En las elecciones presidenciales de 2007, las 14 fórmulas presidenciales, en conjunto, declararon haber gastado el 77 por ciento de sus ingresos en publicidad, Pero, igualmente, las cifras parecen bajas.
"No se puede hacer política sin dinero; en ninguna parte del mundo. No hay que demonizar el dinero. Pero hay que diseñar un sistema institucional que sea suficientemente bueno para que el sistema político controle al dinero y no ocurra al revés", dice el politicólogo Daniel Zovatto, director regional del Instituto para el Desarrollo Electoral (IDEA), con sede en Estocolmo y uno de los mayores expertos en sistemas electorales.
En algunos países, los partidos son financiados preponderantemente con aportes públicos.
"En México, por ejemplo, el 90 por ciento depende de aportes del Estado, pero para evitar que el gobierno de turno tenga una influencia ilegítima mediante el reparto de los fondos, hubo que diseñar instituciones transparentes que repartiesen ese dinero", agrega.
En la Argentina, el control de financiamiento comenzó tímidamente hace seis años cuando, durante la crisis económica, popularizó el eslogan de "que se vayan todos" y el Congreso dictó leyes como las de internas abiertos y de financiamiento de campañas.
La ley de elecciones internas abiertas fue suspendida, pero la ley de financiamiento, con una reforma, se sigue aplicando desde 2002.
En 2003, se creó un Cuerpo de Auditores, con nueve contadores que tienen demasiado trabajo para poder controlar más de seiscientos partidos que existen en todo el país.
(La Nación, 22-9-08)