Por Laura Itzel
Domart
Sputnik,
15.11.2020
En estas
elecciones de 2020, los estadounidenses no solo eligieron presidente, senadores
y representantes de la Cámara Baja, sino que a nivel estatal también votaron
por la legalización de algunas drogas. ¿Impactará esta decisión en países de
América Latina? ¿Podría haber un efecto multiplicador?
La competencia
entre Joe Biden y Donald Trump por la presidencia de Estados Unidos se llevó
todos los reflectores durante la jornada electoral del tres de noviembre, pero
en ciertos estados de ese país también se llevaron a cabo consultas para
legalizar o despenalizar algunas drogas.
La marihuana puede
ser más peligrosa para el organismo de lo que se pensaba
Oregón se
convirtió en el primer estado de la Unión Americana en despenalizar el uso de
drogas duras como la heroína, la cocaína y la metanfetamina, pero solo en
pequeñas cantidades; además, los votantes han aprobado la posesión y consumo de
drogas psicodélicas en "centros de servicios de psilocibina" bajo la
supervisión de personal capacitado.
Por otro lado,
Washington DC también decidió flexibilizar las leyes sobre el consumo de
plantas psicodélicas; de este modo, queda despenalizado su cultivo,
distribución y posesión sin fines comerciales.
Asimismo, los
votantes de los estados de Arizona, Nueva Jersey, Montana y Dakota del Sur
respaldaron la legalización del uso recreativo de la marihuana. Con esta
decisión las cuatro entidades se suman a las otras once, incluida la capital de
Washington, donde ya estaba permitido el uso recreativo de cannabis.
La situación de
las drogas en Estados Unidos
Estados Unidos es
uno de los mayores consumidores de drogas a nivel mundial, a tal punto que la
drogadicción se ha convertido en uno de los problemas de salud pública más
importantes en el país. Pero de forma paralela, también es uno de los sitios
que encabeza el movimiento por la flexibilización de leyes en relación al
consumo de sustancias psicoactivas.
Legalización del
cannabis avanza en México entre críticas de observadores civiles
Durante los años
70, 13 estados del territorio estadounidense eliminaron las sanciones penales
por posesión de pequeñas cantidades de marihuana, aunque su uso en público
continuó siendo un delito. El movimiento por la despenalización finalizó en
1978 y el siguiente estado en realizar ese cambio fue Massachusetts, en 2008.
Sin embargo, los
esfuerzos continuaron y en los años siguientes, estados como Colorado,
California, Washington y Oregón optaron por legalizar el uso de marihuana con
fines recreativos, con lo cual se permitió su distribución bajo ciertas
restricciones.
En este punto es
necesario aclarar cuál es la diferencia entre despenalización y legalización,
según el informe El problema de las drogas en las Américas, elaborado por la
Organización de los Estados Americanos (OEA), la primera se refiere a cambios
de leyes que prohíben el consumo de ciertas sustancias con el fin de
"liberar a los usuarios de las sanciones penales". Mientras
legalización "se refiere a un régimen en el que tanto la producción como
el consumo son legales".
Para Edgardo
Buscaglia, investigador de la Universidad de Columbia y presidente del
Instituto de Acción Ciudadana para la Justicia y la Democracia en México, las
recientes consultas aprobadas en Estados Unidos, ya sea para despenalizar o
legalizar algunas drogas, representa un avance hacia "mejores
prácticas" en relación a la regulación del consumo de drogas.
¿Se está
convirtiendo Estados Unidos en un narcoestado?
En entrevista con
Sputnik, el especialista señaló que la descriminalización, es decir, el no
someter a los consumidores de drogas a un procesamiento penal "es una
urgente necesidad institucional de cualquier país del mundo, no solamente de
las Américas".
Además señaló que los
países con un marco jurídico que criminaliza el consumo de drogas y somete a
los consumidores a un proceso penal están violando derechos humanos, lo cual no
excluye a las leyes federales norteamericanas "que todavía siguen
penalizando el consumo de drogas, a pesar de que los estados han venido
avanzando de a poquito hacia mejores prácticas".
Panorama de la
droga en América Latina
La situación del
consumo de drogas afecta a países de América Latina de forma diferente que a
Estados Unidos, pues ahí se concentran dos factores esenciales en el circuito
de los problemas asociados a las sustancias psicoactivas: la producción y la
venta.
Según la
Evaluación Nacional de Amenazas de Drogas 2019 de la Administración para el
Control de Drogas de EEUU (DEA, por sus siglas en inglés), en México se
encuentran algunos de los grupos de la delincuencia organizada más importantes
a nivel internacional, los cuales representan la "mayor amenaza criminal
de drogas para Estados Unidos".
En tanto que, el
Informe Mundial sobre las Drogas 2019 de la Oficina de las Naciones Unidas
contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés) señala que el 70%
de la cocaína que circula en el mundo proviene de Colombia.
Pero a pesar de
que la región de América Latina es uno de los puntos nodales en el trasiego de
drogas, las políticas relacionadas con la legalización de sustancias
psicoactivas continúan siendo prohibicionistas, a excepción de contados casos.
En algunos países
de la región se han aprobado leyes que no sancionan la posesión de marihuana en
dosis pequeñas, aunque el proceso de producción y distribución continúa siendo
ilegal. En 2013, Uruguay se convirtió en el primer país de la región en
legalizar la producción y comercialización de cannabis.
Con base en este
panorama regional, Buscaglia considera que tarde o temprano se tiene que
marchar hacia la constitución de "un mecanismo supranacional jurídico que
armonice la legislación [a nivel regional], que abarque la descriminalización del consumo de toda droga
psicoactiva, y la regulación de la producción y la distribución de drogas. El
consumo de acceso a algunas drogas debería estar armonizado a través de una
convención internacional".
La legalización de
drogas en EEUU, ¿cómo impacta a América Latina?
El narcotráfico es
uno de los problemas que más afecta a América Latina, en especial a países como
México y Colombia, por el nivel de violencia que generan los cárteles de la
droga al disputarse las plazas de venta y los centros de producción.
Por lo tanto, la
legalización de drogas representa un problema diferente para países de América
Latina donde se producen sustancias como la cocoaína y la heroína; esto, debido
a que se tendría que transitar hacia una regulación de la producción y la
comercialización de ciertas drogas, lo cual significaría enfrentar directamente
a los cárteles de la droga.
Cannabis
medicinal: Argentina, a la vanguardia con una reglamentación inclusiva
En este sentido,
Buscaglia apunta que "la delincuencia organizada trasnacional opera a
través de fronteras por definición, por eso es trasnacional; por lo tanto, se
requiere de una armonía en los sistemas jurídicos que abarquen la
descriminalización del consumo, la regulación de la producción y la
distribución".
Por otro lado,
explica que "nunca es deseable que un solo país avance hacia una
legalización de la producción y la distribución sin que los países limítrofes
por lo menos, también avancen en igual sentido y tengan normas compatibles
porque de otra manera le está dando un incentivo a la delincuencia organizada a
traficar drogas de los países legales a los países ilegales; entonces, ese es
un incentivo que le da mucho dinero a la delincuencia organizada, le brinda
muchas ganancias tener sistemas jurídicos que no son compatibles entre los
países".
Sin embargo, este
no es el caso de Estados Unidos en su relación con México, puesto que la
legalización de heroína y cocaína únicamente se hizo en Oregón; es decir, el
impacto para los cárteles que se dedican a traficar con drogas es menor.
Por el contrario, Buscaglia
indica que en países donde existen grandes grupos de la delincuencia
organizada, el problema del narcotráfico "va a persistir con o sin
legalización del consumo, con o sin regulación de la producción de algunas
drogas. Estos conglomerados se dedican a decenas de delitos organizados muy
complejos que van mucho más allá de drogas como la compraventa de seres
humanos, el tráfico de migrantes, la extracción de órganos a través de la trata
de personas; o sea que esos delitos nada tienen que ver con drogas y esos van a
seguir avanzando en los países donde los controles judiciales son muy
pobres".
Cómo ha cambiado
la pandemia el negocio de los narcotraficantes en México
"La buena
noticia de tener un régimen de regulación de la producción y la distribución de
marihuana o hachís es que las drogas que se vendan están sujetas a controles
toxicológicos mucho más adecuados que tienen un efecto menos dañino sobre la
salud. (…) Lo importante es que el efecto toxicológico sea limitado, que la
gente conozca sus consecuencias y que no sea accesible a las personas menores
de edad", agregó en relación a la legalización de drogas en ciertas
entidades estadounidenses.
A pesar de todos
estos inconvenientes, no descarta la posibilidad de que la legalización de
drogas en algunos estados de la Unión Americana ocasione un "efecto
multiplicador a nivel regional e internacional", que vaya dirigido hacia
la flexibilización de leyes en relación al circuito de consumo de determinadas
drogas.
"La
experiencia de Uruguay, o de Washington o de Oregón, [puede] conducir a que los
demás países con líderes que tienen una visión creativa, liberal, jurídicamente
hablando, terminen proponiendo en fallar diferentes mecanismos de reformas
legales que apunten a… primero a la descriminilazación del consumo de algunas
drogas [en Latinoamérica], en donde la mayor parte de nuestro continente
todavía criminaliza el consumo de muchas drogas, y después la cuestión de
regular la producción y distribución de ciertas sustancias con un criterio
toxicológico", indicó.