La archidiócesis argentina de Córdoba ha sido noticia en los últimos días. Su pastor, el arzobispo Carlos José Ñañez, ha visto como varios de sus sacerdotes se han manifestado a favor del matrimonio entre homosexuales. El cabecilla de esos sacerdotes es el padre Nicolás Alessio, quien no sólo no ha hecho ni repajolero caso a su pastor cuando éste le ha pedido que se retracte, sino que además le planta cara públicamente, con grave escándalo para los fieles y con no poco jolgorio por parte de los enemigos de la Iglesia.
Dije el otro día, y vuelvo a decir, que si a la Iglesia en Argentina, y más concretamente en Córdoba, le quedara un mínimo de dignidad, el protagonista de este vídeo no podría seguir ejerciendo el sacerdocio ni un minuto más:
Pero si ustedes piensan que ahí queda la cosa, se equivocan gravemente. En Córdoba no sólo existe un grupo de sacerdotes que se pitorrean de las enseñanzas de la Iglesia y las contradicen públicamente. También existe una Universidad Católica, en manos de la Compañía de Jesús, cuyo Vicerrector da charlas en las que usa unos argumentos que para sí los quisieran algunas de las mentes pensantes del lobby gay. Efectivamente, el P. Carlos Schickendantz, sj, participó el pasado 3 de junio en el panel sobre “Sexo, género y matrimonio” organizado por el Insituto Jacques Maritain de Córdoba. El resumen de su intervención es fácil. Viene a decir casi lo mismo que el padre Alessio pero en plan profesor universitario. Eso sí, he de reconocer que ha conseguido sorprenderme cuando ha llegado a defender la pareja homosexual estable desde la doctrina católica del mal menor. Hasta hoy no había escuchado semejante argumento. Se ve que la originalidad todavía forma parte de los adalides del error.
Tras ver y escuchar a ese jesuita sacerdote y vicerrector de la universidad católica en Córdoba y tras comprobar que el arzobispo no ha abierto un proceso canónico contra Nicolás Alessio y los sacerdotes que le apoyan, no puedo por menos que preguntarme: ¿Existe algo parecido a la Iglesia Católica en la Córdoba argentina? Sabemos, sí, que hay un arzobispo. Y que el mismo sostiene la doctrina católica. Faltaría más. Pero, ¿basta eso? Si monseñor Ñañez admite en la comunión eclesial a quienes propagan de forma pública y notoria lo contrario a lo que enseña el Magisterio, ¿no está siendo cómplice del cisma y la herejía?
¿Qué piensa Monseñor Ñañez que pueden hacer sus fieles? Me refiero a aquellos a los que la palabra “fiel” puede ser aplicada. A los Alessio y cía no se les puede llamar fieles porque no lo son. ¿Y bien, arzobispo? ¿qué hacen sus fieles? ¿miran para otro lado? ¿hacen como si la cosa no fuera con ellos? ¿va a dejar usted que su archidiócesis sea el hazmerreír de los enemigos de la Iglesia en el mundo entero? Porque si usted se queda de brazos cruzados y no toma medidas urgentes para extirpar el cáncer que tiene en el corazón de su rebaño, no dude que tendrá que rendir cuentas a Aquél que le encomendó el cuidado de sus ovejas. Tiene a los lobos campando a sus anchas. Tiene al león rugiente zampándose a sus corderos mientras usted se limita a decirle que no sea malo. El enemigo ni siquiera intenta disfrazarse como ángel de luz. Se exhibe con soberbia y con descaro delante de sus ojos.
Sugiero a los fieles cordobeses que apelen a Roma si su arzobispo no es capaz de poner fin a tanta infamia. De momento es seguro que el vídeo del P. Alessio va a ser visionado en la Santa Sede. Y yo mismo me voy a encargar de que ocurra lo mismo con la conferencia del Vicerrector de la Universidad Católica de Córdoba. Pero corresponde a los católicos argentinos ponerse al frente de esta batalla contra el mal que aqueja a su iglesia. Si los pastores no alejan a los lobos, las ovejas tienen perfecto derecho a buscar la forma de defenderse. Su voz ha de ser escuchada en Roma. Apelad a Pedro. Es vuestro derecho. Yo diría que es vuestra obligación.
Luis Fernando Pérez
InfoCatólica, 9-6-10