del Congreso de Filosofía de
Mendoza, la Comunidad está des-organizada
Por Marcelo Gullo
Infobae, 9 de abril de 2019
El 9 de abril de 1949, en la Universidad Nacional de Cuyo, el
general Juan Domingo Perón presentó, ante algunos de los más importantes
filósofos del mundo, un texto -síntesis de base filosófica- sobre lo que
representaba sociológicamente la tercera posición sostenida por su gobierno. El
discurso leído por Perón pasaría a la historia en forma de libro: La Comunidad
Organizada. Pero, es importante entender
-como el mismo Perón aclaró ese 9 de abril- que la Comunidad Organizada
era para él tanto un modelo ideal a alcanzar como un plan en ejecución. Un
modelo y un plan que él mismo había ideado, y que como Presidente de la Nación,
estaba ejecutando.
Sin embargo, antes de
adentrarnos en el recuerdo y el análisis, para que este no sea uno más de los
tantos falsos homenajes a los 70 años de la Comunidad Organizada, preciso es confesar entonces que ese ideal se
evaporó en el tiempo y que la Argentina que Perón construyó se ha desvanecido.
Porque la única verdad es la realidad y sólo la verdad nos hace libres, es
preciso reconocer entonces que la Comunidad Organizada que pensó y construyó
Perón junto con el pueblo argentino ya
no existe.
La Argentina industrial es
tan sólo un recuerdo, uno de cada dos niños es pobre, cientos de miles de
familias están destruidas, los caprichos se han transformado en derechos, el
matrimonio no es más entendido como una misión sino como un contrato, la droga
hace estragos en los sectores más pobres mientras los ricos se refugian en
guetos cada vez más amurallados. Con honrosas excepciones, los dirigentes
sindicales se han transmutado en empresarios. Los autodenominados militantes
peronistas, en su inmensa mayoría, se han convertido en individuos bipolares
que por un lado predican la doctrina de Perón y por el otro -con la excusa de
un falso pragmatismo que debería ser llamado "puestismo"– apoyan a
candidatos a intendentes, gobernadores, senadores o presidentes que son en
realidad liberales o progresistas.
Dios es el gran ausente del
discurso de los llamados (por los medios masivos de comunicación) dirigentes
peronistas que han olvidado, o no quieren recordar, que el liberalismo y el
progresismo son concepciones antropológicamente opuestas a la sustancia misma
de la Comunidad Organizada.
Para Perón, la Comunidad
Organizada como ideal a alcanzar encontraba sus raíces más profundas en Grecia
y Roma. Sin embargo, aclaraba, su plena realización como modelo ideal perenne
para los pueblos sólo había sido posible a partir de la rectificación del
pensamiento greco-romano hecha por la fe y el pensamiento cristiano. La
comunidad organizada pensada por Perón -como un plano que guiaba tanto su obra
de gobierno como su propuesta para la organización de la vida en común no sólo
de los argentinos sino de todos los iberoamericanos- era en definitiva el
resultado del encuentro de las tres colinas: la Acrópolis, el
Capitolio y el Gólgota. Era el resultado histórico, querido por la providencia del encuentro
entre, Atenas, Roma y Jerusalén, del encuentro entre la razón filosófica de los
griegos, el pensamiento jurídico de Roma y la fe y doctrina cristiana que, al
proclamar que todos los hombres era hijos de un mismo Padre y hermanos en
Cristo, extendió por primera vez el
concepto de prójimo a toda la humanidad. Para Perón el cristianismo le dio a la
persona aquello que los griegos sólo habían logrado intuir: la conciencia plena
de que poseía un alma inmortal y que creado a imagen y semejanza de Dios era
por consecuencia un hombre libre. Es en ese sentido que Perón afirma el 9 de
abril de 1949 delante de los más
importante filósofos del mundo:
"La idea griega
necesitaba para ser completada una nueva contemplación de la unidad humana
desde un punto de vista más elevado. Estaba reservada al cristianismo esa
aportación. El Estado griego alcanzó en Roma su cúspide. La ciudad, hecha
imperio, convertida en mundo, transfigurada en forma de civilización, pudo
cumplir históricamente todas las premisas filosóficas. Se basaba en el
principio de clases, en el servicio de un 'todo' y, lógicamente, en la
indiferencia o el desconocimiento helénico de las razones últimas del
individuo."
Sin embargo, aclara Perón,
que de esas tres colinas será a la del Gólgota a la que le corresponderá
realizar el aporte más sustancial porque es el cristianismo el que "hizo
de la libertad -teórica y limitada hasta entonces- una posibilidad
universal". A partir de la conciencia del libre albedrío instaurada por el
cristianismo no se podrá ya nunca más considerar al hombre como juguete de los dioses, ni como un animal
esclavizado por el impulso ciego de sus instintos, ni como sujeto determinado por las fuerzas
materiales surgidas de la relación con
los medios de producción. El cristianismo no será para Perón el opio de los
pueblos sino la condición histórica necesaria para la liberación de los mismos.
El cristianismo será para Perón la primera gran revolución, la revolución
trascendente dentro de la cual se insertará la revolución justicialista como
expresión política, adaptada a los tiempos,
de esa revolución trascendente inaugurada por el mensaje cristiano. Es
en tal sentido que Perón afirma en Mendoza el 9 de abril de 1949:
"Una fuerza que clavase
en la plaza pública como una lanza de bronce las máximas de que no existe la
desigualdad innata entre los seres humanos, que la esclavitud es una
institución oprobiosa y que emancipase a la mujer; una fuerza capaz de atribuir
al hombre la posesión de un alma sujeta al cumplimiento de fines específicos
superiores a la vida material estaba
llamada a revolucionar la existencia en
la humanidad. El Cristianismo, que constituyó la primera gran revolución, la
primera liberación humana, podrá rectificar felizmente las concepciones
griegas. Pero esa rectificación se parecía mejor a una aportación. Enriqueció
la personalidad del hombre e hizo de la libertad, teórica y limitada hasta
entonces, una posibilidad universal. En evolución ordenada, el pensamiento
cristiano, que perfeccionó la visión genial de los griegos, podría más tarde
apoyar sus empresas filosóficas en el método de éstos, y aceptar como propias
muchas de sus disciplinas. Lo que le faltó a Grecia para la definición perfecta
de la humanidad y del Estado fue precisamente lo aportado por el Cristianismo:
su hombre vertical, eterno, imagen de Dios. De él se pasa ya a la familia, al
hogar; su unidad se convierte en plasma que a través de los municipios
integrará los Estados, y sobre la que descansarán las modernas colectividades."
El cristianismo es para
Perón la condición necesaria y la base sustancial que hace posible la libertad
del hombre y de los pueblos cualesquiera sean las circunstancias que al hombre
o a los pueblos les toque vivir. El cristianismo es para Perón la sólida verdad
que le permitirá al hombre, armado con ella,
"desafiar cualquier mudanza" favorable o desfavorable. Es por
eso que Perón afirma que con la "feliz revelación" aportada por el
cristianismo:
"La libertad,
expropiable por la fuerza antes de saberse el hombre poseedor de un alma libre
e inmortal, no será nunca más susceptible de completa extinción. Los tiranos
podrán reducirla o apagarla momentáneamente, pero nunca más se podrá prescindir
de ella: será en el hombre una 'conciencia' de la relación profunda de su
espíritu con lo sobrehumano. Lo que fue privilegio de la República servida por
los esclavos, será más adelante un carácter para la humanidad, poseedora de una
feliz revelación."
El peronismo, antes de ser
infectado por el neoliberalismo en la década de los 90 y por el progresismo en
las primeras dos décadas del nuevo siglo, se planteó como una tercera posición
superadora del liberalismo y del marxismo para la construcción de una Comunidad
Organizada tal como Perón la había explicitado en aquel ya lejano 9 de abril de
1949. Sin embargo hoy esa idea fuerza ha sido abandonada por la dirigencia
liberal y progresista que se ha adueñado del movimiento político creado por
Juan Domingo Perón. El peronismo se ha transformado de un movimiento de liberación nacional en un partido de
administración colonial. En el más eficiente partido político para la
administración colonial. Hoy la oligarquía financiera internacional tiene dos
brazos, el neoliberalismo y el progresismo. Lo que es lo mismo que decir
liberalismo de derecha y liberalismo de izquierda. Y la mayoría de la
dirigencia peronista se ha entregado a uno u otro de los brazos de la
oligarquía financiera internacional.
A setenta años de aquel memorable
discurso de Perón en la Universidad de Cuyo la Argentina es hoy una
comunidad desorganizada, sin Dios, sin trabajo y sin justicia.
El autor es politólogo y
ensayista. Su último libro es "Relaciones Internacionales. Una teoría
crítica desde la periferia sudamericana" (Biblos, 2018)