Por Héctor GIULIANO
(19.5.2018)
La
corrida contra el Dólar – no contra el Peso – que hasta ahora hizo perder unos
10.000 MD
de Reservas Internacionales (RI) al Banco Central (BCRA) en dos meses – tuvo la
semana que pasó un desenlace extraordinariamente favorable para los capitales
especulativos que operan en el Mercado de Lebac – Primario y Secundario – dado
que el gobierno Macri renovó 616.000 M$ del mega-vencimiento de letras del día
15.5 y emitió incluso otros 5.000 M$ de letras nuevas otorgándoles a los
acreedores tasas de interés que son récord en la Argentina y en el Mundo.
Esto
se logró – un éxito según los
funcionarios macristas - a un costo financiero altísimo porque el BCRA elevó
sus tasas de interés por las Lebac del 26-27 % anual que había pactado el mes
de Abril al 40 % que reconoció este mes de Mayo, para los plazos que en su gran
mayoría van de los 36 a los 63 días.
Las
nuevas colocaciones se hicieron en línea con las tasas de rendimiento que el
propio BCRA venía pagando en los últimos días en el Mercado Secundario, con la
importante participación paralela de los bancos oficiales y del Fondo de
Garantía de Sustentabilidad (FGS) de la ANSES en la compra de letras – de modo
que el gobierno habría rescatado así más de 60.000 M$ de Lebac durante la
crisis cambiaria de las últimas semanas.
Esto
es, que se pudo reducir una parte de la masa de vencimientos del 15.5 apelando al
rescate anticipado de obligaciones en letras, y ello – como en los tiempos del
Kirchnerismo – se hizo a costa de un significativo
aumento adicional de la Deuda intra-Estado.
Fue
así que el mega-vencimiento – que era de unos 680.000 M$ para el 15.5 – se presentó
disminuido para el martes 15.5 a los 616.000 M$ citados, que fueron
motivo del re-endeudamiento con la licitación de ese día.
Cabe
recordar, además, que simultáneamente con estas obligaciones cuasi-fiscales de
corto plazo el BCRA debe otros 300.000 M$ por Pases Pasivos, que son
operaciones a sólo 1 y 7 días de plazo; y que se remuneran con el mismo nivel
de tasas de referencia.
Al
15.5 – última información oficial disponible - el stock de todos estos pasivos
de corto y cortísimo plazo del Banco por Lebacs y pases era así superior a 1.5
B$.
CUADRO
DE SITUACIÓN
Como
producto de la maniobra extorsiva de los grandes tenedores financieros de las
Lebac y Pases Pasivos por arbitraje entre Tipo de Cambio y Tasas de Interés – me das mayor tasa o me paso al dólar,
aumentando la corrida cambiaria y su traslado a precios – el BCRA sufrió el
efecto combinado de la tríada de
variables especulativas clásicas y relacionadas entre sí de tipo de cambio,
tasas de interés e Inflación:
a)
aumento del dólar por la fuerte baja de reservas derivada de la salida de
capitales que estaban colocados en pesos en letras del BCRA y en letras/bonos
del Tesoro, que se vendieron abruptamente y tales fondos en pesos fueron a la
compra de dólares,
b)
aumento de las tasas de interés de las Lebac y del corredor de pases por parte
del BCRA para intentar retener las colocaciones en Lebac y frenar con ello el
aumento del dólar (cosa que no se logró totalmente), lo que implica un
encarecimiento mayúsculo de los pagos de intereses para los nuevos títulos
emitidos, y
c)
incremento adicional de la Inflación por traslado a precios de la devaluación
del peso, del brutal incremento de las tasas de interés y del paralelo aumento que
se está produciendo de los precios en general y de los Precios/Tarifas de
Servicios Públicos en particular .
La
corrida cambiaria hacia el dólar y la consiguiente suba de las tasas de interés
del BCRA provocó un importante doble efecto a raíz de estas operaciones porque:
por un lado, se produjo un pérdida de reservas internacionales – que son los
principales Activos del Banco – y por otro lado, se dio una reducción del stock
de Lebac (aunque muy relativa porque no todos los pesos que salieron de títulos
públicos provenían de letras del BCRA); pero simultáneamente se registró un
fortísimo aumento del pago de intereses por las Lebac - que son los principales Pasivos
del BCRA – con lo que aumentaron extraordinariamente los Intereses a Pagar por
el Banco (Pérdida por Intereses Pagados).
El
BCRA paga anualmente unos 350.000 M$ por concepto de Intereses de las Lebac y
ahora – de mantenerse el brutal aumento de las Tasas de los últimos días, que
fueron llevadas del 27.25 al 40 % anual, podría pasar a 450.000 M$, es decir,
unos 100.000 M$ más.
Prorrateado
por 12 meses, esto significa que de aquí a la próxima licitación mensual de
Lebac los tenedores de las letras – que en conjunto cobran unos 25.000 M$ de
intereses por mes pasarían a ganar un adicional de otros 8.000 M$ en sólo 30
días.
Son
niveles de endeudamiento cuasi-fiscal (del BCRA) y gastos públicos por servicio
de intereses absolutamente insostenibles para cualquier administración normal
del Estado; y que, como agravante, se suman a los del Tesoro Nacional.
Como
el Gobierno Central y el BCRA son dos
caras de una misma moneda en materia de endeudamiento del Estado los
efectos monetarios y cambiarios se reflejan simultáneamente en las cuentas
respectivas.
Con
un importante fenómeno, que se está produciendo y no parece advertirse
adecuadamente: que estas cuentas (fiscales y cuasi-fiscales) tienen un sesgo relativamente favorable – medidas en dólares – porque producen una licuación de
la deuda en pesos mientras preservan el valor de las obligaciones contraídas en
moneda extranjera y/o atadas a cláusulas de indexación por tipo de cambio.
Siendo importante
destacar que la mayoría de la Deuda en Pesos está contraída como Deuda
intra-Estado y, por ende, el perjuicio por esta desvalorización – siempre
expresada en dólares – le cae al propio Estado (con el FGS de la ANSES, Bancos
Oficiales y otros Entes Públicos a la cabeza).
Las consecuencias de
estos movimientos en el tipo de cambio y las tasas de interés, por ende, no son
neutras en la estructura de la Deuda Pública y no lo son particularmente en el
caso del BCRA, donde presentan incluso variantes especiales.
En efecto, como las Reservas están compradas con Deuda (Lebac) estas operaciones
serían teóricamente compensatorias – por disminución simultánea de activos y
pasivos – pero, en su conjunto, tuvieron una importante y paradojal incidencia
en el cuadro financiero-contable del BCRA, sobre todo en lo tocante a la citada
licuación de pasivos en pesos, visible cuando se los expresa en dólares
equivalentes.
CONDICIONANTES
FINANCIEROS DE LA POLÍTICA ECONÓMICA
El
BCRA no aumenta la Tasa de Interés para contener la Inflación sino para
controlar la cotización del Dólar.
De
hecho, el extraordinario aumento de las tasas y la venta de reservas no influyó
contra el aumento de Precios sino, por el contrario, se sumó a la Inflación
creciente, por vía del costo financiero y el traslado parcial de la devaluación
a precios, llevando el desequilibrio muy por encima de la Meta de Inflación del
15 %, hoy con una inflación real del 24-25 % anualizada.
Más
aún – como ya lo hemos explicado en otras oportunidades – la inflación de
precios le sirve al gobierno por partida doble: para bajar los ingresos reales
de los trabajadores, la clase pasiva y los planes sociales mientras que sus
ingresos no quedan afectados gracias al efecto del impuesto inflacionario.
Por
eso el gobierno Macri no lleva controles de precios y deja que masiva y sistemáticamente
las empresas y comerciantes remarquen discrecionalmente los precios de bienes y
servicios, contribuye a la inflación con el aumento de Precios/Tarifas de
Servicios Públicos, de Presión Tributaria y de altas Tasas de Interés, factores
todos ellos que son componentes determinantes e inmediatos en el aumento de los
precios de la Economía.
Y
el tipo de cambio, por devaluación del Peso frente al Dólar, junto con la tasa
de interés es también el más usual, directo y deletéreo factor determinante de
la Inflación Interna por traslado de la devaluación a los precios.
Por
otra parte, es necesario tener presente que estrictamente hablando no es cierto
que el Tipo de Cambio en la Argentina sea hoy Libre y Flotante porque el BCRA
lo regula directamente, si es necesario – con intervenciones vía venta de
divisas, como lo ha venido haciendo en las últimas semanas – pero
fundamentalmente lo regula a diario en forma indirecta, a través de la Tasa de
Interés.
Es
por eso que la Tasa de Interés – que regula el BCRA – no tiene el objetivo
primario de frenar la Inflación sino de regular la cotización del Dólar, que no
es lo mismo.
Es
parte del mecanismo que interactúa permanentemente coordinado desde el gobierno
con el macro-negocio de los capitales especulativo-financieros o capitales golondrina, porque cuando el
BCRA aumenta la tasa de interés atrae capitales externos y/o retiene los ya colocados
en dólares – que sobrepasan la demanda de divisas y ayudan así a mantener baja
su cotización – y, por el contrario, si baja la tasa de interés estos capitales
migran según el tipo de cambio y aumentan la cotización del Dólar. Siendo el
posterior traslado a precios (pass through) no el problema principal sino un
problema derivado de lo anterior.
Y
todo esto puede hacerse y se hace en sólo cuestión de horas o – como lo hemos
visto en estos días pasados – con altibajos durante el correr de la misma
jornada.
Dada
la magnitud de las cifras en juego – que exceden la eufemísticamente llamada capacidad de fuego del BCRA para atender
este tipo de corridas cambiarias – la Argentina no posee hoy reservas propias
ni mínimamente suficientes para poder contener las operaciones de estos capitales buitre, que pueden
distorsionar el funcionamiento de todo el sistema financiero en menos de 24 horas
y con ello arrastrar a una crisis financiero-económica generalizada y también a
la caída política del gobierno Macri.
El
negociado básico de la Globalización Financiera reside esencialmente en el
arbitraje entre Tipos de Cambio y Tasas de Interés, para lograr que –
estabilizando el tipo de cambio para garantizar los valores monetarios de
entrada y salida de capitales golondrina - esos capitales externos puedan
obtener ganancias récord en el país cambiándose a pesos y colocándose a tasas
que en la Argentina son un múltiplo de las internacionales.
Pero
las turbulencias vividas en las
últimas semanas – y los mayúsculos negociados hechos al amparo del secreto de
las informaciones oficiales en la materia – escaparon a la coordinación y
control de las autoridades macristas, sea por ineptitud, por connivencia o por
ambas cosas a la vez.
En
estas circunstancias es explicable (que no es lo mismo que justificable) que el
presidente Macri – frente al abismo que media entre las expectativas que trata
de vender a la opinión pública y las crudas realidades que vive su
Administración – haya decidido pedir asistencia financiera urgente al FMI y que
éste, en su rol de auditor garante de los pagos del país a los acreedores del
Estado, vaya a tomar la supervisión o monitoreo directo de la Política
Financiera Fiscal de la Argentina.
FMI
E INDEPENDENCIA DEL BCRA
La
peculiaridad del urgente pedido de ayuda del gobierno Macri al FMI parece
explicada más por la necesidad de salvataje al BCRA que al propio Tesoro
Nacional, dado que éste ya viene llevando a cabo su programa gradual de ajuste
fiscal – explícito y/o encubierto – desde que asumió el poder en Diciembre de
2015 – y que aparentemente no dependería de tal asistencia urgente para llegar
a las metas fiscales (que ya fueron modificadas en línea con las exigencias del
Fondo).
El
BCRA, en cambio, se encuentra en la encrucijada de no poder hacer frente a la
concentración de vencimientos de sus impresionantes deudas a corto y cortísimo
plazo.
La
irresponsabilidad total en el crecimiento descontrolado de la emisión de letras
y pases pasivos, el sostén total de las reservas internacionales con las deudas
a corto plazo en Lebac y el empapelamiento del Banco con Títulos Públicos impagables
del Gobierno (herencia del gobierno Kirchner) y del mantenimiento de otra masa
de créditos sin valor por Adelantos Transitorios al Tesoro (mantenida por la
actual administración) han llevado a una situación crítica a la Institución.
Las
financieramente ruinosas licitaciones mensuales de Lebac - a costos
astronómicos de pago de intereses para el Banco y para el Estado Argentino -
los montos crecientes de tales vencimientos y los negociados calzados merced a
toda una batería de disposiciones macristas dictadas a favor de los capitales
especulativos, han llevado la situación del BCRA a esta situación insostenible.
En
tales condiciones, el BCRA necesitaría paliar el estrangulamiento financiero
absoluto que tiene por sus pasivos en letras y pases pasivos tratando de patear
para adelante sus compromisos – idea de alargar los plazos de las Lebac que se
renueven a más de 200 días, cuando hoy más de la mitad del stock está colocado
a 30 días - y/o traspasar
progresivamente la mayor parte de estos pasivos a corto y cortísimo plazo
canjeándolos por Letras del Tesoro (Letes) o Bonos de la Deuda Pública, ambos a
mayor plazo.
Sería
una suerte de Plan Bonex (1989) pero no compulsivo sino voluntario.
Sin
embargo, para llevar a cabo una operación de este tipo se necesita una amplia y
fuerte apoyatura financiera internacional y también acuerdos bilaterales con
poderosos Fondos de Inversión externos – como los recientemente ingresados al
país BlackRock y Templeton (con licitaciones de bonos BOTE armados de urgencia
y aparentemente a pedido) – como así
también el OK de los Países
Desarrollados (empezando por los Estados Unidos) y de los Organismos
Financieros Internacionales (con el FMI a la cabeza).
Y
para ello sería coherente que la asistencia financiera pedida de urgencia por
el presidente Macri para obtener un préstamo stand-by (que es un crédito
contingente) de “alto acceso” o trámite rápido, no sea en la práctica para
destinarlo al Tesoro sino al BCRA, a los fines que éste pueda garantizar así el
proceso de conversión gradual de sus letras a otros títulos a más largo plazo o
bien directamente a nuevos Bonos del Tesoro; y además para seguir sosteniendo
artificialmente su desequilibrio financiero estructural..
Pero
las combinaciones posibles sobre lo que pudiera ocurrir son múltiples y las
conversaciones en curso son secretas, de modo que sólo cabe esperar a que tomen
estado público los anuncios acerca de los arreglos cuando sean pactados en
firme.
Mientras
tanto, el BCRA afronta la angustia del próximo mega-vencimiento de Lebac del
Martes 19.6, por un monto de 660.300 M$ (sobre un stock de letras de 1.11 B$),
que equivalen hoy a 26.800 MD. Cifras tan conflictivas como inmanejables.
Una
ayuda del FMI de este tipo – reemplazando la Deuda cuasi-fiscal existente con
Acreedores Privados por Deuda con el Organismo Internacional - pudiera salvar
las apariencias del BCRA frente a su crisis estructural por Iliquidez e
Insolvencia, pudiera servir para
emparchar su situación financiero-contable con el préstamo externo y lo
afianzaría en la idea de independencia del
Banco con respecto al Gobierno.
ALGUNAS
CONCLUSIONES
En
base a los pocos dados oficialmente conocidos, en medio del tratamiento secreto
de todas las informaciones ligadas a las operaciones en letras (Lebac/Leliq),
Pases Pasivos (a 1 y 7 días) y Letras Overnight (de subsidio a los Bancos por
menos de 24 horas), de los actores por las compras y salidas del país de divisas
sin identificación de sus operadores, de falta de un censo de los acreedores
por Lebac y de otros pasivos del BCRA, de los titulares de nuevos contratos de
Dólar Futuro en los mercados Rofex y MAE, etc. es imposible sacar conclusiones
en firme.
Sin
embargo, algunas cosas irían quedando bastante claras hasta ahora:
a)
La ayuda financiera de emergencia al FMI
sería más para salvar de la quiebra
técnica al BCRA que para auxiliar hoy al Tesoro. Y el Plan de Ajuste Fiscal
que se impone es para que el Tesoro sostenga al BCRA y no a la inversa-
b)
El BCRA no defiende el valor del Peso sino el
valor del Dólar, porque ésa es la moneda fuerte con la que se miden todas nuestras
cuentas fiscales y cuasi-fiscales y consecuentemente, los niveles posibles de
pago de intereses crecientes frente a la nueva Ola de Endeudamiento
extraordinario que retoma el presidente Macri en el marco de su Política de
Gobernar con Deuda.
c)
Es coherente pensar que uno de los objetivos
clave subyacente en todo este proceso sea una Devaluación gradual o progresiva
del Peso bajo medidas recesivas que contengan el traslado de dicha devaluación
a los Precios, de modo de ir logrando una baja generalizada de los salarios
reales en dólares y del llamado Costo
Argentino en general, a los fines de terminar garantizando una futura nueva
Tablita Cambiaria – por convergencia entre incrementos del tipo de cambio e
Inflación y aumento de Salarios por debajo de la Inflación.
Dada
la ineptitud, la descoordinación y la corrupción de la administración Macri
para poder lograr resultados en este tipo de objetivos, el FMI intervendría así
para supervisar y controlar en forma directa – con monitoreo según avances
trimestrales – el cumplimiento de nuevas metas financieras y fiscales, para
poder completar así el mandato macrista en lo que resta del bienio 2018-2019.
Y
para ello es necesario defender a rajatabla el sagrado principio de la independencia del BCRA, un eufemismo bajo
el que se esconde la realidad de un gobierno bicéfalo donde el BCRA manda sobre
el Poder Ejecutivo y los Acreedores de la Deuda Pública – con la auditoría
permanente e institucional del FMI – mandan sobre el BCRA.