jueves, 4 de febrero de 2016

BANCO CENTRAL: RECAPITALIZACIÓN CON DEUDA EXTERNA


Por Héctor GIULIANO
 (3.2.2016)

Pese a su importancia ha tenido muy poca difusión periodística y nula documentación oficial informativa el préstamo-puente de 5.000 MD (Millones de Dólares) dado al Banco Central (BCRA) por un sindicato de bancos internacionales liderado por la banca Morgan, en lo que constituye la primera gran operación de deuda externa de la administración Macri.

El préstamo fue otorgado por un grupo de 7 bancos: HSBC, JP Morgan, Santander, Deutsche, BBVA, Citi y UBS, aportando los tres primeros 1.000 MD cada uno y los cuatro siguientes 500 c/u.
La tasa de interés es variable – LIBO + 6.15 % – lo que hoy significa un 6.76 % anual, el crédito es a 11 meses y los intereses se pagan trimestralmente; y la operación está respaldada con la garantía o colateral de bonos del Tesoro Nacional, que es quien pasa a cargar así la responsabilidad de deudor de última instancia en caso de problemas de pago del BCRA. 

El 29.1 pasado el BCRA emitió el comunicado 50.696 dando a conocer la concertación de este crédito como operación de pase pasivo – una forma de préstamo bancario privado de corto plazo – “en el marco de lo previsto en el artículo 18 inciso a) de su Carta Orgánica (Ley 24.144) y lo autorizado por el Directorio en su Resolución 44/2016”.
Cabe aclarar que el citado artículo de la Carta dice lo siguiente:
ARTÍCULO 18º — El Banco Central de la República Argentina podrá:
a)   Comprar  y  vender  a  precios  de  mercado,  en  operaciones  de  contado  y  a  término,  títulos públicos, divisas y otros activos financieros con fines de regulación monetaria, cambiaria, financiera y crediticia. (Inciso sustituido por art. 10° de la Ley N° 26.739 B.O. 28/03/2012).
Y que las resoluciones del Directorio del BCRA son de carácter secreto.

El comunicado precisa que esta operación se hizo contra títulos Bonar 2022, 2025 y 2027 en cartera del BCRA – que son los nuevos bonos que recientemente reemplazaron Letras Intransferibles dadas por la Tesorería al Banco -  con el objeto de “diversificar las distintas opciones utilizadas para cumplir sus funciones de regulación cambiaria y monetaria, mejorando la liquidez en dólares estadounidenses de su activo, y facilitando la capacidad del BCRA para enfrentar shocks externos y evitar así movimientos disruptivos en el mercado local”.
Y agrega: “Esta operación le permite a esta Institución contar con un espacio adicional de liquidez frente a un contexto aún incierto en los mercados internacionales.”

Toda esta fraseología pareciera enmascarar – al menos parcialmente – que las realidades más acuciantes que enfrenta hoy el BCRA y que constituyen el verdadero motivo de este préstamo de emergencia son algo diferentes a las declaradas:
a)   Apelación a la cobertura de reservas internacionales con deuda externa dada la falta de reservas propias netas del BCRA.
b)   Disponibilidad de una masa de divisas prestadas para que el Tesoro pueda afrontar los pagos de deudas por juicios de los holdouts y denuncias ante el CIADI, así como parte de los vencimientos en moneda extranjera durante el ejercicio.
c)   Inauguración de una modalidad alternativa de extranjerización de las deudas en divisas del Estado que hasta ahora estaban en manos de organismos nacionales – como el BCRA, la ANSES y/o el BNA – vía garantías de títulos públicos.
Este último punto es muy importante porque a cambio del préstamo-puente el BCRA da como garantía de la operación los citados Bonar 22, 25 y 27; y lo hace por el monto de unos 10.000 MD, que es el doble del valor nominal del crédito otorgado.

Como este contrato no tiene capacidad de repago demostrada por parte del gobierno, existe el riesgo cierto de que tales títulos pasen a ser ejecutados a la fecha de vencimiento y/o que – como siempre – la operación de pase sea motivo entonces de una clásica novación o refinanciación de la deuda a su término (pese a que – notablemente - se habla incluso de la alternativa de una cancelación anticipada!).
Por DNU 211/15 del gobierno Macri se autorizó el canje de Letras Intransferibles en poder del BCRA por los nuevos Bonar por un importe total de 13.700 MD.

Mientras las letras daban un rendimiento prácticamente cero los Bonar pasaron a reconocer altísimas tasas en dólares - entre 7.75 y 7.875 % anual – y no quedaban ya necesariamente en manos del BCRA sino que pueden ser vendibles en el mercado secundario y/o dados en garantía de préstamos, como en este caso.
Ergo, la transformación de las letras en bonares devino así, en los hechos, una forma de volver a pasar deuda interna en divisas – sin capacidad de pago pero  en manos del propio Estado - a deuda externa muchísimo más cara y con alternativa de traspaso a terceros.

Las Letras intransferibles dadas por la Tesorería al BCRA contra retiro de divisas fue una parte central de la política de pagos en gran escala de deuda externa con reservas internacionales del gobierno Kirchner.
Esto condujo a un vaciamiento de las reservas del Banco y a un mecanismo sistemático de reposición de reservas con deuda cuasi-fiscal (Lebac/Nobac), con el que la administración K completaba el circuito perverso de emitir dinero sin respaldo para comprar divisas, usaba las divisas para pagar deuda externa y luego esterilizaba la mayor parte del dinero emitido con letras de corto plazo – en su mayoría Lebac – pagando una tasa de interés implícita que era del 28-30 % y ahora ha sido elevada por la administración Macri a rendimientos superiores al 30 %.

De esta manera, la política del gobierno Kirchner dejó fácticamente preparado el camino para que el nuevo gobierno Macri, con el objetivo común de ambas administraciones de volver al mercado internacional de capitales – esto es, de volver a endeudarse en el exterior – empleara los argumentos del comunicado citado más arriba para cubrir la crisis por iliquidez e insolvencia del BCRA utilizando la tradicional excusa de la pesada herencia recibida  para concertar un nuevo préstamo externo, aplicado precisamente a poder pagar y tomar más deuda externa.
Es la constante paradoja de querer salir o paliar los efectos del problema de la deuda pública perpetua con más endeudamiento del Estado.