(Carta
abierta)
Felicito a los curas que siguen celebrando Misa con pueblo,
normas sanitarias cumplidas sin rendición a los titiritados del NOM e imitando por ejemplo a los obispos de Alcalá
de Henares o de Polonia.
El Estado no puede mandar sobre la Iglesia que es
sociedad soberana. ¿Faltaría más?: “Dígame, Monseñor Kiciloff, ¿qué manda el Nuevo Orden Mundial sobre la
comunión en la boca?”; “¿qué canon de la Misa se puede… para no contagiarse, vio?”. “Con los mandamientos,
¿seguimos como estamos…?”. “Con el 6 y el 7 no pensábamos transar, pero a
propósito, Vueselencia, con toda humildad y obediencia, ¿seguirán con el
genocidio abortista de Estado que en 2019 desapareció 121.525 pibes, harán la
venia al Fondo Monetario dictando por ZOOM la ley contra los no nacidos que les
rechazamos en el Argentinazo y seguirán matando jóvenes ya nacidos con la Educación
Sexual Inmoral que acorta vidas o con el hambre que están desatando? ¿Seguirán
violando las garantías constitucionales y con suma del poder, legislativo de
vacaciones y judicial casi pero respectivamente cobrando unos y otros y respectivamente
de nuevo todos mudos bien muditos que son la Mudez misma, oposición incluída
casi todo el plantel titular y el banco de suplentes?
“¡Basta de
silencios! ¡Gritad con cien mil lenguas! porque, por haber callado, ¡el mundo
está podrido! La esposa de Cristo ha empalidecido, ha perdido el color, porque
le están chupando la propia sangre, es decir, la sangre de Cristo”. (Santa
Catalina de Siena, carta 16, “A un prelado”).
Que los argentinos somos demasiado mansos, y a veces los
católicos pior, puede ser pero ojo; sin ir más lejos acuérdense del glorioso 8/9
de agosto de 2018. Ojo digo porque el pueblo puede desilenciarse y gritarles en
la cara lo que tanto temen, que ya se desacató 20 de junio, 9 de julio y 8 de
agosto y el hambre desencuarentenó al AMBA a la fuerza.
No hay que tremendizar, pues los sacerdotes a quienes alabando
estamos, no son de blandir, como armas agresivas, medievales baculones; - se
ponen, con discreción, los debidos pantalones. Ejemplo religioso y también cívico, como el de
Ariel Suárez, que me parece que lo oigo canturreando, a cada remada por el
Paraná, el Himno en la parte que no cantamos pero gritamos fuerte: “A vosotros se atreve, argentinos. El
orgullo de vil invasor”.
Héctor H. Hernández
Ciudadano
argentino y católico. Defensor Federal jubilado. Autor del libro La Felicidad de los Argentinos y la Religión y de tres libros sobre el Genocidio del aborto.
DNI 4.687.397 - San Nicolás de los Arroyos, 11 de agosto de 2020.