miércoles, 7 de octubre de 2020

UN PAPA ARGENTINO

 

           mamma mia II



                           Alberto Buela (*)

Varios amigos de Europa y algunos de acá me pidieron que me ocupe del Papa Francisco y de su última encíclica. Y lo voy a hacer en forma telegráfica porque me parece un gran perdedero de tiempo.

En Fratelli tutti el Papa no habla como tal ni a los católicos en particular sino que lo hace como un “operador o agente político” a la progresía mundialista.

Su propuesta es la de un idealismo mundialista infantil en donde se destaca la insustancialidad de su mensaje mechado por frases hechas de la ilustración francesa como igualdad, libertad y fraternidad.

Es, claramente, un mensaje no católico sino más bien globalista ilustrado con frases del Evangelio tomadas ad hoc.

Cuando Francisco asumió, nosotros que lo conocemos “de naranjo” como gustaba decir Perón, escribimos: un Papa argentino: mamma mia. En donde afirmábamos que como nadie puede dar lo que no tiene, Francisco que es más un “rosquero político” que un teólogo solo va a hacer política y no teología católica. Está incapacitado para recuperar la sacralidad perdida de la Iglesia. Es que él mismo forma parte de la gigantesca desacralización, que viene del Vaticano I y se continuó con el II.

Y, dicho y hecho. Lo que viene haciendo hasta ahora es política.  Así pues, pedirle precisiones teológicas es como pedirle peras al olmo, porque no las sabe, no la tiene, no las estudió. No llega ni a hereje porque no tiene conciencia de la herejía.

Meterse en la tarea de criticarlo es un “gran perdedero de tiempo” porque en su insustancialidad intelectual es un colchón que absorbe los golpes y no pasa nada.

Y como en la vida solo hay tiempo para leer libros buenos (Castellani), lo mejor es dejarlo que haga su vida y nosotros la nuestra. Total la Iglesia tiene palabra de vida eterna y seguro que él, lo sucederá otro que arregle los zafarranchos que viene haciendo durante su papado.

Lo único que sugiero es que no lo tomen en serio, pues en el fondo es el prototipo del argentino hijo de gringos que se quedó en Buenos Aires en lugar de ir a laburar la tierra al interior. Un tanito canfinflero y farabute.