La consultora Idesa
se sumó ayer a los cuestionamientos a las políticas sociales del gobierno
nacional, en el marco de crecientes críticas por la decisión oficial de
discontinuar estadísticas sociales o de dejar de difundirlas, como ha sido el
caso de las líneas de pobreza e indigencia.
Según el informe
privado, por cada 100 mil millones de pesos en aumento del gasto público, los
niveles de pobreza han caído apenas un uno por ciento.
“Las autoridades
económicas desistieron de publicar la medición de la pobreza. Falsear las
estadísticas oficiales es un acto de alta irresponsabilidad pública que desvía
la atención de la cuestión principal. La polémica sobre cuántos son los pobres
reduce la visibilidad de las regresivas consecuencias que tiene asociado el
despilfarro del gasto público. Para reducir la pobreza es imprescindible dejar
de manipular estadísticas y fundamentalmente revisar con mucho sentido crítico
la forma en que se está administrando el Estado”, sostiene Idesa.
Tras remarcar que al
subestimar la inflación desde 2007 el sistema estadístico necesariamente
subestimó la pobreza, Idesa propone una forma alternativa de medición:
considerar pobre a la gente cuyo ingreso no supera el 60 por ciento de la
mediana de ingresos de la población (el monto superior que gana la mitad de la
población). “Este indicador es usado en los países avanzados porque se asume
que es el más apropiado”, señala la consultora.
Con ese método, la Encuesta Permanente
de Hogares muestra que entre 2004 y 2013 la pobreza bajó del 31 al 26 por
ciento de la población; cinco puntos porcentuales.
“El gasto público
total nacional, provincial y municipal medido en términos reales pasó de 735
mil millones a 1.200 miles de millones, o sea creció un 64 por ciento por
encima de la inflación. “Esto implica que por cada 100 mil millones de aumento
del gasto público real, la pobreza se redujo a razón de apenas un punto
porcentual”.
“Estos datos muestran
que la reducción de la pobreza ha sido muy modesta (...) y evidencia que el
aumento del tamaño del Estado no generó inclusión. Los pobres sufren el aumento
de los impuestos, pero se benefician muy poco del aumento del gasto”.