Por P. Juan C. Sanahuja (NOTICIAS GLOBALES, 15-4-10)
Recordemos que la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó en 2009 que, el día 22 de abril, denominado Día Mundial de la Tierra, desde ese momento fuera celebrado como el Día Internacional de la Madre Tierra. La propuesta fue presentada al plenario de la ONU por el presidente de Bolivia, Evo Morales, y respaldada por más de 60 países, (vid NG 436, 771, 772, 831, 846, 848, 850, 863, 891, 958, 963, 970, 996). La resolución fue redactada por Leonardo Boff, que pudo dirigirse a la Asamblea porque fue incorporado como miembro de la delegación del gobierno de Brasil (vid. NG 808, 809, entre otros).
En su afán cristofóbico las Naciones Unidas fomentan el panteísmo neomarxista, promovido por sacerdotes renegados como Miguel D’Escoto y Leonardo Boff, y por sectarios indigenistas como Evo Morales, que lleva adelante, en Bolivia, un sistemático plan de vuelta a la idolatría y al paganismo, imponiendo violentamente el retorno a los dioses ancestrales y el culto a la Pachamama, (vid. NG 958, 963, 970, 974).
En Managua, el 28 de febrero pasado, Miguel D'Escoto y Leonardo Boff, como uno de los comisionados de la Carta de la Tierra, con el padrinazgo del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, dieron a conocer el proyecto de Declaración universal del bien común de la madre tierra y de la humanidad, que será presentado en la Primera Conferencia Mundial de los Pueblos sobre Cambio Climático y Derechos de la Madre Tierra, que se realizará en Cochabamba, Bolivia, del 20 al 22 de abril. La conferencia, también llamada Cumbre de Cochabamba, tiene el respaldo del Foro Social Mundial en Porto Alegre.
A la vez, Nicaragua se convirtió en el primer país en adherir a ese documento, y el 2 de marzo, el ministro de educación del gobierno de Ortega, Miguel de Castilla, anunció que a partir de este año los contenidos de la Declaración de los Derechos de la Madre Tierra formarán parte del curriculum escolar obligatorio de ese país.
La Cumbre de Cochabamba es una contra-cumbre organizada por el neomarxismo latinoamericano como contraposición a la fracasada XV Conferencia Internacional sobre Cambio Climático de Copenhague (7 al 18 de diciembre de 2009); por decirlo de algún modo es la respuesta del panteísmo neomarxista al panteísmo capitalista.
La Declaración universal del bien común de la madre tierra y de la humanidad es expresión de los delirios panteístas a los que nos tiene acostumbrados Leonardo Boff.
Sólo como ejemplo, citamos el primer párrafo: “La Tierra forma con la Humanidad una única entidad, compleja y sagrada (…) la Tierra es viva y se comporta como un único sistema autorregulado formado por componentes físicos, químicos, biológicos y humanos que la hacen propicia a la producción y reproducción de la vida y que por esto es nuestra Gran Madre y nuestro Hogar común. Tomando en cuenta que la Madre Tierra es compuesta por el conjunto de los ecosistemas en los cuales generó una multiplicidad magnífica de formas de vida, todas interdependientes y complementarias, formando la gran comunidad de vida, y que existe un lazo de parentesco entre todos los seres vivos porque todos son portadores del mismo código genético de base que funda la unidad sagrada de la vida en sus múltiplas formas y que, por lo tanto, la Humanidad es parte de la comunidad de vida y el momento de conciencia y de inteligencia de la propia Tierra haciendo que el ser humano, hombre y mujer, sea la misma Tierra que habla, piensa, siente, ama, cuida y venera”.
Dicho esto, el texto reafirma el neomarxismo indigenista, expresión del nuevo rostro de la teología de la liberación, diciendo: “El Bien Común supremo y universal, condición para todos los demás bienes, es la misma Tierra que, por ser nuestra Gran Madre, debe ser amada, cuidada, regenerada y venerada como nuestras madres. El Bien Común de la Tierra y de la Humanidad pide que entendamos la Tierra como viva y sujeto de dignidad. No puede ser apropiada de forma individual por nadie, ni hecha mercancía, ni sufrir agresión sistemática por ningún modo de producción. Pertenece comunitariamente a todos los que la habitan y al conjunto de los ecosistemas”.
Recordamos las declaraciones de Leonardo Boff en Buenos Aires cuando dijo: “Cuanto más diversidad mejor. Lo mismo con las culturas. Cuanto más expresiones religiosas, más facetas de Dios. Que se manifiesta de mil maneras”; (…) “todos somos hermanos y hermanas a raíz de eso. Nosotros lo sabemos por bagaje científico, San Francisco lo sabía. Lo mismo un gusano que un chimpancé que nosotros. Todos hermanos o primos hermanos. Tal vez el chimpancé tiene escondidos los 2 genes que lo diferencian del ser humano, tal vez es el futuro del humano”.
“La especie humana, está condenada a hacer lo que hace porque es un parásito de la tierra” (...) “Es mucho mejor para la Tierra que desaparezca ese cáncer. La Tierra puede seguir tranquila desarrollando otra forma de vida, infraestructura biológica candidata a sucedernos. Portadora de espiritualidad”. (....) “Las religiones abrahámicas son las más violentas, porque se creen portadoras de la verdad, como el Papa en Ratisbona. Lo necesario es la espiritualidad, no los credos y las doctrinas