Informador
Público, 5-10-2024
Dirigentes del
peronismo de quince provincias, entre ellos siete ex gobernadores, legisladores
y ex legisladores nacionales e intendentes y ex intendentes, compartieron en un
hotel céntrico de Santa Fe una jornada de trabajo realizada bajo la consigna de
“Reflexiones para un nuevo amanecer argentino”.
En el encuentro,
promovido por el ex gobernador de Formosa Vicente Joga, el ex gobernador de
Entre Ríos Mario Moine y el ex diputado nacional entrerriano Emilio Martínez
Garbino, se analizó la actual situación del país y del peronismo, en un marco
de fuerte autocrítica, una clara diferenciación política con el “kirchnerismo”
y una inequívoca demostración de la voluntad de impulsar la construcción de una
nueva alternativa política.
La cabecera de la
mesa fue compartida por Moine, Joga, Martínez Garbino, el ex presidente
provisional Ramón Puerta, los ex gobernadores de Santa Fe, Víctor Reviglio, de
Mendoza, Arturo Lafalla, de San Juan, Roque Escobar, y de Santa Cruz, Sergio
Acevedo, el vicegobernador de Salta, Antonio Marocco, y el ex vicegobernador de
Tucumán, Julio Díaz Lozano.
Adhirieron también
al encuentro el ex gobernador de Jujuy Oscar Perassi, el presidente del
interbloque de legisladores provinciales del peronismo de Chaco, Atlanto
Honchercuk, y dirigentes de distintas provincias que por motivos personales
manifestaron estar imposibilitados de asistir.
Tras sendas
exposiciones de Moine y de Garbino Garbo, quienes explicaron el sentido de la
reunión, Reviglio realizó un amplio análisis de la situación del peronismo en
el marco de su historia y de los desafíos que afronta en el presente cuyo
contenido abrió un animado intercambio de ideas entre los asistentes, que giró
alrededor de un vasto temario previamente fijado por los organizadores y de un
documento introductorio elaborado por Pascual Albanese.
En sucesivas
exposiciones Puerta, Lafalla, Acevedo, Escobar y Marocco expusieron sus puntos
de vista sobre las perspectivas del peronismo en esta nueva etapa política. El
debate contó también con la intervención, entre otros, de Horacio Macedo
(Jujuy), Rodolfo Vacchiano y Angel Baltuzzi (Santa Fe), Luis Leissa (Entre
Ríos), Ernesto Tenembaum (Buenos Aires) y los dirigentes catamarqueños Jorge
Díaz Martínez y Guillermo Rosales Saadi.
Existió un
consenso generalizado acerca de la necesidad de avanzar en la elaboración de
una propuesta política que deje atrás las antinomias del pasado y sea capaz de
convocar no sólo al peronismo sino a una amplia constelación de fuerzas
políticas y sociales.
A tal efecto hubo
también acuerdo en constituir un “grupo de reflexión política” que por
iniciativa de Moine fue puesto bajo la advocación del escritor y poeta Leopoldo
Marechal, que caracterizó al peronismo como “la bisagra que abrió la puerta
para que el pueblo argentino protagonizara su propio destino”.
Simultáneamente,
se designó una comisión responsable de coordinar el trabajo de elaboración de
documentos sobre los temas abordados en el encuentro y se encomendó al núcleo
organizador, integrado por Joga, Moine y Martínez Garbino, la misión de
convocar a un nuevo encuentro nacional a efectuarse en noviembre.
La síntesis de las
conclusiones y el discurso de cierre de la jornada estuvieron a cargo de Joga,
quien evocó los orígenes de la convocatoria, fruto de un trabajo iniciado el
año pasado conjuntamente con el entrerriano Martínez Garbino y el dirigente
santafecino Emilio Ordoñez, que sumó rápidamente la participación de otros
dirigentes.
Participaron
también en las deliberaciones el ex diputado nacional Julio Gutiérrez y Enzo
Larrosa ( Santa Fe), Carlos Farizano (Corrientes), Miguel Linber (Buenos Aires)
y Fernando Lahoz, ex diputado nacional por Corrientes, junto con dirigentes de
otros distritos.
Reflexiones para
un nuevo amanecer argentino
Aportes para una
discusión
Las deliberaciones
del encuentro peronista realizado en Santa Fe estuvieron precedidas por un documento
introductorio, elaborado por Pascual Albanese, que fue presentado como un
aporte al debate:
1) La Argentina no
puede permanecer prisionera de una estéril confrontación política entre los
responsables de un presente de sacrificios y los protagonistas de un pasado de
frustraciones. Ni el gobierno ni el kirchnerismo tienen respuestas para salir
de esa encrucijada. La vuelta al pasado, a ningún pasado, por glorioso que
pueda haber sido, sea la Argentina del primer centenario de 1910 o aún la de
1945, pueden ser un horizonte que nos permita avanzar. Es imprescindible
construir una visión de futuro para recrear la esperanza de los argentinos.
2) Esto implica dejar atrás las antinomias de
peronismo-antiperonismo o derecha-izquierda. Para lograrlo hay dos condiciones
necesarias: el fortalecimiento de la democracia y el Estado de Derecho y la
creación de un clima de diálogo y de unidad nacional. Sobre esos cimientos será
posible forjar una nueva síntesis histórica que conjugue las dos grandes
aspiraciones que recorren toda la historia argentina: libertad y justicia
social.
3) Como decía
Perón, “la doctrinas no son permanentes. Lo único permanente es la evolución”.
No estamos sólo ante un cambio de gobierno sino frente a un cambio de época,
signado por la irrupción de la Cuarta Revolución Industrial, cuya expresiones
emblemáticas son el incesante avance de las nuevas tecnologías de la
información y la explosión de la inteligencia artificial. Esta nueva realidad
mundial exige repensar ideas y propuestas, en un ejercicio de actualización
doctrinaria que supone una nueva renovación que vuelva a colocar al peronismo a
la altura de los tiempos. Como señalara Perón, se trata, una vez más, de
“fabricar la montura propia para cabalgar la evolución, sin caernos”.
4) La identidad
doctrinaria del peronismo está asentada en dos pilares fundamentales: la
comunidad organizada y la justicia social, ambos inspirados en la doctrina
social de la Iglesia. Esos principios no pueden confundirse con el modelo
asistencialista impuesto en los últimos años, que terminó aumentando la pobreza
y la marginalidad social y perpetuando en esa condición a quienes decía
beneficiar.
5) Para el
peronismo la justicia social es sinónimo de movilidad social ascendente y de
cultura del trabajo. No tiene nada que ver con el clientelismo político. La quinta
de las Veinte Verdades Justicialistas subraya que “es justo que cada argentino
produzca por lo menos lo que consume”. En esta nueva sociedad del conocimiento
que emerge a escala global la educación es la principal herramienta en el
camino hacia la justicia social. El imperativo es una verdadera Revolución de
la Educación y del Trabajo. Sin una mayor inversión en la educación pública no
hay porvenir posible para la Argentina
6) Es ineludible
ir más allá de los planteos meramente coyunturales y elaborar una visión
estratégica de mediano y largo plazo que dibuje un nuevo horizonte para la
Argentina. La estabilidad monetaria y el equilibrio macroeconómico son dos
condiciones necesarias pero no suficientes. Es necesario un nuevo modelo
económico que garantice desarrollo, producción y trabajo, única forma de
enfrentar y resolver el drama de la pobreza. Para avanzar en esa dirección
la prioridad es el aliento a la inversión productiva, tanto nacional como
extranjera, con énfasis en un vigoroso aumento de las exportaciones, como única
forma de superar el estancamiento económico, el endeudamiento externo y el
estrangulamiento de la balanza de pagos.
5) Esa
estrategia de desarrollo está indisolublemente vinculada con la inserción de la
Argentina en el nuevo escenario mundial a través de una política exterior que
articule una férrea defensa del interés nacional con una cultura de la
asociación como demanda la época, sin alineamientos automáticos ni ideologismos
anacrónicos de cualquier signo.
6) En el plano
global esto implica una activa cooperación en la afirmación de los derechos
humanos, la defensa del medio ambiente y la lucha contra el narcotráfico, el
terrorismo y el crimen trasnacional. En el marco latinoamericano exige también
el fortalecimiento de la alianza estratégica con Brasil y la reformulación del
MERCOSUR como eje de la integración regional, con una perspectiva orientada a
la apertura hacia el Océano Pacífico y los países asiáticos, convertidos en el
mayor mercado consumidor y el principal motor de la economía mundial.
7) Sobre esas
bases materiales será posible avanzar en la recreación de una auténtica
Argentina federal, a partir del aprovechamiento integral de los recursos
naturales, en especial de la producción alimentaria, la energía y la minería,
el desarrollo de las economías regionales, el impulso a una industrialización
internacionalmente competitiva, la explotación de la plataforma submarina
(pesca e hidrocarburos) y la promoción de las industrias del conocimiento,
desde la inteligencia artificial hasta la biotecnología, que son las llaves del
futuro.
8) Este nuevo
protagonismo de las regiones, las provincias y los municipios, que procuran una
rediseño integral de la geografía económica argentina, requiere una
descentralización política que fortalezca sus autonomías, incremente sus
recursos financieros y permita satisfacer las urgentes demandas de seguridad,
salud y educación, desatendidas desde el poder central
9) Con el
peronismo solo no alcanza pero sin el peronismo no se puede. No se trata de
en absoluto de edificar una Argentina a imagen y semejanza del peronismo, sino
de forjar un peronismo al servicio de la Argentina. Hoy más que nunca tiene
vigencia el axioma de que “para un argentino no puede haber nada mejor que otro
argentino”, un mensaje que está en línea con la prédica universal de Francisco,
que reivindica la “cultura del encuentro” y proclama que “el todo es superior a
la suma de las partes” y que “la unidad es superior al conflicto”.
10) Las
circunstancias exigen una amplia convocatoria nacional para construir una
alternativa superadora que inspire credibilidad y confianza y supere el actual
divorcio entre el sistema político y el conjunto de la sociedad. En esa tarea
de concertación, que exige necesariamente la participación de las fuerzas
políticas, la CGT, las centrales empresarias y las diversas expresiones de la
comunidad, tienen un papel absolutamente fundamental los dos grandes vectores
en ascenso en esta sociedad del conocimiento del siglo XXI: la mujer y la
juventud, cuyo creciente protagonismo constituye un factor absolutamente
decisivo para el porvenir nacional. En ese desafío integrador se juega el
destino histórico de la Argentina.