FORO
PATRIÓTICO MANUEL BELGRANO
Quiénes Somos
El Foro es un
espacio de encuentro de pensadores que, con variada pertenencia y plural
mirada, reflexionan y trabajan con el anhelo de alcanzar el desarrollo de la
Argentina y la unión nacional. Nuestra Patria, y en especial sus dirigentes,
necesitan contar con concepciones y propuestas que se nutran en nuestras raíces
y en los valores que nos engrandecieron, para superar la imposición de una
ideología “progresista” que, con un discurso único y “correcto”, pareciera
condicionar y atravesar toda la realidad política del país. La importancia de
contar con una usina de ideas así inspirada, que revitalice el pensamiento y la
acción al servicio del Bien Común, es lo que aquí nos une.
Editores Responsables:
Prof. Claudio Chaves
Dr. Miguel Ángel Iribarne
MANIFIESTO
“No busco la
gloria sino la unión de los americanos y la prosperidad de la Patria”
Iberoamérica es un
subcontinente con una impronta cultural muy poderosa, que nos define y al mismo
tiempo nos vincula al resto del mundo. Somos el resultado del encuentro entre
España, la avanzada cultural y económica del siglo XV, con los pueblos
amerindios. De esta confluencia nace el verdadero pueblo originario de América:
la sociedad criolla que, en el caso argentino, irá fortaleciendo su lazo
inicial con Europa a través de la caudalosa inmigración de los siglos XIX y XX.
Aquella sociedad
reconoció valores que han hecho de nuestra civilización el portaestandarte de
principios centrados en la vida, la libertad, la responsabilidad y las
obligaciones individuales para con el prójimo: valores que en el siglo XXI
están siendo cuestionados por la élite política y una globalización que, si
bien es inexorable como entramado técnico-económico, no por ello conlleva la
aceptación acrítica de la ideología cosmopolita y ahistórica generada por una
casta intelectual mundial devenida en oligarquía decadente y superflua.
Nuestro país se
construyó en valores y con valores. La gesta de la Independencia con la entrega
sin contraprestación a la Patria y a la libertad de la cual el General
Belgrano, a quien hoy homenajeamos, es una extraordinaria fuente de inspiración
que debiera guiar nuestros pasos. El
éxodo jujeño fue apenas una muestra de aquellas horas de gloria. Batallamos sin
tregua por organizarnos constitucionalmente, lo que era el mandato de los
pueblos y de la hora. Lo hicimos con las mejores intenciones, como lo
explicaba Juan Bautista Alberdi en una carta a Sarmiento: "Con caudillos,
con unitarios, con federales, y con cuanto contiene y forma la desgraciada
República, se debe proceder a su organización, sin excluir ni aún a los malos,
porque también forman parte de la familia".
Luego llegaron la
consolidación de la nación y la ocupación de nuestro territorio a la deriva, en
las inmensidades patagónicas y en el bosque chaqueño, resguardando nuestras
fronteras interiores y exteriores. Orden, seguridad jurídica y progreso. En ese
venturoso país recibimos millones de inmigrantes rápidamente asimilados a
nuestra cultura, a la vida social y a la política. La tradición mestiza de la
época hispánica nos preparaba para hacer de nuestra Patria un territorio
amigable con el extranjero que venía a trabajar.
El siglo XX
transitamos a los tumbos enmarcados en los grandes conflictos mundiales, ante
los que no siempre supimos responder con acierto. Sin embargo, y no obstante
los contratiempos, integramos la sociedad civil a la política y a las
instituciones, y al conjunto de los argentinos a la justicia social. No resultó
fácil, hubo marchas y contramarchas, pero no había dudas sobre ciertos bienes a
defender: la Patria, el trabajo, la dignidad y la integración para todos, el
respeto social en la vida cotidiana, la familia, la política, la escuela, los
medios de comunicación al servicio de la cultura, la justicia, lo sagrado, la
belleza y la bondad. En fin, enumerar las áreas en las que lamentablemente
luego se instaló la decadencia sería muy extenso.
Años de idas y
vueltas, proscripciones, violencias larvadas que finalmente emergieron. Cuando
la Patria estuvo en peligro frente a la posible desintegración por el ataque de
fanáticos y violentos cegados por ideologías totalitarias que atentaron contra
la democracia y el orden constitucional, la política y las Fuerzas Armadas
respondieron, a veces bien, a veces mal. Luego de la gesta de Malvinas, se
llegó a un saludable y profundo consenso sociopolítico sobre la importancia de
cuidar el sistema democrático por encima de cualquier diferencia y rumbo. Este
esencial acuerdo no se extendió a otros puntos, y así costó encontrar rumbos,
enmendar errores y sostener aciertos de gobiernos que no fueran los propios. En
ese marco, todo parece hoy tener que leerse y filtrarse a través de una cultura
progresista que nada tiene que ver con nuestra esencia y con los valores que
pueden permitirnos recuperarnos, y que se ha vuelto identitaria de la mayoría
de las expresiones políticas y mediáticas. El sentido común parece olvidado, y
desde esa progresía transversal a casi todo el sistema político nos quieren
imponer la relativización de la vida, de la responsabilidad que le cabe al
culpable de un delito, de la cultura del esfuerzo y la superación, de la
libertad de expresión y de enseñanza, en resumen, de los valores, instituciones
y prácticas que engrandecieron a las naciones más desarrolladas y libres de
nuestra civilización.
La modernidad y el
progreso no pueden construirse sobre la pérdida de aquellos valores propios de
nuestra identidad. Ya lo decía, no hace mucho tiempo, Octavio Paz: ¨Nunca he
creído que la modernidad consista en renegar de la tradición sino en usarla de
un modo creador¨. Nos reconocemos en nuestros próceres, constructores de la
nacionalidad, y en los valores de siempre en los que nos apoyamos para marchar
al futuro. Hacemos nuestras las palabras
de Juan Bautista Alberdi: ¨Promover el progreso sin precipitarlo; evitar los
saltos y las soluciones violentas en el camino gradual de los adelantamientos;
abstenerse de hacer, cuando no se sabe hacer, o no se puede hacer; proteger las
garantías públicas, sin descuidar las individualidades…cambiar, mudar,
corregir, conservando¨
Creemos firmemente
en la Argentina y en aquello que necesita cuidar para su crecimiento: en la
economía de mercado, en la igualdad de oportunidades, en la justicia social, en
la república, en un fuerte federalismo, en la clara preminencia de la persona y
la sociedad civil frente al poder estatal y gubernamental -que sólo se
justifica por servir a la persona y su comunidad- y en una amplia y profunda
integración regional e internacional desde nuestra identidad y defendiendo
siempre nuestros intereses nacionales, sin perder nunca de vista que “Argentina
es el hogar”, como enseñaba el Presidente Juan Domingo Perón.
No somos
ingenuos: para que el capitalismo funcione mejor, necesita de un Estado que
cumpla bien su rol propio, con equidad, herramientas y presencia, con una
auténtica división de poderes, y sin ser colonizado por sectarismos ideológicos
o por poderes fácticos que no responden al conjunto del pueblo -en especial a
quien más lo necesita-, al Bien Común y a esos principios que permitan avanzar
en el desarrollo y la unidad nacional.
Esto nos vincula y
une a todos los integrantes y colaboradores del Foro Patriótico Manuel
Belgrano: somos argentinos con variada procedencia e identidad, que queremos
aportar nuestro trabajo intelectual en el campo de la lucha cultural que se
está desarrollando en nuestra nación, sin caer en el peligroso simplismo de lo
políticamente correcto ni en desarraigados progresismos ideológicos propios de
izquierdas reconvertidas pero insistentes en repetir los mismos errores
históricos de siempre. Nuestra usina de ideas al servicio de una causa que es
la reconstrucción y el progreso real de nuestra querida Patria, responde a la
vez a la necesidad que tiene la dirigencia nacional de poder contar con ideas,
análisis y propuestas que se animen a plantear salidas que parecen coartadas
por las modas y el discurso único que nos quieren imponer de afuera y arriba.
El Foro es abierto
y tributario de varias corrientes, que pueden complementarse y también diferir,
sin suscribir ni adherir necesariamente en todo, pero en esa pluralidad llena
de sentido hay una construcción y un camino: integrantes de los grandes
movimientos populares argentinos, humanistas católicos y judeocristianos en
general, liberales, conservadores, nacionalistas y desarrollistas. El Foro es
un amplio espacio de interrelación, encuentro y generosa contribución a la edificación
consistente de una Argentina conducida por ideales nobles, constructivos y lo
suficientemente claros como para sostener el rumbo histórico que nos volverá a
reencontrar con nuestros mejores momentos y tradiciones, y a través de ellos,
construir el futuro de la Patria grande, libre, soberana e integrada con que
soñamos todos.
Nuestra visión,
profundamente arraigada en nuestra historia y pueblo, no puede por tanto ser
cerrada ni sectaria, sino que debe nutrirse, sumar y no disociarse ni excluir
el legítimo sueño perenne de movilidad social ascendente a través del trabajo
honrado y el esfuerzo, que tantas veces se hizo realidad entre nosotros,
siempre dentro de un Estado de Derecho que lo hará sólido, justo y
profundamente democrático: necesitamos superar grietas y, en especial, la
antinomia peronismo/antiperonismo, para finalizar con el declive y frustración
que padece nuestra Patria.
No creemos que en
la Argentina exista un conflicto de clases, ni siquiera básico entre
“burguesía” y “proletariado”, si es que estas palabras conservan siquiera un
significado unívoco. Nuestro conflicto
estructural se plantea, en la actualidad, entre la Argentina parasitaria y la
Argentina trabajadora y productiva. Hay un quiebre entre una transversal clase
política/estatista asociada con los que crecen depredando alrededor de sus
relatos y, por otro lado, los sectores productivos de la sociedad en toda su
variedad que se sienten cada vez más debilitados e indefensos.
Los escritores,
docentes y pensadores que aquí participamos estamos profundamente persuadidos
de la inviabilidad futura de un país que siga sometido a este esquema de
expoliación sin sentido y sectario. En el Foro debatiremos todos aquellos temas
que hagan al bienestar y la salud de la Patria, porque sin ideas y concepciones
acertadas no hay acción positiva ni logros comunes tangibles. A esta necesaria
y amplia labor, aporte y construcción somos llamados: ¡bienvenido sea!