entre cargo ejecutivo y cargo
legislativo
Aica, 2 Ago 2019
El 11 de agosto, los
argentinos se acercarán a las urnas para participar con su voto de las
elecciones primarias de las que surgirán los candidatos definitivos a ocupar el
Poder Ejecutivo Nacional, y los gobiernos provinciales y municipales.
En ese marco, el presbítero
doctor Carlos Alberto Scarponi, capellán del monasterio Santa Teresita del Niño
Jesús y profesor de Ética Filosófica y Teología Moral Fundamental en la
facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA),
compartió algunas orientaciones para votar.
Con el título “Distinguir
entre cargo ejecutivo y cargo legislativo”, el sacerdote explicó: “Un Cargo
Ejecutivo, –Presidente, Gobernador, Intendente–, se refiere a la visión de
conjunto del hecho de gobernar. Por eso, no es un criterio suficiente elegir a
un candidato solo por su postura frente a algo puntual (por ejemplo: ser
provida)”.
“El criterio más importante,
no el único, es que el posible gobierno que asuma el Poder Ejecutivo proteja y
promueva una convivencia basada en el máximo de libertad posible, ante todo, de
la libertad religiosa, de la libertad de conciencia, de la libertad de las
familias, de la libertad de las asociaciones civiles”, enumeró.
Como ejemplo, el presbítero
expresó: “El año pasado fue posible impedir el proyecto de ley de
despenalización del aborto porque vivimos en un régimen de libertad,
imperfecta, pero libertad al fin. ¿Qué hubiese pasado si viviésemos en un
régimen como el de China, Venezuela, Nicaragua, Cuba y otros países por el
estilo?”, planteó.
En ese sentido, consideró:
“A la hora de elegir candidatos que se postulan para cargos ejecutivos el
criterio más importante consiste en descartar la posibilidad de que se
establezca un gobierno que limite o ponga en peligro las libertades personales,
familiares y sociales, y votar a aquellos candidatos que más promuevan un
régimen en el que se proteja y cultive la libertad”.
“Para un cargo legislativo,
–senador, diputado y concejal–, lo más importante consiste en que los
candidatos tengan libertad de juicio y de decisión respecto de su agrupación
política y saber qué proyectos de leyes estarían dispuestos a proponer o a
apoyar. Aquí sí entran en juego los valores irrenunciables sobre la vida, la
familia, la educación y el bien común”, detalló.
En este sentido, recomendó
“informarse bien respecto de los candidatos a un cargo legislativo a fin de que
no promuevan leyes injustas y propongan y voten leyes según la justicia y los
derechos humanos que más contribuyan al bien de las personas, de las familias y
del bien común. Porque las leyes permanecen, son difíciles de derogar o
modificar, y los gobernantes pasan”.
“Por ejemplo, la ley del
divorcio vincular se estableció en la década del 80 y perdura hasta hoy y
pasaron ya muchos gobiernos. Además las leyes tienen un gran poder pedagógico,
es decir, un poder de orientar la vida de los ciudadanos, porque se va haciendo
cultura que lo que dice la ley es lo que está bien y lo que se opone a la ley
es lo que está mal”, puntualizó.
“También hay que tener en
cuenta la capacidad de colaboración con el gobierno de turno a fin de no
impedir que pueda ejercer su función ejecutiva”, aconsejó.
Finalmente, consideró que
“si bien es deseable y esperable que exista unidad entre el Poder Ejecutivo y
el Poder Legislativo en lo que se refiere a los valores irrenunciables, ante la
posibilidad de que esta unidad no se dé totalmente, hay que distinguir lo
propio y específico de cada poder y elegir en consonancia: para el Poder
Ejecutivo, aquellos candidatos que más van a cuidar y promover la convivencia
en un régimen de libertad; para el Poder Legislativo, aquellos candidatos que
más van a proteger y promover los valores irrenunciables y que son competentes
para proponer o apoyar leyes que ayuden a una convivencia justa, pacífica y
solidaria”.+