miércoles, 21 de abril de 2010

BOTNIA TRABAJA A UN RITMO INCESANTE Y EXPORTA A EUROPA


Nelson Fernández
Corresponsal en Uruguay

En Uruguay está instalada la idea de que las obras demoran mucho tiempo, pero la fábrica de la polémica se hizo en tiempos óptimos. Comenzó a construirse en abril de 2005 y en noviembre de 2007 ya estaba produciendo celulosa. Fue mucho más que una fábrica, un complejo industrial y terminal con salida al mar, planta de celulosa, generación de energía, plantas para actividades conexas, algo nunca visto en este país.

Mientras la española Ence se quedaba en anuncios, los fineses fueron mucho más rápido. También construyeron un barrio jardín en Fray Bentos para residencias de los ejecutivos, muchos llegados desde Finlandia.

Pese al conflicto entre Uruguay y la Argentina por el desembarco sobre el río Uruguay de dos megafábricas, Botnia no paró nunca la construcción de ese enorme parque fabril. Y luego de haberse inaugurado, salvo una semana en 2008 y otra en 2009, para el mantenimiento anual, la fábrica no hizo pausa alguna: ahí se trabaja las 24 horas de los siete días de la semana y no se frena ni por Navidad ni ningún otro feriado.

La nueva UPM
Ayer fue feriado en Uruguay y la fábrica estaba en actividad normal. Ya no se llama Botnia porque en diciembre pasado se completó el pasaje del capital accionario a otra compañía con sede en Helsinki, la UPM, que también compró toda el área forestada.

Desde Fray Bentos, el vocero de la compañía, Matías Martínez, dijo que la actividad era normal, que se sigue operando con los tres turnos y que en la planta trabajan cada día 500 personas. Los empleados directos de UPM son 200, pero están los que diariamente entran al parque fabril porque son transportistas o trabajadores de gastronomía, mantenimiento de parques y jardines. En la planta no sólo está la fábrica de celulosa, sino también Kemira, que proporciona los productos químicos, y Andritz, que se encarga del mantenimiento.

"Toda la cadena, de plantaciones al vivero comprende 3400 puestos de trabajo", acotó el vocero. El 9 de noviembre de 2007, pocas horas después de tener la autorización final del gobierno de Tabaré Vázquez, Botnia había activado su proceso de producción y tres días después terminó de fabricar el primer fardo de celulosa.

La producción queda poco tiempo en stock. Sale en barcazas hacia el puerto de Nueva Palmira y luego en barcos hacia Europa o Asia. Los datos de exportaciones indican que casi el 60% sale con destino a Alemania y de ahí a países europeos, y el restante 40% de la celulosa se vende a China.

La capacidad de producción de la planta es 1.100.000 toneladas al año y la especialización de calidad es de celulosa apta para la fabricación de papel satinado y de seda. En la fábrica se consume madera por cuatro millones de m2 al año.

La fábrica de UPM (antes Botnia) no llegó de casualidad al litoral uruguayo, frente a la provincia de Entre Ríos. Con el retorno a la democracia en Uruguay, a mitad de los años 80, los partidos políticos encontraron algunos puntos de acuerdo. Uno de ellos fue el apoyo al desarrollo de un sector forestal, lo que se tradujo en una ley con incentivos votada en diciembre de 1987.

Los arbolitos fueron creciendo, los campos forestados se extendieron por el país, incluso por inversores que no se dedicaban al campo pero vieron una oportunidad.

Con el cambio de siglo, llegaron los proyectos de Ence y de Botnia. El español terminó siendo vendido al consorcio Stora-Enso/Aruco (sueco, finés, chileno) y está proyectado para Colonia, frente a Buenos Aires. El de Botnia no paró nunca, se concretó, comenzó a producir y a exportar y sigue a todo ritmo.

La Nación, 21-4-10