EN UCRANIA?
Por Gabriel
Camilli
La Prensa,
10.11.2024
Más de dos años y
medio después del inicio del conflicto ucraniano, aunque la guerra continúa
haciendo estragos, especialmente en la parte oriental del país, oímos mucho
menos sobre ella (más niebla de la Guerra 2.0, para los lectores de esta
columna).
Hay una razón: las
cosas no van como habían predicho la mayoría de los estrategas, comentaristas y
los principales medios de comunicación occidentales.
Las fuerzas rusas
continúan avanzando hacia el interior del frente de Donbass. La invasión de
verano de la región rusa de Kursk por parte de Ucrania resultó en un episodio
contemporáneo de aventurerismo militar.
Pero, sobre todo,
el entusiasmo occidental por apoyar a Ucrania se está desvaneciendo, mientras
Alemania lucha cada vez más con su crisis económica interna y los Estados
Unidos absorto en una campaña presidencial, que el martes pasado ha dado paso a
una etapa que incidirá en el derrotero del conflicto.
LAS RAZONES DEL
FRACASO OCCIDENTAL EN UCRANIA
Aunque el
conflicto está lejos de terminar y todavía presenta riesgos de escalada
dependiendo de las decisiones que tomen los líderes occidentales, nos habla de
un fracaso.
Lo que ha
fracasado son las estrategias militares de la OTAN, las sanciones que deberían
haber puesto de rodillas a una economía rusa que, en cambio, es más vital que
nunca, las industrias militares estadounidenses y europeas que demostraron ser
incapaces de seguir el ritmo de la producción bélica rusa.
Sin embargo, hay
algunas excepciones a este panorama desolador de desinformación. Por ejemplo el
libro publicado hace un año en edición italiana por Fazi Editore: ‘La derrota
de Occidente’, de Emmanuel Todd, historiador, sociólogo y demógrafo francés,
que ha llegado a nuestras manos recientemente. (Ya habíamos leído de este mismo
autor el magnífico libro ‘Después del imperio’ donde anuncia el fin de la
hegemonía atlantista en 2003.) Después de un éxito de ventas, el libro
representó un caso editorial en Francia, y su autor, que se define como un
disidente de la intelectualidad francesa, fue previsiblemente acusado de
simpatizar con Putin.
En su libro
reciente, Todd, plantea cuestiones fundamentales sobre la crisis que atraviesa
Occidente, cuestiones que pocos han tenido el valor de afrontar y que son
necesarias para comprender las razones del fracaso occidental contra Rusia.
El libro está
escrito en el verano de 2023, con la intención de ofrecer una predicción: la
derrota de Ucrania. Hoy esta predicción es una certeza, afirma Todd en el
prefacio escrito para la edición italiana.
Los temas
centrales del volumen son el colapso de Occidente -y sobre todo de Estados
Unidos, el país que lo dirigió durante aproximadamente un siglo- y la
centralidad redescubierta de Rusia.
Recuerdo que el
Occidente del que habla Todd, es el referido al que en estas páginas y
siguiendo a Augusto Del Noce, hemos definido como el Occidente Opulento.
Sorprendentemente,
para quienes no conocen la génesis de la guerra de Ucrania, o para quienes la
han seguido sólo a través de los medios occidentales, Todd describe el
conflicto como una "agresión promocional de Occidente" refiriéndose a
la expansión al este de la OTAN, y especialmente a su progresiva infiltración
en Ucrania después de 2014.
Por tanto, plantea
tres preguntas fundamentales: ¿por qué Occidente no acepta la derrota? ¿Por qué
parece dispuesto a correr el riesgo de un choque directo con Rusia? ¿Por qué
los líderes occidentales describen la paz “como si representara una amenaza aún
más grave que una confrontación termonuclear”?
LAS SORPRESAS DEL
CONFLICTO UCRANIANO
El autor también
esboza un posible escenario de fin del conflicto (¿un conflicto congelado?),
con la expansión forzada de los objetivos militares rusos tras la intransigencia
occidental, y las incógnitas relacionadas que podrían afectar a dicho marco (en
particular, el destino de Lviv, y las Repúblicas Bálticas).
Según este autor,
el conflicto ucraniano, inicialmente provocado por los Estados Unidos, y el
conflicto en Gaza y Oriente Medio, demuestran, según Todd, la creciente
impotencia de Washington, arrastrado por aliados radicalizados (Ucrania e
Israel) que en realidad debería haber controlado -tesis que se aplica más al
caso israelí que al ucraniano, donde el destino del presidente Volodymyr
Zelensky sigue siendo incierto.
Para Todd, la paz
en términos rusos significaría la derrota atlantista y el fin de la hegemonía
estadounidense. Por lo tanto dice: “Para Washington, la guerra debe continuar
para mantener el control de sus buques en Europa y el Pacífico”.
En su libro,
describe a la Unión Europea como totalmente subyugada, y a la OTAN como un
instrumento de esclavización del viejo continente.
Además, nos aclara
que Europa se enfrenta a una crisis creciente derivada de su separación de
Rusia y, en particular, de su renuncia a las fuentes de energía rusas de bajo
costo.
Sigue: “En tres
países clave de la UE (Italia, Alemania y Francia), nos encontramos en una dinámica
creciente de pueblos enfrentados contra sus gobernantes: por lo tanto, las
oligarquías europeas tienen poco tiempo para convencer y arrastrar a sus
poblaciones a una guerra total con Rusia”.
Todd enumera las
sorpresas que produjo el conflicto ucraniano. Entre ellas se destacan la
resiliencia económica rusa, la evanescencia europea, el belicismo antiruso de
los países escandinavos, la insuficiencia militar de la industria bélica
estadounidense, la soledad ideológica de Occidente (abandonado por el Sur global)
y, como consecuencia de todo ello, la inminente derrota occidental.
Pero la mayor
sorpresa, y el dato interesante que destaca este autor: es una sorpresa que
incluye a las otras enumeradas hasta ahora, no es la declaración sobre Rusia
como un país que (con una población en declive y un territorio grande), no
amenaza a nadie, sino el hecho de que el equilibrio del planeta está en riesgo
por la crisis occidental, y "más precisamente, la crisis terminal de
Estados Unidos".
CRISIS DEL ESTADO
NACIONAL OCCIDENTAL Según Todd, los Estados Unidos y Europa sufren diferentes
formas de desintegración del Estado-nación, acompañadas de la muerte del
cristianismo, particularmente en su forma protestante, que siempre había
apoyado y en cierta manera justificado al capitalismo.
La muerte del
cristianismo, el declinar como cultura se ve reafirmada además, por la
aparición de un nihilismo entendido por Todd como el impulso de destruir, en un
nivel físico, y de negar la noción misma de verdad y cualquier descripción razonable
del mundo, en un nivel conceptual. Según el historiador francés, se comparan
así dos Weltanschauung (Cosmovisiones). Por un lado, el realismo estratégico de
un estado-nación como Rusia y por el otro, la mentalidad posimperial
occidental, emanación de un imperio en decadencia que, sin embargo, aspira a
representar la totalidad del mundo, sin admitir ya la existencia del otro. La
incapacidad occidental de concebir la diversidad del mundo.
El núcleo
protestante de Occidente surgió así "a caballo entre sus componentes
liberales y autoritarios", siendo uno de sus polos el mundo anglosajón y
el otro Alemania. La Francia católica, escribe Todd, "por
contigüidad" ha logrado mantenerse "en la esfera más desarrollada de
Occidente, que es esencialmente protestante".
Algo que muy pocos
señalan y es central para entender a quienes entre otras cosas aun hoy
mantienen ideas coloniales (Nosotros lo sabemos muy bien por Las Malvinas), es
otro elemento clave del protestantismo, a nivel social, es el siguiente: heredó
de la doctrina de la predestinación la idea "según la cual unos son
elegidos y otros condenados, de modo que no todos los hombres son
iguales".
Señala Todd otra
característica: Hoy el estado de fase final de la secularización que vive ese
occidente: “las costumbres y valores heredados de la religión comienzan a
debilitarse o desintegrarse, para finalmente desaparecer; y es entonces, y sólo
entonces, cuando aparece lo que estamos viviendo: un vacío religioso absoluto,
en el que los individuos están desprovistos de cualquier creencia colectiva
sustitutiva. Un estado cero de religión."
PARA IR CERRANDO
Como lo hemos
dicho en diversos artículos el ‘La Prensa’, desde Alexander Solzhenitsyn a
Augusto del Noce, se multiplican los textos cuya tesis es el fin o la derrota
Occidente. Pensemos en ‘La autodestrucción de Occidente’ de Eugenio Capozzi,
centrada en el declive ético de nuestra civilización, o en ‘The Terminus of the
West’ del periodista estadounidense Paul Craig Roberts. Entre otros. La crisis
occidental es un tema extremadamente complejo, que probablemente requiera la
contribución de mucho más que un solo académico para ser investigado y
comprendido en todas sus facetas e implicaciones.
Emanuel Todd tiene
el gran mérito de poner el tema en debate. Tema negado y rechazado durante
demasiado tiempo por la hipocresía de las elites occidentales, quienes han
dibujado una imagen equivocada de las razones de la decadencia de Occidente.
Este tema continuará… Hasta la semana próxima.
Gabriel Camilli
Cnl My (R) - Director
del Instituto ELEVAN.