a propósito de los 30 años del 2 de abril
No hubo militares en el grupo de Davidoff
En un artículo del Diario Alfil, de Pablo Dávila (1), este sostiene que entre los obreros que desembarcaron en las Georgias el 19 de marzo de 1982, hecho que precipitó la guerra con Gran Bretaña, se habían introducido Infantes de Marina. Es una afirmación que no está respaldada por ningún documento, y contribuye a confundir sobre la limpieza de procedimientos que existieron por parte de la Argentina, que sólo ejerció el derecho de defensa en Malvinas, sin haber provocado la guerra con acciones imprudentes como la que se le endilga gratuitamente en dicho artículo.
La mejor prueba de lo que afirmamos, es el Informe Franks, confeccionado por una comisión especial y presentado al Parlamento británico con un análisis detallado sobre el conflicto de Malvinas. Allí se afirma expresamente: “A pesar de los estrechos contactos que el Sr. Davidoff mantenía con algunos oficiales superiores de la Armada Argentina, no se consideraba que el desembarco no autorizado formara parte de los planes de la Armada” (2).
(1) “Un éxito táctico, pero un enorme error estratégico”, Diario Alfil, 30-3-12, p. 3.
(2) Informe Franks, Ediciones del Mar Dulce, 1985, p. 118.
La Argentina no estaba condenada a perder la guerra de Malvinas
El Dr. Rosendo Fraga, en un artículo publicado en Clarín (1), discrepa con la tesis de un documental del Canal 5 de Londres que sostiene “que Argentina pudo haber ganado la guerra y que si no lo hizo fue por una combinación de mala suerte y una artillería y munición con fallas”. Afirma Fraga que ”la relación de fuerzas en lo estratégico definió el resultado desde que EEUU decidió apoyar militarmente al Reino Unido”. Esto coincide con la conclusión del Instituto de Estudios Estratégicos de Londres: hasta el día 13 de abril, la Argentina tuvo posibilidad de triunfo.
Por cierto que la Argentina no podría ganar una guerra total a un país como Gran Bretaña; pero desde la última guerra mundial, ya no existen conflictos bélicos integrales. Además, el objetivo de ocupar Malvinas era concreto y factible: ocupar las islas para negociar. Se preveía que las negociaciones tendrían el apoyo de las Naciones Unidas y de Estados Unidos; esto último no era una suposición ingenua: en la noche misma del 2-4 hubo una cena en la embajada argentina en Washington, a la que asistieron la embajadora Kirkpatrich, la plana mayor de la secretaría de Estado, y jefes militares, a tal punto que el embajador británico dijo que era un agravio para su país.
Con respecto a la posibilidad de que las NU exigieran un acuerdo, había varios antecedentes; el más relevante fue la ocupación por Nasser (Egipto) del Canal de Suez, en 1956, habiendo presionado el organismo internacional para que Gran Bretaña y Francia no atacaran a Egipto, que desde entonces se quedó con el canal.
Otro antecedente destacable es que en diciembre de 1976, 6 años antes de la guerra, la marina instaló un observatorio en las islas Thule (Sandwich), y GB sólo envió una nota de protesta, sin tomar ninguna otra medida.
Con respecto a la posibilidad de ganar la guerra localizada en esta zona, ello no era imposible, puesto que Gran Bretaña no empeñó todos sus recursos militares, y dependía de numeros factores para actuar a mucha distancia de su territorio. Con motivo del fallecimiento del General británico Jeremy Moore, comandante de las tropas inglesas en Malvinas, se supo que este militar recordó en una entrevista el miedo que sintió el 14 de junio de 1982, de que la Argentina no firmara la rendición, y que, por eso, le permitió al Gobernador argentino, General Menéndez, tachar la palabra incondicional, antes de firmar (2). Manifestó que: “Era muy consciente de que los argentinos son un pueblo orgulloso y que el honor militar tiene mucha importancia para ellos, por lo que temía que ese término hiciera que se rehusaran a firmar el documento”.
La preocupación de Moore se fundaba en que el Alte. Woodward, jefe de la flota, le había dicho que si no llegaba a Puerto Argentino para el día 14, lo iban a sacar de la isla; por eso, fue a conversar con Menéndez, “como quien va a jugar al póker con una mano pobre de naipes” (La Prensa, 1-4-86).
Es lamentable que a 30 años de la guerra, y siendo que la misma es estudiada en los institutos militares de todo el mundo, por la valentía y eficiencia que demostraron nuestros soldados, los argentinos caigamos en la autodenigración.
(1) ¿”Se podría haber ganado la guerra de Malvinas”?, Clarín, 31-3-12
(2) La Mañana de Córdoba, 18-9-07.
No hubo militares en el grupo de Davidoff
En un artículo del Diario Alfil, de Pablo Dávila (1), este sostiene que entre los obreros que desembarcaron en las Georgias el 19 de marzo de 1982, hecho que precipitó la guerra con Gran Bretaña, se habían introducido Infantes de Marina. Es una afirmación que no está respaldada por ningún documento, y contribuye a confundir sobre la limpieza de procedimientos que existieron por parte de la Argentina, que sólo ejerció el derecho de defensa en Malvinas, sin haber provocado la guerra con acciones imprudentes como la que se le endilga gratuitamente en dicho artículo.
La mejor prueba de lo que afirmamos, es el Informe Franks, confeccionado por una comisión especial y presentado al Parlamento británico con un análisis detallado sobre el conflicto de Malvinas. Allí se afirma expresamente: “A pesar de los estrechos contactos que el Sr. Davidoff mantenía con algunos oficiales superiores de la Armada Argentina, no se consideraba que el desembarco no autorizado formara parte de los planes de la Armada” (2).
(1) “Un éxito táctico, pero un enorme error estratégico”, Diario Alfil, 30-3-12, p. 3.
(2) Informe Franks, Ediciones del Mar Dulce, 1985, p. 118.
La Argentina no estaba condenada a perder la guerra de Malvinas
El Dr. Rosendo Fraga, en un artículo publicado en Clarín (1), discrepa con la tesis de un documental del Canal 5 de Londres que sostiene “que Argentina pudo haber ganado la guerra y que si no lo hizo fue por una combinación de mala suerte y una artillería y munición con fallas”. Afirma Fraga que ”la relación de fuerzas en lo estratégico definió el resultado desde que EEUU decidió apoyar militarmente al Reino Unido”. Esto coincide con la conclusión del Instituto de Estudios Estratégicos de Londres: hasta el día 13 de abril, la Argentina tuvo posibilidad de triunfo.
Por cierto que la Argentina no podría ganar una guerra total a un país como Gran Bretaña; pero desde la última guerra mundial, ya no existen conflictos bélicos integrales. Además, el objetivo de ocupar Malvinas era concreto y factible: ocupar las islas para negociar. Se preveía que las negociaciones tendrían el apoyo de las Naciones Unidas y de Estados Unidos; esto último no era una suposición ingenua: en la noche misma del 2-4 hubo una cena en la embajada argentina en Washington, a la que asistieron la embajadora Kirkpatrich, la plana mayor de la secretaría de Estado, y jefes militares, a tal punto que el embajador británico dijo que era un agravio para su país.
Con respecto a la posibilidad de que las NU exigieran un acuerdo, había varios antecedentes; el más relevante fue la ocupación por Nasser (Egipto) del Canal de Suez, en 1956, habiendo presionado el organismo internacional para que Gran Bretaña y Francia no atacaran a Egipto, que desde entonces se quedó con el canal.
Otro antecedente destacable es que en diciembre de 1976, 6 años antes de la guerra, la marina instaló un observatorio en las islas Thule (Sandwich), y GB sólo envió una nota de protesta, sin tomar ninguna otra medida.
Con respecto a la posibilidad de ganar la guerra localizada en esta zona, ello no era imposible, puesto que Gran Bretaña no empeñó todos sus recursos militares, y dependía de numeros factores para actuar a mucha distancia de su territorio. Con motivo del fallecimiento del General británico Jeremy Moore, comandante de las tropas inglesas en Malvinas, se supo que este militar recordó en una entrevista el miedo que sintió el 14 de junio de 1982, de que la Argentina no firmara la rendición, y que, por eso, le permitió al Gobernador argentino, General Menéndez, tachar la palabra incondicional, antes de firmar (2). Manifestó que: “Era muy consciente de que los argentinos son un pueblo orgulloso y que el honor militar tiene mucha importancia para ellos, por lo que temía que ese término hiciera que se rehusaran a firmar el documento”.
La preocupación de Moore se fundaba en que el Alte. Woodward, jefe de la flota, le había dicho que si no llegaba a Puerto Argentino para el día 14, lo iban a sacar de la isla; por eso, fue a conversar con Menéndez, “como quien va a jugar al póker con una mano pobre de naipes” (La Prensa, 1-4-86).
Es lamentable que a 30 años de la guerra, y siendo que la misma es estudiada en los institutos militares de todo el mundo, por la valentía y eficiencia que demostraron nuestros soldados, los argentinos caigamos en la autodenigración.
(1) ¿”Se podría haber ganado la guerra de Malvinas”?, Clarín, 31-3-12
(2) La Mañana de Córdoba, 18-9-07.