definió
cómo debe ser la política.
ReL1 octubre 2017
Francisco se desplaza este domingo a la región
italiana de Emilia-Romaña, con una visita pastoral a las ciudades de Cesena y
Bolonia.
En Cesena celebró un encuentro con los ciudadanos en
la Piazza del Popolo, donde comenzó recordando que de ella habían salido dos
Papas, Pío VI (de cuyo nacimiento se celebra el tricentenario) y Pío VII. Y
aprovechó la idea misma de plaza pública y de su centralidad y su papel social
en las comunidades, para una reflexión sobre la política y el gobierno.
"En esta plaza se aprende", dijo, "que
sin buscar con constancia, compromiso e inteligencia el bien común, tampoco los
individuos podrán disfrutar de sus derechos y realizar sus más nobles
aspiraciones, porque faltaría el espacio ordenado y civil donde vivir y actuar.
La centralidad de la plaza manda, pues, el mensaje de que es esencial trabajar
todos juntos por el bien común".
La "buena política"
Francisco proclamó "la necesidad, para la vida de
la comunidad, de la buena política; no de la que sirve a las ambiciones
individuales o a la prepotencia de facciones o centros de interés. Una política
que no sea ni sierva ni ama, sino amiga y colaboradora; ni temerosa ni temeraria,
sino responsable y por tanto valiente y prudente al mismo tiempo; que haga
crecer la implicación de las personas, su progresiva inclusión y participación;
que no margine a ninguna clase, que no saquee ni envenene los recursos
naturales, que no son un pozo sin fondo sino un tesoro que nos ha dado Dios
para que lo usemos con respeto e inteligencia. Una política que sepa armonizar
las legítimas aspiraciones de los particulares y de los grupos teniendo bien
aferrado el timón en interés de toda la ciudadanía".
"Este es el rostro auténtico de la política y su
razón de ser: un servicio inestimable al
bien de toda la colectvidad. Y este es el motivo por el que la doctrina social
de la Iglesia la considera una noble forma de caridad".
El buen político sabe aparcar sus ideas personales
Francisco invitó a los jóvenes y menos jóvenes a
comprometerse personalmente en este campo, "rechazando toda forma, por
pequeña que sea, de corrupción": "La corrupción es la carcoma de la
vocación política. La corrupción no deja que crezca el civismo. Y el buen
político también tiene su propia cruz cuando quiere ser bueno porque muchas
veces debe abandonar sus ideas personales para asumir las iniciativas de los
demás y armonizarlas, aunarlas, para que sea precisamente el bien común el que
avance".
"En este sentido", continuó Francisco,
"el buen político acaba siempre siendo un 'mártir' del servicio, porque
deja de lado sus propias ideas, sin abandonarlas, sino debatiéndolas con todos
para caminar hacia el bien común, y esto es muy hermoso".
Seis virtudes del político
El Papa detalló luego las virtudes que debe tener un
político para ejercer su misión: "Desde esta plaza os invito a considerar
la nobleza de la actividad política en nombre y a favor del pueblo, que se
reconoce en una historia y valores compartidos y pide tranquilidad de vida y un
desarrollo ordenado. Os invito a exigir de los protagonistas de la vida pública
coherencia en el compromiso, preparación, rectitud moral, capacidad de
iniciativa, paciencia y fortaleza de ánimo al afrontar los desafíos actuales,
sin pretender sin embargo una imposible perfección".