PERDIÓ EL PUEBLO
Alberto Buela (*)
En las
elecciones de medio término hace dos días en Argentina, si las juzgamos por las
reacciones todos ganaron.
El
presidente llamó al pueblo a festejar el triunfo en la emblemática Plaza de
Mayo, mientras que la oposición liberal festejó el triunfo porque sacó, en
números redondos, 7 millones de votos sobre 5 que sacó el oficialismo
kirchnerista gobernante.
Si las
dos fuerzas políticas principales salieron a festejar el que perdió fue el
pueblo. ¿Y por qué decimos que perdió el pueblo? Porque la idea de democracia
que tienen ambos partidos políticos es distinta de la del pueblo.
Para
ellos la democracia se reduce a ser el principio de legitimización del poder.
Por eso ambos llamaron a que vote la mayoría, aun cuando luego terminan
gobernando para las minorías (gay, indígena, abortistas, terraplanistas, etc.).
Para esta democracia del aparto político es sufragio es solo procedimental,
cuya finalidad última es la legitimización del poder de turno.
Para
el pueblo, por el contrario, la democracia es el sistema que tendría que
arreglar sus problemas (seguridad, inflación del 50%, pobreza del 46%,
desocupación 17%, educación casi nula, salud deficiente, justicia inoperante).
Esta
democracia que padecemos hoy en Argentina, y que viene de muchos años atrás, no
soluciona los problemas, sino que simplemente los administra. Esperando que por
una de suerte de fuerza de las cosas se solucionen por sí mismos.
Todo
indica que seguiremos así, de tumbo en tumbo, pero no hacia un final sino hacia,
un no final, de decadencia donde, como es sabido, siempre se puede ser un poco
más decadente.