Por: Pedro Luis
García
Norte, 15-11-14
Según investigaciones
de los especialistas, está documentado que el alcohol y el tabaco son las
drogas legales de mayor consumo, y consideradas como sustancias de entrada para
el uso de las ilegales, como mariguana, cocaína. Particularmente, la mariguana
es la droga ilegal de mayor consumo entre la población Argentina.
Se tiene conocimiento
de que cualquier droga, sea legal o ilegal, es peligrosa, y que todas generan
efectos nocivos en el organismo de quien las consume, aunque éstos varían en
tipo y grado de severidad de acuerdo con la sustancia de que se trate, la forma
de consumo, la cantidad y las características individuales de los que consumen.
Ante estos
descubrimientos, puede aseverarse que no existe alguna droga inocua, todas
conllevan un potencial de riesgo y daños a la salud, bienestar y el
funcionamiento social de los individuos. La evidencia científica nacional e
internacional aporta información confiable sobre los daños y los riesgos a la
salud que se relacionan con el consumo de marihuana, así como las diversas
consecuencias que ésta representa para la sociedad y el Estado.
El consumo de
marihuana se asocia signicativamente con el de otras drogas, con un pobre
desempeño escolar y con el desarrollo de problemas posteriores. En el Congreso
Internacional de Adicciones de años anteriores, que anualmente organiza el
Centros de Integración Juvenil, diferentes conferencistas especialistas de la
temática, aseguraban que la despenalización de la mariguana en algunos países
no ha resultado en un declive, del consumo, sino al contrario, lo que reafirma
la regla infalible en esta materia: a mayor disponibilidad, mayor consumo.
Tampoco ha evitado que el consumidor de esta droga migre al abuso de la cocaína
o la heroína. Los partidarios de la legalización quieren que la droga se trate
igual que el alcohol. Esperan que de esta manera podamos sacar la droga del
mundo de la criminalidad y podamos actuar con mayor eficacia contra los abusos.
Hay tres razones que los especialistas exponen
para manifestar que esta propuesta siempre será un camino intransitable. En
primer lugar ya tenemos suficientes problemas con el alcohol. Aquí en el país
al igual que en otros países el ascendente consumo de alcohol entre los jóvenes
es un tema de gran preocupación. En los próximos años tendremos que idear una
política muy estricta para poner una barrera contra el creciente abuso de
alcohol. Por lo tanto, no sentimos la necesidad de exponer a la juventud a más
seducciones peligrosas. En segundo lugar, el uso masivo de estupefacientes
puede tener consecuencias desastrosas para la sociedad. Mientras que el consumo
moderado de alcohol no tiene por qué causar problemas en las relaciones
sociales, esto sí ocurre con el consumo general de estupefacientes.
En tercer lugar, es impensable que drogas
duras como la heroína y la cocaína puedan ser vendidas sin ningún impedimento,
por ejemplo a los jóvenes; igual de inimaginable es que las drogas duras sean
más fáciles de obtener que los medicamentos con receta. Siempre se impondrán
restricciones a la venta y en consecuencia siempre seguirá existiendo un
mercado negro. Por eso la despenalización total de las drogas es una ilusión
política sobre drogas en Argentina Por eso una política tolerante sobre drogas
blandas será cada vez menos probable.