lunes, 22 de abril de 2019

LAS PRÓXIMAS ELECCIONES



 presidenciales y la ciberdefensa
por Carlos Pissolito
Informador Público, 21-4-19
Dicen que José Stalin, el dictador de la Unión Soviética, dijo que lo más importante en una votación es saber quién cuenta los votos, antes que tener muchos electores.

Una bravuconada de la que el cruel gobernante nunca tuvo que rendir cuentas, al menos en este mundo, ya que murió en pleno ejercicio del poder.

Sin embargo, hoy en día, esto no solamente sigue siendo posible. También, lo es el poder realizar fraude con los resultados de una elección cualquiera, aún, desde una larga distancia mediante el uso de ciberataques.

Decimos esto porque no son pocas las sospechas de que los países poseedores de la tecnología necesaria puedan y hayan podido en el pasado, mediante diversas manipulaciones, modificar los resultados electorales en otros países.

Por ejemplo, se destacan las acusaciones de interferencia rusa en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos de 2016. La CIA sostuvo que el gobierno ruso participó con interferencia electoral durante las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 2016.

Volviendo a lo nuestro, mediante la ley "Sáenz Peña" sancionada el 10 de febrero de 1912, los argentinos tuvimos acceso al voto universal secreto y obligatorio y que estuvieran inscriptos en el padrón electoral. Precisamente, para evitar lo que se conocía como el “fraude patriótico”.

Como tal, el sistema electoral argentino, que es mecánico pero muy seguro, está sostenido sobre cuatro pilares fundamentales: las FFAA que brindan la seguridad al acto comicial, el Correo Argentino que efectúa el traslado de las urnas y transmite los resultados electorales; la Cámara Nacional Electoral que es la autoridad superior de aplicación de la legislación pertinente y la Dirección Nacional Electoral, dependiente del Ministerio del Interior, que es la responsable de programar, organizar y ejecutar las tareas vinculadas con el financiamiento y la difusión de los resultados comiciales.

Cabe aclarar que desde 1997, es una empresa privada la responsable de realizar lo que se denomina el “recuento provisional de resultados.” Siendo la justicia electoral la responsable del escrutinio definitivo y que se efectúa varios días después. Obviamente, que el resultado que vale es el primero. Es decir el que emite el Ministerio del Interior con los resultados producidos por la empresa a las pocas horas del cierre de los comicios.

En consecuencia, rever un resultado ya emitido es casi imposible, si es que hubiera una discrepancia con el escrutinio final que realiza la justicia electoral.

La empresa española INDRA tuvo a su cargo esa tarea desde el principio y sin interrupciones. Pero, en la última licitación pública, la multinacional Smarmatic de origen venezolano-norteamericano con sede en Londres, presentó la mejor cotización, luego perfeccionada para superar una compulsa final con Scytl. A la par, INDRA elevó una impugnación contra la firma adjudicada arguyendo falta de transparencia en las elecciones por ella en Kenia, Las Filipinas y El Salvador.

Por su parte, el Comando General Electoral de las FFAA, lleva su propio control del acto eleccionario. Lo hace son su propio sistema de comunicaciones y con un software diseñado al efecto. No tiene responsabilidad de escrutinio electoral; pero, por ejemplo, consigna la cantidad de urnas transportadas, el robo de urnas y las denuncias por fraude.

En función, de lo señalado más arriba, respecto de la posibilidad de sufrir ciberataques proponemos lo siguiente:

1ro Una cuestión que seguramente se encontrará prevista: que el mencionado comando electoral disponga del apoyo gubernamental necesario para disponer de una efectiva ciberdefensa.

2do Una cuestión que probablemente no se encuentra prevista: que ese comando realice un cómputo de votos mediante un sistema no susceptible de ser manipulado desde el exterior y que pueda ser usado como alternativa en caso de sufrir un ciberataque el sistema de cómputos principal.