sobre la Inteligencia Artificial desde la
Doctrina Social
Luis Carlos Frias
Aleteia, 25/07/25
La primera intervención explícita
sobre la Inteligencia Artificial es del Papa Francisco. Fue con un discurso
dirigido a los participantes de la Sesión del G7 sobre la Inteligencia
Artificial, celebrado en Apulia- Italia, el 14 de junio del 2024.
Poco después, el Dicasterio para
la Doctrina de la Fe y el de la Cultura y Educación, sistematizó la reflexión
social y moral acerca de este tema con la nota Antiqua et nova, que
aborda la relación de la Inteligencia Artificial con la inteligencia humana.
Esta nota, fechada el 28 de enero de 2025, fue aprobada para su publicación por
el Papa Francisco el 14 de enero 2025.
Como sabemos y recordamos, el
Santo Padre León XIV fue electo el 8 de mayo 2025. En tan poco tiempo de
pontificado (once semanas), León XIV se ha referido a la Inteligencia
Artificial en dos ocasiones. Primero, en su mensaje a los participantes de la
Segunda conferencia anual sobre la Inteligencia Artificial, ética y gobernanza
empresarial (Santa Sede, 19-20 junio 2025); y, segundo, en su mensaje con
motivo de la Cumbre "AI for Good Summit 2025" (Ginebra, Suiza, 10 de
julio de 2025; mensaje firmado por el cardenal secretario de Estado Pietro
Parolin.
No obstante la novedad de la
Inteligencia Artificial, el magisterio de la Iglesia a este respecto resulta
claro y basto, lo cual pone de manifiesto su interés en torno a este fenómeno
toda vez que viene cobrando preponderancia en la vida de toda la familia
humana.
1. Reconoce su trascendencia
La Iglesia reconoce la
importancia y trascendencia de la IA al punto de considerarla “un producto
excepcional del genio humano” (León XIV, mensaje a los participantes de la
Segunda conferencia anual sobre la inteligencia artificial, ética y gobernanza
empresarial). Junto a ello, también reconoce su potencial para beneficiar a la
familia humana; así como los riesgos que entraña en su posible mal uso.
2. La pura existencia no es un
conflicto moral
La IA, en tanto producto, no
ofrece en sí misma una valoración moral. Esta corresponde al uso que el ser
humano da a ella. En este sentido, la Iglesia reconoce la orientación que
algunas personas le han dado en beneficio de la familia humana, en áreas como
la salud, la comunicación, y el desarrollo económico y científico; pero también
manifiesta su preocupación y su condena a usos nocivos y contrarios a la
dignidad humana como, por ejemplo, la manipulación social, la sustitución del
esfuerzo y talento humano, y la usura.
3. Es un instrumento
La IA, no hay que olvidarlo, es
“ante todo un instrumento” (Papa Francisco, Discurso en la Sesión del G7 sobre
Inteligencia Artificial); y el Papa León XIV complementa:
“Por definición, los instrumentos
remiten a la inteligencia humana que los ha producido y obtienen gran parte de
su fuerza ética de las intenciones de las personas que los utilizan.”
(Mensaje a los participantes en
la Segunda conferencia anual sobre la inteligencia artificial, ética y
gobernanza empresarial).
4. Evaluar con criterios
éticos
El tamiz por el que debe pasar la
IA es el del “desarrollo integral de la persona y de la sociedad” (Antiqua et
nova, n. 6). Y León XIV precisa: “Esto significa tener en cuenta el bienestar
de la persona humana no solo desde el punto de vista material, sino también
intelectual y espiritual; significa salvaguardar la dignidad inviolable de toda
persona humana y respetar la riqueza cultural y espiritual y la diversidad de
los pueblos del mundo. En esencia, es necesario evaluar los beneficios y los
riesgos de la inteligencia artificial precisamente según este criterio ético
superior.” (Mensaje a los participantes en la Segunda conferencia anual sobre
la inteligencia artificial, ética y gobernanza empresarial).
5. potencialidades y riesgos
Una de las características de la
IA es su capacidad generativa. La Iglesia reconoce grandes potencialidades en
el ámbito científico; y graves riesgos “sobre sus posibles repercusiones en la
apertura de la humanidad a la verdad y la belleza, en nuestra capacidad
particular de comprender y elaborar la realidad"
Por ello, asegura que
"reconocer y respetar lo que caracteriza de manera única al ser humano es
esencial para el debate sobre cualquier marco ético adecuado para la gestión de
la Inteligencia Artificial (...) Todos nosotros, estoy seguro, estamos preocupados
por los niños y los jóvenes, y por las posibles consecuencias del uso de la
inteligencia artificial en su desarrollo intelectual y neurológico. Hay que
ayudar a nuestros jóvenes, y no obstaculizarles, en su camino hacia la madurez
y la responsabilidad auténtica. Son nuestra esperanza para el futuro, y el
bienestar de la sociedad depende de que se les dé la capacidad de desarrollar
los dones y aptitudes recibidos de Dios y de responder a las exigencias del
tiempo y a las necesidades de los demás con espíritu libre y generoso” (Mensaje
a los participantes en la Segunda conferencia anual sobre la inteligencia
artificial, ética y gobernanza empresarial).
Corresponde a todos nosotros,
usuarios de la Inteligencia Artificial, aplicarla en la búsqueda de la verdad
de Dios, la belleza de Dios y el bien, a fin de integrarla virtuosamente en
nuestra vida cotidiana, para bien propio y de toda la familia humana.