Por unas elecciones
libres, con transparencia y credibilidad
Obedecer a Dios por
el camino de la justicia y del derecho. (cfr. Mt 21, 32)
Como país nos
aprestamos a celebrar las elecciones generales del próximo 12 de octubre. La Conferencia Episcopal
Boliviana, fiel a su vocación y en actitud de servicio, comparte con la
ciudadanía sus criterios y orientaciones frente a este acontecimiento de
interés nacional, a la luz de los principios humanos y cristianos y en el
contexto de la
Doctrina Social de la Iglesia.
Transparencia,
requisito decisivo.
La transparencia es
la única garantía de la credibilidad de los procesos electorales, en
consecuencia es importante que autoridades y operadores del órgano electoral
plurinacional extremen esfuerzos para garantizar a la población un proceso
imparcial.
De igual manera es
altamente recomendable que se faciliten y apoyen iniciativas de observación y
control ciudadano por parte de organismos e instancias, nacionales o
internacionales, que gocen de credibilidad.
El voto, derecho y
deber constitucional.
El voto es un derecho
constitucional, individual, secreto, libre, consciente y responsable, fundado
sobre los principios de libertad de conciencia y de elección.
Por eso los
ciudadanos deben ejercer este derecho sin temores, pues todos tenemos el deber
moral de participar activamente de este proceso electoral. La participación de
cada persona fortalece la democracia y es una forma de colaborar en la
construcción de un futuro digno para las personas y para toda la comunidad.
En ese marco,
ponderamos, una vez más, la vocación democrática del pueblo boliviano,
expresada en tantas circunstancias particularmente difíciles de nuestra
historia reciente, y reiteramos nuestro llamado a la población para que,
también en esta ocasión, demuestre una alta y ejemplar participación.
Dignidad humana y
bien común.
Votar en conciencia
es apostar por valores fundamentales de desarrollo integral en sociedad como la
vida, la justicia, la solidaridad, la verdad y la libertad. Para esto es
importante que los ciudadanos se informen suficientemente, ejerciten un sano
discernimiento y vean cuales propuestas electorales priorizan estos valores.
Todo lo que impide o
condiciona el voto: presiones, insultos, descalificaciones, discriminaciones de
diverso tipo y, peor aún, cualquier forma de amenaza o agresión física al que
piensa distinto, atenta contra sus derechos fundamentales. Asimismo la
demagogia, la prebenda y el soborno ofenden la inteligencia y hieren la
dignidad de las personas.
Voto consigna,
amedrentamientos y represalias.
No es lícito ni
democrático que partidos políticos, comunidades, organizaciones sociales o
dirigencias pretendan canalizar el llamado voto consigna. No hay ningún
argumento válido que legitime estas acciones que, por otro lado, deben ser
denunciadas y resueltas oportunamente por los órganos establecidos, porque
soslayan la libertad de pensamiento, la libre expresión y la estabilidad
democrática.
Es particularmente
condenable, venga de quien venga, que se usen instituciones, bienes y recursos,
públicos o privados, como instrumentos de presión, chantaje o legitimación en
el poder. La ciudadanía debe hacer valer sus derechos y denunciar todo
atropello. En esta tarea será de gran utilidad el apoyo de los medios de
comunicación informando con veracidad y denunciando toda acción que afecte el
normal desarrollo del acto electoral.
En la oración
encomendamos este proceso al Dios de la Historia y de la Vida , conscientes de que sin Él, tal como nos ha
recordado recientemente el papa Francisco, incluso la prosperidad va acompañada
de una terrible pobreza espiritual. Que Dios bendiga todo esfuerzo sincero que
busca la dignidad y el bien común de su pueblo.
Los Obispos de
Bolivia