POR RICARDO
KIRSCHBAUM
Es un lugar común
pero no por eso es menos cierto: las primeras víctimas de la guerra son la
verdad y los mensajeros que la transmiten . Cuando se admite que se está en
guerra, como lo ha hecho en la semana Eugenio Zaffaroni , juez de la Corte Suprema , hay
que tener cuidado en que el enemigo utilice información cierta para afectar a
la facción a la que el magistrado confiesa pertenecer.
Quizá porque estamos
acostumbrados, en este país se toma la desmesura como un hecho natural. Y esta
frase de Zaffaroni es una desmesura porque, proviniendo de quien proviene, se
inscribe en una dinámica de beligerancia de la que un miembro de la Corte en un estado
democrático debiera, esta vez sí, exhibir prudencia .
Zaffaroni había dicho
que las denuncias de las “salidas culturales” de los presos apuntaban a
terminar con la resocialización de los condenados. En ese contexto, habló de la
“guerra” y de los cuidados que había que tener para evitar darle al enemigo
razones para atacar a quienes promueven el sistema.
La “guerra” de
Zaffaroni –y del Gobierno, al que el juez adhiere con entusiasmo– es entre los
medios no sometidos por la política oficial y los defensores del “modelo”. Es
una teoría peligrosa para desplegar en democracia porque contiene en sí misma
el propósito de vencer al otro , de neutralizarlo para que el vencedor imponga
sus condiciones, escriba la historia, sin importarle el costo de la victoria .
En su transcurso, el ocultamiento de información, los datos deliberadamente
“truchos” (como lo admitió la
Presidenta ) para la “gilada” que escribe, son recursos
lícitos aunque sean éticamente reprobables . En ese marco, se admite que hay
que tutelar lo que es conveniente informar y lo que es prudente ocultar No
importa la verdad, parece decir Zaffaroni. Lo que verdaderamente importa es que
quienes la proveen estén deslegitimados porque informan desde uno de los
bandos.
Ese es el centro de
las batallas de esta “guerra” en la que el Gobierno ha demostrado una
incapacidad genética de tolerar el juego abierto del periodismo en las
sociedades verdaderamente democráticas, derechos por los que se ha peleado por
conseguir y por consolidar.
El concepto es que la
confrontación es inherente a este Gobierno y que los conflictos, las
diferencias de criterio, los puntos de vista divergentes, no pueden resolverse
en negociaciones o acuerdos sino tan solo por el triunfo y la derrota .
Un juez de la Corte , como Zaffaroni, tiene
que resolver pleitos según su criterio. Debe dictar Justicia y no pelear como
soldado en una guerra .
Clarín, 19-8-12