por EDGAR MAINHARD
URGENTE24, 23-1-15
El periodista K Roberto Navarro informa desde la Casa Rosada para el
canal K C5N que los colaboradores de la Presidente de la Nación afirman que todos
ellos están prisioneros "de los servicios de inteligencia". Navarro
dice "los servicios de inteligencia" una decena de veces, intentando
instalar algo así como una conspiración en la que los K serían las víctimas
cuando hay una única víctima, hasta ahora, que es el muerto.
El periodista
especializado en Economía K se arrojó al barro del submundo de "los
servicios de inteligencia" cuando el domingo 18/01, en su programa, le
anticipó a Ricardo Alfonsín y a la teleplatea, que Alberto Nisman no visitaría la Cámara de Diputados el
lunes 19/01. Alguien le había pasado el dato pero quien se lo sopló, ¿le reveló
el motivo? ¿Ya conocía, tan temprano, la muerte del fiscal especial para el
caso AMIA?
Navarro sigue
hablando de "los servicios de inteligencia", tal como si fuesen una
entidad en sí misma, y extraña al Ejecutivo Nacional, en general; y a la Administración K ,
en particular.
Navarro le habla a
los militontos pero no todos los televidentes de C5N son militontos. Cuando un
comunicador subestima a la opinión pública, se encuentra en graves problemas en
cuanto a su credibilidad, su atributo más importante.
El Estado argentino
cuenta con numerosos mal llamados "servicios de inteligencia", que se
aglutinan en la "comunidad de inteligencia", y nunca destacan por la
inteligencia de sus acciones. En verdad, esos organismos públicos reflejan la
condición presente del Estado argentino; enorme pero ineficiente,
indisciplinado, apegado a la invención de conspiraciones para ocultar sus
errores propios y profundamente clientelar. Todos ellos son financiados por el
Presupuesto Nacional y es un motivo fundamental por el cual Navarro no puede
sostener la trama del acecho de los "servicios de inteligencia"
contra la Presidente
de la Nación.
En el caso de la Secretaría de
Inteligencia, depende directamente de la Presidente de la Nación , para la que elabora
un parte o informe cotidiano. En días de Néstor Kirchner, quien era un
obsesionado por el espionaje tanto a amigos como a enemigos y hasta a su propia
mujer, tal como se encuentra acreditado en cierta causa judicial en la que
intervino la jueza Sandra Arroyo Salgado, el parte o informe de la Secretaría de
Inteligencia llegó a entregarse con versión matutina y otra vespertina...
Los llamados
"servicios de inteligencia" que Navarro presenta como enemigos de los
K, le ayudaron a Kirchner a llegar al poder: en días de Eduardo Duhalde,
lograron intoxicar a la grupo íntimo de Carlos Menem con encuestas falsas, en
especial el día del comicio, motivo por el cual su comando de campaña se despreocupó
y abandonó a los fiscales de mesa en La Matanza , por ejemplo, inicio de irregularidades
fundamentales para acortar la distancia que Menem le llevaba a Kirchner, y así
forzar la 2da. vuelta.
Desde entonces,
Kirchner les concedió una importancia fundamental en su metodología de gestión,
y ocurrio algo muy interesante: en días de Menem, por ejemplo, quien llevaba el
parte diario de la
Secretaría de Inteligencia era Juan Yofre, en un comienzo, y
durante casi todo el extenso mandato presidencial, Hugo Anzorreguy. Es decir
que la conducción política del organismo estatal accedía a la intimidad
presidencial. Sin embargo, en días de Kirchner, el propio Antonio Horacio
Stiusso y hasta Fernando Gonzalo Pocino, quienes no integraron nunca la
conducción política sino que pertenecían/pertenecen a la planta permanente de la Secretaría de
Inteligencia, accedieron al Jefe de Estado.
Por lo tanto es casi
ridículo que Navarro, en nombre de la Casa Rosada , declare a Cristina Fernández de
Kirchner, víctima de "los servicios de inteligencia".
Es más: en días de
Néstor Kirchner, él fue quien provocó y azuzó una guerra entre servicios de
inteligencia: la Secretaría
de Inteligencia decidió resistir a una incipiente oficina que Aníbal Fernández
había autorizado, vía un decreto de Kirchner, en la Policía de Seguridad
Aeroportuaria, y se especializaba en nuevas tecnologías (la informática).
Uno de los grandes
reclamos de Kirchner a a la
Secretaría de Inteligencia fue que no le ayudó lo suficiente,
afirmaba él, durante la gran crisis de 2008 (Resolución 125. Por ejemplo, en
advertirle lo que para Kirchner era el doble juego de Julio Cobos) ni el año
electoral 2009 (la supuesa traición de los Barones del Conurbano). En
definitiva, Kirchner impuso, según comentarios nunca desmentidos, el espionaje
interno como tarea permanente de "los servicios de inteligencia" que
Navarro considera que conspiran contra el Ejecutivo Nacional, al que
pertenecen.
Cristina,
probablemente por todo eso que ella vivió, consolidó el ascenso del general César
Milani, jefe de la
Inteligencia de Ejército a la jefatura de la comunidad de
inteligencia. Con Milani, la
Secretaría de Inteligencia declinó. Es una paradoja: Milani
considera a Aníbal Fernández un enemigo. Sin embargo ambos intentaron una tarea
similar, y fue Milani quien lo consiguió aunque en alianza o sociedad con
sectores de la Secretaría
de Inteligencia (el caso de Pocino, a quien ayudó a vencer a Stiusso, en su
puja interna por privilegios y poder).
En cualquier caso,
los Kirchner gobernaron concediéndole un rol fundamental a los "servicios
de inteligencia", y no les cabe el rol de víctimas. Alberto Nisman conoció
gran parte de lo que ocurrió en esos años, y de hecho estuvo vinculado a quien
era el N°1 en operaciones, Stiusso. Y su ex mujer, la jueza Arroyo Salgado,
conoció tanto o más: ella ha sido mencionada como una magistrada con demasiado
acceso a la Secretaria
de Inteligencia, y de hecho no sólo le encomendaron una causa judicial que
debía consumar la venganza de la
Secretaría de Inteligencia contra quienes consideró enemigos
políticos, sino también le entregaron en sub-rogancia la jurisdicción Zárate
Campana que, por motivos extraños, es tan importante para sectores del
organismo estatal.
No obstante, Nisman
sí es víctima porque está muerto. Cristina nunca puede ser víctima, y menos
cuando acumuló tantos errores en la conducción de la crisis, desde un comienzo,
que se remonta a la decisión de entregarle a Hugo Chávez Frías la conducción de
la política exterior argentina, algo que ocurrió mucho antes de la decisión de
Alejandra Gils Carbó de quitarle a Nisman la Fiscalía Especial.
Los Kirchner
reformularon los "servicios de inteligencia" en 2005 pero para
consolidar el sistema actual, que intentan repudiar con un argumento estúpido:
"Son un resabio del Proceso de Reorganización Nacional, donde la
democracia nunca reformó nada".
Mentira. Los
servicios de inteligencia que hoy día cuestionan los K son los que ellos
alentaron, reformaron, festejaron, cuidaron y premiaron.
El problema es la
impericia, compartida y vinculante. A la impericia de Cristina se le suma la
impericia de sus funcionarios, que incluyen a la Secretaría de
Inteligencia pero también a la
Secretaría de Seguridad. Y lo que domina es la mediocridad de
quienes elige la Presidente
de la Nación
para concederles tareas importantes. El desprecio de la Presidente por la
transparencia y la excelencia. Y la ausencia de conducción político estratégica
del Estado porque todo se circunscribe a cuánta impunidad puede conseguir.
Es final de ciclo,
definitivamente. Pero existe el peligro de que sea mucho más que eso. Lo
importante es tener en claro: ella no es víctima. Sí es copartícipe necesario.