domingo, 20 de mayo de 2018

HAMÁS SE DISIMULA ENTRE HUMO Y ESPEJOS, PARA ATACAR A ISRAEL



James Phillips

El Ojo Digital, 18 de May de 2018

Gran parte de la cobertura de los medios de comunicación tradicionales sobre la apertura de la embajada de Estados Unidos en Jerusalén vinculó la ceremonia al tumulto generado por palestinos a lo largo de la frontera entre Israel y Gaza, sugiriendo que existió allí una relación causa-efecto. Pero esta es una falsa conclusión: los incidentes violentos en Gaza fueron orquestados por Hamás, la organización terrorista palestina de proyección islamista, como parte de su programa propagandístico antiisraelí intitulado 'Gran Marcha de Retorno'.

La campaña buscó subrayar el 'derecho de retorno' de los palestinos, destruyendo la reja perimetral, ostensiblemente para permitir que los palestinos 'regresen' a hogares que habían abandonado en la guerra de 1948 que llevó a la creación del Estado de Israel moderno. Los incidentes hubiesen tenido lugar sin importar la locación de la embajada estadounidense, porque los palestinos simplemente buscaban desacreditar a Israel en el 70avo. aniversario de su creación.

Hamás, quien supo tomar el poder en Gaza tras un sangriento golpe de Estado en 2007, ha tenido  al menos dos millones de ciudadanos de Gaza como rehenes, en su poco promisoria explicitación de destruir a Israel. Los militantes de Hamás se ocultaron entre civiles palestinos para disparar cohetes contra objetivos civiles en Israel, provocando tres guerras contra Tel Aviv en 2008, en 2012, y en 2014.

Luego de que Israel lograra reducir la amenaza de los cohetes -ejecutando ataques de precisión y desplegando sistemas de defensa misilística-, Hamás dio inicio a la construcción de túneles bajo la frontera, que son empleados en ataques furtivos contra soldados y civiles israelíes. Como parte de su modelo propagandista 'Gran Marcha de Retorno' -que comenzara oficialmente en marzo-, Hamás movilizó a civiles palestinos para que oficien como escudos humanos para ocultar un esfuerzo sistemático en pos de desmantelar la reja perimetral, y escenificar una masiva infiltración del territorio israelí que podría amenazar a miles de civiles que residen a lo largo de la línea fronteriza.

Literalmente, Hamás utilizó humo y espejos para disfrazar su ataque contra la frontera, en una operatoria que involucró armas de fuego, explosivos, cócteles Molotov, barriletes-bomba, y globos incendiarios. Mientras los apologistas de la estrategia de violencia empleada por Hamás han desparramado culpa y responsabilidad exclusivamente contra Israel, dado el 'uso excesivo de la fuerza' contra 'manifestantes', claramente Hamás ha logrado exponer sus cruentas intenciones.

'Esto no es una resistencia pacífica. ¿Ha disminuído la opción de la lucha armada? No. Al contrario; está creciendo y se exhibe en desarrollo. Eso está claro', sentenció ante la cadena televisiva al-Jazeera Mahmoud al-Zahhar (funcionario senior de Hamás), el pasado 13 de mayo. 'Así es que, cuando hablamos de "resistencia pacífica", estamos engañando al público. Esto es una resistencia pacífica respaldada por una fuerza militar y por agencias de seguridad, y que disfruta de un tremendo respaldo popular'.

El 16 de mayo, otro alto funcionario de Hamás, Salah al-Bardawil, reconoció que 50 de los 62 palestinos asesinados el 14 de mayo -fecha de apertura de la embajada estadounidense- eran miembros del grupo terrorista.

Claramente, la responsabilidad por la violencia política a lo largo de la referida frontera debe enfocarse exclusivamente en Hamás. Ningún gobierno en el globo toleraría que una fuerza hostil cruzase una frontera para cometer homicidios en masa. Un acuerdo de paz entre Palestina e Israel será imposible, mientras Hamás continúe reteniendo Gaza. Hasta tanto Hamás sea derrotado o bien desacreditado por completo, continuará sacrificando las vidas y el bienestar de los palestinos, a los que ha tomado por rehenes. Lo cierto es que, para Hamás, los civiles palestinos son peones dignos de manipulación, a la hora de montar el escenario de su marcha militante islamista por la muerte.

Ya es suficientemente negativo que Hamás emplee el cinismo de estas cruentas tácticas a efectos de avanzar en su meta de destruir al Estado de Israel; pero sería incluso peor si los medios de comunicación occidentales fracasaran en su intento de analizar la realidad más allá de la cortina de humo y espejos desplegada por Hamás. Eso le permitiría al núcleo terrorista prolongar su brutal dominio sobre Gaza, y alentar a esta organización para que continúe ocultándose detrás de civiles palestinos para, tiempo después, asesinar a civiles israelíes.