Un Presidente, al llegar al poder, describía así la situación:
"El país estaba al borde del desastre. El presupuesto presentaba un descubierto insoportable. Teníamos exceso de empleados públicos y en las empresas privadas aumentaba la desocupación. Nuestra deuda pública era enorme y habíamos incumplido compromisos sujetos a sentencias judiciales externas. Las exportaciones no alcanzaban las tres cuartas partes de las importaciones. por desconfianza no teníamos crédito internacional alguno y tuvimos que implorar ayuda a ciertos países amigos para poder mantener el comercio exterior. La actividad económica estaba próxima al derrumbe porque debíamos imponer un cepo a las compras o viajes al exterior y no podíamos importar insumos. Los compromisos de ventas internacionales no pudieron sostenerse porque nuestros productos no tenían precios competitivos. La única alternativa que nos quedaba era el milagro o la quiebra".
(Memorias del general De Gaulle)
Hubo duras resistencias al principio, pero el plan de saneamiento bajo el liderazgo de De Gaulle fue existoso: en seis meses se venció la inflación, crecieron las exportaciones, aumentó la oferta de empleos y, en menos de un año, se duplicaron las inversiones. Una de las claves de tales logros fue la confianza que atrajeron la calidad técnica de aquel equipo de expertos y su acertado diagnóstico.
Fuente: Fernando Laborda, La Nación, 20-5-18