En un mismo lodo, todos manoseados
Pablo Sirvén
La Nación, 22 de julio de 2018
El caso sería digno de una emisión de la inquietante
serie futurista Black Mirror porque la tecnología, la política y el más allá se
entremezclan con inesperados y perturbadores resultados.
El 22 de agosto de 2017, a la 1.07 de la madrugada,
murió, a los 82 años, Norberto Campos. Al día siguiente se expidió la
correspondiente autorización para cremar su cuerpo en el cementerio Parque
Iraola. Lo asombroso es que muerto y cremado, el mismo Campos, con idéntico
DNI, más de un mes después, el 27 de septiembre de 2017, inexplicablemente,
realizó un aporte de mil pesos a la campaña electoral de la senadora Cristina
Fernández de Kirchner. Cosa e'mandinga, dirían en el campo.
Si los muertos han votado unas cuantas veces en este
país, ¿por qué no habrían de hacer alguna donación a su candidato preferido?
Pero, atención, esta historia tiene un bonus track que produce más escozor: ¡el
aporte fue realizado mediante un depósito bancario!
"La ley actual tiene lagunas; todos los partidos
han tenido dificultades", apeló la gobernadora María Eugenia Vidal al
eufemismo para defenderse de la explosiva revelación de una catarata de
aportantes truchos a los fondos de campaña de Cambiemos en la provincia de
Buenos Aires, el año pasado. Una denuncia de La Alameda, potenciada y
profundizada por una investigación del portal eldestape, se viralizó en las
redes sociales, y cuando llegó a los tribunales, la noticia tomó cuerpo también
en los medios de comunicación masivos y de mayor credibilidad. En coincidencia,
en estos días se conoció la
inhabilitación para ejercer cargos públicos por seis meses que un juez le fijó
al humorista Miguel Del Sel, también de la misma alianza oficialista, por
irregularidades en el balance partidario de los fondos para su campaña, en las
elecciones de 2011, en Santa Fe. Ya desde entonces corren historias de
aportes para el Pro en dinero "físico" (como diría Leonardo Fariña)
de procedencias difusas.
La
oscuridad premeditada en la financiación de las campañas no cuenta con
inocentes en la política argentina: también fueron denunciados por aportantes
truchos Daniel Scioli y Cristina Kirchner. Eso no los hace menos responsables a los dirigentes
de Cambiemos; en todo caso, los equipara con un "modelo" del que
ellos prometieron estar en las antípodas y por eso fueron votados. Por lo
tanto, los distintos procesos judiciales abiertos en la materia deben avanzar
sin interferencias hasta las últimas consecuencias, penalizando a quienes
corresponda. Por de pronto, ya la gobernadora tomó la decisión de pedirle la
renuncia a Fernanda Inza, una de sus principales colaboradoras, por haber
formado parte del equipo de rendición de campaña.
Opositores y oficialistas tendrán la oportunidad de
curarse en salud si votan afirmativamente el proyecto que el Gobierno envió al
Congreso para otorgarle transparencia al financiamiento de la política, que
incluye la bancarización de todos los aportes, algo a lo que acaba de
comprometerse Vidal, salga o no esa ley, que, esperemos, no sufra las mismas
dilaciones que el proyecto de extinción de dominio, aún en veremos.
El
portal eldestape tiene la impronta editorial de su líder mediático, Roberto
Navarro, uno de los más furibundos operadores del ultrakirchnerismo y, como
tal, más que bien recompensado hasta diciembre de 2015 como uno de los
comunicadores que más pauta millonaria recibió. Su prédica inflamada contra el Gobierno tiene una
legión de fieles seguidores en las redes sociales, a los que atrae, por lo
general, con panfletos incomprobables, exageraciones colosales e inefables
tergiversaciones, en la tónica de las ahora tan de moda fake news, de las que
fue uno de sus pioneros al anunciar, en 2015, por la pantalla de C5N, que
Daniel Scioli le había ganado a Mauricio Macri por 3 millones de votos.
Antecedentes tan nefastos hacen que toda información
salida de esa usina deba ser tomada con pinzas, incluso esta que, a diferencia
de la mayoría de sus contenidos, al menos viene acompañada por documentación
más sólida y más fácil de auditar, que es lo que están haciendo el gobierno
bonaerense y la Justicia.
En la semana que pasó le otorgaron al periodista de LA
NACION Hugo Alconada Mon el prestigioso Premio Moors Cabot por sus
investigaciones de corrupción del caso Odebrecht, que se suman a otros
merecidos lauros anteriores por los Panama Papers y Paradise Papers, publicados
por este diario, así como sus informes lapidarios y documentados sobre las más
graves irregularidades del kirchnerismo, y el que hoy mismo se publica sobre
los aportantes truchos. En ninguno de estos casos, Alconada salió a agitar sus
investigaciones para lograr determinados efectos políticos. En sus antípodas,
eldestape, en cambio, se sirve de una noticia real y grave, que merece ser
investigada a fondo, pero para usarla tóxicamente como punta de lanza que
corroa el poder de Vidal hasta, de ser posible, sacarla definitivamente de
circulación. Con total desparpajo usan el mismo método con el que durante
semanas se pretendió hacer creer que el Estado había hecho desaparecer a
Santiago Maldonado (ahora objeto de un insólito documental de Tristán Bauer y
Florencia Kirchner): ejércitos de tuiteros militando virtualmente el tema las
24 horas sin parar y el aparato mediático del kirchnerismo poniendo el foco
sobre lo mismo de manera obsesiva.
Enrique
Santos Discépolo escribió el tango "Cambalache", en 1934, época que
pasó a la historia como la "década infame", por el fraude electoral
conservador. Su letra nunca perdió vigencia. "Vivimos revolcaos en un
merengue y en un mismo lodo todos manoseaos", se repite desde entonces. Es
cierto que no todo es lo mismo, pero ¿cambiaremos, de verdad, alguna vez?