“Estos son
los primeros testimonios de puño y letra de Perón sobre lo que vio y pensó en
Italia”
12 de agosto de 2019
Ignacio Cloppet es historiador por afición, pero eso no lo hace menos riguroso a la
hora de recopilar y analizar documentos. Perón íntimo. Historias
desconocidas (Areté 2019) es su libro más reciente -pero muy
posiblemente no será el último-, ya que, aunque se ha escrito mucho sobre la
vida y la trayectoria política del tres veces Presidente de los
argentinos, quedan todavía tramos de su aventura humana por
iluminar.
Y esa es la contribución esencial de este nuevo libro de Cloppet -autor
también de Los orígenes de Juan Perón y Eva Duarte y de Perón
en Roma– que reconstruye lo que podemos llamar la prehistoria de Perón y
que, entre otros atractivos, tiene el de incluir una correspondencia
diferente a aquella que estamos acostumbrados a leer de Juan Domingo Perón:
análisis de coyuntura, instrucciones de un jefe exiliado, planes de gobierno.
Acá estamos frente al que todavía no es un hombre público sino
uno que transita la etapa de su formación y preparación para el ejercicio del
poder. Y aunque ya se percibe su agudo espíritu de observación y su naturaleza
metódica y organizada, el Perón que aquí se muestra es uno familiar,
confidente y coloquial, en cartas dirigidas a su cuñada, María,
hermana de su fallecida primera esposa Aurelia Tizón.
En ellas, Perón vuelca algunas de sus impresiones sobre Italia y los
acontecimientos en una Europa que está entrando en una sangrienta
contienda; corren los años 1939 y 40. Como bien señala Cloppet, "nadie
sabe a ciencia cierta qué vio y qué pensó Perón en la Italia fascista",
por lo tanto "estas cartas son los primeros" y tal vez únicos
"testimonios frescos y reales de puño y letra de Perón".
El autor también reconstruye la trayectoria de uno de los principales
amigos de Perón en Italia, el marqués Luigi María Incisa Di
Camerana, que luego se instalará en la Argentina y se convertirá en un gran
promotor de las inversiones italianas en nuestro país.
— ¿Cómo llegan a su poder cartas inéditas de Perón, lo que es una gran
suerte para un investigador?
— Es cierto, gozo de suerte; pero también el producir ensayos, artículos y
libros que llegan al alcance de quienes conservan documentos y no los han
compartido porque los reservan como un tesoro o porque son parte
de la intimidad familiar. De esa manera tengo el beneficio de no tener que estar
rastreando sino que espero y llegan a mi poder. Así fue con algunas de las
cartas que he publicado en este libro, Perón íntimo: a
partir de una buena relación con la familia de la primera esposa de
Perón, Aurelia Tizón, he podido acceder a fotos, documentos y papeles que
nunca se habían visto en la historia.
— Existe mucha correspondencia de Perón, pero mayormente del Perón público.
La diferencia con las cartas que usted publica es que son de cuando todavía no
era una persona conocida.
— Es cierto. Perón tiene una gran producción como correspondencia en su
vida pública y en el exilio más que nada, pero de lo que fue el pre Perón,
que era un hombre que observaba muchísimo, no es mucha la correspondencia que
se conoce, y lo llamativo es que él elegía muy bien a quién compartir las
experiencias que, en este caso, tuvo durante los dos años que estuvo destinado
a Italia. Tuvo una misión previa en Chile, donde desarrolló una intensa
actividad como militar: académica, social, institucional, y hasta podríamos
decir rozando lo político, y en Chile es donde él comienza a concebir lo que yo
llamo el proto peronismo. Está dos años en Santiago, vuelve a Buenos Aires,
muere su primera esposa, y él va destinado a Italia. Pienso que en esos
destinos él iba madurando intensamente la idea de cambiar la sociedad
argentina. Recordemos que Perón no proviene de una familia pobre, sino
acomodada, su abuelo fue diputado mitrista, doctor en medicina, único doctor
recibido en 1868, y Perón había visto las injusticias de la oligarquía en su
familia, porque su abuela había sufrido discriminación, tuvo hijos con el
médico que por mucho tiempo no fueron reconocidos.
— Pero al final se casan sus abuelos.
— Sí, en 1881 en San Justo, en la Catedral de La Matanza. Pero Perón eso lo
mamó porque vivió con la abuela. A Perón lo forman su abuela Dominga y
sus tías, hijas de un primer matrimonio de Dominga. Se lo acusa de
populista a Perón pero él desde pequeño tiene una gran formación sensible. A
los 6 años le recriminaba a su padre que los peones comieran fuera de la mesa,
y eso muestra un Perón inquieto, un Perón tendiente a incluir y no a desunir,
ya de pequeño. Perón tenía un gran poder de observación y de absorción de lo
que veía, y en Italia fue sacando experiencias, pero también tuvo aspectos muy
críticos sobre las doctrinas totalitarias. Generalmente a Perón se lo
asocia con el fascismo, con las doctrinas totalitarias, y en realidad no tenía
ninguna proximidad con esas ideas. Y en este libro yo lo demuestro a través
de las que fueron sus relaciones, de quiénes fueron sus amigos, algo muy
importante, porque cuando analizamos a un personaje tenemos que ver también
cuáles fueron las figuras de ese segundo y tercer orden que gravitaron sobre su
personalidad.
— También hay que evitar el anacronismo porque una cosa es lo que opinara
en el año 39… mucha gente en ese momento podía tener opiniones positivas o no
necesariamente negativas sobre la figura de Mussolini.
— Lo que Perón tiene es una mirada sobre la figura, la personalidad de
Mussolini, pero una cosa es observar al personaje, cómo se movía, cómo
actuaba en el ámbito de la política italiana, y otra cosa es acercarse o
aproximarse a la doctrina o a lo que esa persona estaba realizando.
Muchos historiadores o escritores o periodistas de investigación quieren
ponerle el mote de fascista pero no hay pruebas concretas de una
proximidad de Perón con el fascismo, no las hay, no existen. Y yo me
apoyo en dos personas que han estudiado la figura de Perón que no tienen la
contaminación argentina vernácula. Uno es el politólogo francés Alain
Rouquié y otro es Raanan Rein, un peronólogo,
vicepresidente de la universidad de Tel Aviv, que me engalana con el
prólogo. Ellos tienen una teoría muy clara sobre esa ajenidad de Perón
con los totalitarismos y eso en el libro yo lo explico, lo ahondo y,
es más: me encantaría poder debatir con aquellas personas que siguen
sosteniendo lo mismo, se publican muchos libros sobre Perón y su vinculación
con el fascismo y trillan y trillan y repiten todos lo mismo.
— El otro gran argumento es el del posterior refugio a criminales de guerra
en la Argentina, en el que también se tergiversa mucho. Usted afirma que los
italianos que vinieron, lo hicieron por su cuenta y que Perón no tuvo nada que
ver con ello. Tampoco Argentina fue el principal refugio de los criminales de
guerra alemanes.
— A ver, Perón no tenía un programa sistemático para recibir a estos
criminales, no lo tenía y tampoco estaba enterado. En el caso de Italia, aquí
estuvo escondido dos años Cesare María de Vecchi, que fue uno de
los quadrumviros que hizo la Marcha sobre Roma, que fue el primer embajador
italiano ante la Santa Sede, tras los acuerdos de Letrán, y luego fue uno de
los grandes fascistas que termina enfrentándose con Mussolini y es condenado a
muerte en ausencia. Ese señor llegó a la Argentina de la mano de los
salesianos; Perón nunca supo que estaba acá. Es más, no tuvo ningún vínculo y
en sus memorias se explica que no llegó por Perón, y éste no
lo vio en los dos años que estuvo en la Argentina, y estamos hablando de una de
las figuras más importantes del fascismo.
— De todos modos, no era un criminal de guerra. Había sido funcionario del
régimen pero no se le adjudican crímenes de guerra.
— Exactamente. No era como con los alemanes. Ahora, si vamos al caso de los
alemanes, tampoco estaba Perón al tanto de quiénes venían; había quizás una
segunda, tercera o cuarta línea de funcionarios que pudieron estarlo,
pero cuántas veces las segundas líneas hacen cosas de las que la
primera línea no se entera, y esas cosas no se le pueden achacar a
Perón. Además, el gobierno peronista del 46 al 55 fue la época en la que los
judíos fueron menos perseguidos en la Argentina, tuvieron una primavera sin
discriminación ni persecuciones, a diferencia de la década infame o la anterior
con la Semana Trágica y todos los movimientos nacionalistas, y con
posterioridad al 55. Durante el gobierno de Perón eso no se dio, como lo
explica claramente Raanan Rein.
— Además las grandes potencias vencedoras de la guerra fueron las
principales recicladoras de cuadros nazis, científicos especialmente.
— El otro día estaban entrevistando al único ingeniero argentino que
colaboró en el programa espacial Apolo XI y recordaba que fue creado por un
ingeniero nazi, aunque algunos fueron criminales y otros científicos
que no necesariamente tenían que ver con los actos criminales, ni por ser
alemanes eran todos nazis. A veces todo se pone en una misma bolsa y eso es lo
que le pasa a Perón con nuestros queridos colegas y detractores, que intentan
vincularlo a esa doctrina; se nota que no han leído una línea de Perón,
que no saben cómo se formó y de dónde surgen sus ideas. Y que me digan dónde
encuentran un acto pagano, un acto de discriminación, o un acto de exclusión de
la gente, si algo hizo Perón en su obra de gobierno fue recibir a
todas las comunidades y respetarles sus identidades de pueblos inmigrantes a la
Argentina, si bien Perón resaltó siempre la hispanidad, él no quería hacer
católicos a los musulmanes, por ejemplo, no tenía conductas totalitarias para
convencer a la gente. Este libro intenta aproximar estas cuestiones como para
que podamos empezar a desmitificar y aclaremos las cosas; la historia se
escribe con documentos, si no tenemos documentos hacemos fábula, hacemos
construcción, hacemos ideología.
— La novedad de su libro es que podemos leer cartas privadas de Perón, que
no estaban destinadas a personas públicas.
— Son las cartas frescas de Perón, vírgenes, con quiénes se reunía
en Italia, quiénes eran sus amigos. Sus amigos en Italia no eran fascistas,
tuvo un solo amigo fascista, yo no lo oculto, que era Ercole Zanetti, un
médico, que estaba en la milicia voluntaria fascista, pero era un hombre de un
rango inferior. Perón se entrevista además con muchas otras personas que no
tenían nada que ver con el fascismo, con el padre Carlos Gnocchi que era el
capellán de los Alpinos, con Monseñor Schuster que fue un gran enemigo del
nazismo y del fascismo, que fue arzobispo de Milán, y luego con los
alpinos que eran sus amigos, que fueron todos antifascistas. Yo lo cuento a
través del diario del marqués Luigi María Incisa Di Camerana, que fue
el gran amigo alpino de Perón, es un diario inédito al que accedí, y
que nos muestra cómo y quiénes eran los amigos de Perón de ese entonces.
— Es interesante que Perón, siendo militar y en aquellos años, le dio a la
mujer una participación política impresionante. Hoy hay un auge de un
movimiento feminista a-histórico que desconoce esto, como si la Argentina hubiera
nacido hoy. Usted vincula esa conducta de Perón al papel de las mujeres en sus
primeros años, en su formación inicial.
— Es cierto. La Argentina está viviendo una especie de ebullición
como si la mujer argentina nace con este movimiento feminista. Es no
entender la historia argentina, en la que ha habido grandes mujeres, no
hablemos de Evita, podemos ir hacia la historia y vamos a encontrar mujeres que
han sido baluartes y estandartes de la argentinidad y que han defendido al
sexo, o al género, como les gusta decir hoy, y han sido grandes mujeres y eso
no es una cosa nueva. Perón, de niño, va con sus padres a vivir a la Patagonia
en 1901, Y en 1904 regresa a Buenos Aires y se queda al cuidado de sus
dos tías, Vicenta y Baldomera Martirena, hijas del primer matrimonio de su
abuela, que su abuela se casó dos veces, primero con un señor
Martirena, y después con Tomás Liberato (Perón), y Perón tiene
una formación matriarcal, es una formación estrictamente de mujer y a
Perón la sensibilidad se la brindan las mujeres, lo educan en esa sensibilidad
que él tiene desde sus propias entrañas y eso es lo que a Perón le hace
ver la importancia de la mujer en la formación humana, afectiva y social. Él
va incorporando esa idea de que la mujer tenía que tener un protagonismo en la
sociedad y en la política y por eso la elige a Evita, porque necesitaba una
mujer joven del estilo de Evita, una mujer con una gran voluntad, una
gran fortaleza, una mujer que rompiera las estructuras sociales del
establishment. Por eso Perón no se casa con su tía, Mecha Perón, con
la que tuvo un romance. Tampoco se casa con María Tizón, la cuñada, que era la
otra mujer que estaba dando vueltas cuando llega Evita a la vida de Perón,
Perón elige la mujer para fracturar el establishment social y aparte para
romper con sus camaradas que le querían imponer con qué mujeres tenía que
casarse y él ve en Evita un gran futuro para su movimiento.
— Socialmente fue algo rupturista, sobre todo para era un hombre del
Ejército.
— Pero Perón fue un transgresor, un transgresor en el buen sentido de la
palabra. A mí me encantaría que estas feministas lo reconocieran a Perón
como uno de los hombres…
— Es difícil porque el feminismo actual se plantea de entrada como una
guerra contra el varón.
— Bueno, pero la realidad es que le deben a Perón muchísimas de sus
conquistas. Perón se acordó de las mujeres mucho antes de que
muchas de esas señoras o señoritas pensaran que tenían que poner un antes y un
después en la vida de la Argentina. Perón ha tenido una gran
sensibilidad hacia la mujer, en este libro lo explico, porque no es un tema
menor completar la humanidad de Perón, porque para poder conocer al estadista y
al hombre extraordinario tenemos que conocer su intimidad. Eso me parece clave
y es lo que trato de hacer en mis investigaciones, y si no encuentro un papel,
no lo invento, si no encuentro una relación, no la imagino, porque ese es el
peligro cuando se hace historia usando comodines que no son hechos reales sino
imaginaciones.
— A diferencia de la correspondencia política que él mantuvo, sobre todo en
el exilio, que en su mayoría eran cartas que podían llegar a publicarse y que
podrían ser leídas por mucha gente, porque eran instrucciones políticas,
análisis de coyuntura, etcétera, en las cartas que usted reproduce asoma un
Perón diferente, íntimo, como dice el título de su libro.
— Sí, lo que Perón hace es elegir una destinataria, fíjese que elige todas
mujeres, su cuñada y sus dos sobrinas para escribir, no elige a ninguna otra
persona, y Perón las toma como las confidentes, como cuando uno llega a su casa
se encuentra con su mujer o su marido y le cuenta todo lo que pasó,
bueno, Perón les abre el corazón y describe todo lo que observa y eso
me parece que es la genialidad de esta correspondencia, porque es un
Perón fresco, virginal, no contaminado, aunque no digo que la contaminación sea
mala, pero cuando 20, 30 años después de los hechos le preguntan sobre esas
experiencias, Perón ya no tiene la frescura de esas cartas escritas a mano o a
máquina en el momento en que él observa, él ya está en la contaminación de
haber sido presidente, de que lo han derrocado, que está en el exilio, él ve
toda una experiencia diferente a la de esa mirada de 30 años atrás. Esto es lo
bueno de ir a la fuente fresca, esa fuente que no ha sido manoseada por la
experiencia de la vida. Sino que lo muestra tal cual era Perón en ese momento.
— Aparece un Perón turista, un turista muy especial, estudioso, como
siempre, y ordenado. Recorre toda Italia. Sistemáticamente, estudia, visita y
va sacando conclusiones.
— Es cierto, él recorre Italia con un Fiat, la recorre prácticamente dos o
tres veces en auto, porque era un hombre inquieto, quería aprovechar, es triste
cuando la gente no aprovecha las cosas que tiene, así como la Argentina
no aprovecha tantos beneficios, como tener un Papa argentino, por ejemplo, que
lo vituperamos, es tremendo, eso es ser artífice de tu propia derrota, es
ser un suicida. Pero volviendo a Perón, en Italia él aprovecha todo lo que
observa y tiene miradas interesantes, pensemos que era un Perón formado en el
colegio militar, que era la categoría A de la Argentina. Era un hombre que
sabía poner el ojo, que tenía una gran intuición y eso le permite ser un
turista calificado como digo en el libro, porque que te cuente Perón lo
que ve es genial, las observaciones que él hace, lo que opina sobre el Papa, cuando
lo ve a Pío XII, que lo ve en dos oportunidades, a Mussolini no lo vio,
eso es falso…
— ¿Por qué cree usted que él dice que lo vio si no lo vio? ¿Es parte de la
construcción de un personaje?
— Es parte de una construcción política en un momento determinado, así como
encontramos en Perón que en algún caso les hace un guiño a uno, le hace un
guiño a otro, no hay que olvidarse que cuando Perón dice que estuvo con
Mussolini, él ya estaba en el exilio, son todas entrevistas de cuando Perón estaba
con el trago amargo del destierro y del exilio, cuando se está en esa situación
y se intenta volver a la Argentina o reconstruir la Argentina, él tiene
que aferrarse a todo lo que tiene a su mano, que es lo que hizo Perón en ese
exilio. Él juega porque él no necesitaba asesores de imagen, él era su
propia imagen, su propio marketing.
— Hay un comentario que sorprendería a más de uno que es cuando Perón dice
que los argentinos tenemos todo regalado, la Argentina tan abundante en
recursos naturales, que no tenemos tendencia al esfuerzo y al sacrificio, y nos
quejamos de nada…
— Precisamente, Perón llega a Italia y observa que hay grandes privaciones
en la sociedad italiana y es entonces cuando dice: a nosotros nos viene todo de
arriba, tenemos todas las riquezas y en el fondo no las aprovechamos. Es lo que
hablábamos antes, como el argentino desaprovecha y Perón hace esa observación
en una carta del año 39 a su cuñada: mirá, nosotros que tenemos todo, dónde
estamos; y esta gente que se sacrifica, que construye, que va para adelante…
— Que no se queja.
— No se queja, es cierto, nosotros somos los reyes de la queja.
— Bueno, además son cartas de gran frescura, hasta cuenta chistes, escribe
dos párrafos en italiano, bastante bien escrito.
— Bastante bien. Y en ese momento no había Google para hacer la traducción
simultánea, hay que decirlo…
— Era un correcto italiano.
— Sí, Perón antes de irse hablaba bien el italiano, lo había practicado, su
bisabuelo había nacido en Génova y había llegado a Argentina en el año 1831,
así que por el lado Perón tenía muchos años en Argentina, al margen de que por
el lado de su madre, Toledo, tenía 16 generaciones en Argentina.
— Claro, tenía una parte muy criolla y otra, sí, de inmigrante…
— Pero esta conjunción de lo criollo con inmigrante es lo que a él le
permite tener una gran mirada sobre la Argentina, y una gran comprensión de las
necesidades de la Argentina.
— Al respecto me llamó la atención la parte en que alguien dice que se
extrañó de que Perón no quisiera buscar eventuales parientes en Italia. A mí en
cambio me gustó, porque últimamente hay una suerte de berretín de los
argentinos, de ir a buscar un origen afuera. En cambio a Perón no parece
interesarle. Es argentino y eso le basta.
— Hay una explicación, es cierto que hay una especie de furor…
— Un berretín.
— Sí, hay un berretín, un furor por saber de dónde venimos, es cierto que
para transcribir mis libros busqué los orígenes de Perón, porque nunca se lo supo
a ciencia cierta, lo mismo pasó con Evita, yo también descubrí los orígenes de
Evita, de dónde eran los Duarte, de dónde eran los Ibarguren, se decía que eran
vascos pero ¿de qué pueblo? Ahora, Perón es cierto, Perón no fue un nostálgico
y eso me parece que le da esa proyección de revolucionario, de progresista, de
hombre adelantado, de no mirar hacia atrás.
— ¿Cree posible que aparezcan otras cartas de ese período a otras personas?
— Estoy detrás de unas cartas que él escribió al Coronel Descalzo, que fue
el capitán que lo formó, incluso publico en este libro una carta de Perón a
Descalzo en la que él confiesa su esterilidad, Descalzo se estaba casando y
Perón le escribe: "Espero que Dios le dé los hijos que a mí me ha
negado para siempre". Hay otras cartas que Perón le escribió a
Descalzo que están manos de un coleccionista que no me las ha querido compartir
para esta edición, pero no hay mucho más porque yo he rastrillado las
relaciones de Perón en ese momento, bueno Perón era muy amigo de mi abuelo, mi
abuelo fue su abogado, fue confidente, hicieron esgrima juntos, fueron
seleccionados para ir a París en el año 24 a las olimpiadas, y yo tengo cartas
anteriores y posteriores a esa época. Él no escribía mucho desde Italia, la
correspondencia que hay yo la he agregado, una carta a su tío Conrado, alguna
correspondencia con algún amigo, con el Padre Dalesio que era el sacerdote de
la Iglesia de la castrense. Por eso esta es una correspondencia
realmente muy llamativa porque vemos a un Perón despojado, que cuenta lo que ve
sin anestesia y eso es lo que me parece que es un valor agregado al conocer al
personaje.
Félix Luna y Joseph Page dicen, lo dicen los dos, que nadie
sabe a ciencia cierta qué vio y qué pensó Perón en la Italia fascista, éstas
cartas son los primeros y no sé si los únicos, testimonios frescos y reales de
puño y letra de Perón. Acá sabemos, acá no hay especulación, acá no podemos
empezar a hacer un tubo de ensayo y creer que vamos a construir al Perón
fascista, por lo que él observó en Italia.
— ¿Los originales de esas cartas están en poder de la familia?
— Sí.
— Me hace pensar en que, tal vez por las muchas rupturas institucionales
que hemos sufrido, no cuidamos la memoria. Hace poco estuvo aquí Herbert S.
Klein, de la Universidad de Stanford, donde tienen un inmenso archivo sobre
Perón, y se preguntaba cómo era posible que no hubiera aquí un instituto que
guardara el archivo de la historia de Perón y del peronismo. Pero aquí la gente
se debe preguntar ¿a quién le voy a donar esto?, ¿a quién se lo doy si lo
quisiera dar?, ¿al Estado argentino?
— Bueno, yo tengo varias cosas en el archivo, correspondencia de gente de
la política argentina; han llegado a mis manos porque la gente te lo facilita,
tengo muchos originales también. Ahora, si hoy yo tengo que pensar a qué
institución se los doy, verdad es que en Argentina tengo mis grandes dudas.
Porque hay una gran desidia, una gran falta de interés. Pensamos en Buenos Aires.
Es una ciudad desquiciada. ¿Está bella?: sí. ¿Tiene personalidad?: no Porque
han tirado abajo todas las casas. Uno se va un año de Buenos Aires y vuelve y
todas las casas que había están cambiadas por edificios de alto, y entonces es
una ciudad y es un país que no tiene cultura, es tristísimo, que
reniega porque se deshace de la cultura. Entonces así como no
conservamos las construcciones, no conservamos los monumentos, no conservamos
los edificios, qué van a conservar un papel, el papel lo tiran, entonces la
gente qué hace, se aferra. O esos papeles se van afuera del país. Estoy ahora
empezando mi nuevo libro, sobre las claves secretas de Perón, yo sé que tendría
que viajar a Stanford para ver la correspondencia, porque acá no hay
prácticamente correspondencia, se estima que Perón publicó en el exilio casi 14
mil cartas, si uno hace la división por día son dos cartas y media por día,
algo muy plausible en Perón.
— De hecho, estaba todo el día escribiendo…
— Estaba todo el día en la máquina, se levantaba a las cuatro, cinco de la
mañana, tomaba su mate, fumaba su cigarrillo y se ponía a escribir, después
dormía una siesta y volvía al trabajo y después tenía las entrevistas, los
encuentros; es un promedio de dos cartas y pico por día o dos documentos
escritos por día, bien, ¿cuántas cartas se conocen de Perón? Mil y pico de
cartas, ¿dónde están las 12.500 que faltan? Es tremendamente grave lo
que sucede en Argentina, porque si no podemos cuidar la memoria, cómo vamos a
cuidar a la gente, un país sin memoria es un país que no tiene trascendencia. No
le vamos a dejar un país feliz a nuestros hijos si no conocemos nuestro pasado.
— Sobre Perón se ha escrito mucho. Pero ¿qué aspecto de su trayectoria y su
vida cree que todavía falta iluminar mejor o revisar?
— Creo que toda la historia de Perón debe ser revisada, porque cuando la
historia se escribe o se construye en medio de grandes contiendas antagónicas
como ha habido en estos últimos 45 años o 75 años; esa historia está
contaminada, ya sea por detractores o por panegiristas. Cuando me ha
tocado revisar hechos sobre su vida privada, me encuentro con grandes
sorpresas, con muchas mentiras, cosas que se han ocultado, no sé si era para
protegerlo a Perón o si para criticarlo. Entonces a mí me parece que
la historia debe ser revisada y escrita sin esa contaminación del
apasionamiento desmedido, sin los motes, sin los prejuicios, la historia ha
sido escrita por muchos prejuicios por historiadores que nos quieren mostrar al
Perón que ellos imaginan o proyectan. Tenemos que buscar las fuentes, las
fuentes están, y esas son las que nos van a ayudar a darle luz a la vida de
este personaje tan importante.