Marita Verón y una
revelación que cambia las cosas
Christian Sanz
periodicotribuna.com.ar,
13-12-12
Pocas veces me tomo
el trabajo de hacer una aclaración antes de escribir un artículo periodístico,
pero en este caso estoy obligado a hacerlo. No solo porque se trata de un tema
que se disparó involuntariamente —a raíz de la mera opinión personal a través
de la impredecible red social Twitter—, sino porque logró repercusión en los
medios nacionales.
Tiene que ver con la
desaparición de la joven Marita Verón en el año 2002, una historia conocida que
esconde otra historia no tan conocida detrás. Una trama que incomodó a propios
y ajenos porque desnuda una realidad que cambia todo lo dicho hasta ahora sobre
el caso.
La trama y el revés
En abril de 2002, la
joven María de los Ángeles “Marita” Verón desapareció de los lugares que solía
frecuentar. Según su madre, Susana Trimarco, se dirigía a una maternidad local
a efectos de hacerse un chequeo ginecológico de control y fue levantada por un
automóvil Duna rojo que la habría secuestrado y obligado a ejercer la
prostitución. Según la madre de Verón, los autores del hecho habrían sido los
hermanos María Jesús y Víctor Rivero.
Tres días después fue
descubierta por la policía en la localidad de La Ramada , a más de 30
kilómetros de su lugar de residencia, usando zapatos con tacones y en medio de
una fiesta sexual. Los uniformados aseguran que la dejaron en un ómnibus que
regresaba a Tucumán, pero Marita nunca llegó a su destino.
En este punto surgen
las primeras dudas: es que se ha comprobado en los hechos que el Duna fue
adquirido por los hermanos Rivero posteriormente al secuestro de la joven
Verón.
A lo largo de los
años, algunas de las acusaciones de Trimarco se mostraron poco contundentes
—hay que recordar que los investigadores formularon 18 hipótesis en torno a la
desaparición de la mujer— ya que se basaron en testimonios poco creíbles como
el de Simón Nieva, quien juró que “a Marita la vendieron por $ 2.000”. Hay un
dato sintomático en ese marco: la mayoría de los acusados fueron sobreseídos
por las diferentes instancias de la
Justicia tucumana en el año 2007.
En el marco de las
incongruencias, se encuentra el señalamiento a Daniela Milhein por haber
mantenido supuestamente cautiva a Marita. La mujer, lejos del estereotipo del
secuestrador, se demostró una víctima de las redes de trata y fue oportunamente
sobreseída por la Justicia
por la acusación de Trimarco. Casualidades mediante, quien la regenteaba para
la prostitución es otro de los señalados por la madre de Verón: Rubén “La Chancha ” Ale, hombre de
frondosos antecedentes judiciales.
Pocos saben a ese
respecto que el hombre al que hoy acusa la progenitora de Marita —el mismísimo
Ale— fue desvinculado del mismo hecho por su propio marido, Daniel Verón
—fallecido en junio de 2010—, a la sazón padre de la joven evaporada.
Otra de las acusadas
por la mamá de Verón es Lidia Medina, a quien se señala por regentear un burdel
de la Rioja
llamado Candilejas, en el que la joven habría estado cautiva. Sin mencionarlo
de manera concreta, la mujer dio un dato revelador: aseguró que las mujeres que
trabajaban para ella “andaban por todos lados; nadie estaba preso”. Asimismo
precisó que “no se les retenía ningún documento”.
¿Qué quiso decir la
mujer con esa frase? Probablemente lo mismo que otras personas que han
declarado en el expediente de marras y que aseguran que Marita Verón ejercía la
prostitución antes de desaparecer de la faz de la Tierra.
Algo de ello dio a
entender el cordobés Alejandro Pérez, quien explota una whiskería llamada
"Las Vampiras", donde también aseguran haber visto a la joven: el
hombre admite que allí se ejerce la prostitución, pero que todas las mujeres
que lo hacen es “por propia voluntad”.
Otro testimonio
revelador es el de la tucumana Irma Abraham, quien asegura que se encontró con
la hija de Susana Trimarco dos días antes de su desaparición y que allí la
joven le reveló su idea de irse de su casa y, eventualmente del país.
“Ella estaba
desesperada, entonces le dije 'mija' te pido por favor vení al hotel, yo la
citaba al 'Ovni' y ella me dice: si voy a un hotel alojamiento y mi madre se
entera me mata”, asegura la mujer, que jamás fue citada por la Justicia a pesar de que
ella misma lo ha pedido: “Vengo a pedir que me citen los jueces para decirle a
ellos lo que esa nena me dijo aquella vez cuando estábamos juntas”, reveló Irma
a diario La Gaceta
de Tucumán.
Posteriormente, la
mujer publicó una solicitada con severas imputaciones hacia Trimarco. Allí,
hablándole directamente a la madre de Verón, dice: “Marita se fue
voluntariamente de tu casa y después de ello estuvo en la zona de Los
Gutiérrez, una localidad del interior de Tucumán (…) Te llamó por teléfono
desde Río Gallegos en el mes de septiembre de 2002, llamada que se realizó
desde la casa de la novia de tu hijo, que vive en Río Gallegos”.
Más adelante, en el
mismo texto, la mujer acusa a Trimarco de “haber sabido aprovechar el nombre de
tu hija. Ya sabemos de dónde provienen los fondos”. Según Abraham, la madre de
Marita antes andaba “siempre con la misma ropa“.
Para reforzar esos
dichos, es oportuno leer las revelaciones publicadas por Agencia Nova por parte
de fuentes vinculadas a la lucha contra el tráfico de personas. Estas aseguran
que, tanto Susana Trimarco como la propia Marita “habrían trabajado de
prostitutas”. “Cuando Marita fue desaparecida, la desaparecieron de adentro del
consultorio del médico ginecólogo donde había ido a hacerse un aborto”, cuentan.
Según los mismos
informantes, “el tema no pasa porque Marita haya sido o no prostituta, es más
complicado”. Aseguran por lo bajo que Susana Trimarco “cobra fortunas si es
víctima y Marita no aparece”, y que madre e hija “se vieron, por lo menos,
cuatro veces en estos años”.
El dato fue admitido
a TDP por cinco fuentes independientes entre sí: tres son trabajadoras de la
calle, una ha sido vecina de Marita y el quinto es el presidente de la Fundación Adoptar
de Tucumán.
Todos ellos coinciden
en que Verón se prostituía en la zona del Parque 9 de Julio de esa provincia.
“Yo la conocía a Marita porque nos cuidábamos unas a otras cuando hacíamos la
calle”, aseguró a este medio Silvia, una de las prostitutas que supo cruzársela
en más de una oportunidad y cuyo testimonio fue desvirtuado por el oscuro
comisario Jorge Tobar. Esas palabras fueron refrendadas por María P. y Adriana
G., ambas trabajadoras de la calle (sus datos reales se ofrecen a la Justicia pero se
mantienen en reserva por cuestiones de seguridad, sobre todo porque Silvia ha
desaparecido hoy de la faz de la
Tierra ).
Lo mismo opinó Julio
César Ruiz, titular de la prestigiosa Fundación Adoptar: “En Tucumán era sabido
que Marita hacía la calle en la zona del Parque 9 de Julio (…) Hay muchas
contradicciones en torno a esta investigación”.
Otra de las fuentes
consultadas, Adriana C., fue directo al grano: "La 'Chancha' Ale nunca
manejó un vehículo ya que no sabía manejar, detalle no menor, aparte la
remiseria está a cuatro cuadras de mi casa. Todos los remises de Tucumán, a los
días de la desaparición de Marita andaban con la foto de ella en el vidrio de
los autos".
Sin embargo, no se
trata de meros testimonios periodísticos: en el voluminoso expediente —se trata
de 43 cuerpos de 200 fojas cada uno— hay testigos que aseguran que Verón
ejercía la prostitución aún antes de evaporarse el 3 de abril de 2002 en la
zona del Parque 9 de Julio.
En ese mismo
"mamotreto", aparece una impecable declaración hecha por el ex
secretario judicial de Tucumán, Ernesto Baclini, quien puso en duda la
veracidad de los dichos de los principales testigos presentados por Trimarco al
afirmar que ”ninguna de las Marita vistas por ellos en La Rioja y Tucumán son
coincidentes, lo que me hace dudar que realmente haya sido secuestrada por la
fuerza”. Inclusive en un transcurso de su declaración se permitió dudar de la
culpabilidad de los proxenetas riojanos y apuntó los cañones contra el entorno
familiar de Marita Verón.
El ex secretario
judicial se encargó de remarcar las contradicciones entre fechas y lugares que
fue vista Marita Verón por los testigos reservados que fueron declarando en la
causa : “Cuando una la veía en La
Rioja , otra para esa misma fecha decía haberla visto en
Tucumán. Y a pesar que algunas declararon que Marita tenía un supuesto hijo del
Chenga Gómez, lo extraño es que ninguna la vio embarazada”.
Antes de continuar
debe decirse que Baclini no es cualquier funcionario: se desempeñó como
secretario judicial de la causa Verón entre el 2002 y el 2005. Según cuenta la
crónica de Perfil.com:
Durante su paso por
tribunales, Baclini, no ocultó su resentimiento contra Susana Trimarco, que en
reiteradas oportunidades lo había acusado de cajonear la investigación para
beneficiar a Rubén Ale y a la hora de declarar manifestó que le llamó mucho la
atención la supuesta llamada que recibe Trimarco de su hija Marita después de
la desaparición, proveniente de un teléfono de Río Gallegos, que al investigar
descubrimos que estaba a nombre de la hermana de la novia de su hijo Horacio
Verón. En ese momento Trimarco nos dijo que la voz era inconfundible, aunque
con el tiempo dijo que se trató de una mala interpretación”.
Tampoco ahorró
críticas contra el principal investigador de la causa, el comisario Jorge
Tobar, a quien trato de descalificar contínuamente poniendo de relieve las
desprolijidades que deslizó a lo largo de la causa y que lo diferenciaban de la
investigación. Según contó Baclini,
Tobar se molestó cuando le sugirió que dejará de investigar la pista riojana y
comenzará a profundizar más sobre el entorno familiar: “Entre las cosas que se
deberían haber profundizado esta la relación que mantenía Marita con su cuñado
Adrián Catalán. De acuerdo a la declaración testimonial de un militar que la ve
`por la zona de Arsenales, a poco de su desaparición, la supuesta Marita iba
acompañado por un hombre que respondía en un 98 % a la descripción de Adrián
Catalán”.
“A esto —agregó
Baclini— habría que sumar lo que nos contó Trimarco que su nieta Micaela vio
una pelea entre Adrian Catalán con Marita que estaba en bombacha. Yo con la
entonces fiscal Vermal deducimos que la pequeña había visto un acto sexual”.
Baclini no es el
único funcionario judicial que supo criticar el desempeño de la madre de
Marita. El juez Daniel Moreno, injuriado por Trimarco en más de una
oportunidad, también dejó su verdad a la hora de defenderse de sus ataques:
"Ella no opinaba lo mismo cuando yo decía que el mismo Gobierno le pagaba
lo que consumía, dónde dormía y hasta la peluquería" en el año 2006,
durante el mandato de Ángel Maza.
La mamá de Verón
acusó en su momento a Moreno de ser quien trabó la investigación judicial, pero
es sabido que el magistrado jamás tuvo ese expediente en sus manos. La única
participación del funcionario fue haber recibido un exhorto desde la justicia
tucumana que le entregó a la policía para llevar adelante un allanamiento.
Finalmente...
Luego de todo lo aquí
publicado hay que preguntarse algo crucial: estas revelaciones, ¿le quitan
mérito a la lucha de Susana Trimarco contra la trata de personas?
Para nada, todo lo
que la madre de Marita ha hecho hasta ahora contra los traficantes de seres
humanos es elogiable desde todo punto de vista. Sin embargo, nunca el fin
justifica los medios.
Es probable que la
lucha de Trimarco no hubiera tenido el peso que tuvo si se hubiera revelado el
detalle de que su hija trabajaba “la calle”. Ello, sin embargo, no justifica el
calvario que pudo haber sufrido la joven desaparecida en 2002 ni quita
responsabilidad a quienes ejercen el imperdonable trabajo de traficar personas.
….
Por lo pronto, este
cronista está dispuesto a dar testimonio en sede judicial y aportar todos los
elementos en su poder. Todo sea porque prevalezca la verdad ante todo.
(*) Incluso hay un
teléfono públicamente a nombre de Marita Verón en Santa Cruz perteneciente al
domicilio Gral. Justo José De Urquiza 57 º 1.