jueves, 4 de septiembre de 2025

EL ESTADO PROFUNDO


 en la Argentina es el kirchnerismo

 

                       Alberto Buela (*)

 

A partir de la primera asunción a la presidencia por Trump comenzó hablarse desde Steve Banon de la idea de Deep State y luego miles de comentaristas y analistas políticos siguieron con el tema.

 

El Estado Profundo es una realidad permanente compuesta por todos aquellos- funcionarios, militares, administradores, jueces, gobernadores, sindicalistas, periodistas, profesores, eclesiásticos, lobbies comunitarios, banqueros, etc.- que siguen en sus puestos más allá de los ciclos electorales y cambios de régimen.

 

Ahora bien, como bien sostiene el investigador italiano Gabrielle Adinolfi: El "Estado profundo" no se puede desmantelar porque eso equivaldría a desmantelar todo el orden social y estatal. Se puede atacar a las minorías sediciosas que contaminan el sistema”.

 

Y esta es la gran ventaja que per se ipsum posee el Estado Profundo. No se lo puede combatir abiertamente porque no ofrece un frente de combate. De modo que hay que ir contra la minorías precisas. Es decir, es un combate en muchos frentes (abortistas, indigenistas, Lgtb, gnósticos, progresistas, etc.).

En este sentido el kirchnerismo, que ha gobernado Argentina, prácticamente,  todo el siglo XXI (el gobierno de Macri ha sido un kirchnerismo de buenos modales) se constituyó en el Estado Profundo de Argentina.

 

Canales de TV, banqueros, sindicalistas, curas, profesores, docentes de todo tipo, artistas, canales streaming, diarios, radios, gobernadores, jueces, intendentes, diputados y senadores, lobbies comunitarios, etc., son todos kirchneristas. Los vínculos entre ellos son personales e históricos.

 

Pero así como Trump, que está personalmente en contra de los asesinatos masivos en Gaza, no logra dejar de enviar ayuda a Israel, de la misma manera Milei lucha contra “la casta” política y sus listas partidarias están llenas de candidatos de “la casta”.

En una palabra, lo dejaron combatir la inflación galopante que padecíamos y logar el equilibrio fiscal, pero nada más. Imposible modificar algunos aspectos de nuestra realidad política-social y económica. Porque esa realidad beneficia a los actores del Estado Profundo.

 

Puede acaso Milei declarar la nacionalización de los depósitos de la banca? Puede modificar las leyes laborales, o las patrañas de la educación inclusiva o las leyes que rigen la minería o la organización por regiones del país, o la ley de pesca, o la recuperación de los ferrocarriles o nuestra flota mercante y marítima? No.

 

No lo puede hacer Milei ni nadie, porque todo ello afectaría a los intereses del Estado Profundo.

Viene ahora la pregunta ¿tiene el Estado Profundo una ideología? Por supuesto que sí. Es la del progresismo. Esa mezcla de liberalismo y marxismo cultural que rige el mensaje de nuestros días.

 

Esto se ve claro en Usa y en Europa. En Usa son los demócratas y republicanos del Este norteamericano que ven en Trump al diablo y en Europa dirigentes como Macron en Francia, Merz en Alemania, Sánchez en España o Starmer en Gran Bretaña que ven a Rusia como el diablo.

 

Así, la guerra ruso-ucraniana tiene que continuar sine die para beneficio de los lobbies de armas que se enriquecen con ella. Ursula von der Leyen, presidente de la Unión Europea, es una antigua lobbista de arnas.

Todo cierra perfecto, el círculo hermenéutico está acabado. Hoy los Estados nacionales gobiernan hasta cierto punto a partir del cual le es imposible avanzar. La soberanía política, el ideal por antonomasia de los Estados Nación modernos, ha desaparecido del panorama político. Nuestros gobernantes son sólo administradores del caos o desorden, como muy bien observó hace muchos años el filósofo Massimo Cacciari.

 

El Estado Profundo hizo desaparecer la teoría del complot según la cual ciertos grupos privilegiados gobiernan el mundo (la judería, la masonería, la iglesia, los illuminatis, los iniciáticos, etc.). En el Estado Profundo son todos y no es ninguno. Se liqúa la responsabilidad del gran desorden mundial en el que vivimos.

Israel bombardea a diestra y siniesta a Gaza, provoca un genocidio, y no recibe ninguna sanción. Rusia ataca a Ucrania y Europa la sanciona. Usa bombardea Irán y no

pasa nada. Los barcos chinos depredan el mar argentino y solo falta que los feliciten. Maduro esquilma Venezuela transformándola en un Estado Narco, huyen 8 millones de personas, y los chinos los apoyan.

 

De la vigencia del Estado Profundo sólo puede esperarse desolación para los pueblos. Pueblos que son manipulados a izquierda y derecha por dicho Estado.

¿Qué nos está permitido esperar?, tal fue la cuarta pregunta de Kant.

Que las contradicciones se agudicen de forma tal que la vida en la tierra sea imposible. Y entonces, allí si, el enfrentamiento entre los pueblos y el Estado Profundo se torne inevitable. Otra posibilidad no barrunto.

 

Post scriptum: esto es lo que tiene de bueno el método festina lente=apresurar con detenimiento. Porque nos permite enriquecer los trabajos en una segunda redacción con la opinión de sus primeros lectores.

 

Una explicación metafísica del Estado Profundo es aquella que nos dice que para conocer en profundidad debemos buscar la reductio ad unum= reducir la multiplicidad a la unidad. Y el hombre siempre busca en su conocer esto.

En el orden politológico Perón habló, para explicar la realidad político-económica del mundo de su tiempo, de la existencia de la sinarquía internacional donde convergía el comunismo, el capitalismo, la masonería, la judería y la Iglesia: “que también entra cuando le pagan”.

 

Pero estos eran sujetos concretos a quienes dirigirse mientras que hoy el Estado Profundo no tiene responsables. En una palabra, son todos y no es nadie.

Observemos al kirchnerismo. Es en gran parte peronismo, pero también socialismo, progresismo, marxismo, conservadurismo popular, democratismo, incluso liberales no conformistas como Pichetto y otros.  En una palabra, toca todas las cuerdas de la guitarra. Es algo que no tiene límites, y cómo definir es poner límites, el kirchnerismo es indefinido.

Es todo y no es nada. Es ese funcionariado del Estado que como  empleado nacional vinchuca. Hijos cuentas, macanas y manteca, hasta que la vejez que lo acurruca lo introduce en la Parca que lo seca”.

 

Jueces, políticos, sindicalistas, empresarios, obispos, investigadores y docentes. Gobernadores e intendentes. Todos colgados de la teta del Estado al que no permiten transformar para beneficio del pueblo sino para beneficio propio.

 

Este Estado Profundo ahogó a la sociedad civil, sólo queda el recurso a la comunidad que se encuentra desvalida.

Argentina hoy está y enfrenta un dilema, esto es un problema donde las dos opciones son falsas. Y del dilema sólo se sale anulando la realidad que lo produjo. En una palabra, ni Milei ni Cristina, hay que barajar y dar de nuevo.

 

(*) arkeguete, aprendiz constante

buela.alberto@gmail.com