una cuestión política más que científica
POR AGUSTINA SUCRI
La Prensa,
23.07.2023
Ahora que los
medios del hemisferio Norte se pusieron de acuerdo para alertar sobre los
calores extremos que se están soportando en aquellas latitudes, con titulares
sobre temperaturas récord y el catastrófico calentamiento global que ha
provocado la mano del hombre, conviene considerar el análisis de expertos de
trayectoria, que advierten sobre los argumentos endebles del alarmismo mundial
en materia climática y los verdaderos fines detrás. Tal es el caso de Judith
Curry, doctora en Ciencias Geofísicas, presidente (copropietaria) de Climate
Forecast Applications Network (CFAN) y exprofesora y presidente de la Escuela
de Ciencias de la Tierra y la Atmósfera del Instituto de Tecnología de Georgia.
Curry, que publicó recientemente el libro “Climate Uncertainty and Risk”
(Incertidumbre y riesgo climático), es una de las voces disidentes de la gran
narrativa del calentamiento global, cuya postura racional, lógica, merece
conocerse.
En una reciente
columna de opinión publicada por The Australian y republicada en su blog
-Climate, Etc.- la especialista analiza la naturaleza política, más que
científica, del alarmismo impulsado por la ONU respecto del clima.
Cita las palabras
del secretario general de ese organismo, Antonio Guterres, quien afirmó:
"La bomba de tiempo del clima está haciendo tictac, pero el último informe
del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC)
muestra que tenemos los conocimientos y los recursos para hacer frente a la
crisis climática. Tenemos que actuar
ahora para garantizar un planeta habitable en el futuro".
Según explica
Curry, el nuevo Informe del IPCC es una síntesis de los tres informes que
constituyen el Sexto Informe de Evaluación, más tres informes especiales. “Este
Informe de Síntesis no introduce información ni conclusiones nuevas”, aclara la
climatóloga estadounidense, quien subraya: “Aunque los Informes del IPCC incluyen
material de calidad, el resumen para responsables políticos del Informe de
síntesis hace hincapié en conclusiones poco justificadas sobre los impactos
climáticos provocados por escenarios de emisiones extremas, y en
recomendaciones politizadas sobre la reducción de emisiones”.
El hallazgo más
importante de los últimos cinco años, apunta Curry, es que los escenarios de
emisiones extremas RCP8.5 y SSP5-8.5, comúnmente conocidos como escenarios de
“todo sigue igual”, son ahora ampliamente reconocidos como inverosímiles.
“Estos escenarios extremos han sido descartados por la Conferencia de las
Partes del Acuerdo de las Naciones Unidas sobre el Clima” destaca la experta. E
indica que el nuevo Informe de Síntesis sigue haciendo hincapié en estos
escenarios extremos, mientras que una importante conclusión queda enterrada en
una nota al pie de página: "Los escenarios de emisiones muy elevadas son
ahora menos probables, pero no pueden descartarse".
Los escenarios de
emisiones extremas están asociados a proyecciones alarmantes de 4-5 grados
centígrados de calentamiento para 2100.
La última Conferencia de las Partes (COP27) arranca de una proyección de
temperatura de referencia basada en un escenario de una media de emisiones de
2,5 grados centígrados para 2100. “Dado que ya se ha producido un calentamiento
de 1,2ºC desde el periodo de referencia a finales del siglo XIX, la cantidad de
calentamiento prevista para el resto del siglo XXI en el escenario de emisiones
medias es sólo un tercio de las proyecciones de calentamiento en el escenario
de emisiones extremas".
El Informe de
Síntesis hace hincapié en las "pérdidas y daños" como razón central
de la necesidad de actuar. “Por lo tanto, es difícil exagerar la importancia
del cambio en las expectativas de futuros fenómenos meteorológicos extremos y
de aumento del nivel del mar, que está asociado al rechazo de los escenarios de
emisiones extremas”, evalúa.
El rechazo de
estos escenarios extremos ha dejado obsoleta gran parte de la literatura y de
las evaluaciones de los impactos climáticos de la última década, que se han
centrado en estos escenarios, argumenta Curry. “En particular, el escenario de
emisiones extremas domina los impactos que aparecen de forma destacada en el
nuevo Informe de Síntesis”, añade.
Está claro que la
"crisis" climática ya no es lo que era, expresa la especialista en
climatología. “En lugar de reconocer
este hecho como una buena noticia, el IPCC y los funcionarios de la ONU
redoblan la "alarma" sobre la urgencia de reducir las emisiones eliminando
los combustibles fósiles. Se podría pensar que si el calentamiento es menor de
lo que pensábamos, entonces las prioridades pasarían de la reducción de
emisiones a la reducción de nuestra vulnerabilidad a los fenómenos
meteorológicos y climáticos extremos.
Sin embargo, no ha sido así”, resalta.
En esa línea,
Curry sostiene que el IPCC se ha caracterizado como un "monopolio del
conocimiento", con una autoridad dominante en las deliberaciones de la ONU
sobre el clima. El IPCC afirma que es "neutral desde el punto de vista
político" y que "nunca prescribe políticas". “Sin embargo, el
IPCC se ha desviado mucho de su función de evaluar la literatura científica en
apoyo de la formulación de políticas. Los informes del IPCC se centran ahora
en la mitigación del cambio climático mediante la reducción de emisiones”,
enfatiza.
“El IPCC no sólo
ha adoptado cada vez más una postura de activismo político explícito, sino que
está engañando a los responsables políticos por su énfasis continuado en los
resultados climáticos extremos impulsados por los escenarios de emisiones
extremas inverosímiles. Con su activismo
político explícito, combinado con información engañosa, el IPCC corre el riesgo
de perder su posición privilegiada en los debates políticos internacionales”,
prosigue Curry.
Según la
climatóloga, el impacto de estos alarmantes informes del IPCC y de la retórica
de los funcionarios de la ONU es el siguiente: el cambio climático se ha
convertido en un gran relato en el que el cambio climático provocado por el
hombre se ha convertido en la causa dominante de los problemas sociales.
“Todo lo que va mal refuerza la convicción de que sólo podemos hacer una cosa
para evitar los problemas sociales: dejar de quemar combustibles fósiles. Esta
gran narrativa nos lleva a pensar que si resolvemos el problema de la quema de
combustibles fósiles, entonces estos otros problemas también se resolverían. Esta
creencia nos aleja de una investigación más profunda de las verdaderas causas
de estos otros problemas. El resultado final es un estrechamiento de los puntos
de vista y de las opciones políticas que estamos dispuestos a considerar a la
hora de abordar cuestiones complejas como los sistemas energéticos, los
recursos hídricos, la salud pública, los desastres meteorológicos y la
seguridad nacional”, reflexiona Curry.
Y por último,
ironiza: los informes del IPCC se han convertido en la calcomanía para el
paragolpes sobre ciencia climática, que hace una declaración política al tiempo
que utiliza la reputación general de la ciencia para dar autoridad a un
consenso fabricado políticamente.