comienza entre ataques liberales
Luca Volonte
Brújula cotidiana,
04_06_2024
A pesar de los
constantes ataques de la Comisión Europea y de los intentos de diversos grupos
liberal-socialistas desde hace un año para evitarlo, la Hungría de Viktor Orban
asumirá en las próximas semanas (formalmente a partir del 1 de julio) la
presidencia semestral del Consejo Europeo y presentará un apretado programa de
iniciativas.
Entre los temas a
tratar, además de la inmigración, estarán la competitividad y las reformas que
protejan las identidades y competencias nacionales, el derecho de “veto” y el
voto por unanimidad. También se contemplarán iniciativas firmes para la
ampliación de la Unión a los países de los Balcanes Occidentales (Bosnia,
Serbia, Albania, Macedonia del Norte) y a favor de políticas favorables a la
natalidad que aborden la congelación demográfica en todo el continente. En
2023, el Consejo Europeo, a iniciativa de los gobiernos de Polonia y Hungría,
había pedido a la Comisión Europea que elaborara una propuesta para hacer
frente a los retos demográficos, en particular su impacto sobre la
competitividad.
La propuesta que
posteriormente adoptó la Comisión Europea en octubre de 2023, aunque genérica,
abarcaba cuatro pilares: el primero, facilitar la conciliación de la vida
familiar y laboral de las familias con hijos y hacer más accesibles los
servicios de guardería de calidad; el segundo, mejorar la situación del mercado
laboral y las oportunidades vitales de los jóvenes mediante el desarrollo de
sus capacidades; el tercero, preservar el bienestar de los grupos de mayor
edad; y, por último, el cuarto, estimular tanto la participación en el mercado
laboral de los jóvenes talentos como la formación, integración y contratación
de los inmigrantes legales.
Pues bien, dado
que la Comisión saliente no ha hecho nada, la Presidencia húngara tendrá que
encargarse de desarrollar todas estas propuestas y herramientas demográficas.
Durante los próximos seis meses tendrán que abordar las cuestiones demográficas
y sus efectos sobre la competitividad a escala de la UE como una de sus
prioridades, también reiteradas en los últimos meses.
Podemos imaginar
hasta qué punto esta prioridad del próximo semestre de la Presidencia húngara
produce urticaria a las numerosas asociaciones y corporaciones multinacionales
que dentro y fuera de las instituciones europeas han promovido, incluso en la
pasada legislatura, la posibilidad de asesinar a los inocentes libremente y
hasta el nacimiento, como un derecho “humano” y constitucional para la futura
Europa. Todo esto hace que Orban y su gobierno sean indigeribles para las
potencias liberal-socialistas euroatlánticas, que le tienen aún menos simpatía
por su amplio consenso electoral, su obstinada postura pacifista y su deseo de
convertirse en una bisagra entre una parte de la derecha y los conservadores
europeos.
A pesar de los
esfuerzos de Bruselas y Washington por ayudar a los partidos húngaros de la
oposición en contra de Víctor Orban, los sondeos para las próximas elecciones
europeas dan un 48% de apoyo a los partidos gobernantes, un 25% al nuevo líder
Péter Magyar y su partido identitario de derechas “Tisza” (Partido del Respeto
y la Libertad), un 8% a la coalición de socialistas (DK-MSZP-Alianza para el
Diálogo) y un 1% al partido “Momentum”, apoyado por Soros. En este contexto, y
para mayor decepción de los centristas europeos, Orban también está
desempeñando un papel importante a nivel europeo al aglutinar las prioridades e
intereses políticos de los conservadores de Giorgia Meloni y de los
identitarios y demócratas liderados por Marine Le Pen. Una operación política
que preveíamos y cuyos efectos positivos se apreciarán precisamente durante el
semestre de presidencia europea húngara.
Por último, los
numerosos políticos liberal-socialistas que impulsan la guerra de Europa contra
Rusia, el presidente francés Macron, el secretario general de la OTAN y exlíder
laborista noruego Stoltenberg, el alto representante europeo de Política
Exterior y exministro socialista español Borrell, mientras amenazan a Orban y a
Hungría con reducir el peso de la cartera de su próximo comisario europeo,
tienen que tomar nota de la popularidad del actual primer ministro húngaro. De
hecho, el sábado 1 de junio, ante decenas y decenas de miles de personas que
habían acudido a Budapest para manifestarse por la paz en Europa, Orban recordó
la necesidad de “enviar a Bruselas a nuestros candidatos, personas que no creen
en la guerra y la violencia... mientras Europa se prepara para la guerra”,
indicando otra prioridad política para 2024: la creación de una coalición por
la paz en toda Europa y la región transatlántica.