en moneda extranjera creció
u$s 50.000 M en dos años
18 de Marzo de
2018
“Una de las políticas económicas que más se modificó
desde el cambio de gobierno fue el mix de financiamiento del déficit fiscal. Si
bien el rojo consolidado del Sector Público Nacional no se alteró
sustancialmente en los últimos dos años, su financiamiento sí lo hizo.
Concretamente, mientras que la gestión anterior cerraba el bache fiscal con
emisión monetaria y colocaciones de deuda a otros organismos estatales a tasas
de interés inferiores a las del mercado, el gobierno actual apuesta a los
mercados de capitales”, dice un informe de Ecolatina, que sostiene que la deuda
pública relevante en moneda dura creció US$ 50.000 millones entre 2015 y 2017.
Por deuda relevante debe entenderse que se trata de
aquella que no se contrae con los organismos internacionales, que siempre
cuenta con la posibilidad de refinanciarse, o sea que se trata de la deuda que
esta en menos de tenedores de títulos privados, bancos, bonistas y agrupaciones
de bonistas.
El informe señala que “el principal objetivo de este
cambio fue relajar las presiones sobre los precios, atenuando el ritmo de
expansión de la base monetaria”. Como señal de este cambio, sobresale que los
Adelantos Transitorios y la remisión de utilidades del Banco Central al Tesoro
Nacional pasaron de 2,7% del PBI en 2015 a 1,5% en 2017. “Asimismo, esperamos
que representen 1,2% del PBI este año, promediando 1,4% a lo largo de la gestión
Cambiemos”, asegura.
“Vale remarcar que este cambio fue posible por el
acotado stock de deuda con acreedores privados y organismos internacionales que
heredó el gobierno nacional. A diferencia de las principales variables
macroeconómicas, que en diciembre de 2015 implicaban una “pesada herencia”, las
obligaciones de deuda relevantes (con organismos internacionales y el sector
privado) eran un activo (menos de 20% del PBI)”, dice el informe que propone
una “radiografía de la deuda argentina”.
Producto del cambio en el mix de financiamiento, la
deuda pública relevante casi se duplicó entre 2015 y 2017, pasando de US$
85.000 millones al momento del cambio de gestión, a poco más de US$ 150.000
millones al cierre del año pasado.
“En este punto, cabe destacar la importancia de los
compromisos en moneda extranjera: alrededor de cuatro quintos del total de la
deuda pública relevante está nominada en divisas. En este caso, el monto de
deuda en moneda dura saltó más de 70% en los últimos dos años, al pasar de US$
73.000 millones al cierre de 2015 a más de US$ 125.000 millones en 2017”,
subraya Ecolatina.
Como resultado, se está configurando un nuevo
escenario para la economía local. “Si bien el equipo económico está corrigiendo
algunos de los desequilibrios macroeconómicos heredados, en el camino se está
incrementando la fragilidad de nuestra economía, producto de la creciente
dependencia del financiamiento privado en divisas”, dice la consultora fundada
por Roberto Lavagna.
Para hablar de “la sostenibilidad de la deuda pública
relevante y en divisas”, Ecolatina repasa los siguientes números:
En primer lugar, en 2017 el principal arribo de
dólares de la economía argentina fue financiero. Mientras que la salida neta de
divisas comerciales más que se triplicó entre 2015 y 2017, al pasar de US$
-1.700 millones a US$ -5.300 millones, el flujo de dólares por capital pasó de
un déficit de US$ -2.200 millones en 2015 a un superávit de US$ 27.200 millones
el último año. Por lo tanto, las colocaciones de deuda externa del Gobierno
nacional se transformaron en una de las principales fuentes del atraso
cambiario. Asimismo, la creciente fragilidad de la oferta de divisas enciende
señales de alerta: la salida neta de dólares comerciales, es decir, la de
aquellos que no necesitan de repago, se profundizó el año pasado.
La apreciación cambiaria reduce la competitividad
externa de la producción local. Esta política, combinada con la apertura
comercial, explica que, mientras que las exportaciones de bienes crecieron 6%
en cantidades entre 2015 y 2017, los volúmenes importados avanzaron más del
triple (+18,4%). Asimismo, medido en dólares corrientes, la dinámica entre
compras y ventas al resto del mundo también se encuentra desacoplada: las
exportaciones treparon 3% mientras que las importaciones saltaron 11%.
Producto de las nuevas emisiones en moneda dura, el
cociente entre deuda pública relevante en divisas y exportaciones de bienes
saltó de 130% en 2015, a más de 215% el año pasado. Por su parte, el rojo del
intercambio de mercancías se multiplicó casi por tres en los últimos dos años,
al pasar de US$ -3.000 millones en 2015 (-0,6% del PBI) a casi US$ -8.500
millones en 2017 (-1,4% del PBI). De este modo, se comprende por qué el frente
comercial externo se configura como el talón de Aquiles del actual modelo.
A contramano de estos indicadores que arrojan señales
de fragilidad, el gobierno hace hincapié en el acotado nivel del cociente entre
la deuda pública relevante en divisas y el PBI para demostrar la solidez de su
esquema. En términos contables, corresponde tomar al valor del dólar del último
día hábil del año para realizar la división en cuestión. Haciendo este cálculo,
dicho indicador trepó 8,5 p.p. entre 2015 y 2017, al pasar del 19% al momento
del cambio de gestión al 27,5% el año pasado. A pesar de su crecimiento, este
ratio continúa en niveles acotados, incluso por debajo del promedio de la
región (45%).
“Sin embargo, este indicador es muy volátil, lo que le
quita validez. En términos macroeconómicos, es más atinado considerar al
promedio anual del tipo de cambio, a fin de observar una medida más estable,
que elimine posibles desvíos propios de un día particular (el cierre del año).
Haciendo este cálculo, el cociente saltó más de 10,5 p.p. en los últimos dos
años, al pasar de 13,5% en 2015 a más de 24% en 2017”, dice el trabajo.
Considerando la corrección del dólar del último
diciembre, el ratio entre la deuda pública relevante en moneda extranjera y el
PBI trepó 1,7 p.p. en tan sólo dos semanas, al pasar del 25,8% el 15 de
diciembre de 2017 al mencionado 27,5%, acota.
Ecolatina vaticina que “la deuda continuará creciendo
los próximos dos años”. Sostiene que “la deuda pública relevante continuará en
crecimiento, a la par que el bache del sector público nacional se achicará
gradualmente. Asimismo, crecerá más rápido la deuda pública en moneda
extranjera que la capacidad de generación de divisas genuinas (exportaciones de
bienes y servicios), agudizándose la fragilidad mencionada”.
En consecuencia, la economía del 10 de diciembre de
2019 será considerablemente más dependiente del financiamiento externo que la
del 10 de diciembre de 2015. “Sin embargo, gozará de una menor cantidad de
distorsiones. Por lo tanto, el panorama económico local luego de 2019 se
ubicará en un punto intermedio entre el legado por la Convertibilidad (muy
endeudado) y el kirchnerismo (poca deuda, pero una economía plagada de
distorsiones). Dicho de otro modo, el gobierno que asuma en 2019 deberá lidiar
con menos restricciones en el ámbito interno, pero afrontará mayores
compromisos en el plano externo”, completa.