Por D. E. Koelle
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Estrucplan, 20-12-13
(se publica sin
gráficos)
De acuerdo con sus
propios estatutos, el IPCC es principalmente responsable del cambio climático
antropogénico –y mucho menos del cambio climático natural que estuvo presente
desde que la Tierra
apareció hace varios miles de millones de años. Esa puede ser la razón por la
que el sol es mencionado solamente con respecto a la intensidad de su radiación
solar en los bordes de la atmósfera. Allí la radiación es de 1361 W/m2 y es
relativamente constante, de manera que el rol del sol en el cambio de clima de
corto plazo no se toma en cuenta.
Sin embargo, por
primera vez en la historia de los informes del IPCC, el informe AR5 de 2013
discute la Radiación
Solar Superficial (SSR) como un factor decisivamente
importante (capítulo 1.3.3) Decisivo para el clima y los cambios de la
temperatura no es la radiación en el borde de la atmósfera, sino la cantidad de
energía solar que consigue llegar hasta la superficie de la Tierra.
Entre la superficie
de la Tierra y
el borde externo de la atmósfera tenemos a la atmósfera con sus nubes y
aeroso-les, que determina cuánta radiación solar llegará eventualmente hasta la
superficie. Desde 1983 el Programa Inter-nacional de Climatología de Nubes
(ISCCP) estuvo midiendo la cobertura global de nubes. Un resultado espectacular
fue la disminución de la cobertura de nubes entre 1987 y 2000; desde 69% a 64%,
es decir, precisamente durante el período de calentamiento que gatilló a la
hipótesis del CO2.
Figura 1: Variación a
medio térmico de datos de la media de cobertura global de nubes de acuerdo con
el ISCCP para el período 1983-2010. (Dos gráficos para los mismos datos)
Por supuesto, este
hallazgo no se ajustó nada bien con la actual narrativa popular y fue
inmediatamente criticado y puesto en duda. Esto impidió que fuese adoptado por
el Informe AR4 del IPCC de 2007. Por cierto, la observación de nubes y la
evaluación de datos de los satélites son difíciles y los resultados están
sujetos a interpretación. Pero mientras tanto hemos podido reconocer que existe
un método objetivo para determinar los efectos de las nubes y el impacto de la
reducción en la energía solar: midiendo la radiación efectiva en la superficie
de la Tierra. Por
prime-ra vez esto se discute en el nuevo Informe AR5 del IPCC en el Capítulo
2.3.3 y lo confirma la base de datos de Estocolmo, la más extensa que existe.
Muestra una clara fluctuación de energía solar entre 90 y 135 W/m2. Y el rango
es considerable más grande a latitudes menores.
Figura 2: Insolación
efectiva en la superficie de la
Tierra para Estocolmo 1922-2010 (59ºN)
Los datos de
Estocolmo no sólo corresponden a los resultados del ISCCP, sino que también a
las tendencias globales de la temperatura. No sólo el aumento de la temperatura
global y la radiación solar de superficie (SSR) se corresponden entre 1910 y
1940, sino también para la caída de la temperatura entre 1944 y 1980, y el
aumento hasta el año 2000. La figura 3 muestra una comparación de 10 curvas de
temperaturas desde 10 estaciones globales, sin las manipulaciones estadísticas
de la llamada “temperatura media global”.
Figura 3: Mediciones
de la temperatura real de ciudades en todo el globo.
La curva SSR
correlaciona de manera excelente con el conjunto de datos originales del GISS
para la historia de temperaturas de Estados Unidos 1880 hasta 1999, antes de
que comenzara a ser manipulada.
Aún si el importante
factor SSR se menciona por primera vez en un informe del IPCC, esto no
significa que haya sido tomado en cuenta en otro capítulo del informe, y
especialmente para el desarrollo de la temperatura –por el contrario- fue
ignorado totalmente. Sólo es válida la hipótesis del CO2. Aquí puede explicarse
todo el aumento de 0,8ºC en la temperatura de los últimos 100 años (parte del
aumento o todo él es atribuido al CO2), mediante el impacto de la efectiva
irradiación solar en la superficie de la Tierra , sin ninguno de los efectos del CO2
Ya el aumento de
temperatura de 0,6 ° C entre 1910 y 1940 no puede ser explicada por el efecto
del CO2 porque la concentración de CO2 aumentó en menos de 10 ppm durante el
período (de 298 a 307). Luego desde 1940 a 1975 la temperatura cayó en 0,2ºC –y
ciertamente no por alguna disminución del CO2. El renovado aumento de la
temperatura de 0,6ºC desde 1980 hasta 1998 fue el iniciador de la hipótesis del
CO2. Sin embargo, el aumento de la temperatura puede explicarse mejor por el
aumento de la intensidad de la radiación solar en la superficie. El hecho de
que la pronosticada elevación de la temperatura jamás se materializó, y que
desde 2000 se registró una ligera disminución en la temperatura global,
contradice completamente a la hipótesis del CO2.
Fuente: Mitos y
Fraudes