ataque a la magistratura utilizando todos los mecanismos a disposición: los político-legislativos y los mediáticos, por ejemplo. En muchos países, los controles administrativos y los instrumentos de vigilancia normal sobre la administración pública y sobre la actividad económica no funcionan y en muchos casos proliferan autoridades de aplicación o de control, en general, ineficientes y no autónomas. El poder político estructuralmente corrupto primero debilita los sistemas de control intermedios y después avanza sobre la justicia. En Italia, como en muchos países, la verdadera urgencia es formar una clase dirigente, competente, fuerte y orgullosa, considerando siempre que la única respuesta frente a la corrupción y a los desafíos que impone el Estado moderno es el respeto al Estado de Derecho: sus males sólo se combaten con las armas de la legalidad. El derecho debe ofrecer las mismas garantías a todos los ciudadanos por igual y reafirmar la importancia de la división de poderes.

-Uno de los logros del presidente Néstor Kirchner fue haber nombrado una Corte Suprema independiente y de prestigio. En estos últimos meses y bajo el gobierno de Cristina Kirchner, se advierte una intensa embestida contra el Poder Judicial. ¿Qué lectura hace de esto?

-No estoy al tanto de esta evolución, por lo tanto no puedo opinar sobre estos hechos. Igualmente, la buena salud del sistema democrático exige siempre el respeto irrestricto al principio de división de poderes. En este sentido, comparto plenamente la tesis de Dahrendorf en relación a la influencia de la política en los comportamientos de los ciudadanos: "Si a los ciudadanos se los hace vivir en una jungla, se pueden llegar a convertir hasta en caníbales". La verdad es que en Italia como en muchos países ha bajado el nivel de la ética. Durante muchos años, los ciudadanos italianos, súbditos y espectadores, han asistido a una continua lucha por la conquista del poder y a orgias de corrupción. Todos lo sabían. Después de mani pulite renació en Italia un profundo deseo de legalidad, de transparencia y de limpieza.

-Sin embargo, hoy Italia sigue viviendo una transición delicada.


-Efectivamente. Y la sociedad debe combatir a los corruptos y la clase política toda debe promover el principio de honestidad y el respeto a la ley, porque son las principales fuentes de progreso humano en un Estado democrático, libre y solidario. No se trata de dividir la sociedad entre el bien o el mal, buenos y malos, según uno sea de derecha o de izquierda: la batalla contra la corrupción tiene que ser verdaderamente transversal..

La Nación, 28-7-13

sábado, 27 de julio de 2013

EL PAPA RECIBIÓ EL ÚLTIMO LIBRO DE LEONARDO BOFF,

  
 QUIEN ELOGIO AL PONTIFICE

Página 12, 25-7-13


En uno de sus primeros pedidos en su día de descanso en Brasil, antes de dirigirse al santuario de Aparecida y encontrarse con los asistentes a la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Río, el Papa recibió el libro Francisco de Asís y Francisco de Roma, escrito por el teólogo y ex franciscano Leonardo Boff, en el que analiza la ruptura que el sumo pontífice está realizando en la Iglesia. “Le entregué el libro al arzobispo de Río, monseñor Orani Tempesta, y él se lo ha dado ya al Papa”, confirmó Boff al diario El País de España momentos antes de viajar a dos encuentros con más de mil jóvenes en Santa Catarina y en San Pablo. Boff, uno de los padres de la Teología de la Liberación, estará en Río el sábado, coincidiendo con la vigilia de oración en Guaratiba.
Boff definió al nuevo papa como alguien que traía esperanza, alivio y alegría de vivir y pensar la fe cristiana. “La iglesia volvió a ser una casa espiritual”, apuntó el teólogo, que colgó los hábitos en 1992 por desavenencias con el Vaticano.
“No he podido sustraerme a un compromiso que tenía desde hace mucho con los jóvenes a los que voy a hablar. Por eso, voy a estar en Río sólo el sábado, último día de la visita del Papa”, explicó el teólogo ante la posibilidad de mantener un encuentro con el papa Francisco. “Una amiga del Papa de cuando era arzobispo de Buenos Aires, con la que Francisco habla por teléfono todas las semanas, me dijo que le preguntó al Papa si tenía la intención de recibirme y su respuesta fue: ‘Quiero hacerlo, pero sólo después de haber concluido la reforma de la Curia’”, reveló Boff al diario español. Se trataría entonces de una visita oficial, algo que Boff no pudo lograr durante el pontificado de Benedicto XVI. Sin embargo, no se descarta un encuentro extraoficial si ambos coinciden en Río el próximo sábado.

Por otra parte, Boff contó a O Globo de Brasil que Francisco podría rehabilitar a los más de 500 teólogos condenados por la Iglesia durante los años de Joseph Ratzinger y Karol Wojtyla, aunque considera que no lo hará mientras viva Benedicto XVI.
“El (por el Papa) hará un llamamiento por que los gobiernos escuchen a las calles, escuchen a los jóvenes”, afirmó Boff, quien opinó que el pontífice exhortará a los jóvenes a inaugurar una nueva fase de la Iglesia. Según el brasileño, su esperanza en el pontificado de Francisco se debe a que, antes de ser elegido papa, el cardenal Jorge Bergoglio “era adepto de una de las vertientes de la Teología de la Liberación, que era propia de Argentina, y que es la teología del pueblo, la teología de la cultura popular”.

La Teología de la Liberación tenía muchas tendencias. En Argentina predominó ésa, que viene del justicialismo”, expresó Boff. “Francisco siempre se entendió a sí mismo como un peronista, un justicialista. El defendía traer a los pobres como participantes, y que no hay solución para los pobres sin su participación. Esto es la Teología de la Liberación, y quizás sea hasta bueno que él, como papa, no esté afiliado a teología alguna”, agregó Boff.
“Podemos decir que Francisco es un teólogo de la liberación elaborada por Scanone, que fue la que de alguna forma sostuvo algunas actitudes del peronismo”, afirmó Boff, al recordar que quien enseñó la Teología de la Liberación en Argentina fue Carlos Scanone, profesor de Bergoglio. “Scanone elaboró una Teología de la Liberación que estaba ligada a la ‘teología popular’, de alguna forma diferente de la que después desarrolló la corriente que se inspiró en la tesis del marxismo que pretende el rescate de los pobres y excluidos a través de los cambios de estructuras políticas”, agregó.

“Son sus nuevos aires, nueva música, nuevas palabras para viejos problemas que nos permiten pensar en una nueva primavera de la Iglesia”, estimó Boff, que fue condenado al silencio por el papa Juan Pablo II por sus posiciones radicales, en una columna publicada en el diario brasileño O Estado de Sao Paulo. Boff destacó que los papas anteriores daban centralidad a la Iglesia reforzando sus instituciones y doctrinas. “El papa Francisco coloca al mundo, los pobres, la protección de la Tierra, y el cuidado de la vida como cuestiones esenciales”, diferenció.
Los dos pontificados anteriores se caracterizaron por la disciplina y el control de las doctrinas, señaló Boff, al destacar que esa estrategia creó un invierno que congeló muchas iniciativas. “Esta nueva Iglesia, que aún no se puede evaluar lo suficiente por su poco tiempo de existencia, dejó de ser una fortaleza para transformase en un casa abierta cercana al pueblo”, consideró Boff.

Sobre la posibilidad de que la Curia use cualquier medio para mantenerse en el poder y pueda boicotear la ruptura que quiere implementar Francisco, Boff no descartó ante El País que lo intenten. “Pero Francisco también es jesuita, que es también hijo de Ignacio de Loyola, el gran estratega de la Compañía de Jesús, que ha resistido hasta hoy, pasando por todos los vendavales contra ella, no solo de la Curia, sino de hasta más de un papa que acabó disolviéndola, para resucitar siempre con mayor fuerza”, añadió.

“El nuevo papa no se presenta como un doctor sino como un pastor, habla a partir del sufrimiento humano sobre el hambre del mundo, los inmigrantes de Africa que llegan a la isla Lampedusa, y denuncia el sistema financiero mundial que martiriza a países enteros –destacó–. Creo que es muy valiente. Se ha situado junto a los pobres y contra la injusticia. Tenemos una Iglesia que tiene hábitos palaciegos y principescos. Este Papa ha mandado señales de que quiere otro estilo de Iglesia, de los pobres para los pobres, y ésta es la gran herencia de la Teología de la Liberación. Va a poner en jaque los hábitos tradicionales de cardenales y obispos”, manifestó el teólogo.

martes, 23 de julio de 2013

DOS PESOS Y DOS MEDIDAS



 declaración de los Abogados por la Justicia y la Concordia

OTRA VEZ LA IDEOLOGÍA DE LOS DERECHOS HUMANOS

Resulta muy interesante la polémica que se ha abierto con motivo de la designación y ascenso del Gral. Milani, porque ha servido para confirmar que la política de derechos humanos implementada por el régimen instaurado desde el 25 de mayo de 2003, es apenas una ideología perversa, cuyas secuelas manifiestas han sido la generación de un formidable negociado y la más desvergonzada hipocresía.
Los argentinos pueden advertir que los derechos humanos son exhibidos como política de Estado al solo efecto de lograr consenso en el manejo del resto de las políticas llevadas a cabo por el gobierno. El fin justifica los medios. Esto así resulta si nos detenemos en la lectura de las declaraciones de Abuelas de Plaza de Mayo, más precisamente de Estela de Carloto, el C.E.L.S. y otros que hoy sostienen, en defensa del nuevo Jefe del Estado Mayor del Ejército, que para acusar se necesitan pruebas o que el hecho de haber estado allí –Operativo Independencia- no es suficiente. En tanto el C.E.L.S., por boca de su vocero Horacio Verbitsky, nos informa que no hay antecedentes que comprometan al Gral. Milani con delitos de lesa humanidad ocurridos durante la dictadura militar.

El doble estándar en estas cuestiones es formidable, pues este vocero pone en duda las manifestaciones de testigos-denunciantes de la desaparición del soldado Ledo - asistente del entonces Subteniente Milani - como así también del Nunca Más de la Pcia. de La Rioja.
Hoy, varios centenares de viejos soldados se encuentran en las cárceles de Marcos Paz, Ezeiza y otros lugares de reclusión de jurisdicción federal, por el hecho de haber pertenecido a las Fuerzas Armadas en la época de lucha contra el terrorismo. Estos luchadores octogenarios no gozan de ninguno de los beneficios que el orden constitucional vigente otorga a los ciudadanos acusados de cometer delitos, como el derecho al debido proceso y el principio de inocencia.
No es necesario hacer mención de ninguno de los presos políticos de la democracia para ejemplificar la venganza de la que son objeto mediante el linchamiento judicial. Basta con recordar que se han dictado condenas de por vida basadas en el supuesto reconocimiento de una voz escuchada hace casi cuarenta (40) años. O haciendo aplicación de la teoría del dominio del hecho a quien por su graduación y lugar en la cadena de mando no impartía ordenes o que, de haberlas trasmitido, no estaba ni remotamente en condiciones de objetarlas. Y no estamos hablando de oficiales superiores, sino de subalternos (suboficiales, subtenientes a capitanes o sus equivalentes en la Armada, Aeronáutica y fuerzas de seguridad en general), pues a los Jefes y Oficiales Superiores se les encontró otro extremo de atribución de responsabilidad criminal, como es la responsabilidad funcional, lo que significa el non plus ultra de la responsabilidad objetiva.

Muy lejos está en el ánimo de quienes integramos esta Asociación imputarle responsabilidad criminal alguna a quien entonces era el Subteniente Milani, pues sería abjurar de los principios que dieron sentido a su fundación: el restablecimiento de la Justicia y la recuperación de la Concordia. Pero esta suerte de justicia popular nos obliga a recordar, una vez más, la necesidad de salir de la apatía, a fin de conjurar los riesgos a que nos expone la perversidad de este régimen.

Alberto Solanet, Presidente
Mariano Gradin, Secretario                                                         
Buenos Aires, julio de 2013


La Botella al Mar, 19-7-13

LA PEOR COSA QUE PUEDE SUCEDER ES QUE LA GENTE ACEPTE LA NEGACIÓN DE LA POLÍTICA



                                  Luis Inacio Lula Da Silva

“Incluso cuando se está desanimado
con todo y con todos, no desista
de la política. ¡Participe! Si no encuentra
en otros al político que busca, podrá
encontrarlo en sí mismo”.

El ex presidente brasileño Luis Inacio Lula Da Silva expresó en distintos medios de comunicación su apoyo a las manifestaciones contra la corrupción en su país, y llamó al Partido de los Trabajadores y de la presidenta Dilma Rousseff, a una "renovación profunda. Creo que las manifestaciones son el reflejo de éxitos sociales, económicos y políticos", escribió Lula en un artículo, publicado en The International Herald Tribune, edición internacional de The New York Times y otras publicaciones.

También Lula aprovecho su intervención al cerrar la Conferencia Nacional “2003-2013: Una nueva política externa”, organizado por la universidad en Sao Bernardo do Campo, para pronunciarse sobre los últimos acontecimientos políticos de su país. De protesta en protesta, se construye el tejado”, dijo Lula comparando las manifestaciones que vive su país en las últimas semanas reclamando mejoras sociales y el fin de la corrupción, con su propia trayectoria política.

“De protesta en protesta, un día ustedes pueden llegar a la Presidencia de la República", aseguró, además de afirmar que "en Europa, las protestas son para no perder lo que conquistaron. En Brasil, las protestas son para conquistar más”.

Lula pidió a los jóvenes que no le den la espalda a la política, pese a los incontables casos de corrupción que hay.

“Cuando ustedes estén cabreados con la vida, que no confíen en nadie, no me gusta Lula, no me gusta Dilma (Rousseff), no me gusta (Luiz) Marinho (actual alcalde de Sao Bernardo do Campo y ministro durante el Gobierno de Lula), no me gusta quien sea, aún así, no nieguen la política. Y mucho menos nieguen los partidos políticos. Ustedes pueden hacer otros”, dijo.

“La peor cosa que puede suceder en el mundo es que la gente acepte la negación de la política. No existe ninguna experiencia en el mundo en que la negación de la política tuviera un resultado mejor que el de la putrefacción de la política”, aseguró Lula durante su discurso.

Nuevas voces
“La juventud, conectada a las redes sociales y con los dedos ágiles en sus celulares, ha salido a las calles para protestar en diversas regiones del mundo.

Parecía más fácil explicar las razones de tales protestas cuando acontecían en países sin democracia, como Egipto y Tunez en 2011, o donde la crisis económica llevó el desempleo juvenil a niveles aterradores, como en España o en Grecia, por ejemplo. Pero la llegada de esa ola a países con gobiernos democráticos y populares, como Brasil, cuando tenemos las menores tasas de desempleo de nuestra historia y una inédita expansión de derechos económicos y sociales, exige de todos nosotros, líderes políticos, una reflexión más profunda.

Muchos creen que esos movimientos significan la negación de la política. Yo creo justamente que es todo lo contrario: ellos indican la necesidad de ampliar aún más la democracia y la participación ciudadana. De renovar la política, aproximándola a las personas y a sus aspiraciones cotidianas.

Yo solo puedo hablar con propiedad sobre Brasil. Hay una nueva generación ávida en mi país, y creo que los movimientos recientes son, en gran medida, resultado de conquistas sociales, económicas y políticas obtenidas en los últimos años. Brasil consiguió en la última década más que duplicar el número de estudiantes universitarios, muchos de ellos que venían de familias pobres. Redujimos fuertemente la pobreza y la desigualdad. Son grandes hechos, pero también es absolutamente natural que los jóvenes, especialmente aquellos que están obteniendo lo que sus padres nunca tuvieron, deseen más.

Estos jóvenes tenían 8, 10, 12 años cuando el partido que yo ayudé a crear, el PT, junto con sus aliados, llegó al poder. No vivieron la represión de la dictadura en los años 60 y 70. No vivieron la inflación de los años 80, cuando lo primero que hacíamos al recibir el salario era correr a un supermercado y comprar todo lo que fuese posible antes que los precios subiesen al día siguiente. También tienen pocos recuerdos de los años 90, cuando se estancaba la economía y el desempleo deprimían nuestro país. Ellos quieren más. Y es comprensible que sea así. Tuvieron acceso a la enseñanza superior, y ahora quieren empleos calificados, donde puedan aplicar lo que aprendieron en las universidades. Pasaron a contar con servicios públicos de los que antes no disponían, y ahora quieren mejorar su calidad. Millones de brasileros, inclusive de las clases populares, pudieron comprar su primer auto y hoy también viajan en avión. La contrapartida, en tanto, debe ser un transporte público eficiente y digno, que facilite la movilidad urbana, haciendo menos penosa y estresante la vida en las grandes ciudades.

Las ansias de los jóvenes, por otro lado, no son apenas materiales. También quieren mayor acceso al place y la cultura. Y, sobretodo, reclaman instituciones políticas más transparentes y limpias, sin las distorsiones del anacrónico sistema partidario y electoral brasilero, que hasta hoy no se consiguió reformar. Es imposible negar la legitimidad de tales demandas, así no sea viable atenderlas a todas de inmediato. Es preciso encontrar fuentes de financiamiento, establecer metas y planear como ellas serán gradualmente alcanzadas.

La democracia no es un pacto de silencio. Es la sociedad en movimiento, discutiendo y definiendo sus prioridades y desafíos, anhelando siempre nuevas conquistas. Y mi fe es que solamente en democracia, con mucho diálogo y construcción colectiva, esos objetivos pueden ser alcanzados. Solo en democracia un indio podría ser electo Presidente de Bolivia, y un negro Presidente de los Estados Unidos. Solo en democracia un operario y una mujer podrían tornarse Presidentes de Brasil.

La historia muestra que, siempre que se negó a la política y los partidos, y se buscó una solución de fuerza, los resultados fueron desastrosos: guerras, dictaduras y persecución de minorías. Todos sabemos que, sin partidos, no puede haber verdadera democracia. Pero cada vez se hace más evidente que nuestra población no quiere sólo votar cada cuatro años, delegando su destino a los gobernantes. Quieren interactuar en el día a día con los gobiernos, tanto locales como nacionales, participando de la definición de las políticas públicas, opinando sobre las principales decisiones que les afectan.

En suma: no quieren apenas votar, quieren ser escuchados. Y eso constituye un tremendo desafío para los partidos y los líderes políticos. Supone ampliar las formas de escucha y de consulta, y los partidos precisan dialogar permanentemente con la sociedad, en las redes y las calles, en los lugares de trabajo y de estudio, reforzando su interlocución con las organizaciones de los trabajadores, las entidades civiles, los intelectuales y los dirigentes comunitarios, pero también con los sectores llamados desorganizados, que no por eso tienen necesidades y deseos menos respetables.

Y no solo en períodos electorales. Ya se dice, y con razón, que la sociedad entró en la era digital y la política permanece analógica. Si las instituciones democráticas supieran utilizar creativamente las nuevas tecnologías de comunicación, como instrumentos de diálogo y participación, y no de mera propaganda, podrían oxigenar -y mucho- su funcionamiento, sintonizándose de modo más efectivo con la juventud y todos los sectores sociales.

En el caso del PT, que tanto contribuyó para modernizar y democratizar la política brasilera y que hace diez años gobierna mi país, estoy convencido de que el también precisa renovarse profundamente, recuperando su vínculo cotidiano con los movimientos sociales. Dando respuestas nuevas a problemas nuevos. Y sin tratar a los jóvenes con paternalismo.

La buena noticia es que los jóvenes no son conformistas, apáticos, indiferentes a la vida pública. También aquellos que hoy creen que odian la política, están comenzando a hacer política mucho antes de lo que yo comencé. A la edad de ellos, no imaginaba convertirme en un militante político. Y terminamos creando un partido, cuando descubrimos que en el Congreso Nacional prácticamente no había representantes de los trabajadores. Inicialmente no pensaba en candidatearme a nada. Y terminé siendo Presidente de la República. Conseguimos, por la política, reconquistar la democracia, consolidar la estabilidad económica, recuperar el crecimiento, crear millones e nuevos empleos y reducir la desigualdad en mi país. Pero claro aún hay mucho por hacer. Y qué bueno que los jóvenes quieran luchar para que el cambio social continúe y a un ritmo más intenso.

Otra buena noticia es que la Presidenta Dilma Rousseff supo escuchar la voz de las calles y dio respuestas corajudas e innovadoras a sus preocupaciones. Propuso, antes que nada, una convocatoria a un plebiscito popular para hacer la tan necesaria reforma política. Y lanzó un pacto nacional por la educación, la salud y el transporte público, en el cual el gobierno federal dará gran apoyo financiero y técnico a los estados y municipios.

Cuando hablo con la juventud brasilera y de otros países, acostumbro decir a cada joven: así estés irritado con la situación de tu ciudad, de tu estado, de tu país, desanimado de todo y de todos, no niegues la política. Al contrario ¡participá! Porque el político que deseas, sino está en los otros, puede estar dentro tuyo.



LA ONDA® DIGITAL, 23/30-7-13

viernes, 19 de julio de 2013

EL DECRETO PRESIDENCIAL 923:


 un traje a medida para Chevron y para YPF


 Jorge Lapeña


El lunes por la mañana el Boletín Oficial publicó del Decreto del Poder Ejecutivo N° 923 “Régimen de Promoción de Inversión para la Explotación de Hidrocarburos firmado el 11 de julio.

El primer comentario que cabría realizar es que tratándose el objeto principal del mismo de algo tan importante como el lanzamiento de una política para promover la inversión en explotación de hidrocarburos no convencionales, hubiera sido deseable que esa política hubiera sido anunciada de otra forma. Otra forma totalmente distinta a la que se utilizó ayer el gobierno de Cristina.

El lanzamiento de una política destinada a atraer hacia la Argentina una corriente de capitales petroleros masiva -se estima que el desarrollo de Vaca Muerta llevará unos 40.000 millones de U$s- como para poner en producción una riqueza petrolera y gasífera que podría ser según algunos una de las más grandes del planeta debería haber seguido las reglas del arte en la materia.

Esto incluye por lo menos lo siguiente: 1) enunciado de la política por vía de la máxima autoridad de área energética; 2) presentación de información técnica sistematizada de las áreas a los posibles inversores; 3) discusión y difusión del “Contrato Petrolero Tipo” para llevar adelante la política; 4) información al parlamento para evitar contratiempos en el futuro; 5) realización de giras de promoción por las principales capitales petroleras mundiales; etc. En este contexto el decreto firmado el lunes debería haber sido el eslabón final de una cadena de decisiones y acciones previas. El final de un camino y no una sorpresa mañanera de inicio de semana.

El Decreto se parece más a un “traje a medida” donde uno conversa los detalles con el sastre, que a un “traje de confección” pensado para hacer muchos trajes para muchas personas con mucha plata. El traje a medida es el contrato de YPF y Chevron; y el rol del sastre lo juega Kisciloff. En ese ejemplo el traje de confección sería “una nueva política petrolera para firmar muchos contratos”.

La primera parte del decreto faculta a exportar el 20% del producido del yacimiento sin retenciones y la garantía de que las divisas generadas por esa exportación sean de libre disponibilidad para el inversor. Esta condición se aplicaría solo a quienes lleven a cabo una inversión de por lo menos 1000 millones de u$s en cinco años. En mi opinión lo dispuesto no alcanza a despejar las incógnitas que podría tener un inversor petrolero para hacer una inversión de magnitud significativa en Argentina. ¿Quién está por hacer una inversión de más de mil millones de u$S?: Chevrón.

La segunda parte del Decreto parece intentar poner orden legal en la concesiones para explotar hidrocarburos no convencionales. YPF tiene títulos, a mi criterio precarios, en toda la extensión de Vaca Muerta (unos 12000Km2); digo que tiene títulos precarios porque son de no muy lejano vencimiento y fueron otorgados no específicamente para explotar yacimientos no convencionales. De esta forma YPF con este decreto transforma títulos precarios en títulos más robustos.

El Decreto tiene la impronta del autoritarismo presidencial. Me pregunto: ¿qué opinarán la legislatura y el Poder Ejecutivo neuquino que son los titulares del dominio de los recursos del subsuelo que incluyen a Vaca Muerta? ¿Será suficiente lo que establece el Decreto de Cristina para que los neuquinos otorguen a YPF nuevas concesiones por 35 años en Vaca Muerta? Parece mucho.

Creo que el camino elegido por el gobierno una vez más no es el más conveniente. En mi opinión la explotación no convencional requiere de un marco regulatorio específico -es decir una ley- con gran exigencia en las cuestiones técnicas; procedimentales y ambientales y que hoy no existe.

Una última reflexión: Argentina está firmando un contrato muy importante con una empresa petrolera extranjera en un contexto político donde se hizo especial énfasis en la inconveniencia del capital extranjero. Parece un cambio importante si no se logra explicar adecuadamente. La experiencia histórica muestra que ni el primer Perón (con la California en 1955); ni Frondizi (1958-1962) pudieron en este tema avanzar demasiado y sin acordar con la oposición. Mi sugerencia es que el gobierno debería ir con pié de plomo en este tema.

Jorge Lapeña

Instituto Argentino de la Energía


InformadorPúblico, 19-7-13