Observatorio Van
Thuan, 23-11-21
Publicamos un
extracto del resumen introductorio del XIII Informe sobre la Doctrina Social de
la Iglesia en el mundo titulado "EL MODELO CHINO COMO CAMINO DE
CHINA", escrito por los Curadores Riccardo Cascioli y Stefano Fontana.
EL MODELO CHINO
COMO MODELO CHINA
Riccardo Cascioli
y Stefano Fontana
Parece que el
modelo chino hoy atrae a muchos. Los países africanos lo aprecian y colaboran -
dicen - para reducir la pobreza; Los gobiernos occidentales para contener,
mediante el control social y la suspensión de las libertades, los (supuestos)
efectos de Covid y avanzar hacia una democracia de vigilancia; Los medios
occidentales en general no presentan al Partido Comunista Chino las mismas
críticas democráticas y libertarias que le presentaban a diario a Donald Trump,
señal de que han decidido convivir con ello y servirle con interés.
Los empresarios occidentales ahora necesitan
el mercado chino y no quieren conflictos políticos con Beijing; el Vaticano,
a través del presidente de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales,
monseñor Sánchez Sorondo, elogió a China por haber realizado concretamente los
principios de la Doctrina Social de la Iglesia (sic); el Vaticano siempre
ha dado tanta confianza al poder comunista chino que estipuló un acuerdo
secreto que supuso la muerte de la
verdadera Iglesia católica china y la admisión de una Iglesia cismática en la
catolicidad. En un momento el Pontificio Consejo Justicia y Paz pidió a los
países occidentales, también con documentos doctrinal-pastorales, cancelar la deuda
de los países pobres, pero no hace lo mismo con respecto a la deuda que han
contraído países latinoamericanos y africanos.
Los partidos
socialistas y comunistas de los países occidentales expresan una
"afinidad" ideológica con el comunismo chino y se abren directamente,
cuando están en el gobierno, o presionan a sus ejecutivos, cuando no lo están,
a nuevas asociaciones con China incluso si su país pierde; Con motivo de las
políticas anti-Covid, los gobiernos occidentales han imitado el modelo chino no
solo en el control social, en los "tejidos" impuestos a los medios de
comunicación, en las nuevas formas de estatismo, centralismo y dirigismo, sino
incluso en políticas religiosas, "nacionalizando" las religiones
incorporándolas de conformidad con las disposiciones administrativas. Si en
China se crea una gran base de datos para el control de los adherentes a las
religiones, en Francia y Dinamarca las homilías de los sacerdotes son sometidas
al escrutinio del gobierno y en Italia el litigio ha sido establecido por los
funcionarios del Ministerio del Interior.
Estos pocos
ejemplos muestran que el modelo chino es real y no una invención de científicos
políticos. Sin embargo, también dicen que se debe hacer una distinción entre
China y el modelo chino. Evidentemente, el modelo chino tiene sus raíces en la
historia y actualidad de China como sistema cultural, social y económico. No
podemos hablar de un modelo chino si no nos referimos al país de China.
Este Informe
analiza en profundidad estos aspectos, especialmente en los dos ensayos de
Riccardo Cascioli y Steven Mosher, y también los proyecta hacia el futuro,
especialmente en el extenso ensayo de Gianfranco Battisti sobre geopolítica,
sin embargo el modelo chino también es algo construido políticamente, a veces
impuesto desde fuera. de China y en ocasiones objeto de aspiraciones,
presentado como solución a problemas, promovido como algo atractivo porque es
efectivo. Sí, está la China real, pero luego también está el modelo chino que,
si por un lado no puede desprenderse de él, por otro lado también intenta no
aplanarse, ocultando algunos aspectos de la realidad del país, deformando a
otros, endulzando o exaltando a otros. El modelo chino tiene a China detrás,
pero no es su fotografía, sino su tarjeta de presentación, un arma política
para crear consensos, establecer vínculos, despertar expectativas, ampliar la
influencia, obviamente también obteniendo lo contrario, que es aprensión, miedo
y contraataques.
En efecto, en
cierto sentido, el modelo chino necesita ocultar la verdadera realidad de
China, debe ser una construcción propagandística y así suscitar imitaciones e
inculturaciones en los distintos lugares políticos del planeta. En el corazón
de este decimotercer Informe del Observatorio Cardenal Van Thuân se encuentra
esta dialéctica entre China y el modelo chino. Nadie quiere que China se
convierta en el mundo, posibilidad que no excluyen los desarrollos de su
poderío militar, de la que nos cuenta Gianandrea Gaiani, y las características
del nuevo juego de ajedrez por la hegemonía mundial, sobre la que reflexiona
Gianfranco Battisti. Sin embargo, muchos quieren imitar el modelo chino total o
parcialmente en su propio país, que sigue siendo el camino para que China se
convierta en el mundo.
No queremos
importar China a nuestras fronteras, pero no estamos ajenos a querer importar
el modelo chino, en sus aspectos más o menos radicales, y eso implica también
importar China. Todos saben dentro de sí mismos que no solo se importa el
modelo chino sin importar también China, sino que se engañan a sí mismos, o
fingen engañarse a sí mismos por diversos tipos de conveniencia, que esto es
posible. Es en este sentido que el modelo chino se convierte en el camino de
China. El modelo chino es el modelo que China necesita para presentarse no
como lo que es sino, precisamente, como modelo. El modelo revela y esconde
al mismo tiempo, se adhiere por conveniencia, ocultando así la verdadera
realidad de la hegemonía china en curso, al mismo tiempo se puede referirse a
la China real para criticarla y refutarla, para advertir contra la ingenuidad
en su Saludos. En cualquier sentido, la dialéctica entre China y el modelo
chino es de gran importancia.