FRENTE AL BREIXT BRITANICO
Informador Público, 2-10-18
Por el Tratado de Lisboa, ratificado en 2009, los
ciudadanos de Europa, entre otros los argentinos con doble ciudadanía (¡ah!
¿nuestra Cancillería[1] no les avisó qué debían sufragar?) votaron la
aprobación de la Constitución de la Unión Europea, que incluyó en “la Unión”,
como Territorios Británicos de Ultramar, a las Malvinas y la Antártida.
Nuestros entrañables ascendientes españoles e
italianos fueron corriendo a votar, olvidando que ambas colectividades son
mayoritarias en Argentina y, en el caso de los españoles, la llamada “madre
patria”, tiene un conflicto similar a nuestro país por el Peñón de Gibraltar,
que nadie duda es un territorio de la Península.
Notablemente, fueron los irlandeses quienes rechazaron
el Tratado en junio de 2008 y no los españoles o italianos, por lo que la
Constitución no entró en vigor hasta el 1 de diciembre de 2009 y, pese, a que
Nigel Farage respecto al Brexit manifestase en su discurso de 2016 "Somos
lo suficientemente buenos para prosperar en el escenario mundial
representándonos a nosotros mismos, nuestros intereses y nuestras creencias
como una nación que se autogobierna", el gobierno de Theresa May, trata de
acordar un “Brexit blando” aceptando que Irlanda del Norte se mantenga dentro
de las normas de la Unión Europea, mientras que la Unión califica de inviables
las propuestas de la Primer Ministra.
No es el único problema que tiene el Reino Unido, su
relación con Escocia es otro y, si bien en el referéndum de independencia de
Escocia post-Brexit el “No” se impuso por 55,3% a 44,7%, su Ministra Principal
Nicola Sturgeon, sabiendo que el R.U. no solo saldrá de la U.E., sino también
del mercado único[2]; entiende que la cuestión, no estuvo en el escenario en el
que votaron los escoceses en el referéndum y, que ello, tendrá “implicancias
significativas para la economía y la sociedad de Escocia", es que el
pasado 31 de marzo de 2017 solicitó a la Ministra May el permiso para realizar
un segundo referéndum “al considerar que los escoceses deben tener derecho a
escoger su propio futuro y ejercitar su derecho a la autodeterminación"
ante el retiro del R.U. de la U.E. La Primer ministra británica se limitó a
responder: "no es el momento de otro referéndum de independencia”, en
total contradicción con la política declamada por el Reino Unido en Malvinas.
La estrategia del Reino Unido ante el Brexit
¿Cuál será el comportamiento de la Premier Theresa May
ente semejante tembladeral del Reino Unido? seguramente el de apoyarse en los
conceptos imbuidos de Benjamín Disraeli y afirmarse en los principales socios
del Commonwealth como Australia, Bangladés, Canadá, Camerún, India, Malasia,
Nigeria, Nueva Zelanda, Pakistán, Sudáfrica y otros, por sus poblaciones y
capacidades de intercambio comercial, dejando afuera a las colonias, que como
Malvinas y otras, requieren de apoyo; a la par, de promover el eje con Estados
Unidos, es decir, acentuar aún más el proteccionismo y las políticas puras
inglesas, que nunca terminaron de subordinarse a la Unión Europea[3] y su
Constitución, a punto tal, de conservar su moneda (Art. 116 bis), y de discutir
cuestiones esenciales, como el de mantener un espacio de prosperidad y de buena
vecindad y solidaridad (Art 7 bis), la universalidad e indivisibilidad de los
derechos humanos; los principios de igualdad y de la Carta de las Naciones
Unidas[4] (Art. 10 A), las cuestiones migratorias y, de las que deriven de una
probable salida de Italia y de otros países de la Unión. Está claro el espíritu
inglés: fueron los últimos en acordar las condiciones y los primeros en irse:
el inglés puro que refería Dizzy Disraeli.
El Malvexit
Con el Brexit
se le acaba a Malvinas la “dieta mediterránea”. El Brexit provocará el Malvexit,
es decir, la salida de Malvinas como territorio de ultramar de la U.E. y con
ello la pérdida de los recursos del Fondo Europeo de Desarrollo, de los aportes
del Banco Europeo de Inversiones y de los beneficios de los programas
destinados a la educación, capacitación y ambiente. Peor aún, seguramente
debilitaría la “política posición” inglesa en el caso Malvinas a “la
autodeterminación” y, la Unión Europea, donde el 95% de sus exportaciones
terminan, les aplicará aranceles a sus materias primas y productos derivados de
la pesca[5] y de la explotación ovina, sacándolos de competencia; caerán los
joint venture con empresas pesqueras españolas que son el 90% de las
licenciadas por el gobierno ilegal de Malvinas y, es muy probable, que el R.U.
les elimine toda ayuda y reduzca los gastos en la seguridad de las islas, ya
que reflotará en el gobierno inglés aquello que dijera Joseph Chamberlain, el
ardiente defensor del Imperialismo: “las islas son el más oscuro suburbio del
Imperio”.
No los ayudará tampoco, el acercamiento comercial que
promoverá el Reino Unido de Gran Bretaña con Argentina. El Brexit actuará de
revulsivo, como lo fueron las derrotas inglesas de 1806 y 1807 en el Río de la
Plata, donde pasaron de invasores a comerciantes netos.
La estrategia del gobierno ilegal de Malvinas
Aunque no llegan a tres mil quinientas las personas[6]
que viven en Malvinas, la mayoría en forma transitoria, el espíritu isleño las
abroquela y organiza, contrario a lo que ocurre en nuestro estado anárquico
permanente. Tienen claro la grave situación que habrán de pasar si el 29 de
marzo de 2019 el Reino Unido ratifica su alejamiento de la Unión Europea y, la
preocupación la confirma, la Asociación de Territorios de Ultramar del Reino
Unido (Ukota) al afirmar suavemente que “la salida del bloque podría implicar
un grave riesgo para ellos”.
Avisados por el gobierno conservador[7], que la Unión
Europa empezará aplicar tarifas a los productos británicos, recomienda
renegociar los acuerdos comerciales. Ello, es más que una mala noticia para la
economía de las islas, donde el 75% de sus ingresos dependen de la pesca y el
90% de sus productos se consumen en Europa. Menudo problema; pero, contrario al
ajuste que vive la Argentina, han salido a venderse: buscan más negocios fuera
de Europa y para ello necesitan más vuelos a terceros países, profundizar la
relación con Uruguay (stands en feria y otros) que les provee de puertos para
asegurar las operaciones de los buques extranjeros que pescan en el atlántico
sur argentino con licencia británica y, que es sede, junto con Puerto Arenas,
de la naviera inglesa SAAS cuyo buque portacontenedores hace tráfico comercial
cada 14 días a las Islas. ¿Y nuestra Cancillería? Firma (2016) y ratifica
acuerdos (2018) para “favorecer el desarrollo de las Islas”. Con el mejor
escenario, aun así, estamos en problemas.
Argentina frente al Brexit y el Malvexit
El Brexit debiera ser una importante oportunidad para
la Argentina. Los ingleses están necesitados de un mayor intercambio comercial
y, por otra parte, los países de la Unión Europea no tendrán la necesaria
obligación de apoyar a Londres en el tema Malvinas.
Es probable que el Reino Unido intente, en este
sentido, llevar adelante un acuerdo de libre comercio con Argentina dejando
afuera a Malvinas y, es de esperar, que la Cancillería Argentina aproveche la
oportunidad para denunciar los “Acuerdos de Madrid” dando inicio a una amplia
negociación con aprobación del Congreso Nacional que permita a nuestro país
avanzar hacia acuerdos equitativos que vislumbren un futuro más promisorio no
solo comercial, sino respecto a nuestra soberanía marítima e insular en el
Atlántico Sur.
La Argentina debería fortalecer y promover acuerdos
estratégicos con España, Uruguay y Chile, todos ellos vinculados con intereses
comunes. España[8] quedará muy debilitada con el Brexit y tiene en la Argentina
una oportunidad de regularizar las capturas que realiza en el Atlántico Sur,
con o sin licencia inglesa. Con Uruguay es necesario profundizar y ampliar el
Tratado del Río de la Plata y su Frente Marítimo, tanto en lo referente a la
política portuaria, de navegación y pesquera, pero también para integrarnos
social y económicamente, donde la Argentina, debería compensar las pérdidas que
podría ocasionarle la efectiva prohibición del uso de puertos a los buques que
pescan en Malvinas o clandestinamente dentro de la Zona Económica Exclusiva o
en la adyacente. Con Chile es necesario iniciar un camino de integración,
comenzando con el interés común en el canal de Beagle, la Antártida, los
proyectos que permitan el intercambio de bienes y servicios y la salida de los
productos argentinos por el pacífico.
Dr. César Augusto Lerena
Experto en Atlántico Sur y Pesca
[1] Presidencia de Néstor Kirchner. Canciller Rafael
Bielsa (25.05.03/01.12.05).
[2] 1993. El mercado único es el verdadero motor de la
Unión Europea, implica un mercado de libre comercio, sin tasas ni aranceles, e
incluye el movimiento libre de capitales, bienes y personas. Es posible no
integrar la Unión Europea y sí el mercado único (Noruega), pero representantes
de la campaña del Leave sostuvieron que
quieren al Reino Unido fuera del mercado una vez retirado este de la Unión
Europea.
[3] A pesar de que el Reino Unido tiene un voto
calificado (de 29 a 24 votos) al igual que Alemania, Francia e Italia.
[4] El Reino Unido jamás aceptó las indicaciones de la
ONU de dialogar con Argentina sobre Malvinas.
[5] España está subsidiando además la pesca de ultramar.
[6] Sin contar con los militares comisionados en las
Islas.
[7] Una delegación de Malvinas estuvo en Londres con
el Consejo Ministerial Conjunto británico, del Foreign Office, que trató sobre
las negociaciones del Brexit con la Unión Europea, refiriéndose al impacto que
tendrá sobre los Territorios Británicos de Ultramar.
[8] Según el ICEX en España hay unas 700 sociedades
británicas y en el Reino Unido de Gran Bretaña unas 300 españolas.