polariza con
Larreta: ¿Lo victimizará?
por Carlos Tórtora
Informador Público, 4-12-20
La ofensiva del gobierno nacional contra el gobierno
porteño pasó a ser casi la única acción política importante del oficialismo. El
haber elegido a Horacio Rodríguez Larreta para polarizar es toda una definición
por parte de Alberto Fernández. Máximo Kirchner lo puso en claro días atrás, al
señalar que el jefe de gobierno porteño sigue los pasos de Fernando de la Rúa y
Mauricio Macri, es decir, el candidato de una gran coalición opositora. Un
interrogante no menor es qué busca el kirchnerismo recortándole los fondos
coparticipables a la Ciudad. Obviamente pretende deslucir la acción de gobierno
de Larreta, que se caracteriza por grandes emprendimientos de obra pública. Una
administración local jaqueada por los recortes presupuestarios podría ver
empañado su rendimiento y por lo tanto ver reducido su caudal de apoyo entre
los porteños cuando todavía faltan tres años para la elección presidencial.
Como es obvio, la estrategia de Larreta descansa en el éxito de su gestión más
que en su construcción política, que es incipiente.
Pero además, el recorte de fondos resuena como una advertencia para todos los peronistas que coqueteen con el presidenciable del PRO. Larreta necesita el apoyo de un sector del peronismo y en esto trabajan Emilio Monzó, Rogelio Frigerio, Joaquín de la Torre y Cristian Ritondo, entre otros. Habiéndose disuelto el Peronismo Federal y estando Sergio Massa dentro de la coalición gobernante, hoy los disidentes sólo emergen a través del grupo de Roberto Lavagna pero esto no quiere decir que no haya otros embriones, como el núcleo que se arrima a Eduardo Duhalde y Luis Barrionuevo.
Las dificultades
de AF para salir del estancamiento económico parecen prometer el surgimiento de
un peronismo crítico, aun cuando por el momento el control del aparato
oficialista es férreo. En las gobernaciones, el único mandatario provincial con
perfil nacional es el sanjuanino Sergio Uñac, que por ahora muestra un
alineamiento total con la Casa Rosada. En el anillo del conurbano bonaerense,
el cristinismo tiene sus sospechas sobre una serie de intendentes que jugaron
doble apoyando a María Eugenia Vidal y que podrían tender puentes con Larreta
si la situación económica sigue estancada. En síntesis, cuando la Casa Rosada
aprieta a Larreta lo hace también recordando que el deslizamiento de muchos
votos peronistas que le dio el triunfo a Vidal en el 2015 contra un cuestionado
Aníbal Fernández.
La ventaja de ser el más débil
El otro aspecto de la guerra desatada por el
kirchnerismo contra Larreta es que quizá estemos a las puertas de la
victimización de este último. Con buen criterio, el jefe de gobierno porteño
evita recalentar la confrontación y se comporta sobriamente defendiéndose sin
exageraciones. En la medida en que la pulseada se vislumbre como el
aplastamiento de la autonomía porteña por parte de un kirchnerismo prepotente,
puede generarse una corriente de simpatía hacia el más débil que le arrimaría
no pocos votos a Larreta. Tres años por delante es mucho tiempo para sostener
un conflicto con el gobierno local. El otro punto es que, si el kirchnerismo
levantara su presión sobre la administración porteña, ésta saldría ganadora del
lance.
A todo esto, las internas que normalmente agitan a
Juntos por el Cambio bajaron su intensidad ante la virulencia de la ofensiva K
contra Larreta. Macri, por su parte, que tiene crecientes dificultades para
posicionarse mediáticamente, salió a la defensa de la Ciudad tomando las
banderas de la autonomía. Así las cosas, aunque la pelea es despareja o más
bien a causa de ello, Larreta bien puede emerger como la víctima de un enorme
complot.