“presos políticos” y otras yerbas
por Juan José de Guzmán
Informador Público, 2-12-19
Una Navidad sin “presos
políticos”, podría ser el título de una consigna en cualquier país en donde el
totalitarismo o una cruel dictadura imperasen. Pero en Argentina, los
oportunistas de siempre han decidido que sea el nombre de una convocatoria en
torno a los Tribunales Federales para pedir por la liberación de ex
funcionarios que durante el ejercicio de sus funciones han cometido gravísimos
hechos de corrupción y se han enriquecido hasta el infinito, a costillas del
Estado, que es como decir “en contra de todos nosotros”.
Algo así como imaginar una
marcha convocada a las puertas del purgatorio, donde quienes la organizaran
pidieran la salida inmediata de esa situación y el pase directo al cielo, y que
entre sus concurrentes pudieran distinguirse nítidamente a Hitler, Saddam
Hussein, Francisco Franco, Alberto Fujimori, Bin Laden, Al Capone, etc., etc.,
todos ellos preparados para la estadía final con atuendo de ángeles llevando en
sus manos, en lugar de trompetas, pancartas gigantes con leyendas que dijeran
“nosotros fuimos buenos, no hicimos nada malo, estamos aquí porque nos
persiguieron en la Tierra”, un verdadero despropósito.
Afortunadamente la indiferencia
casi total de la ciudadanía a la cual iba dirigida esa “humanitaria
convocatoria” dejó muy en claro que los argentinos hemos aprendido, a partir de
nuestros fracasos, a llamar a las cosas por su nombre. Que no es lo mismo decir
“presos políticos” que “políticos presos”. ¿Se entiende?