Por Nora Veiras
Durante la denominada Década Infame, el general Agustín Pedro Justo firma como presidente la creación del primer liceo militar en 1938. A lo largo del siglo XX se forman otros nueve institutos secundarios dependientes de las Fuerzas Armadas. La mayoría de sus egresados no alimenta las filas militares pero sí desarrollan un espíritu de cuerpo en el que se reconocen más allá de cualquier actividad civil. La ministra de defensa, Nilda Garré, decidió recrear el contenido y las funciones de esos colegios dirigidos por coroneles, comodoros y contraalmirantes.
Página/12 accedió a los detalles de esos cambios
Desde marzo, la instrucción en el uso de armas será teórica hasta cuarto año y recién en el último año podrán manipular carabinas calibre 22. El pase de los egresados a la categoría de reserva militar requerirá un consentimiento formal. Se suprimirá el dictado obligatorio de Religión católica, los profesores empezarán a ser designados por concurso, el régimen de internado se mantendrá como excepcionalidad y se afianzará el vínculo con las universidades.
En mayo del 2006, defensa había anunciado el objetivo de cerrar los liceos porque la educación de los adolescentes no es una función específica de las Fuerzas Armadas,máxime cuando la Nación ya no tiene escuelas a su cargo.
Los liceístas, con el entonces gobernador de Mendoza Julio Cobos a la cabeza, hicieron llegar su protesta al presidente Néstor Kirchner y la medida no se concretó. Desde la asunción de Cristina Fernández de Kirchner, y con Garré en la misma cartera, avanzó el trabajo de una comisión de expertos, integrada por Juan Carlos Tedesco (ex ministro de Educación), Alicia Abrile de Vollmer (viceministra de Educación), Adriana Puiggrós (diputada), Marisa Graham, Andrés Mega (psiquiatra) y Daniel Miguez (investigador del Conicet), que revisó los planes de estudio, la organización institucional y los objetivos de la educación castrense.
Con base en las conclusiones de los especialistas, la semana pasada, la subsecretaria de Formación Militar, la antropóloga Sabina Frederic, citó a los rectores de los diez liceos militares (siete del Ejército, dos de la Armada y uno de la Fuerza Aérea) para presentarles los ejes centrales de los cambios que marcarán el inicio del ciclo lectivo 2010.
Partiendo de la valoración del buen nivel académico de los liceos, el aggionamiento atravesará a toda la institución.
“El objetivo de los liceos militares es formar civiles que luego integrarán la reserva, no militares. Se trata de niños y adolescentes”, señaló Frederic a este diario.
Sin la cruz
Casi 3300 alumnos transitan a diario por los liceos (2137 varones y 1141 mujeres) con una carga horaria que supera la de cualquier secundario: ingresan alrededor de las 7 y permanecen hasta las 18.30 horas o más. Religión como materia obligatoria forma parte de la currícula, a pesar de la vigencia de sucesivas leyes nacionales que consagran la laicidad de la enseñanza.
A partir de marzo, la asignatura “Problemáticas ciudadanas en la Argentina contemporánea” reemplazará a Religión o Catecismo “como área de formación de los/as alumnos/as como ciudadanos plenos, preparados para el ejercicio de la ciudadanía democrática, conscientes de sus derechos y obligaciones, que observen y respeten los derechos humanos, que resguarden el patrimonio natural y cultural y que impugnen todo acto discriminatorio, observando las diferentes formas en las que las relaciones de género, étnicas y de clase configuran dichos actos, y se expresan en diferentes ámbitos y problemáticas como el acceso a la educación, el derecho a la tierra, el medio ambiente, los derechos del trabajo y los derechos humanos”, sintetiza el “Plan 2010 para los liceos militares” de la cartera de Defensa.
El modelo de la nueva asignatura es “Construcción de Ciudadanía”, la materia que se introdujo en los planes de estudios bonaerenses en 2006 durante la gestión como directora de Escuelas de Adriana Puiggrós.
En esa decisión se avizora un seguro frente de tormenta con el titular de la Comisión de Educación del Episcopado, Héctor Aguer. El arzobispo de La Plata puso el grito en el cielo en su momento porque así “se articula un proceso para hacer de los niños y adolescentes bonaerenses pequeños teóricos críticos para cambiar la sociedad. Probablemente resultarán analfabetos, víctimas de la abolición de las humanidades y de los objetos formales de las disciplinas científicas, pero tendrán que ser revolucionarios; para eso se los adoctrinará con versiones criollas de las ideas de Foucault y del neomarxismo de la Escuela de Frankfurt”.
“En ningún caso los docentes que dictan Religión se quedarán sin trabajo. Hay abogados, filósofos, psicólogos, se pueden reconvertir y están programados talleres de capacitación con ese objetivo”, explicó Frederic. El replanteo de las reglas de juego para designar a los docentes, más allá de catequesis, es una de las claves de la reforma.
Las denuncias de acomodos son una constante. Los liceos quedaron en un limbo en el que nadie controla cómo se nombra a los profesores. “Desde octubre del año pasado se introdujo un mecanismo de selección meritocrático, académico de docentes suplentes que representan el 50 por ciento del personal. A partir de este año se extenderá a docentes regulares”, dijo Frederic.
La capacitación conjunta con el Ministerio de Educación y las universidades se fijó como prioridad. Queda pendiente la revisión del Estatuto del Personal Docente Civil de las Fuerzas Armadas que fue instaurado durante la dictadura de Alejandro Agustín Lanusse.
De armas y reservas
El entrenamiento con armas de guerra está naturalizado en los liceos militares. La consideración de estas instituciones como semillero de la reserva militar en caso de un conflicto bélico evitó los cuestionamientos sobre esa práctica. La reforma revé el planteo en función del Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes, suscripto por la Argentina en 2002. “Proponemos que cumplidos los 18 años todo egresado/a de los liceos ratifique o revoque su decisión de formar parte de la reserva militar, en razón de que fuera incorporado/a a dichos establecimientos siendo menor de edad”, señala el documento base de los cambios, y avanza hacia la fijación en los liceos de dos caminos para la titulación: una para los “cadetes”, quienes egresen como potencial reserva militar y con el título medio –quienes recibirán instrucción militar– y otro para los “alumnos”, quienes egresen sólo con el título de Bachiller orientado, y, por tanto, no recibirán dicha instrucción.
“La responsabilidad del Estado está en formar chicos que son civiles. Hay que protegerlos. El Estado deberá resolver por otros carriles cómo formar las reservas”, señaló la subsecretaria de Formación Militar.
El Ejército tiene un departamento de Reservas más estructurado que ofrece cursos de entrenamiento anual. La Armada intentó impulsar algo parecido en el ’96, pero quienes conocen los vericuetos de esa institución recuerdan que se transformó en una forma de devolver favores políticos. “Repartieron grados militares a algunos jueces para compensar beneficios en causas por violaciones a los derechos humanos”, señalaron.
El nuevo instructivo para el uso de armas es preciso: de primero a cuarto año se dictarán conocimientos teóricos “quedando prohibido el manejo de armamento y la práctica efectiva de tiro”.
En quinto año (sexto en el Liceo Aeronáutico) “se incorporará el uso y la práctica efectiva de tiro con armas portátiles sólo para el cumplimiento de las condiciones de tiro, las que deberán ser especificadas previamente, así como la cantidad de disparos. Sólo podrá usarse como armamento Carabina Neumática calibre 22”. En caso de que los egresados quieran ser reservistas, el Ejército será el encargado de brindarles las condiciones para que realicen las prácticas de tiro con fusiles FAL.
Chau arresto
La modificación del régimen de disciplina y la elaboración de un sistema de convivencia que elimine las sanciones extremas se va a realizar a lo largo del primer semestre del año escolar.
El arresto es un castigo vigente que implica la prohibición de salir el fin de semana en el caso de los que cumplen con un sistema de internado.
El nuevo modelo pretende reducir al mínimo posible este régimen y promover uno externo –como tiene la Fuerza Aérea–, de forma tal que los alumnos puedan disponer de su tiempo y no estar sumergidos todo el día en actividades programadas dentro de los liceos.
El surgimiento de los liceos militares fue acompañado por el impulso desde cada fuerza de los círculos de oficiales y suboficiales. Estas instituciones actúan como reaseguro corporativo de los egresados.
En el caso de los liceístas, si bien la mayoría no continúa la carrera militar, siempre es un oficial el que lidera el reencuentro de cada promoción.
En ese entramado se tejen solidaridades que se instalan por encima de cualquier discrepancia. Los liceístas, en su mayoría, actúan como los lobbistas castrenses para múltiples y disímiles causas.
www.politicaydesarrollo.com.ar, 23-02-2010