Por Héctor GIULIANO
(3.2.2016)
Pese a su importancia ha tenido muy poca difusión
periodística y nula documentación oficial informativa el préstamo-puente de
5.000 MD (Millones de Dólares) dado al Banco Central (BCRA) por un sindicato de
bancos internacionales liderado por la banca Morgan, en lo que constituye la
primera gran operación de deuda externa de la administración Macri.
El préstamo fue otorgado por un grupo de 7 bancos: HSBC,
JP Morgan, Santander, Deutsche, BBVA, Citi y UBS, aportando los tres primeros
1.000 MD cada uno y los cuatro siguientes 500 c/u.
La tasa de interés es variable – LIBO + 6.15 % – lo que
hoy significa un 6.76 % anual, el crédito es a 11 meses y los intereses se
pagan trimestralmente; y la operación está respaldada con la garantía o
colateral de bonos del Tesoro Nacional, que es quien pasa a cargar así la
responsabilidad de deudor de última instancia en caso de problemas de
pago del BCRA.
El 29.1 pasado el BCRA emitió el comunicado 50.696 dando
a conocer la concertación de este crédito como operación de pase pasivo
– una forma de préstamo bancario privado de corto plazo – “en el marco de lo
previsto en el artículo 18 inciso a) de su Carta Orgánica (Ley 24.144) y lo
autorizado por el Directorio en su Resolución 44/2016”.
Cabe aclarar que el citado artículo de la Carta dice lo
siguiente:
ARTÍCULO 18º — El Banco Central de la República Argentina
podrá:
a) Comprar
y vender a
precios de mercado,
en operaciones de
contado y a
término, títulos públicos,
divisas y otros activos financieros con fines de regulación monetaria,
cambiaria, financiera y crediticia. (Inciso sustituido por art. 10° de la Ley
N° 26.739 B.O. 28/03/2012).
Y que las resoluciones del Directorio del BCRA son de
carácter secreto.
El comunicado precisa que esta operación se hizo contra
títulos Bonar 2022, 2025 y 2027 en cartera del BCRA – que son los nuevos bonos
que recientemente reemplazaron Letras Intransferibles dadas por la Tesorería al
Banco - con el objeto de “diversificar
las distintas opciones utilizadas para cumplir sus funciones de regulación
cambiaria y monetaria, mejorando la liquidez en dólares estadounidenses de su activo,
y facilitando la capacidad del BCRA para enfrentar shocks externos y evitar así
movimientos disruptivos en el mercado local”.
Y agrega: “Esta operación le permite a esta Institución
contar con un espacio adicional de liquidez frente a un contexto aún incierto
en los mercados internacionales.”
Toda esta fraseología pareciera enmascarar – al menos
parcialmente – que las realidades más acuciantes que enfrenta hoy el BCRA y que
constituyen el verdadero motivo de este préstamo de emergencia son algo
diferentes a las declaradas:
a) Apelación a la cobertura de reservas
internacionales con deuda externa dada la falta de reservas propias netas del
BCRA.
b) Disponibilidad de una masa de divisas
prestadas para que el Tesoro pueda afrontar los pagos de deudas por juicios de
los holdouts y denuncias ante el CIADI, así como parte de los vencimientos en
moneda extranjera durante el ejercicio.
c) Inauguración de una modalidad alternativa de
extranjerización de las deudas en divisas del Estado que hasta ahora estaban en
manos de organismos nacionales – como el BCRA, la ANSES y/o el BNA – vía
garantías de títulos públicos.
Este último punto es muy importante porque a cambio del
préstamo-puente el BCRA da como garantía de la operación los citados Bonar 22,
25 y 27; y lo hace por el monto de unos 10.000 MD, que es el doble del valor
nominal del crédito otorgado.
Como este contrato no tiene capacidad de repago
demostrada por parte del gobierno, existe el riesgo cierto de que tales títulos
pasen a ser ejecutados a la fecha de vencimiento y/o que – como siempre – la operación
de pase sea motivo entonces de una clásica novación o refinanciación de la
deuda a su término (pese a que – notablemente - se habla incluso de la
alternativa de una cancelación anticipada!).
Por DNU 211/15 del gobierno Macri se autorizó el canje de
Letras Intransferibles en poder del BCRA por los nuevos Bonar por un importe
total de 13.700 MD.
Mientras las letras daban un rendimiento prácticamente
cero los Bonar pasaron a reconocer altísimas tasas en dólares - entre 7.75 y
7.875 % anual – y no quedaban ya necesariamente en manos del BCRA sino que
pueden ser vendibles en el mercado secundario y/o dados en garantía de
préstamos, como en este caso.
Ergo, la transformación de las letras en bonares devino
así, en los hechos, una forma de volver a pasar deuda interna en divisas – sin
capacidad de pago pero en manos del
propio Estado - a deuda externa muchísimo más cara y con alternativa de
traspaso a terceros.
Las Letras intransferibles dadas por la Tesorería al BCRA
contra retiro de divisas fue una parte central de la política de pagos en gran
escala de deuda externa con reservas internacionales del gobierno Kirchner.
Esto condujo a un vaciamiento de las reservas del
Banco y a un mecanismo sistemático de reposición de reservas con deuda
cuasi-fiscal (Lebac/Nobac), con el que la administración K completaba el
circuito perverso de emitir dinero sin respaldo para comprar divisas, usaba las
divisas para pagar deuda externa y luego esterilizaba la mayor parte del dinero
emitido con letras de corto plazo – en su mayoría Lebac – pagando una tasa de
interés implícita que era del 28-30 % y ahora ha sido elevada por la
administración Macri a rendimientos superiores al 30 %.
De esta manera, la política del gobierno Kirchner dejó
fácticamente preparado el camino para que el nuevo gobierno Macri, con el
objetivo común de ambas administraciones de volver al mercado internacional de
capitales – esto es, de volver a endeudarse en el exterior – empleara los
argumentos del comunicado citado más arriba para cubrir la crisis por iliquidez
e insolvencia del BCRA utilizando la tradicional excusa de la pesada
herencia recibida para concertar un
nuevo préstamo externo, aplicado precisamente a poder pagar y tomar más deuda
externa.
Es la constante paradoja de querer salir o paliar los
efectos del problema de la deuda pública perpetua con más endeudamiento del
Estado.