La Nación, 17-12-16
Veintidós años después del ataque, los investigadores
de la causa AMIA encontraron abandonado en un freezer de la Policía Federal un
balde rojo con restos orgánicos congelados y esquirlas de la explosión, que
permitieron probar, ya sin lugar a dudas, que el atentado fue cometido con una
Trafic cargada de explosivos.
El descubrimiento abre además la puerta para intentar
identificar al conductor suicida que se inmoló y mató a 85 personas. "Con
este hallazgo quedan definitivamente despejados los fantasmas. Se descartan las
ideas de que el explosivo estaba en el volquete que estaba frente a la AMIA; la
teoría de la implosión; la hipótesis de que la bomba ingresó al edificio de
Pasteur 633 en los materiales de construcción con los que se trabajaba en el
lugar, o la de que se plantaron el motor y los restos de la camioneta para
armar una escena."
Así lo aseguraron a LA NACION los fiscales Sabrina
Namer, Roberto Salum y Leonardo Filippini, a cargo de la investigación del
ataque.
Luis Czyzewski, el padre de Paola, una de las víctimas
mortales del ataque, dijo a LA NACION que el hallazgo "es clave porque
elimina dudas que no eran menores y porque, más allá de la construcción
política que se hace de la causa, no hay que perder de vista que hay que seguir
investigando".
La historia de cómo se llegó a este descubrimiento
impresiona. Por un lado, exhibe las desprolijidades que existieron en la causa,
y por otro, evidencia la importancia de ser persistente en la investigación.
Un equipo que está buceando en la ex SIDE buscando
documentos desclasificados halló un viejo videocasete en VHS rotulado
"Autopsias". El Grupo Especial de Relevamiento y Análisis Documental
(Gerad) advirtió que se trataba de un compilado de los forenses y las autopsias
de las víctimas.
Allí Osvaldo Raffo y otros facultativos, en una
especie de ateneo, grabaron un video casero en el que exhiben las heridas de
las víctimas, las describen como de "sacabocado" y muestran cómo
extraen de los cuerpos, lo que llaman "esquirlas" y se refieren al
"síndrome de la explosión". Habían pasado pocas horas del ataque y
aún no se había hallado el motor de la Trafic, pero los forenses, al observar
esos restos metálicos que extraen de los cuerpos, ya hablan en ese video de que
son restos del "artefacto infernal" que provocó la detonación.
Apartan estas esquirlas de 14 cuerpos y las reservan para estudiarlas en el
gabinete pericial.
Desde ese momento nunca más se supo de ellas. Los
fiscales que sucedieron al fallecido Alberto Nisman en la Unidad AMIA
trabajaron en estos dos años para despejar las dudas sobre qué paso, cómo pasó
y quién fue el responsable. Sobre las dos primeras preguntas, el fallo del
Tribunal Oral Federal que absolvió a los policías por el atentado, dejó firme
la idea del coche-bomba, pero siguieron tejiéndose teorías conspirativas, ahora
sepultadas.
En busca de estas esquirlas, los fiscales pidieron
informes a la Policía Federal, pero el laboratorio dijo que no tenía nada y que
a los diez años destruían todo registro. El comisario Fernando Vera, del
Laboratorio Químico, informó que ellos conservaban elementos con rótulos que
hacían alusión a cadáveres de la AMIA, pero no se hablaba de esquirlas. Hasta
que en septiembre pasado, la policía informó a los fiscales que encontró en el
laboratorio en la avenida Huergo al 600, un freezer con un balde rojo,
congelado, con la etiqueta DAIA.
La policía lo quiso descongelar, pero los frenaron a
tiempo. Los fiscales llevaron al lugar una máquina de rayos X y vieron que
adentro del hielo había recipientes que parecían contener muestras. Debajo del
balde en el freezer se encontró una bolsa identificada con la leyenda
"MAT. REMANENTE PER 6730/94 (Esquirlas)", y adentro se encontraron 14
bolsitas transparentes con restos metálicos, rotuladas con números que se
correspondían con las autopsias. Los forenses se llevaron el balde y lo
descongelaron en la morgue. Descubrieron allí restos orgánicos, hisopos con
muestras, frascos con pelos de las víctimas y restos.
Los fiscales ordenaron realizar estudios de ADN para
determinar a qué víctimas pertenecen. Si eventualmente alguno de ellos no
corresponde a ninguna de las conocidas, se podría estar frente al conductor
suicida o a otra víctima.
La fiscalía le pidió a Gendarmería Nacional que
comparara las esquirlas con los restos de la Trafic secuestrados tras la
explosión. Realizaron un estudio con un microscopio electrónico de barrido con
espectometría de dispersión de rayos X que analizó la estructura metálica de
las esquirlas y su recubrimiento.
Tres de las esquirlas extraídas de los cuerpos hace 22
años a horas de la explosión, tenían el mismo recubrimiento que las piezas de
la Trafic encontradas en la escena, basado en fósforo, magnesio y cinc. Es
decir que las esquirlas sacadas de los cuerpos eran partes de la Trafic.
Los fiscales buscaron y ubicaron mediante testimonios
de sobrevivientes a estas víctimas de las que se extrajeron estos restos
metálicos cerca de la explosión. Emilia Jacubieck (de quien se extrajo una
chapa retorcida) estaba en la puerta de Pasteur 633. Elena Kastika, de cuyo
cuerpo se extrajo una chapa retorcida, estaba a metros de la AMIA, según
declaró Rosa Montano, la mama de Sebastián Barreiro, que falleció. Se le
extrajo de la espalda un trozo metálico que se corresponde con la Trafic. Hasta
ahora se sabía del coche-bomba por los restos hallados en la escena y edificios
linderos, las piezas deformadas con vestigios de explosivo. Ahora se sabe que
los trozos incrustados en los cuerpos eran de esa camioneta, con lo que no
queda lugar para teorías sin sustento.
"La determinación de la existencia de esquirlas
metálicas en los cuerpos de las víctimas coincide con la estructura y
recubrimiento de los restos de la Trafic secuestrados al momento del hecho y,
tal como fuera objeto de los médicos forenses a la hora de preservarlas con
gran tino, permite afirmar que el aparato infernal no pudo ser otro que esa
camioneta", concluyeron los fiscales.
Los fiscales señalaron que la idea es ir pisando en
firme con miras a otras instancias procesales, ya sea en el futuro juicio
contra Carlos Telleldín, si prospera un formato de juicio en ausencia contra
los acusados de volar la AMIA o en un proceso con los acusados detenidos a
disposición de la justicia argentina.